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Lo primero que comencé a pensar, cuando me dijeron en el trabajo que me tenía que mudar, fue como llevarme conmigo todo esto. Mis libros acumulados por años desde que recuerdo. Los guardé de mil formas hasta que me convencí de haber hecho un excelente trabajo. Aún así, como pueden ver, son demasiadas cajas.

Mi madre me vió preocupada y ella fue quien me convenció. Me preguntó si realmente volvería a leer tantos libros o si realmente los necesitaba. “Vas hacia un nuevo comienzo, ¿por qué no llenar los estantes de tu nueva casa con nuevas historias?”, me dijo.

Sé que mis libros llegarán a las mejores manos, pero ahora quisiera poder llevarme a mi madre para que esté siempre conmigo.

Faltan ya unos cuatro meses para que nuestro bebé nazca y apenas tenemos tiempo para todos los cambios que queremos hacer en la casa. Estamos muy emocionados por tener ya a nuestra princesa con nosotros.

Una de las renovaciones más importantes será la que hagamos aquí, en la biblioteca. Queremos vaciar los estantes y convertir el espacio en un cuarto de juegos, lleno de libros didácticos e historias para niños. Es por eso que los llamamos.

Este cuarto está lleno de libros que juntamos entre mi esposa y yo. Hay muchas novelas que ya leímos, algunas incluso varias veces, y libros de nuestras carreras que ya no consultamos tanto como cuando estudiabamos, por lo que preferimos que todos esos libros lleguen a personas que les den un mejor uso que nosotros, sobre todo a estudiantes que los necesiten.
Les agradecemos su ayuda para encontrarles a todos estos libros un mejor hogar.

Desde que recuerdo, mi madre ha sido una dedicada lectora y nos leía mucho cuando éramos niños. Tiene un par de cuartos llenos de libros y me pidió que los contactara porque quiere que le den a sus libros una nueva vida.

Muchos de los libros deben llevar con mi madre unos veinte años, quizá más, pero ella les tiene mucho cariño y los ha cuidado bien todo este tiempo. Por eso me asombró cuando me dijo que quería donarlos, pero ella tiene razón, de nada sirve tenerlos allí como si solo fueran adornos.

Por lo que también me ha motivado a dar mi biblioteca, lo importante de los libros no es que los tengamos allí todo el tiempo, es lo que nos dejan sus palabras. Nada más.

Llevo ya un tiempo pensando en cuál debería ser el destino de mis libros y por eso me decidí a hablarles.

Todos estos libros los he juntado durante toda mi vida. Aquí, en todos estos libreros y estantes, están muchas horas entre librerías, ferias de libros y bazares. Por eso me costaba la idea de ya no tenerlos conmigo, pero hace mucho que los leí y no quiero que solo sirvan para acumular el polvo.

Disfruté mucho las historias y el conocimiento que me dejaron pero es hora de que le sirvan a alguien más, que sean como mi herencia, porque a diferencia de mi, mis libros podrán trascender en el tiempo y así podrán impactar las vidas de muchas más personas.

Solo me quedaré con unos poquitos y si me alcanza la vida, ya los estaré llamando para que vengan otra vez.

Cuando cumplí doce años, mi tía se dió cuenta de que, al igual que a ella, me gustaba mucho leer. Así que me regaló la que era su biblioteca hasta ese momento. Estos son los libros que ella acumuló desde que era niña y hasta los 30.

Cuando me los pasó no podía creer que me diera sus libros tan tranquilamente. Una vez que los tuve pensaba que yo no podría nunca alejarme de ellos. Sin embargo, cuando crecí entendí porque lo había hecho.

Yo les dí la segunda leída a todos y luego comencé a comprarme más libros, entonces, cuando los ví allí, acomodados en el librero sin que nadie los leyera, lo entendí. Tenía la sensación de que era incorrecto seguir con los libros durante más tiempo si no pensaba volver a leerlos.

Le pregunté a mi tía, creyendo que quizá se molestaría al pensar que no quería ya sus libros, pero ella me dijo muy feliz que estaba haciendo lo correcto, que los libros están para leerse. Así que les agradezco su ayuda para que mis libros puedan ser leídos miles de veces más.

