Lámparas diseñadas a partir de objetos localizados en mercadillos, desvanes, y en El Rastro de Mad Son destinos inesperados y a la vez curiosos y divertidos.
A veces, un poco de luz es suficiente para dar una nueva vida a viejos objetos que permanecen olvidados en un almacén o en los trasteros de nuestros hogares. Una luz que les otorga una segunda oportunidad pero para un fin muy distinto del que tenían en sus tiempos de mayor esplendor. Un contador de agua en la mesilla de noche, una expendedora de billetes de autobús en la mesa del hall, una cámara
de fotos en el salón, un taxímetro en el escritorio del despacho. Cada objeto es único, en su historia, en su origen y en su último destino antes de su nueva vida. Su transformación requiere de tiempo, paciencia y cierta dosis de ingenio. Hay que mantener su esencia y, al mismo tiempo, ser conscientes de que serán observados desde muy distintos puntos de vista, resaltando sus defectos y su encanto, su antigüedad y belleza. Hay que buscar el candidato adecuado, hay que limpiarlo con mimo y adaptarlo sin estropear su estructura. Por todo ello, sólo podemos montar una o dos unidades a la semana, todas distintas, todas con su propia historia, todas maravillosas. No alteramos ninguno de los objetos que conforman la base de la lámpara de manera que, si se desea, pueden volver a recobrar su estado original con una mínima intervención por parte del propietario. Cada lámpara va acompañada con su certificado de autenticidad y debidamente firmada y numerada, lo que garantiza a su poseedor la originalidad y calidad de su adquisición. Además, en el reverso del certificado podrá encontrarse una breve historia del objeto que da origen a la misma y las instrucciones para revertir la base.