Instituto de Estudios de Naciones Unidas - ONUES

Un gran placer moderar ayer el evento de PEN Internacional en el Instituto Cervantes de Madrid con Gioconda Belli Martin Caparros Gabriel Seisdedos y Carles Torner sobre la libertad de expresión en el mundo.

Excelente conferencia de Ignacio Ramonet sobre geopolítica en
La Casa Encendida que tuve el placer de moderar dentro del ciclo de conferencias organizado por Le Monde diplomatique en español y .
Una visión lúcida sobre las crisis globales que estamos viviendo.
En caso de que no pudieras verla, aquí está disponible:

Geopolítica 2024: Anatomía de una policrisis, con Ignacio Ramonet ¿Cómo entender lo que está sucediendo en Ucrania y en Oriente Próximo? ¿Cómo anticipar el mundo que viene? El objetivo de este encuentro es clarificar la act...

Mi conversación con la ex-Presidenta de la Asamblea General de la ONU, la ecuatoriana María Fernanda Espinosa, en la Casa Encendida, donde se repasa la actualidad geopolítica mundial y el papel de Naciones Unidas.
https://www.youtube.com/watch?v=4EbEjBmwIJk

Mi artículo en Le Monde diplomatique de este mes de mayo.

https://mondiplo.com/acoso-y-derribo-contra-la-onu-por-gaza?utm_campaign=monde-diplomatique-marzo-2023&utm_medium=email&utm_source=monde-diplomatique-marzo-2023

Acoso y derribo contra la ONU por Gaza

La crisis de Gaza sigue causando daños colaterales: Naciones Unidas sufre un acoso sin precedentes tanto en Gaza, donde han perecido unos doscientos trabajadores de la organización, como en Nueva York, donde los altos cargos sufren presiones y campañas de difamación para limitar su ya mermado poder.

por Enrique Yeves, mayo de 2024

Todo sucedió muy rápido, en fin de semana, y fue imposible contener la disparatada reacción en cascada de numerosos gobiernos occidentales en un frenesí diplomático esperpéntico por su falta de racionalidad. Era viernes 26 de enero y la Corte Internacional de Justicia (CIJ) emitía sobre las 13:00 horas (hora peninsular española) el fallo preliminar contra Israel en el que le pedía mayores esfuerzos para evitar más muertes y daños en Gaza. Apenas un par de horas después el Gobierno israelí anunciaba, sin facilitar pruebas, de que 12 empleados de UNRWA (Agencia de Naciones Unidas para los Refugiados de Palestina en Oriente Próximo, por sus siglas en inglés) habrían participado en los ataques de Hamás del 7 de octubre, noticia que las redes ­sociales se encargaron de propagar masivamente en apenas minutos. De forma inmediata, uno detrás de otro, los principales donantes de la UNRWA anunciaban el cese de su apoyo a la organización. Primero fue Estados Unidos, el principal contribuyente, después Alemania –segundo mayor donante–, a los que siguió el sábado 27 y domingo 28 de enero un goteo continuo: el Reino Unido, Italia, Países Bajos, Suiza, Finlandia, Australia, Canadá, Estonia… hasta un total de 16. El lunes por la mañana, apenas 48 horas después del anuncio israelí, en pleno fin de semana de trabajo inaudito en las cancillerías occidentales, la agencia que cuida de los refugiados palestinos se despertaba con la cancelación de unas contribuciones que alcanzaban 450 millones de dólares (unos 411 millones de euros).

“Fue un fin de semana de locura. Imperó una irracionalidad difícil de entender con gobiernos con los que trabajamos y hemos trabajado a diario, con una comunicación fluida, que en un fin de semana decidieran cancelar las contribuciones sin ni siquiera hablar con nosotros, basándose sólo en lo que decía el Gobierno de Israel”, señaló Philippe Lazzarini, comisionado general de la UNRWA, en conversación con Le Monde diplomatique en español. Hasta hoy el Gobierno israelí no ha facilitado ninguna prueba de tan graves acusaciones, pero ha aumentado el número del personal imputado por ­colaborar con Hamás a otros 450 trabajadores. Una investigación independiente dada a conocer en abril en Nueva York y dirigida por la exministra de Asuntos Exteriores francesa ­Catherine Colonna llegó a la conclusión de que Israel aún no ha aportado pruebas que demuestren que el personal de la UNRWA esté vinculado a organizaciones islamistas como Hamás.

