Sotelo Sicologia
Atencion psicologica a adultos, parejas y organizaciones. Atencion psicologica a adultos, parejas, grupos y empresas.
Evaluacion y psicoterapia, talleres de superacion personal y capacitacion a personal de organizaciones.
¿Navidad con los míos, con los tuyos o ningunos?
Pasado Halloween y día de mu***os y con la vista puesta en la época navideña, la tensión comienza a crecer en muchos hogares y parejas con respecto a cómo y con quien van a pasar las festividades. En particular en los noviazgos y matrimonios jóvenes, cuando aún no se han establecido límites claros y todavía se están conociendo y acordando un nuevo estilo de vida, suele complicarse el llegar a soluciones que dejan a todos contentos y satisfechos. Para lograrlo, te recomiendo consideres seriamente los siguientes puntos:
1. ¿Cuál es el día más significativo para cada familia? En nuestro contexto binacional el Dia de Acción de Gracias (Thanksgiving) debe ser tomado en cuenta en la ecuación. Para mucho norteamericano y/o mexicoamericano el tercer jueves de noviembre es la fecha estelar de la época navideña. Esto podría ser aprovechado para decidir pasar el fin de semana o la noche de Acción de Gracias donde pesa más su celebración y la navidad con la otra familia. Incluso la navidad difiere en cuanto a que para algunos es la Nochebuena, 24 de diciembre, el momento más importante de la festividad y para otros el día 25. Y no olvidemos el día de Reyes, 6 de enero. Por lo tanto, hay opciones para negociar cual y con quien pasan una y otras fechas. Además, estos acuerdos pueden ser flexibles y rotativos de año con año.
2. ¿Con cuál familia pasan más tiempo? Quizá viven en la ciudad donde se encuentra una de las familias y por consecuencia lógica conviven más tiempo con ella. Van a sus festejos, se reúnen con más frecuencia, etc. Con un sentido de reciprocidad y equidad, sería entonces adecuado pasar la navidad con la otra familia para darle la oportunidad de g***r a los suyos a quien los tiene lejos. Claro, después podrían ver la posibilidad de que esto no sea todas las navidades, pero no deben dejar de tomar en cuenta ambos que a lo largo del año solo uno convive con frecuencia con su familia. Hay que buscar compensar este desequilibrio.
3. Hablen con ambas familias. A veces nos hacemos dramas familiares en nuestras cabecitas que realmente no están sucediendo. A veces las familias son más comprensivas y flexibles en cuanto a nuestra presencia o ausencia. No supongan, pregunten y propongan alternativas.
4. Evita luchas de poder ocultas con tu pareja. Que no se trate realmente y en el fondo de quererse imponer (tu, tu pareja o sus respectivas familias). Podrás ganar a corto plazo, pero se te cobrara con prolongado resentimiento.
5. Consideren la posibilidad de ser anfitriones para ambas familias. Si tu espacio y presupuesto lo permite, una manera de resolver donde y con quien pasan la navidad es que sea en tu casa! Claro, eso trae sus propias complicaciones, pero también podrá darles una gran satisfacción recibirlos.
6. Hagan su propia cena y tradición. Hay veces y por variados motivos, que llega el momento de hacer la propia reunión y comenzar a crear las propias tradiciones. A veces forzados por distancia, otras por diferencias familiares, otras por discrepar en cómo se llevan a cabo los eventos, etc. es una realidad que podrá llegar el día que tú y tu pareja decidan hacer la navidad propia y esto no necesariamente tiene que ser algo triste o negativo. Muchas veces lo que significa es que ya se llegó a una madurez emocional en la que pueden celebrar esta ocasión tan importante sin sentirse obligados a orbitar alrededor de sus familias de origen.
7. Finalmente podrán optar por no estar presentes para ninguna de sus familias de origen al decidir mejor viajar. Si, es cierto que Cancún o Vallarta no inspiran imágenes de Santa en el polo norte pero para infinidad de familias alrededor del mundo la navidad es la ocasión perfecta para viajes familiares.