Desde que era niña me encanta leer, por lo que mis padres comenzaron a comprarme muchos libros. Cuando fueron demasiados simplemente armamos en este cuarto la biblioteca, que como pueden ver ya está bastante llena.

Mis papás siempre me dijeron que cuidara bien de los libros porque en algún momento serían de mis hijos, pero con el tiempo mi esposo y yo decidimos que no nos veíamos como padres, así que no tuvimos niños.

Ya que no tenemos a quien heredar todo esto, me alegra haber dado con ustedes, para que mis libros lleguen a otras personas, pues sería una verdadera lastima que se pierdan. Probablemente, mi esposo y yo iremos llenando este cuarto otra vez y nos quedaremos con la tranquilidad de que al final podemos heredar los libros a quienes los aprecian más.

Todos esos libros me los dieron mis papás porque desde niña me gustaba tomar los libros de la biblioteca aunque no los entendía mucho. Entonces decidieron armar una para mi. Por eso hay libros de todos tipos, infantiles, novelas, libros para colorear y mis libros de arquitectura.

Luego cuando mis papás, que eran maestros, fallecieron, junté todo en este cuarto y armé esta biblioteca más grande, que seguí llenando con todo lo que he leído.

Hace tiempo ya que no muevo mucho los libros y por eso me decidí a llamarlos. Para mis padres lo importante siempre fue la educación y la mejor forma de honrar su memoria será pasándolos a alguien más para que los disfruten al máximo.

Viajar es lo que más me gusta. Un viaje en autobús a donde sea, un breve paseo en auto o uno de esos vuelos tan largos que resultan muy cansados, no importa cual sea el destino, me encanta solo sentarme y disfrutar del viaje viendo por la ventana, leyendo y escuchando mi música.

Hace unos días me dieron una de las noticias más importantes de mi vida, el trabajo que siempre he soñado por fin era mío. Sin embargo, es un trabajo que requiere que me mude a otro lugar y pase la mayor parte del tiempo viajando a muchos lugares.

Así que solo me llevaré lo más necesario y regalaré o venderé todo. Lo primero será mi biblioteca. Ojala los libros pudieran doblarse y meterse en las maletas, pero no puedo llevarlos conmigo, así que confió en ustedes para que los cuiden y los dejen en la manos de quienes los apreciarán verdaderamente

Veo que las personas le tienen miedo al retiro. Le tienen miedo a esa idea de que con la vejez ya no se tienen propósitos, que ya no se puede hacer nada de utilidad y un montón de pensamientos parecidos que no son más que ideas que nos hacemos.

Desde que nos casamos, precisamente para impedir que a mi esposa le invadan esos pensamientos, llevo planeando nuestro retiro, más que como un destino final, como un descanso bien merecido, tras años de estar dedicados a nuestros trabajos.

Finalmente el momento del retiro llegó y lo recibimos con emoción, no con miedo o tristeza. Nos mudaremos juntos a una pensión cerca de la playa y nos dedicaremos a viajar, es por eso que estamos dejándolo todo. Mi esposa y yo nunca tuvimos hijos, así que venderemos casi todo, rentaremos la casa y les encargamos a ustedes que nos apoyen con la biblioteca.

Mi esposa y yo siempre hemos leído mucho, pero como este es un nuevo ciclo que apenas comienza, empezaremos una nueva biblioteca en nuestro nuevo departamento. Gracias por ayudarnos a disponer de la mejor manera de nuestros libros.

Antes me gustaba tomarme algunos días para revisar mis libros. Los bajaba de los estantes, revisaba que estuvieran bien y los limpiaba antes de volverlos a poner en su lugar.

Hace unas semanas me di cuenta que había pasado un buen rato sin que llevara a cabo de nuevo mi ritual con mis libros. Incluso me costó trabajo darme el tiempo para quedarme tranquilo junto a mi biblioteca y cuando los revise, los libros ya tenían una capa considerable de polvo.

