Mabel Rosá Peula - Bioexistencia Consciente

FESTEJOS
¿Qué se festeja en los ojos encendidos de alegría histérica? ¿Qué se festeja encarnando una bandera relegada a las pasiones? ¿Que se festeja con los brazos en lo alto, saltando en las plazas?
Una niña que se hizo mujer manipulando explosivos, sacó su pañuelo por la ventana del cuarto alto y sin voz, festejó.
Una madre de ojos lavados con llanto, caminó las calles junto a otras mujeres hasta la puerta del pueblo. Sacudió su delantal de cocina desteñido, para que la vean sus hijos, si estaban entre los que regresaban.
Una abuela, quedó sentada en la puerta, con un trapo de colores en sus manos, perdida en la confusión de banderas.
Muy lejos, la fila de hombres comenzaba su retorno. Algunos eligieron quedarse en el sueño blanco de la Siberia. Otros, tiñeron su pelo y fueron un copo más de nieve camuflándose con el olvido del paisaje. Unos cuantos hicieron crecer su odio que permaneció en la tierra. Todos festejaron en silencio que el in****no helado terminó y que sólo quedaba recorrer con sus pies más de mil km para llegar a sus casas.
Varios festejaron con banderas y con sangre, tiñendo la tierra de venganza.
Y muchos, la mayoría, con banderas o sin banderas, con gritos o en silencio festejaron que, entre tanto dolor, brotaba nuevamente la vida.
¡Sí! En cada mundial ponemos en los mejores hombres de nuestro pueblo la responsabilidad de defender la bandera y con una sola bala de cañón hecha pelota, se renueva en nuestras células las historias particulares que cada uno encarnó de sus ancestros. Y liberamos con el grito y con la euforia, tanto dolor, a través de un juego.
¿Que se festeja cada cuatro años?
En cada partido se festeja que ganamos vida, se festeja el final de una guerra personal y colectiva.

Portal
Los números son claves vibracionales, que los construimos en sociedad. Cuando hay vibraciones repetidas y palíndromos como mañana, se transforman en llaves que abren un portal. El portal es una conexión entre dimensiones. Desde nuestra realidad podemos acceder a ellas a través de nosotros mismos: alineando cuerpo, mente, emociones, alma y espíritu. Y como fractales del universo, estaremos en sintonía con todas las conexiones.
¿Cómo hacerlo? Con intención, atención y acción. Pongo la intención de conectar todos los aspectos de mí mismo para sentirme pleno, feliz, sano. Atiendo las señales en especial las emociones que me aparecen. Autorizo con mi palabra a que el espíritu, la divinidad, el todo, que me habita y que no conozco se manifieste liberándome de aquello que no me pertenece. A la mente (pantalla de nuestro ordenador) llegará nueva información, esa proviene del alma que es como la base de datos, nuestros archivos. Y el cuerpo la manifestará en la realidad física propia y de nuestro entorno.

Historias dolorosas de amores cautivos que muchos portamos, hacen que repitamos parejas en que la libertad se tiñe de renuncias. Va este escrito para tomar conciencia y liberar desde mi adn esta creencia.

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Es tiempo de descubrir quienes somos y que vinimos a experimentar y desactivar para no repetir. Guiada por los juicios que rápidamente hacemos todos, me metí adentro de la historia y les comparto un texto para pensar, para sentir, para tomar conciencia para soltar!