En fin, sea la que sea la conclusión a la que lleguen, es muy importante que tenga sentido para ambos. Que los dos la consideren una opción sensata y equitativa y que el fin último sea pasar una muy feliz navidad con las personas que más quieren. Deseo de corazón que sea el caso de cada persona que lea este escrito. Consultas al 664 331 1070.
“El pilón”: bendición y desafío para tu matrimonio.
¿Planeado, deseado, asumido?
No es necesario tener hijos para poder comprender, por simple lógica, que su venida a nuestras vidas las cambia profundamente y en mas de un aspecto. Una vida exclusivamente de pareja, aunque con sus retos, podrá llevarse con mayor facilidad y fluidez. A final de cuentas son dos adultos, responsables de si mismos, que desean tener una existencia placentera, significativa y compartida. En el mejor de los casos parecerá un prolongado noviazgo y en el peor una relación que va perdiendo su encanto con el transcurrir del tiempo hasta que acciones de renovación la reviven o decisiones de terminación la dan por concluida. Ah, pero con hijos, habiendo formado una familia, eso es un asunto mucho más complejo.
Generalmente no planeado…pero ¿y qué tal deseado?
Ser o tener un hijo “pilón” implica, por definición, que no fue parte de un plan al menos inicial. Que los dos hablados, deseados, esperados y acordados se convirtieron, de repente, en tres. Alguna falla en el método anticonceptivo suele ser el motivo. Una vez conscientes ambos padres del embarazo y dependiendo del sistema de creencias y circunstancias bajo las que se encuentran en esa fase de su vida, viene el asumir la próxima llegada del nuevo hijo. Esto puede variar de persona en persona y pareja en pareja. Para algunos la sorpresa se convierte rápido en felicidad, mientras que otros les podrá tomar tiempo aceptar el hecho de que su vida cambiará una vez mas y que fases de crianza y cuidados a los hijos que se creían superadas y concluidas serán recorridas una vez más. En otros casos el pilón no es accidente. La pareja toma la decisión de tener un hijo más. En el actual mundo de segundos o mas matrimonios se abre la posibilidad de tener mas hijos con amplias diferencias en edad.
Sea como fuere, vayan algunas observaciones de que pueden esperar con la venida de ese ser que no era parte del plan inicial.
No tengas pilón si:
1. Mueres por que tus hijos crezcan y hagan su propia vida para que te dejen en paz para hacer la tuya. Si constantemente añoras la relación de pareja sin hijos que tanto disfrutabas antes de que se convirtieran en familia con su primer hijo y sientes que te urge recuperarla, quizá seria mejor que así lo dejes. Las familias grandes definitivamente no son para todos.
2. No simpatizas con hijos únicos. En muchos sentidos los hijos pilones tienen un perfil muy semejante al del hijo único pues tienden a separarlos cinco o más años del hermano mayor inmediato. Los intereses, las diversiones, los amigos, incluso los parientes con los que van a convivir tienden a ser diferentes a los de los hermanos mayores. Necesitará entonces su espacio y tiempo y podrá ser un tanto demandante de atención y cuidados. Podrás descubrir que las actividades familiares ya no correrán con tanta fluidez como antes debido que ya hay mas diversidad en las necesidades e intereses de todos tus hijos.
3. Nunca te gusto ni tuviste mucha paciencia para todo lo infantil. Bien que mal, lo sobreviviste en la primera ronda. Pero ahora, ¿de nuevo? ¿Con menos energía y quizá disposición? Ya ves que los años no pasan en vano.
4. Quizá demande de ti y tu pareja adoptar nuevas estrategias de crianza. Lo que funciono de maravilla con uno o dos hijos no necesariamente lo será con el pilón. A veces el lapso de tiempo que transcurrió para que naciera el pequeño lo pone prácticamente en otra generación, en la que incluso ve la vida y el mundo un tanto diferente a sus hermanos mayores. Podrás entonces tener muchos momentos de frustración y perplejidad porque tus probadas técnicas de crianza y educación con tus hijos mayores nomas no funcionan con este nuevo ser enigmático.