Entonces me di cuenta que era el momento de hablarles a ustedes para que me ayudarán a darles un mejor destino a los libros. Luego, por última vez me senté a limpiar y hojear los libros para despedirme. Recordé todos las historias, la emoción que sentí cuando leí cada palabra y ahora solo me quedo con la satisfacción tan grande que me quedó cuando terminé con cada uno de estos libros.

Espero que alguien más se los quede y sienta la misma felicidad que todas estas páginas me dieron.

Me di cuenta que llevaba mucho tiempo sin abrir mis libros cuando note que ya tenían una cantidad considerable de polvo. Entendí que leerlos es lo que evita que se ensucien y no el limpiarlos por encima una vez a la semana.

Los libros no son un adorno para que la pared se vea bien, como si la palabra “biblioteca” fuera un sinónimo de mueble. Los libros deben de leerse todo el tiempo. Por eso, mientras les quitaba con mucho cuidado el polvo me decidí a llamarlos.

Le tengo mucho cariño a todos estos libros, cuando los veo recuerdo todo lo que viví cuando los leí, la forma en que me emocionaron, la felicidad que sentí cuando por fin los tuve y los hice parte de mi biblioteca.

Pero no tiene caso que solo estén aquí para que los vea. Mis libros, tan maravillosos como son, necesitan seguir siendo leídos muchas más veces y sé que me ayudarán a que terminen en las mejores manos.

Si bien estas fechas a veces pareciera que sacan lo peor de nosotros, que solo nos dedicamos a comprar y gastar sin pensar, creo más bien nos sirven de excusa para demostrarle a los demás cuánto los queremos.

No podemos comprar regalos todos los días, así que hemos establecido una fecha en la que agradecemos, como podemos, el cariño que nos han dado todo el año.

Es por eso que trato de donar cosas cada navidad. Quizá no es algo que pueda hacer todos los días, pero esta es una gran época para pensar en los demás.

Para este año decidí que mis libros sean aprovechados por quienes más los necesiten, por eso recurrí a ustedes. Antes de que se llenen de polvo me imagino a todas las personas que sabrán aprovecharlos mucho más que yo. Los libros están hechos para leerse miles de veces.

Los tres hemos sido amigos desde la universidad. Decidimos hacer un consultorio en conjunto porque ser psicólogo en esos tiempos era mucho más difícil, la gente tenía más prejuicios sobre nuestra profesión.

Con el tiempo fuimos progresando y nos ha ido bastante bien a los tres, pero decidimos mantener este consultorio, en parte por la nostalgia y porque nos era más fácil seguir manteniendo el lugar entre los tres, como un ingreso extra, a la par que teníamos otros trabajos.

Sin embargo, llegó la hora de decirle adiós. Mi colega, que es el dueño de la casa, ha recibido una oferta de trabajo en otro estado y dejaran la casa para que se rente. Nos hemos dividido las tareas para desinstalar el consultorio y como ya había escuchado de ustedes, les dije que me encargaría de la biblioteca que tenemos acá.

Son muchísimos libros de medicina, psiquiatría y psicología que hemos juntado todos estos años entre los tres. Sé que me ayudarán a que lleguen a nuevos estudiantes y a nuevos consultorios donde les sacarán el mayor provecho.

Estos son los libros de mi hermana, a ella sí le gustaba leer y desde niña prefería los libros, las libretas y los artículos de papelería antes que los juguetes. A mi me interesaba más bien la cocina.

Entonces mis padres crearon una especie de cuarto de juegos dividido, que de un lado parecía una cocina de juguete y del otro lado una biblioteca con papelería incluida. De alguna forma, mi hermana y yo inventamos todo tipo de juegos para convivir juntas allí adentro y al final siempre terminamos dedicadas en silencio a nuestras pasiones.

La casa de mis padres me la he quedado yo porque mi hermana se fue al otro lado del país. Ahora que vamos a tener un hijo, mi esposo y yo queremos seguir el ejemplo de mis padres y remodelaremos el espacio para que mi bebé pueda disfrutar allí de lo que le guste.

Mi hermana me ha pedido que los contacte pues me dice que ella ya tiene allá su propia biblioteca, que no tendría espacio para todos estos libros y que de cualquier forma no tendría tiempo de leerlos de nuevo, por lo que les agradecemos que los lleven a otros lectores, para que se vuelvan lectores tan devotos como lo es mi hermana.

