Mi lápiz mordido

Mi catarsis

Tú.

De sonrisa fácil, pero con cualquiera.

De alas para volar, pero de papel.

De caderas de vértigo, pero que dejan caer las bragas por solo medio gramo.

-A 37 cm, tu sonrisa. No es lo que haces con ella, es lo que haces con la mía.
+Hoy, por primera vez, contigo sentí vértigo. Y no por estar a 35 m de altura.
-Yo siempre he sido fan de las cosas extrañas. Cruzar un campo de girasoles y no apartar la vista del destello de tus ojos.
+Yo siempre llevo gafas, ¿A quién le has robado el carnet de cuentista?
- Sigo creyendo en la magia. Es la sexta vez que me enamoro de ti, hecha un lio, como un puzle en el que cada pieza es un desastre lleno de curvas.
-No desaparezcas, es el único truco que no me gusta.

Al final de todo, tenía la estúpida y no por eso mala costumbre de soñarte los domingos de lluvia.
A 37 cm, tu sonrisa. Mi perspectiva favorita.
+¿Te gustan mis dientes?
-No consigo encontrarte algo que no me guste, tengo un problema.
+Lo tienes, yo a la quinta cita me aburro y ¡PUM!, desaparezco.
-Todavía nos quedan dos, sigo creyendo en la magia.

Volver al insomnio, máquina de escribir a las piernas, helado, y poco más que contar.
Heridas sin sanar, y si, huele a algo. Al desencanto de cuatro paredes acristaladas en la oscuridad de tu ausencia.
Cuando dejamos de vivir para compartir, por compartir.

Pd: BolBer a BiBir, porque al final siempre he sido más de curvas que de rectas.

No eres tú, soy yo… que ando algo perdido(porque decir mucho, se me hace eterno).
Y así con la típica frase la dejé.
No sabía que ver su sonrisa en los ojos de otro me iba matar, y así ví(vo), que la mejor inversión sea una segunda oportunidad.

La ausencia de su presencia y mis ganas de estampar el teléfono, en resumen, nosotros.
Si gastase sus fuerzas mordiéndome los labios, aunque la cena se nos quemara os juro que nuestro amor sería real. El valor de su tiempo siempre ha estado un peldaño por encima en nuestra particular escalera.

Al final ella es eso, “una contable”, la típica contable con gafas.

Al final ella es eso, el complejo en persona, mi complejo favorito.

Algunos ya habían volado alto antes de las stories, de los estados y de las falsas verdades.
Y ni siquiera tenían teléfono.

Tu boca en el café, la mezcla perfecta.
Mis dos vicios cogidos de la mano.
De noche, te vuelca el azul del mar en los ojos, y de día te quita el sueño.

Pd: A ti, que hasta menguando brillas.

28 de febrero.

Tus (a)brazos siempre serán casa.

Y si sale 5 hay que salir, esas eran las reglas
del juego. Aunque si tengo que comerte, no
contaré 20.
NO CONTARE NADA
Al final este siempre será nuestro juego, más
escondite que parchís.

Carnaval de nuevo.
Y tú sin máscara, como nunca.
Hace justo 322 días que me engañaste, y yo he conseguido olvidarte.
Es cuestión de perspectiva.

Maletas, sin equipaje.

Todavía existen mujeres que sonríen con la mirada, sin rímel ni sombra.
Todavía alguna que no necesita tacones para caminar con altura, y aunque las botas de goma se hayan pasado de moda, las afianzan y las gastan entre carcajadas.

He conocido alguna, que jamás había recibido una postal de amor y aún así, sonreía hablando de ello. Y si en el súper no hay tinte, se visten las canas.

Todavía quedan mujeres, que saben volar.

Sol de invierno. Cap.2

Victoria de un antepasado, del Cupido con alas.

Sin techo y entre tres muros blindados, si me llegan a decir que no saldría vivo de esta, os juro que me dejo arrojar por el primero de los precipicios que me llevaban hasta tu p**o corazón.

Y pensar que cualquiera de tus estúpidas sonrisas los derribarían.

CAOS
A mi desastre favorito.
Como un regalo de navidad que nunca pedí, así desapareciste en mi peor Diciembre.
Es curioso que la última, tú última preocupación haya sido regalar tu pelo.

Ver para volar.

Yo que volví a Paris, y corté el candado del puente.

Yo que tiré el oso de peluche de nuestro segundo aniversario. La carta de nuestras "bodas de papel", quemada.

Yo que nunca entendí, que con tu desnudez mostrabas algo más que tu piel.

Después de todo, ahí vas con él de la mano.

Después de todo, el brillo de tus ojos me sigue robando el sueño.

…y por alguna estúpida razón, su sonrisa
olía a suavizante.
Aunque ella ya no estaba.
Supongo en parte, que por eso lavaba mi ropa siete veces a la semana.

Desde luego, si algún día le dedico unas líneas a alguien real será a ti.
Tan rubia como lista.
Tan delgada como pesada.
Tan alegre, que amaneces llorando a diario.
Con un ojo viéndome y el otro soñando, aunque para ti sea un complejo.

Volver a llorar como un niño, aunque no sepa el porqué.
Como un niño, sin la inocencia.
Ya me acostumbré a flotar en las lágrimas.
Cerrar los ojos.
Dejarse llevar.

Esta historia ya la conocí hace tiempo, habla de un mar en calma.

-¿Queres saber algo?- Abrazou as coxas flexionadas polos xeonllos, mantívose pasmado e coa vista posta en todos os seus movementos, esquecera o lusco fusco de fondo.
“O amor é como o aire que respiras, entra sen petar na porta e non precisa estar convidado”.
-¿A ti pasouche iso?- os ollos coma pratos, a cabeza encollida como se quixera agocharse na camisa e o brazo co que seguía apoiado tremía agardando unha resposta.
-¿Se me pasou o que?- preguntou ela, estrañada polo expectante que semellaba o cativo.
-Si, xa sabes, que te invadira o amor.
-A min non, iso soamente lle ocorre as mozas correntes- Mirouno de esguello collendo aire, como se algo dentro quixese corrixila.
-Logo, túa alma está baleira.
-Eu non creo nesas trapalladas, creo na miña liberdade, por iso me afasto se alguén me gusta.
-A min tampouco, eu non son un calquera- ergueuse dun chimpo, sacudiu as areas e estirou o pescozo como se quixera chegar ó ceo- vou para a casa, logo.