Psicólogo Jorge Gustavo Navarrete Regalado

El espacio de psicoterapia se convierte en un lugar en donde la persona puede tomar esa distancia de uno mismo mirarse, cuestionarse, confrontarse, construir y destruir, transformar, es un camino que por momentos es amargo y doloroso pero que permite llegar a nuevos mapas menos angustiantes y mucho más amorosos, el reto es iniciar ese recorrido.

La realidad es que de pueden crear muchos programas de “salud mental” pero mientras estén operados por 5 o 6 personas en instituciones públicas que se cargan con toda la chamba se queda en un bonito proyecto, mientras no haya más personal más psicológos y psicólogas bien pagados, porque el psicólogo a nivel salud pública con posgrado debería ganar igual que un médico especialista, que la jerarquía de sueltos siga siendo más alta en la medicina a comparación con otras áreas de la salud es demeritar la chamba.

En nuestro contexto es muy común escuchar en procesos de pareja el espacio que se sigue brindando a las familias de origen para poder cubrir ciertos rituales como comer todos los x días, ir a visitarlos, compartir x espacios, el problema surge cuando estos rituales se vuelven mandatos que generan culpa, malestar dentro de la relación o con uno mismo ya sea porque se asume que así debe ser o porque los demás hacen sentir esas culpas.

A pesar de ser aparentemente una sociedad más abierta, más conectada la realidad es que para muchas personas construir una relación de pareja en la actualidad es más difícil, desde la pregunta que se hacen ¿Dónde conocer personas? ¿Cómo conectar con alguien? ¿cómo conocer a quien quiera un compromiso?, hay personas que se quedan en ciertos vínculos aunque no seas los más adecuados o felices por el miedo a no poder construir algo con alguien o encontrar personas elegibles desde la perspectiva de su búsqueda, muchas veces miran que la única alternativa son las aplicaciones pero no siempre se sienten cómodos o cómodas con ello.

El día de la salud mental es un día para exigir las condiciones de vida digna para que se generen de verdad políticas públicas que se cumplan y ayuden a poder alcanzar una salud mental que en verdad se mire desde algo importante y fundamental que al final es colaborativa y social, se puede ser muy romántico con la idea de ir al psicólogo o psiquiatra, pero sin las condiciones necesarias para todos y todas se queda en un bonito día.

Es interesante ver cómo los llamados “f..boy” para muchas chicas inicialmente parece emocionante jugar con la posibilidad, con la intermitencia, aspecto que poco a poco para muchas se vuelve doloroso, desgastante y con una profunda sensación de abandono, fracaso y hasta culpa.

Ese ímpetu neurótico de sostener un estado de congruencia, cuando al final nos perdemos de la maravillosa incongruencia

En ocasiones pensamos que somos las mismas historias o las mismas versiones en las nuevas películas de amor que vamos construyendo, sin darnos cuenta que mucho de nosotros también vamos mutando en cada nuevo vínculo, cada nueva historia construye nuevos personajes, nuevos discursos, nuevas formas de amarnos y amar.

Es interesante que cuando alguien inicia un proceso de psicoterapia los demás esperan ver grandes cambios, movimientos espectaculares y cuando no se miran desde los lentes de las expectativas que tenemos o que asumimos del cambio que deben tener los otros u otras muchas veces sabotéanos los procesos de psicoterapia.

Quizás los procesos de psicoterapia son como un caleidoscopio en donde en la medida que se van moviendo cosas aparecen diferentes imágenes de nuestras experiencias y desde ahí vamos creando nuevas formas de mirarlas.

Una de las cosas más difíciles de los procesos de psicoterapia es la posibilidad de elegir, que si bien parece algo sencillo pero conlleva la aceptación de una renuncia y eso en muchas ocasiones es lo que nos detiene, nos pausa, nos agobia, esa posibilidad de perder, de cerrar y el dolor que llega con ello, aunque sepamos que es algo necesario no deja de ser profúndame difícil.

La realidad es que la psicología y los psicólogos y psicólogas somos muy hipócritas al criticar al coaching y terapias alternativas, al menos desde ahí pueden explicar qué hacen, la psicología actual se ha conformado con saber paso 1, paso 2 y listo, saber mucuas técnicas o estrategias de intervención en cualquier contexto, laboral, educativo, clínico, jurídico, social el que sea, la imperiosa necesidad de actuar sin saber cómo funciona algo, que factores y variables juegan, que marco teórico sustenta, quizás deberíamos de andar dejando de criticar tanto hacia afuera y tener una mirada más crítica en nuestro actuar.

Casi siempre pensamos que dentro de la relación de pareja los proyectos de vida son lineales, cuando en realidad sufren muchos giros, en ocasiones la pareja que elegimos porque compartía un proyecto de vida cambia y quizás ya no se mira en la misma dirección, lo importante es poder poner sobre la mesa esos procesos, esos cambios y desde ahí asumir si se puede seguir navegando o quizás no, por mas doloroso no somos líneas rectas estáticas.