Autor material
Una mano prendió un fuego. El codo, el brazo, la otra mano, todos tuvieron que enterarse porque participaron. El corazón bombeó, la adrenalina subió, las piernas lo llevaron lejos. Con furiosa fascinación miraba las llamas que brillaban en ellos como reflejos demoníacos. Ese impulso que lo llevó a hacer, era más poderoso que la paga recibida. Sus pensamientos se explicaban a si mismos, que de algo hay que vivir, que si no lo hubiese hecho él hubiera sido otro, que al menos en esta no mató a nadie o por lo menos así se lo creyó. La emoción aún vibraba en euforia por haber triunfado y acallaba a su ser que le preguntaba ¿para qué lo hiciste?
Pero se bajaron los efectos narcóticos del momento y se durmió. Allí tranquilo y sin apuro el sueño instaló en sus células las memorias que viajaban en tren de adn y llegaban a darle alguna pista para tomar las riendas de quién era.
Sobre un fondo de barro vio sus botas y supo que era parte de su atuendo militar. En las manos una granada. El silencio oprimía como una montaña sobre la cabeza, porque estaba lleno de tanques y armas en la oscuridad de la noche. Esperaba una señal para hacerlo, no sabe cual fue pero llegó. Sacó el precinto y la arrojó, justo allí donde tenía que llegar. Otras seis lo hicieron también. El fuego dibujó su historia en el cielo y el la vio, como ese día, con la misma imagen, aplastado en la trinchera de su cama.
Despertó, vivo, transpirando las emociones que lo hicieron ser un autor material. Recordó a su abuelo. De chico había escuchado alguna de sus historias de guerra. Esa no. Vivió muchos años. Sus ojos que veían, parecían desteñidos, como quien vació el tarro de su vida. Ahora entendía que estaban cegados, que dejó todo su resplandor en el fuego tras una trinchera. Para él fue la diferencia entre la muerte y la vida. Y recorrió sus años con la cabeza gacha, trabajando la tierra, buscando en ella cada día el alimento que nutría su cuerpo y sostenía esa tristeza.
Se levantó y se miró en el espejo. Tenía los mismos ojos que le conoció a su abuelo. Corrió al celular y miró sus últimas fotos de perfil, la mirada vívida y el fuego de la pasión allí estaban. Volvió al espejo Se habían apagado la noche anterior. Había entregado su propio fuego a una causa sin humanidad.
Miró por la ventana el humo a lo lejos y por primera vez vino un pensamiento nuevo.
Y si no lo hago yo y no lo hace nadie, ¿el dueño de la plata bajaría del pedestal de sus bancos a prender fuegos? Quizás la gran lucha para defender la vida, pasa por allí… quitar los recursos de nuestra energía para sus objetivos.
Se sintió extraño pensando esto, como desconocido a si mismo. El espejo le devolvió su rostro con una chispa chiquita y lejana que venía navegando desde el fondo. Entonces, le soltó la mano a su abuelo y lo dejó ir… no sabía somo seguía su historia en la tierra, pero quería hacer una nueva… la suya.
Mabel Rosá Peula

"TODO LO QUE DA POR RESULTADO VIDA, LA BIOLOGÍA LO REPITE, TODO L QUE DA POR RESULTADO MUERTE LO EVITA"

Les comparto un escrito que sana historias.

Trenza de adn
En el humo de la explosión, todo tenía el mismo color, no se distinguían cuerpos, ni montañas… Agazapada tras una piedra, habiendo anulado el dolor de las heridas propias, esperaba que se disipe. Mientras, una coraza del más pulido metal se iba cerniendo sobre mis sentidos, mi cuerpo y mi corazón, formando un estoico escudo de insensibilidad. El miedo a la muerte propia, no hacía cosquillas y los ojos como acero, romperían cualquier imagen que allí hubiera para que ya, ningún sufrimiento me causara dolor. Sobreviví, a esa y otras batallas. Sobreviví al horror que miré y no sentí.
Y viajé en el adn de mis descendientes para garantizarles larga vida.
Subí al barco mu**ta de miedo. Todo el horror que había vivido se condensó en mi estómago. Las olas del mar mecían en arcadas, días tras día, la panza que iba creciendo. Las caricias de mi madre, me dolían tanto como la sal que partía mis labios. Sentía desgarrarse mi cuerpo y estirarse en girones con sus extremos aún anclados al puerto. Las palabras más dulces que había escuchado eran el único sonido que se abría paso en la neblina del océano, para sosegar mi pánico. Con mis escasos años, había sentido la vida en toda su profundidad. Sentí el cielo del amor en la tierra, y me lastimaron y me arrancaron de ella. Grité, lloré, golpeé, hasta que el corazón se llenó del latido de miedo que fue mi alimento. Llegué a nueva tierra, pero mi sangre se derramó allí… y en un suspiro de alivio, volví a la paz.
Y viajé en el adn de mis descendientes para que no repitieran ese camino, que era muy corto.
Ahora estoy aquí, hecha toda biología cumpliendo estrictamente sus programas evolutivos.
Ya no hay humo de guerra, pero mi realidad fabrica ceniza volcánica y construye una coraza a los sentimientos. Mientras, los síntomas vienen una y otra vez a decirme que ya no es necesaria.
Ya no hay desarraigo, ni separación, ni miedo, pero mi escudo no me permite “sentir” por las dudas los encuentre y se asocien a la muerte temprana. Mientras, los síntomas vienen una y otra vez a decirme que ya no es necesario.
Hoy tomo la fibra de adn que vibra con el metal del escudo y lo enrosco con la fibra del adn que en hilos de plata tiene la muerte asociada al sentir. Los uno en sus extremos y en brillos tornasolados entrego esta corona al cielo, a mis ancestros, a quienes confiaron en mí para sanar esta historia.
Y en el rayo dorado que me atraviesa del cielo a la tierra, trenzo nuevos haces de luz, que emitirán el color propio, más puro, más sano, más libre, más feliz.
Mabel