5. Podrás “abuelear” en mas de un sentido a tu pilón. No es lo mismo ser Papa a los 20’s que a los 30s, 40s o más. Simplemente no tienes la misma energía y rigor que de mas joven. Ahora esto puede resultar positivo para tu pilón en el sentido que tendrá un Papa y Mama quizá un poco mas sabio con la vida que le permita hacer un mejor trabajo como tal. Pero por otro lado también te podrá convertir en un padre mas permisivo y laxo a diferencia de lo que fuiste con los hijos mayores, y con ello podrás ser menos exigente en cuanto a buenos hábitos académicos, de orden y limpieza, sociales, etc.
Planeado o no, incluso deseado o no, un hijo si tiene que ser asumido, en la responsabilidad que nos implica por al menos 18 años de su existencia. Experimentado realista y amorosamente, puede ser la culminación del desarrollo pleno de tus habilidades parentales. Un ser más que de ustedes viene y que renueva el sentido de tu existencia, al menos en parte, no deberíamos vivirlo como un accidente, sino como una oportunidad. Abrazos.
Citas al 664 331 1070.
Estas pasando por esto?
Infatuación: cuando el amor hace daño
Es curioso como idealizamos culturalmente los “tórridos romances”, el “tener ojos solo para el/ella”, el no poder dormir, comer, concentrarse, trabajar, estudiar. El sentir unos celos y posesividad feroces. El ya no poder concebir existir sin el objeto de nuestro amor en nuestras vidas. Incluso, en algunos lamentables casos, hasta preferir morir y llegarse a quitar la vida si él o ella no sigue a mi lado. “Cuanto amor!” algunos creen. Pero, ¿será eso amor? Y ¿será sano? Y en todo caso si somos “afligidos” por esta “enfermedad”, ¿tendrá cura? Veamos. Y si, infatuación viene siendo a lo que se le llama prosaicamente estar “enculado”, pero tratemos de elevar un poco el idioma. Aquí utilizaremos el termino infatuación.
Comencemos por diferenciar entre infatuación, enamoramiento y amor de pareja.
La infatuación es sobre todo un fenómeno bioquímico. Es cuando se da el “flechazo”, te atrae poderosamente alguien y es un asunto más que nada sexual. Te resulta irresistible la persona deseada. Erróneamente se le suele llamar a esto “amor a primera vista”. Pero piénsalo tantito: ¿podrás amar a alguien que ni conoces? Imposible. Pero si te podrá encantar y atraer profundamente alguien a quien ves por primera vez. Sucede que, al gustarte mucho esa persona, se libera la poderosa dopamina en tu cerebro, causando una fuerte sensación de placer. Es por esto que quienes se encuentran atrapados en una fase de infatuación en muchos sentidos lo viven como una adicción, siendo el objeto de sus deseos la droga. Prácticamente toda su energía, atención y motivación esta alrededor de esa persona, comúnmente sufriendo desatención otras áreas de su vida. Cuando la infatuación es correspondida esta la mesa puesta para una relación de amantes, aunque no necesariamente de pareja a mediano y largo plazo. ¿Por qué? Porque lo que vincula en la infatuación es químico, físico y aún está por verse si son compatibles en las demás áreas personales: gustos, intereses, valores, sistema de creencias, aspiraciones, etc.
El enamoramiento en sus inicios y parcialmente tiene elementos de infatuación. También se estimula la dopamina y se pierde cierto equilibrio emocional y psicológico en el diario funcionar de la vida. Pero a diferencia de la infatuación, el enamoramiento tiene más elementos emocionales y psicológicos en sus motivos de vinculación. Es decir, no solo es un asunto pasional. El enamoramiento lleva cierta idealización, romance y coincidencia en las características de las dos personalidades en cuestión. Hay cierta identificación y coincidencia en asuntos que van más allá de la atracción y pasión. Podríamos decir que en el enamoramiento están involucrados, además de los genitales, un feliz encuentro con la forma de ser de ambos e incluye aspectos como el trato, la gentileza y el respeto.