El discurso de primero te tienes que amar, para que luego te amen, primero te tienes que amar para poder confiar, le ha jodido la vida a muchas personas.

Los casos de abuso o violación en menores impactan, pero deberia impactar más cómo construimos desde los diferentes discursos esa permisividad de la violencia y uso de ese poder, porque quienes llegan a esas acciones no son tan diferentes como el amigo, amiga, el vecino, vecina, el abuelo o abuela, el profesor o profesora o incluso uno mismo, checar nuestros discursos y que asumimos como violencia en nuestro actuar, decir o sentir es fundamental y urgente.

Una de las cosas más duras en los procesos de psicoterapia es poder aceptar o lidiar con las cosas que nunca tendrán respuesta, con esos cierres que no pudimos hacer como nos hubiera gustado, pero al mismo tiempo es tremendamente liberador transitar ese camino, que aunque es profundamente doloroso poco a poco permite continuar el viaje.

Muchas veces se dice tienes que ir a psicoterapia para sacar tu mejor versión, en la realidad nuestra mejor versión es una constante transformación y redefinición de nosotros y en relación con nuestro entorno y vínculos, quizás no existe una mejor o peor versión, solo una persona en un constante fluir de elecciones.

El día de la prevención del suicidio es también para demandar mejores condiciones sociales, políticas públicas que ataquen factores de riesgo y promuevan factores protectores, instituciones públicas más preparadas para abordar factores de riesgo, dejar de asumir que todo se trata de depresión, un buen sistema de salud pública en especial de salud mental que no esté centralizado, un trabajo más transdiciplinario y que los muchos y muchas psicólogas con posgrado que trabajan en salud metal pública se les pague lo mismo que un especialista médico o médica.

Lo duro dentro de los procesos de psicoterapia es experimentar la incomodidad, la renuncia, saber que tengo que elegir, decidir y que eso implica sostener esa parte y al mismo tiempo asumir una renuncia, un dejar ir, proceso complejo que se transita cada quien a su ritmo y de diversas formas.

Muchas veces los consultantes tienen una narrativa de mis “errores del pasado” no me van a dejar disfrutar la vida, ese “no me puedo perdonar”, muchas veces nos impide mirar que la versión de esos momentos quizás hizo lo que pudo con lo que tenía y que el contexto y los vínculos de aquel momento también son parte de experiencia, con lo cual no tengo que pagar una eterna penitencia o castigo.

Con tanto rollo del apego ansioso y evitativo, pareciera que la salida es la “mítico” apego seguro, la cuestión es sentirse cómodo desde la expresión de las necesidades con la pareja, no importa si es desde un tipo de apego, no se trata de “curar” o “ corregir” se trata de aprender a estar cómodo con la forma que tenemos de amar y ser amados con la pareja en turno.

Muchas veces en ese anhelo de ser vistos, reconocidos o validados, nos hace engancharnos en discursos que nos atrapan con personas que al hacernos sentir por momentos así, magnifícanos la experiencia de sentir que existimos para alguien, asumiendo que ese buen trato es algo extraordinario cuando en realidad en muchas ocasiones es lo mínimo que se espera en una dinámica relacional, sobre todo cuando ese discurso se queda ahí nada más o cuando se vuelve intermitente.

La cosa con las películas y libros que tratan la violencia en la relación de pareja es que de alguna manera siguen una narrativa o perspectiva muy masculina, un tanto romantizada y estereotipada de la violencia y de quienes la sufren, sin embargo al menos considero que sirven para abrir procesos reflexivos en uno mismo y el papel que jugamos como hombres en nuestras conductas violentas, en las mujeres asumirse como violentadas, aspecto que es emocionalmente durísimo independientemente del tipo de violencia y en las dinámicas violentas que se viven en pareja.

El problema de la llamada psicología “pop” es que se vende como verdades generalizables, sin importar el enfoque o postura, que en muchas ocasiones quienes dicen cosas no tienen idea desde qué marco lo dicen, ocasionado que muchas personas asumen que así es la psicología o la psicoterapia un recetario de cosas que se hacen por hacer, creo que muchas veces en la formación universitaria de la psicología pasa lo mismo, resuelve a lo p… jo y ya, sin un marco o base teórica, pero como se tiene “mucha empatía” o soy “ buena escucha” ya con eso basta.

Debería existir un acompañamiento psicológico en todos los procesos de maternidad y paternidad, tanto durante el proceso de embarazo que puede ser muy frustrante, agotador sobre todo en parejas que luchan por quedar embarazadas, durante el embarazo y a la llegada del o la bebé, la pareja sufre una serie de procesos que pueden llegar a ser muy estresantes, dolorosos y desgastantes, este acontecimiento debería ser desde la salud pública.