Dijimos anteriormente que el Inconsciente biológico se ocupa de casi todos los aspectos de nuestra vida.
Este inconsciente biológico para realizar su tarea cuenta con informantes. Por un lado, está el bagaje de datos de la evolución de cada tejido, cada órgano, cada sistema y la información del proceso de evolución de cada elemento celular que nos compone. A ello tiene asociado la cultura y su historia de evolución conservando los significados simbólicos. Y por último, como su principal función es mantener al organismo con vida el mayor tiempo posible, ya que a eso se considera éxito biológico, tiene Jefes a los que responde. Ellos son los representantes del entorno a los que tiene que tener en cuenta para conseguir del medio lo necesario para la vida. El primer jefe es el inconsciente individual, arriba de él está el inconsciente familiar y por sobre los dos, el inconsciente colectivo.
Conocer esto, es encontrar la información que un síntoma vine a mostrarnos de nosotros mismos, es como tener el mapa con las pistas que nos lleva al tesoro que tenemos escondido adentro de nuestra persona. Y aunque parezca muy difícil, en el mismo momento que tomamos la decisión de hacerlo comienzan a llegar más pistas.
Mabel - Consultora HP

Mientras tomamos una taza de té o caminamos por la calle, mientras que nuestra cabeza se preocupa por el trabajo y nuestro corazón se alegra por el nuevo amor, 22.000 procesos por segundos se están dando en nuestro organismo para mantenernos vivos. ¿Quién comanda esos procesos? De ello se ocupa nuestro inconsciente biológico que aprendió a hacerlo a través de la evolución de todos los seres vivos de la tierra. Nosotros somos el resultado de todos los éxitos de la biología y su regla máxima es que. “Todo lo que dio por resultado VIDA hay que REPETIRLO, lo que dio por resultado MUERTE, no se repite”. En esa ecuación no entran calificativos como bueno-malo, feliz-doloroso, lindo-feo. Somos como el cactus que mutó sus hojas por espinas para vivir en un clima seco y sobrevivió, sin poder cambiar porque lastimaba con ellas o porque era feo.
Desde ese puesto de control que es el Inconsciente Biológico y con su propia lógica, creamos la realidad de nuestro cuerpo y nuestro entorno. Ahora bien, como humanos, nos sentimos un poco más que biología, sin embargo, no sabemos cómo interferir en esos procesos para modificarlos porque lo queremos hacer a través de los procedimientos lógicos de la mente. Entonces ponemos la causa de todo y el poder para cambiarlo, afuera, en el otro, en la sociedad. Este camino de Bio Existencia Consiente nos lleva a tomar conciencia de qué creamos, desde donde lo hacemos y recién allí poder cambiar , para que nuestro Ser comience a hacerse cargo de crear quienes deseamos ser.

Nacemos con todos los recursos para ser felices como seres humanos, porque a eso vinimos, a hacer una experiencia particular y trascenderla. Nos fuimos olvidando de ello hasta creer lo contrario. Hoy y cada día me propongo
RECORDARLO.
Los invito a conocer otra forma de vernos a nosotros mismos: como los CREADORES que somos.
https://www.youtube.com/watch?v=qDKcVCrnTrY&t=630s

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