El amor de pareja viene siendo el enamoramiento “graduado”. Es decir, el enamoramiento da lugar, en el mejor de los casos, al amor genuino y autentico. Cuando ya lo que amas es a la persona y no tanto su cuerpo o la novedad e intensidad sexual que comparten al inicio. Dicho de otra manera, si en la infatuación y enamoramiento lo que los une es la atracción fisica y pasión sexual en el amor los une la atracción y admiración de sus cualidades como persona y el trato que se dan uno a otro. Aquí el compromiso profundo y a largo plazo puede cimentar la relación.
Regresando entonces a la infatuación, ¿es mala? ¿hay que combatirla, eliminarla, controlarla? El problema con la infatuación es que nos aleja y complica sobremanera nuestros procesos de toma de decisiones más racionales. La infatuación está profundamente ligada a los impulsos sexuales y aunque esto no sea algo malo por sí mismo, si puede llegar a obstruir decisiones más ponderadas en cuanto a lo que es conveniente no solo en el momento, sino a mediano y largo plazo. Desafortunadamente un momento de placer puede arruinar relaciones, reputaciones, negocios y futuro. Mas concretamente (y esto lo he trabajado con muchas parejas en terapia), imagínate que has estado por meses, quizá años en una relación que los une principalmente la infatuación. Pero ha habido tal desgaste, tantos conflictos, tantos intentos fallidos de funcionar, que tu lado racional tiene clarísimo que deberías terminar de una vez y por todas la relación, pero nomás no puedes. O lo haces, pero ahí están de nuevo, a las semanas o meses, intentándolo por enésima vez. ¿Qué hacer en estos casos? ¿Cómo desprenderse definitivamente? Si ya tienes claro que esta relación debe terminar, si ya lo decidiste, apóyate con estas estrategias para lograrlo:
1. Enlista sus defectos e inconvenientes para ti: esto te ayuda a combatir la idealización que muy probablemente tienes sobre la persona y lo que “te hace sentir”. Esto es elaborar una especie de inventario de costos de la relación. ¿Qué aspectos de tu vida sufren como consecuencia de sostener esta relación? Enlístalos todos: económicos, sexuales, de salud, tiempo, oportunidades perdidas, etc. Y muy importante: ten esta lista a la mano (en tu celular, por ejemplo) para que puedas leerla y releerla cada vez que te sorprendas a ti mismo(a) idealizándolo de nuevo o sintiendo el impulso de contactarlo(a) o reanudar la relación.
2. Ocúpate y llena el vacío: es muy importante que te sientas ya en otra fase o periodo de tu vida. No hay mejor manera de lograr esto que comenzar nuevas actividades, cambiar rutinas y rutas, involucrarte en agrupaciones, tomar alguna clase, etc. Importantísimo: no se trata de buscar a otra pareja de inmediato, sino llenar tu vida de actividades que resultan significativas para ti como persona, no tanto salir de cacería por una nueva pareja. En esta fase es importante comprobar que TU puedes también estimular tu dopamina a través de propósitos y acciones individuales que te generan placer y bienestar.
3. ¡Si fue él o ella quien decidió irse y sabes que la relación era insana, considérate afortunado(a)! Aprovecha ese silencio y esa distancia para replantearte la vida. No sabes cuanto tiempo se pierde porque les toma meses y hasta años a uno de los dos ser más asertivo y determinante en el No, se acabó.
4. Si estas estrategias no te resultan suficientes considera tomar psicoterapia. A veces no hay de otra manera en la que podrás lograr tu liberación definitiva.
Si pretendes una relación de pareja feliz y a largo plazo aprende a detectar los impostores del auténtico amor, el enamoramiento y la infatuación, que, aunque son partes del recorrido por los que tienes que cruzar, no los confundas con el verdadero destino. Y como decían en los sesentas, te deseo amor y paz.
Cuando tienes (o eres) una pareja controladora - Revista Mujer Actual Cuando tienes (o eres) una pareja controladora por Revista Mujer Actual | Jul 12, 2023 | Mujer Actual, Tu pareja | 0 Comentarios Por David Sotelo Felix* Admítelo. Estar en una relación de pareja le resta cierto grado de libertad a tu vida y persona, pues no es lo mismo ser completamente soltero y ...