A mis sesenta años he decidido darle un giro a mi vida. Soy abogado y llevó pintando toda mi vida en los pocos ratos libres que mi profesión me ha dado. Desde antes de estudiar derecho me encanta pintar, pero me faltó valor cuando era joven para convertirlo en mi carrera.

Con el tiempo también aprendí a disfrutar de mi trabajo, pero llegó el tiempo de jubilarse y por lo tanto de sacar los pinceles. La oficina en mi casa se convertirá en el taller y necesito de su ayuda pues quiero cambiar los libros de derecho por libros de arte.

Nunca es tarde para realizar nuestros sueños y sé que mis libros llegarán a manos de estudiantes y profesionistas que los usarán para formarse como grandes profesionistas.

Con el tiempo todo va cambiando, nos vamos moviendo o perdiendo. Toda mi vida la he pasado en la misma ciudad, donde conocí y perdí a mi esposa. Donde nació mi hijo y donde tuve mi familia.

Hace ya muchos años, después del fallecimiento de mi esposa, mi hijo decidió irse a otro país por trabajo. Aunque me ofreció muchas veces que me fuera a vivir con él, cuando conoció a mi nuera decidí dejarle su espacio y quedarme solo por acá. Ahora ya tengo dos nietos.

Ahora, que me he jubilado he decidido pasar lo que me queda de vida lejos de esta ciudad. Aunque significa dejar atrás el lugar donde siempre estuvo mi casa, lo que me encontraré en ese país tan lejano, es mi verdadero hogar, cerca de mi familia.

Le agradezco su ayuda con la biblioteca que durante tantos años acumulamos mi esposa, mi hijo y yo. Aunque no me importa mucho que suceda con la mayoría de los muebles y las cosas, quiero tener la seguridad de que a todos los libros se le dará el mejor uso y ninguno será desperdiciado, pues era lo que más cuidaba mi querida esposa.

Desde hace mucho que lo estuve pensando y ya había escuchado que ustedes podrían ayudarme con los libros. Deje pasar algunos años, en lo que se juntaban más libros y creo que llegó el momento de decirles adiós.

Empecé con unos pocos libros en un estante hace ya años, cuando era estudiante y con el tiempo se convirtió en un librero, luego dos y así, hasta que mi esposo y yo tuvimos que adaptar uno de los cuartos para comenzar a llamarlo “la biblioteca”.

Sin embargo, con el tiempo comenzamos a sentir que los libros llevaban demasiado tiempo abandonados. Los habíamos leído pero, ¿qué seguía después de eso? Quizá volveríamos a leer algunos pero era imposible releer todos una y otra vez cuando tenemos una lista de lecturas nuevas esperándonos.

Entonces supimos que lo que sigue es regresarlos a los lectores. Sabemos que nos ayudarán para que cada libro llegue a nuevos lectores que los disfrutarán por siempre. Mi esposo y yo nos quedaremos con un estante nada más y volveremos a empezar.

Mi padre siempre ha sido mi héroe desde que era niño. Mucha gente me dice que es normal que me convirtiera en doctor porque mi papá lo es, pero mi decisión de estudiar medicina va más allá de eso.

Podría haberme fastidiado desde niño al escuchar todo el tiempo sobre hospitales, medicinas y enfermedades, pero el ejemplo que me dió mi papá, la dedicación que lo vi poner en cada persona a la que ayudó y salvó me motivó a seguir sus pasos.

Desde hace ya muchos años que hemos compartido el estudio en casa donde nos hemos desvelado juntos estudiando algún caso o hablando de los que nos ha pasado. Allí también tenemos nuestra biblioteca médica, que ya no tiene espacio, por lo que hemos tenido que acomodar los libros donde se pueda.

Así que mi padre y yo hemos decidido que muchos de esos libros estarán en mejores manos si ustedes nos apoyan y los acercan a los estudiantes, que son quienes más los necesitan.

Quiero enseñarle a mis nietas lo importante que es compartir y no vivir atado a las cosas cuando ya cumplieron su ciclo en nuestras vidas.

