Maat Cultura de Compliance
Según el nivel de madurez de la organización en la gestión de sus riesgos de Compliance, acompañ
Dónde está la posibilidad de producir resultados si no está primero el espacio para las relaciones y el contexto para coordinar acciones?
Creemos culturalmente que si no contamos con recursos para obtener resultados se terminó el juego, pero lo cierto es que ganar el juego está en "la capacidad de trabajar nuestras relaciones abriendo espacios, creando contextos para la acción y tratándola como la posibilidad para la generación de nuevos o diferentes resultados"
Abrir espacios favorables para el cumplimiento, creando contextos para la acción correcta, generamos la posibilidad de nuevos resultados afines a la integridad y transparencia.
"Vemos el liderazgo como el fenómeno capaz de abrir los espacios más amplios, crear los contextos de mayor compromiso con la acción y declarar las mas desafiantes posibilidades que convoquen a múltiples relaciones para la obtención de resultados sin precedentes" Alejandro Marchesan.
La segunda virtud de la ética organizacional es la congruencia.
Cuando todas las partes de un sistema organizacional avanza hacia el mismo lado con convicción, el sistema es más eficiente.
CLARIDAD, virtud ética organizacional.
Crear a consciencia una cultura clara es parte de la generación de una organización fuerte y de alta rentabilidad.
Diagnosticar los riesgos de cumplimiento y generar programas de integridad de acuerdo a las normas es una tarea ardua y lógica: conocer las normas, evaluar la organización, desarrollar el mapeo de riesgos, generar el programa de integridad, aplicar.
Ahí es donde comienza lo complejo: aplicar y que los resultados sean los esperables. Las cosas no suceden por el hecho de que las escriba. Los procesos y procedimientos no suceden porque existen manuales de funcionamiento, suceden porque quienes son responsables de ello, los han leído, los comprender y se comportan de forma adecuada.
Este espacio sutil de "la forma adecuada" es aquel que resulta un poco más complejo de identificar, evaluar, clasificar. Para ello, existen las ciencias del comportamiento. A través de ellas, deviene más fácil comprender la conducta de los miembros de una organización, el por qué aquello que se define en los papeles no sucede en la realidad, "el aire que se respira", la CULTURA de la organización.
Una vez definida la cultura, podemos planificar acciones para que el camino declarado en los papeles se vuelva una realidad.
Hemos decidido comenzar el análisis de "Qué es cultura de cumplimiento y como entrenarlo" compartiendo las virtudes que representan la calidad ética de la cultura de una organización, desarrolladas por el profesor e investigador Muel Kaptein.
¿𝒟𝑒 𝓆𝓊é 𝒽𝒶𝒷𝓁𝒶𝓂𝑜𝓈 𝒸𝓊𝒶𝓃𝒹𝑜 𝒽𝒶𝒷𝓁𝒶𝓂𝑜𝓈 𝒹𝑒 𝒞𝓊𝓁𝓉𝓊𝓇𝒶?
A veces algunas preguntas de “mamá, qué significa…?” tienen como respuesta “Cómo te lo explico? Tengo clarísimo en mi mente de qué se trata la palabra, cómo lo vivo, pero no tan clara la explicación” y terminamos googleando, para así partir de una definición conceptual específica.
Para poder organizar mis pensamientos y de qué quiero hablarles hoy, primero les presento la definición de la RAE
1. f. cultivo.
2. f. Conjunto de conocimientos que permite a alguien desarrollar su juicio crítico.
3. f. Conjunto de modos de vida y costumbres, conocimientos y grado de desarrollo artístico, científico, industrial, en una época, grupo social, etc.
4. f. desus. Culto religioso.
Magnífica primera definición: cultivo. En la antigüedad, cuando comenzamos a cultivar la tierra, nos asentamos. Pasamos de ser nómades que cosechábamos lo que la naturaleza nos daba para alimentarnos, a cosechar lo que nosotros mismos cultivamos.
Esto nos llevó a cambiar nuestros hábitos de buscadores a nuestra cultura de creadores de realidades. Una vez que domesticamos las semillas y comenzamos a cultivar nuestros alimentos, pudimos elegir qué alimentos producir dentro del contexto geoclimático. Al poder quedarnos en el mismo territorio, empezamos a construir casas y espacios de comunidad. Al estar atendida la supervivencia, pudimos dar lugar a nuevas inquietudes, ya que ser buscadores nos es intrínseco. El mundo de la mente, las relaciones, la tecnología empezó a nacer. Así, con el cultivo del alimento empezamos a cultivar ideas y pensamientos que han sido el hilo conductor de nuestra evolución.
Parte de la cultura ha crecido de manera inconsciente, a través de las acciones realizadas por recurrencia y tradición: “lo hago así porque así se ha hecho siempre”. Otra parte de la cultura se fue desarrollando por las acciones de los vanguardistas, filósofos, pensadores, gobernantes, científicos y sus inventos.
Hoy, en este mundo tan globalizado y tan paradójicamente individualista, la cultura es glocal. Glocal: unión de los términos global y local. Podemos considerarnos parte de la Cultura del Siglo XXI, la Cultura de la generación X (en mi caso), la Cultura Occidental, la Cultura Argentina, la Cultura del Interior (vivo en Bariloche), la Cultura Holística, etc.
Hoy lo que hace a nuestra cultura es la tercera definición de la RAE, “conjunto de modos de vida y costumbres, conocimientos y grado de desarrollo artístico, científico, industrial, en una época, grupo social, etc.”, y me detengo por un momento en este “etc.” que abre un sinfín de posibilidades.