Muchos quisieron ver una cortina de humo para tapar el impacto mediático del fallo de la CIJ. Lo cierto es que el acoso y derribo al que están siendo sometidas las Naciones Unidas en general y la UNRWA en particular por parte de Tel Aviv, con el apoyo de poderosos aliados como Washington, viene de lejos, pero ha alcanzado unas cuotas muy preocupantes para la comunidad internacional desde el ataque de Hamás del 7 de octubre pasado.

La agencia de la ONU para los refugiados palestinos es un bastión imprescindible para sustentar el apoyo a los palestinos, especialmente en Gaza, donde, de los 2 millones de habitantes, 1,5 millones son refugiados de Palestina. El 80% de la población de Gaza dependía antes de esta crisis de la ayuda de emergencia de UNRWA, y el 59% estaba clasificada como población en situación de inseguridad alimentaria. La agencia no sólo opera en Gaza, sino que también ayuda a otros 4,4 millones de refugiados palestinos en Cisjordania, Jerusalén Este, Siria, Líbano y Jordania, y es responsable de 8 campamentos, 276 escuelas (con casi 300.000 alumnos) y 22 centros de atención primaria (1).

El precio pagado por los trabajadores de la ONU en Gaza durante esta crisis no ha sido exiguo. Unos 200 trabajadores de la ONU han mu**to desde el 7 de octubre por el ataque israelí, que ha provocado ya unos 33.000 mu**tos y 77.000 heridos, según el Ministerio de Sanidad gazatí (esta cifra no incluye las numerosas víctimas que todavía están bajo los escombros). Las acciones de Tel Aviv están claramente dirigidas a eliminar a la UNRWA, y no empiezan el 7 de octubre con el ataque de Hamás. Para Raquel Martí, directora ejecutiva de UNRWA en España, se trata en primer lugar de una organización incómoda “porque representa los derechos reconocidos por la comunidad internacional de los refugiados palestinos, incluido el derecho de retorno que tanto preocupa –y no reconoce– Israel. Además, se trata de la organización más grande que gestiona toda ayuda humanitaria que entra en Gaza. Acabar con UNRWA es acabar con la columna vertebral de la ayuda humanitaria en Gaza”.

Algunas fuentes señalan que Israel y Estados Unidos estarían negociando un plan para eliminar a la UNRWA y sustituirla por alguna otra organización a la que Washington destinaría los fondos que ahora niega a UNRWA, como podría ser ACNUR (Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Refugiados) o el Programa Mundial de Alimentos (PMA), que depende de la financiación masiva de Estados Unidos, controlada desde Washington y cuya actual directora ejecu­tiva es Cindy McCain, la viuda del ­senador por Arizona y excandidato republicano a la presidencia de Estados Unidos en 2008 John McCain.

Explosivo informe sobre torturas
El acoso contra el personal de UNRWA ha escalado a raíz del ataque de Hamás. La agencia ha elaborado un informe sobre torturas y maltratos a detenidos palestinos por las tropas israelíes y se basa en las declaraciones de 1506 detenidos de Gaza y liberados posteriormente a través del paso fronterizo de Karem Abu Salem. Esa cifra incluía 43 niños y 84 mujeres. Entre los liberados había 23 trabajadores de la agencia de la ONU y 16 familiares de su personal, así como 326 jornaleros gazatíes que trabajaban en Israel (2).

“Los prisioneros denunciaron malos tratos durante las distintas etapas de su detención. Entre los detenidos liberados había hombres y mujeres, niños, personas mayores, personas con discapacidad, heridos y enfermos, todos los cuales fueron sometidos a formas similares de malos tratos, según testimonios de primera mano recogidos por UNRWA. “Me golpeaban con una barra metálica extensible. Tenía sangre en los pantalones y, cuando la vieron, me golpearon ahí” señala un palestino detenido de 26 años.

Según las denuncias, los malos tratos incluían palizas mientras se les tumbaba en un colchón sobre escombros durante horas, sin comida, agua o acceso a un retrete y con las piernas y las manos atadas con bridas de plástico. Varios detenidos denunciaron que los habían metido en jaulas y atacado con perros. “Algunos detenidos liberados, entre ellos un niño, presentaban heridas de mordeduras de perro”, señala el informe. Además, se amenazaba a los detenidos con un arresto prolongado, causarles lesiones o el as*****to de sus familiares si no proporcionaban la información solicitada.

Este es el testimonio de una mujer palestina de 34 años: “Me mostró todo mi barrio en una pantalla de ordenador y me pidió que les hablara de todas las personas que me señalaban: quién es este, quién es esta, etc. Si no reconocía a alguien, el soldado amenazaba con bombardear mi casa. Me preguntó quién de mi casa no se había ido al sur. Le dije que mis hermanos y mi padre se quedaron en casa. Me dijo: si no confiesas toda la información, bombardearemos tu casa y mataremos a tu familia”.