Durante toda su infancia les fui comprando libros infantiles. Desde que eran bebés comencé a comprarles libros llenos de dibujos, aunque apenas los veían con un mínimo interés. Lo único que me importaba era que crecieran con muchos libros cerca de ellas.

La estrategia funcionó y conforme fueron creciendo los libros comenzaron a tener cada vez más letras y menos ilustraciones. Ahora me enorgullece ver que mis nietas son unas verdaderas lectoras, cada una con sus propios libros, que a veces nos intercambiamos o nos sentamos a leer juntas.

Sin embargo, la gran biblioteca infantil ha quedado olvidada, así que llegó el momento de verla partir. Ya cumplió su objetivo y cuando le comenté a mis nietas que quería dejar los libros con ustedes, estuvieron de acuerdo. Además, escogimos lo que ya habíamos leído de nuestras bibliotecas para que alguien más también pueda disfrutar de esos libros.

Me siento la abuela más afortunada del mundo.

Cuando era joven pensaba que el tiempo se acababa en algún punto después de los treinta y que después todo era una especie de decadencia. Sin embargo, a mis cincuenta, la energía y las ganas de vivir que siento me muestran lo equivocada que estaba.

Una vez que los niños se casaron y formaron su propia familia, ha llegado el tiempo de volver a enfocarme en mi y en mi novio, mi esposo desde hace ya 30 años. Siento que nos quedan tantas cosas por vivir y queremos disfrutarlas al máximo.

Hemos vendido muchas cosas de la casa para mudarnos a un departamento más pequeño y céntrico, al que queremos llegar solo de vez en cuando, cuando regresemos de todos los viajes que estamos planeando.

Mis hijos se llevaron sus cosas, vendimos la mayoría de los muebles y gracias a la recomendación de un conocido de mi esposo, acudimos con ustedes para que alguien más aproveche la biblioteca que creamos durante muchos años para los niños.

Ahora que ellos no necesitarán más de los libros, queremos que se queden en manos de lectores que los aprovechen mucho más.

Recuperamos muchos libros que las personas no pueden conservar para luego acercar los libros a los lectores y que esos libros usados se libren del abandono, eso hacemos aquí.

Nos hemos puesto una meta: llamar la atención de la personas de la Ciudad de México y decirles: ¡Hey amigos, conseguimos estos libros, son libros usados que están en buen estado!, ¿te gustaría darles un vistazo?, somos una empresa pequeñita y nos dedicamos a recuperar del abandono estos libros porque creemos que sería una pena que acabaran en el olvido.

Casi no han venido personas, quizá no se han enterado, así que hay muchos, de veras, muchísimos libros por mostrar. La dirección es Bajío 156, colonia Roma Sur, alcaldía Cuauhtémoc, CDMX y estaremos del 7 de noviembre al 3 de diciembre de lunes a viernes de 10:00 a 18:00 y los sábados de 10:00 a 15:00 horas.

En este evento "Venta de Vocación" los libros tienen un valor simbólico: $50 pesos por ejemplar, esta aportación nos permite continuar ofreciendo nuestros servicios.

¿Qué tipo de libros podrás encontrar? podrás encontrar todo tipo de libros, de temas como: literatura, historia, arte, filosofía, ciencias, derecho, bestsellers, superación personal, medicina, psicología, poesía, diccionarios, sociología, antropología, arquitectura, religión, infantiles, cocina, novela, teatro, historia de México, política, comunicación, periodismo, ética, lógica, literatura juvenil, países, historia universal, mundo antiguo, guerra, arte, fotografía, diseño gráfico, diseño de interiores, arquitectura, matemáticas, cálculo, geometría, ingenierías, humor, idiomas, pedagogía, mercadotecnia, liderazgo, oficios, ensayos, lingüística, familia, sexualidad, genero, y muchos temas más.

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Cuando rescatamos libros crecemos como sociedad porque reconocemos el valor del conocimiento y la necesidad de compartirlo.

Compartimos el gusto por aprender de los libros valorando su origen y nos volvemos cómplices de la lectura porque queremos compartirla con todo el mundo.

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