¿Será que TODO es Cultura? En mi opinión, todo es cultura, y cada acción que realizamos crea cultura. Por lo tanto, podemos crear la cultura en la que queremos vivir, aún más en este mundo glocal donde todo es posibilidad. Ya no es válido ir por la vida haciendo lo que hacemos porque “hecha la ley, hecha la trampa”, porque “divide y triunfarás”, por “la viveza criolla''.
Hoy tenemos la posibilidad de crear la cultura del mundo en el que queremos vivir. Nosotras elegimos vivir en una cultura ética, transparente e íntegra. ¿Es complejo? ¡Seguro! Un desafío que entusiasma.
¿En qué cultura querés vivir vos?
Hace 10 meses, en una plaza de plena pandemia, surgió una conversación entre nosotras, Maria Nüdemberg Duggan, abogada y Margarita Nudemberg, coach ontológico.
En esa charla, hablamos sobre ética, integridad y como asistir a la humanidad a caminar por esos espacios. Interesantísimo debate del cual surgió Maat. No se es ético hablando de ética, no se es compliant teniendo un programa de riesgos de compliance. La integridad existe en la continuidad de acciones concretas ante cada oportunidad de fraude, en cada momento en que mi "bien" personal queda por encima del Bien.
La cultura es la base de un compliance viviente.
Y la cultura la creamos nosotros, los humanos. Somos el riesgo mayor. Hacernos cargo y entrenarnos es imperativo en este nuevo camino.
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¿ℙ𝕠𝕣 𝕢𝕦é 𝕟𝕖𝕔𝕖𝕤𝕚𝕥𝕒𝕞𝕠𝕤 ℂ𝕠𝕞𝕡𝕝𝕚𝕒𝕟𝕔𝕖?
El Compliance es la disciplina que gestiona y promueve en las organizaciones el cumplimiento de las obligaciones que les son exigibles, cualquiera sea su fuente.
Reflexionaba sobre porqué necesitamos una disciplina específica que promueva la integridad y con ella el cumplimiento de las obligaciones asumidas. ¿Lo lógico y natural no es acaso respetar los acuerdos, respetar los compromisos, moverse respetando las regulaciones de mi actividad, de mi sector o de mi país?
Sin embargo, cada disciplina surge al son de una necesidad insatisfecha advertida. En este caso, no es ni más ni menos que el hecho real y concreto de que hay menos integridad, menos cumplimiento de lo que quisiéramos ver.
El interrogante es claro: ¿a qué se debe esta realidad? ¿cómo se podría modificar?
Partiendo de la base de que para modificar cualquier cosa es preciso conocer los elementos que la componen y sus causas, ¡nada mejor que hacerse aún más preguntas!
Quiero compartir una de las que surgió durante ese pequeño ejercicio:
¿Consideramos que el ser humano se mueve por el mundo navegando en un mar de normas?
Me refiero a varios tipos de normas. Podemos empezar por las morales, que conforman la ética individual o de conjunto (familia, comunidad, país, región, etc.), cuyo respeto resulta esperable y deseable. Cuando este respeto se extiende efectivamente entre muchos, permite crecer y progresar basados en la confianza, que no defrauda nunca por conductas contrarias, promueve los lazos entre personas necesarios para el progreso. Así surgen los acuerdos entre privados, cuyo respeto adquiere carácter de ley entre las partes.
Adicionalmente, tenemos las leyes que conforman el cuerpo jurídico, que esencialmente es un acuerdo aceptado de convivencia con carácter de ley cuyo cumplimiento no solo es esperable sino también exigible.
También podemos enumerar las normas que regulan el funcionamiento de la naturaleza – las leyes físicas – que, en la medida que el ser humano las ha ido descubriendo y dominando resultaron claves para el progreso material y tecnológico que disfrutamos hoy.
Finalmente, hay otras normas, tal vez menos conocidas, pero no por eso menos reales, que regulan el funcionamiento de la naturaleza humana y sus vínculos, que determinan el ‘aire’ que se respira en una familia, en una organización, en una comunidad, y porqué no también en un país. Según cuánto las conozcamos y respetemos o infrinjamos, viviremos ambientes fracturados, con pérdida de confianza, que abren la puerta a todo tipo de conflictos y abusos o viviremos ambientes estimulantes, armoniosos que fomentan el crecimiento individual.
En este mar de normas nos movemos, no siempre respetándolas y muchas veces sin tener siquiera conciencia de su existencia. ¿No será que la causa de nuestro gran problema como comunidad global es la ignorancia de los grandes conceptos contenidos en ese mar de normas? ¿No será que el desconocimiento de lo que indican esas normas nos lleva en muchos casos por caminos que traicionan confianzas?
Vuelvo al Compliance, como disciplina que promueve y gestiona todo lo relacionado con el cumplimiento, los valores que lo sostienen, los conceptos que lo conforman, todo ello creando una cultura que le da soporte y estímulo.
La instalación del Compliance como disciplina muestra que el anhelo de un mundo menos torcido, más responsable, más ecuánime y sustentable hacia el futuro se ha convertido en una determinación de muchos.
¿ℕ𝕠𝕤 𝕦𝕟𝕚𝕞𝕠𝕤 𝕒 𝕖𝕤𝕥𝕖 𝕞𝕠𝕧𝕚𝕞𝕚𝕖𝕟𝕥𝕠?