Cuando tienes (o eres) una pareja controladora
Admítelo. Estar en una relación de pareja le resta cierto grado de libertad a tu vida y persona, pues no es lo mismo ser completamente soltero y sin compromisos que saberte parte de un binomio que pretende compartir la vida. Tener una relación de pareja funcional significa, entre otras cosas, que existen un mínimo de acuerdos y coordinación constante que permite la fluidez complementaria de las acciones de ambos. Pero ¿qué lugar tendrá en todo esto querer controlar a la pareja? ¿Qué nos lleva a querer saberlo todo, todo el tiempo sobre lo que piensa, siente y quiere nuestra pareja? ¿Querer/demandar saber donde se encuentra en todo momento y con quién? ¿Cuáles son las consecuencias en la relación y que podremos hacer para evitar “asfixiar” o ser “asfixiado” por nuestra pareja? Si te reconoces con una fuerte tendencia a dominar y controlar en tu relación, harás bien en tomar con seriedad las siguientes 5 sugerencias para que puedas lograr superar esta disposición tan perniciosa.
1. Deja de alimentar la fantasía de que podrás saberlo todo, y, con ello, podrás evitar todo peligro y mal resultado. Las personas con fuertes tendencias al control no lo hacen por malditas o por querer hacernos sufrir. Generalmente lo que pretenden con su hipervigilancia es prevenir todo mal. Ya sea para su pareja o para ellos mismos. Esto por supuesto es imposible pues la vida es tan compleja en la enorme variedad de posibles resultados que apenas siendo Dios Todopoderoso se podría aspirar a la omnisciencia y omnipotencia.
2. Deja de querer imponer tu versión de la verdad y de como “deben” ser las cosas y la gente (incluyendo tu pareja). La persona controladora tiene una gran energía y fervor porque las cosas se hagan a su manera. Se vera sumamente dominante y no habrá argumento u opción mejor que la que el o ella proponga. Se le dificulta distinguir entre lo que resulta mejor para el o ella y que su pareja podrá tener otra idea, igual, mejor o simplemente diferente a la suya. Esto lleva a la persona controladora a verse un tanto rígida y cerrada para siquiera considerar opciones distintas a las suyas, complicando incluso la discusión ya no digamos la negociación y flexibilidad requerida para llegar a conclusiones satisfactorias para ambos.
3. Deja de rebelarte contra la incertidumbre de la vida. En el fondo de todo trastorno de ansiedad se encuentra esta lucha por querer resolver la incertidumbre de la vida misma. En la situación de pareja se podrá manifestar como la inseguridad y los celos ante la posibilidad de que nos puedan ser infieles o que incluso nos abandonen. Termina convirtiéndose esta probabilidad en casi una certeza con la que nos torturamos. No importa que no haya verdaderas señales de que sea inminente un engaño o terminación de la relación.
4. Deja de verte a ti mismo(a) como el responsable único de la relación. Creerte el único adulto en la relación, el Padre o Madre de tu pareja, el superior y el subordinado. Partir de una visión en la que existe una jerarquía echa por tierra cualquier esperanza de verdadera equidad y corresponsabilidad en la relación. Esto lleva a su vez a asumir un papel de control en la que tu chamba es “hacer funcionar” la relación, en la que tu terminas disponiendo y determinando que sucederá en sus vidas. El voto de calidad y la ultima palabra la terminas teniendo tu. O al menos eso es lo que pretendes. Sin percatarte, terminas esperando obediencia de tu pareja. Lógico, ¿pues no es eso lo que deben mostrar los hijos a sus padres, los soldados a sus capitanes y los subordinados a sus jefes?
5. Deja de conceptualizar la relación de pareja como un asunto de propiedad. En lugar afirmar que “tienes” una pareja, considérate como parte de una relación. Es decir, es más un asunto de estar en una relación que “tenerla”. Esto a su vez te ayudara a evitar cosificar a tu pareja, optando por relacionarte con un igual que tiene a su vez su propia personalidad, formación, aspiraciones y manera de ser. Una sana relación de pareja trata mas de llegar a acuerdos que el luchar por imponer y ser obedecido.
