Parroquia La Trinidad Duitama

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¡Qué importante es aprender a dominarse en todo sentido! Esa resistencia hace al hombre más juicioso y aprende a tomar decisiones inteligentes.

Aprender a pedir perdón es necesario para tener relaciones de pareja sanas.

Nos hace humildes ya que reconocemos que no somos perfectos y también nos equivocamos, sin embargo no basta pedir perdón si no tener la intención de no volver a cometer el acto que lastimó al otro.

Yo soy la criatura y él es el creador.

Señor, Dios mío, en tus manos abandono lo pasado, lo presente y lo futuro; lo pequeño y lo grande; lo poco y lo mucho; lo temporal y lo eterno.

Domingo 25 de febrero

Hoy celebramos el segundo domingo del tiempo de Cuaresma, y la liturgia nos presenta el texto de la transfiguración (Mc 9,2-10). Con él, nos damos cuenta que este misterio de la vida de Jesús es revelación del fin último de la vida de todo creyente: La Resurrección. En estos días estamos en un tiempo de preparación para celebrar la Pascua del Señor, es decir, el paso de la muerte a la vida, y el texto de este día nos ubica en un contexto interesante: Los discípulos suben al monte, es decir, al lugar donde se encuentran íntimamente con Dios. Allí, a Jesús le cambian de color sus vestiduras y una voz anuncia que es el Hijo amado de Dios a quien debemos escuchar. Con ello, la transfiguración nos deja ver que solo en la intimidad con Dios, podremos descubrir que nuestra vida no va en un sin sentido, porque la resurrección es el fin último de todo camino de discipulado. Sin embargo, es necesario que en este tiempo de Cuaresma, aprovechemos cada momento para relacionarnos con el Señor desde lo más profundo de nuestro corazón, pues, solo allí comprenderemos la grandeza de su amor en nosotros.

Jesús en este día me presento a ti, anhelante de entrar en relación contigo. Gracias porque cuando voy de tu mano puedo darme cuenta que, mi vida no va en un sin sentido, al contrario, en mi encuentro íntimo contigo me enseñas la grandeza de tu amor. Amén.

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El pedir ayuda no es debilidad, nos hace más humanos, ya que reconocemos nuestras debilidades y nuestros límites. Pedir ayuda nos hace cultivar la humildad, ya que nos hace ser conscientes que no somos autosuficientes, de esa misma forma nos prepara para amar mejor ya que nos pemite mostrarnos como somos, sin máscaras.

El lugar al que pertenecemos no es donde necesitamos un traje o una armadura para aparentar ser alguien que no somos, sino donde podemos ser nosotros mismos, sin miedo a que nos rechacen.

Imagen: Karen Castilla

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El Amor de Dios se manifiesta en justos y pecadores, por eso nos invita a amar a aquellos que nos lastiman, ahí esta el verdadero reto, en amar en aquellos que se nos dificulta, eso no significa que tengas que ponerte de tapete o llevarte con todos. El amar significa el bien para el otro, buscar su salvación, porque Dios también murió por esa persona, por ti y por mí.

Por eso, amar a quienes nos aman lo hacen todos, entonces... ¿qué mérito tiene?