No me queda mas que yo admitirte algo también: es más fácil para mi redactar y para ti leer y comprender estas ideas que el ponerlas consistentemente en práctica. Si notas en ti o en tu pareja una desproporcional tendencia al control quizá sea momento de considerar terapia. Antes de que sea demasiado tarde para tu relación. Dejar de querer capturar el océano entero con las palmas de tus manos trae paz y un disfrute que no se puede g***r sin esa rendición.
¿Solo tú y yo…cuando?
“Somos como roomies. Cada quien anda en lo suyo, ocupados todo el día y terminamos mu***os por la noche. Cuando por fin llega el fin de semana o algún puente o día festivo se aprovecha para visitar o recibir amigos o familia o llevar a los niños a algún parque de diversiones. No recuerdo la última vez que salimos solos, a tener una noche romántica o divertida de pareja”. ¿Te resulta familiar? Si eres casado y con hijos pequeños (y no tan pequeños) estos comentarios seguramente han salido de tu boca, de tu pareja o de alguien muy cercano. Es todo un reto en el mundo de los miles de compromisos y actividades el darse tiempo, ya no digamos de calidad, ¡tiempo! ¡Punto!
Uno de los motivos por los cuales se nos complica sobremanera el invertir tiempo a la relación de pareja se debe a que México es uno de los países con las más amplias jornadas de trabajo. Agrégale que en las ciudades grandes del país el tráfico nos lleva a perder horas semanales que bien podríamos estar usando para la convivencia matrimonial. Estos tiempos reducidos y distancias mayores también contribuyen a que sea mayor el tiempo compartido con compañeros de trabajo y se extienda a actividades de tomar los alimentos juntos y a veces el coctel después del trabajo también. Resultado: aún menos convivencia familiar y de pareja.
¿Qué hacer entonces ante este estado de cosas? ¿Habrá manera de agregarle horas a las 24 de cada día? ¿Cómo vencer el desafío del tedio, rutina y hasta aburrimiento que implica una relación a largo plazo?
1. Reconoce y acepta que sí, una relación matrimonial necesita actividades de mantenimiento y estimulación. Si crees que en la etapa del cortejo y noviazgo quedo todo ese esfuerzo de agradar y atraer a tu pareja, te tengo noticias. Es un trabajo que nunca termina. Al menos no totalmente. Es verdad que la fase de enamoramiento es al inicio y si termina. Pero no la de tener gestos, atenciones, detalles, romance y pasión en la relación. Quizá no con la intensidad y novedad de una relación joven, pero si con el amor profundo de uno al otro adquirido con los años. Tu pareja no es una presa que capturas al inicio y ya no hay nada más que hacer. Es un ser inquieto, con gustos e intereses, con apetito sexual y deseos y aspiraciones de otros indoles también. Lo contrario a aburrimiento es estimulación. Mantenernos interesados uno en el otro implica, nos guste o no, mantenernos interesantes, atractivos, positivos. Y todo ofrecido en una base de amabilidad y respeto. Demanda de nosotros un poco de esfuerzo e imaginación constantes. Implica también tener claro que la relación requiere de una reciprocidad en la que no estamos solo para dar o solo para recibir.
2. La zona de pareja tiene que establecerse. Esto significa que tanto las actividades como los dias y horarios del tiempo compartido tienen que ser acordados y asumidos por ambos. Si les funciona establecer un día y horario para su salida semanal de pareja, adelante. Podrían decidir incursionar en alguna actividad juntos (una clase, una agrupación, un deporte, etc.). Actividades familiares (cuando se tienen hijos) también pueden estar en la zona del “nosotros” porque son cosas que hacen juntos con sus hijos, pero cuidado, no todo en plan familiar. Importante mencionar que lo que ustedes elijan tiene que ser algo que convence a ambos. Cosas con las que desean auténticamente comprometerse los dos.
3. La zona individual se cultiva y se respeta. Además del tiempo laboral, tendrá que haber horas diarias y semanales en las que cada uno dedique tiempo a actividades personales en las que la pareja no participará. Esto podrá incluir visitas y actividades con la familia de origen de cada uno, amigos que no son de la pareja, intereses individuales de esparcimiento, deporte, culturales o profesionales y emprendimientos. Es mucho lo que generalmente abarca la zona individual. De hecho, para la mayoría de la gente, es más el tiempo que se pasa en la zona individual que en la de pareja. De ahí que sea clave que lo que te diseñes en tu área individual tiene que ser algo que te satisfaga profundamente. Esto permitirá no ser una pareja dependiente y hambrienta de estimulación, lo que, a su vez, termina convirtiéndose en reclamos, posesividad, celos y control hacia el otro. Tu tiempo individual tiene que resultarte agradable, productivo, con variantes que te mantengan a salvo del aburrimiento. Pero este espacio te toca crearlo a ti y no a tu pareja. Entonces la pregunta a responder aquí es: ¿me hago la vida lo suficientemente interesante como para no estarme colgando de mi pareja, demandándole atención y entretenimiento constante? ¿Me cultivo en mi tiempo personal, así como para tener algunas novedades de que platicar? ¿Tengo familia y amigos con quienes satisfacer mis necesidades de compañía, diversión, intimidad y apoyo emocional, estimulación intelectual? En resumen, ¿tengo claro que la vida no empieza y termina solo en la relación de pareja y se nota esto en mi estilo de vida?
A final de cuentas la clave para una buena relación de pareja y una buena vida es poder mantener ese equilibrio entre lo que hago para mí y lo que hago para la relación. Si tengo ambas claras y llego a acuerdos razonables con mi pareja sobre que, cuando, como y con quien viviremos nuestra zona de pareja, no habrá motivo para quejarse nunca más de que no se dan tiempo, pues este habrá aparecido, no por arte de magia, sino como resultado de realmente valorar el tiempo juntos y proceder a g***rlo. Te deseo como siempre, lo mejor.
Citas al 664 331 1070
En mi matrimonio, ¿sigo o me siguen?
Podríamos decir que, en cuanto a proyecto de vida, los matrimonios se dividen en dos grandes grupos. Uno, cuando la pareja está al servicio del proyecto de uno de los dos, y el otro cuando crean, prácticamente de cero, un proyecto de vida entre ambos. Hoy exploraremos lo que implican y que podrá significar para ti y tu relación de pareja cada uno.
Súbete a mi moto
Por un lado, tenemos las parejas en las que uno de los dos está completamente invertido en un objetivo, profesión u oficio que dicta en gran medida el estilo de vida de esa persona. Hacer vida de pareja con él o ella implica automáticamente que tendrás que acoplarte a esa realidad. Un profesionista muy exitoso que su trabajo lo lleva a viajar constantemente, tener horarios extendidos de trabajo, interactuar cotidianamente muy de cerca con el s**o opuesto, hacer muchos de los tratos de negocio en restaurantes y bares, etc. tiende a resultar en disminuidas oportunidades de convivir en pareja y familia con suficiente cantidad y calidad. El desafío principal de este tipo de relación podrá ser lograr y mantener el equilibrio entre trabajo y pareja/familia. Estar absorto por las metas laborales es común aquí. Los temores e inseguridades de la pareja que apoya también suelen presentarse. A final de cuentas, el/la otro(a) es la estrella de la relación. Recibe mucha más atención y reconocimiento social. Este planteamiento inicial podrá parecer que este tipo de relación es negativa o que invariablemente terminara en crisis, infelicidad y/o divorcio. Pero no necesariamente tiene que ser así. Para que les funcione a ambos, hay que cuidar los siguientes puntos:
1. Apropiarse del proyecto: Aceptar ser la pareja de alguien que está profundamente comprometido en lograr sus sueños y que estos implican cierto grado de dificultad e inversión de tiempo y esfuerzo no será fácil en muchos momentos. Pero en particular porque quizá implica que no serás lo más importante para él o ella. Aunque te ame profundamente y te lo demuestre de mil maneras, su prioridad principal es su proyecto de vida y esto lo debes tener claro desde el inicio. Te lo diga o no, esta será tu realidad. Es por esta razón que te conviene asumir cuanto antes que tu función de apoyo para el proyecto es clave. Que sus sueños ahora son tus sueños y que los éxitos o fracasos del proyecto también serán tuyos. Encontrar orgullo y profunda satisfacción en ser parte del equipo es fundamental para ser feliz en este estilo de pareja. Implica también no buscar ni que te haga ruido el no ser el/la protagonista principal en el proyecto. ¿Podrás asumir esto sin gran dificultad? ¿Va con tu personalidad y aspiraciones? ¿No te generara posteriormente resentimientos?
2. Claridad de funciones: Tener siempre claro a quien le toca hacer que y cuando. Se desperdicia mucho tiempo, recurso y energía en esfuerzos mal encaminados debido a la falta de coordinación e incluso la necedad de desempeñar funciones para las cuales está mejor equipada la pareja. Si el/la otro(a) se le da mejor la administración de las finanzas por qué no hacerlo(a) de una vez por todas el/la encargado(a) de ello?
3. Ser y hacer individualmente: Ahora, el que te sepas quizá el principal soporte de tu pareja en la consecución de sus sueños no significa, de ninguna manera, que te anules o desaparezcan del mapa tus inquietudes y tus propias metas. En todo momento debes saberte parte de una relación, sí. Pero a la vez un individuo con sus propias necesidades y deseos. Es por ello que siempre debes dedicar algunas horas diarias a actividades individuales para tu propia satisfacción. Estar comprometido en una relación no debe significar la desaparición de tu individualidad ni la cancelación de tus aspiraciones personales.
El otro tipo de pareja es aquel en el que, entre ambos, crean un proyecto de vida, sin planes o ideas preconcebidas de que uno tiene que seguir al otro. Mas que “súbete a mi moto, si quieres, porque voy para allá y nada ni nadie me detendrá.” La postura aquí es “Oye, quiero estar contigo y que hagamos algo juntos. Vamos viendo a donde vamos.” Nadie tiene que necesariamente acoplarse a una gran meta o estilo de vida impuesto por el proyecto de uno de los dos. Y aunque esto podrá verse como una gran ventaja en ese sentido, el comenzar una relación sin proyecto plantea el desafío de iniciar de cero. Sin rumbo definido, simplemente sabiendo que quieren hacer cualquier recorrido juntos. Estas relaciones tienden a vivirse con una sensación de mayor equidad y de un crecimiento “orgánico”, pero suelen ser inicios de gran incertidumbre y de un caminar titubeante y por ensayo y error. Pero si se logra atravesar esta fase inicial complicada gracias a acuerdos que van efectuando al ir conociendo lo que mejor les funciona, podrán crearse una sólida y duradera relación. Puntos a cuidar para llegar ahí:
1. Definir metas y estilo de vida de pareja y familiar: Unir sus vidas por afinidad y atracción no es suficiente para saber si en el día a día y año tras año FUNCIONARAN como pareja. Es por esto que es clave la profunda y honesta reflexión y posterior extensa conversación para concluir en claros acuerdos en cuanto a de que se va a tratar esta relación. Cuáles serán nuestras prioridades, que es lo que como pareja y familia deseamos lograr y como deseamos vivir.
2. Aprender a mantener el equilibrio entre el yo y el nosotros: Cuando la unión no la mantiene un proyecto en común es más fácil nunca convertirse en un nosotros. Mas probable seguir llevando vidas paralelas. Por lo mismo conviene monitorear que se cultiva y fortalece el nosotros con actividades y metas en común. Inversión de tiempo, energía y recursos a la zona de pareja. Compartir realmente la vida.
Sigas o seas seguido, o sean de las parejas que unieron sus vidas sin proyecto a seguir, lo importante es saber que se puede ser feliz en cualquiera de estos estilos de relación. El factor determinante de tu felicidad es tu honestidad contigo mismo y situarte en el que compagina contigo. Consultas al 664 331 1070.
Our Story
Atencion psicologica a adultos, parejas, grupos y empresas.