Otros métodos de malos tratos denunciados incluían amenazas de daños físicos, insultos y humillaciones, como hacerles actuar como animales u orinarse encima, el uso de música alta y ruidos, privación de agua, comida, sueño y aseos, denegación del derecho a rezar y el uso prolongado de esposas fuertemente apretadas que causaba heridas abiertas y lesiones por fricción. Las palizas incluían golpes contundentes en la cabeza, hombros, riñones, cuello, espalda y piernas con barras metálicas y culatas de pistolas y botas, que en algunos casos resultaban en costillas rotas, hombros dislocados y lesiones permanentes.

Las mujeres describieron haber estado expuestas a maltrato psicológico, incluidos insultos y amenazas, así como tocamientos indebidos durante los cacheos e intimidación y acoso mientras tenían los ojos vendados. Tanto a hombres como a mujeres se les obligó a desnudarse delante de soldados durante los cacheos y ser fotografiados y filmados desnudos.

Otra mujer palestina de 34 años relataba así los abusos que sufrió: “Pidieron a los soldados que me escupieran, diciendo ‘esta es una de Gaza’. Nos golpeaban mientras nos movíamos y decían que nos pondrían pimienta en las partes sensibles. Nos tiraron, nos golpearon, nos llevaron en autobús a la prisión de Damon al cabo de cinco días. Un soldado nos quitó el hiyab y nos pellizcaron y tocaron el cuerpo, incluidos los pechos. Teníamos los ojos vendados y sentíamos cómo nos tocaban, empujando nuestras cabezas hacia el autobús. Empezamos a apretarnos para intentar protegernos de los tocamientos. Decían ‘zorra, zorra’. Les dijeron a los soldados que se quitaran los zapatos y nos abofetearan con ellos”.

La UNRWA registró también casos de palestinos del personal de la agencia detenidos por las fuerzas israelíes, incluidos algunos arrestados durante el desempeño de sus funciones oficiales para la ONU, incluso mientras ­trabajaban en las instalaciones del propio organismo y en un caso durante una operación humanitaria. “También denunciaron haber sido objeto de amenazas y coacciones durante la detención, siendo presionados durante los interrogatorios para que confesaran por la fuerza contra la Agencia, incluyendo que el organismo tiene relaciones con Hamás y que el personal de la UNRWA participó en los atentados del 7 de octubre contra Israel”, señala el informe.

Los malos tratos y abusos contra el personal de la UNRWA incluyeron severas palizas físicas y la tortura del ahogamiento simulado (waterboarding), resultando en un sufrimiento físico extremo; también incluyeron palizas por parte de los médicos cuando acudían a asistencia médica, ataques de perros; y amenazas de violación y electrocución, entre otros malos tratos citados en el informe. Por su parte, la UNRWA ha elevado protestas oficiales a las autoridades israelíes por el trato recibido por los miembros de la Agencia mientras estaban en centros de detención israelíes, sin que haya recibido ninguna respuesta hasta la fecha.

El cerco se traslada a Nueva York
El trabajo de acoso y derribo contra las Naciones Unidas por su papel en Gaza no ha tenido lugar sólo en Oriente Próximo. En la sede central de Nueva York se han empleado todas las armas posibles para minar su trabajo y desprestigiar a la Organización. Además de las consabidas peticiones de dimisión del secretario general, António Guterres, y de otros altos cargos por parte de Israel, así como la inacción del Consejo de Seguridad por el bloqueo constante ejercido por Washington, uno de los objetivos preferidos de los lobbies pro-israelíes en Estados Unidos ha sido la agencia ONU Mujeres y en especial su directora ejecutiva, la jordana Sima Bahous, acusada de no haber defendido los derechos de las mujeres secuestradas y víctimas del ataque de Hamás. Aunque tanto Bahous como ONU Mujeres condenaron el ataque, las acusaron de hacerlo tarde y no preocuparse por las mujeres israelíes.

Una eficaz campaña en su contra, denominada “MeToo UNless ur a Jew” (‘Yo también, excepto si eres judía’) haciendo juego de palabras con la campaña feminista del “Me Too” y la sigla de Naciones Unidas (UN en inglés) ha mantenido la tensión del lobby pro-israelí contra la ONU y ha calado entre el público estadounidense (3). Por su parte, el National Council for Jewish Women (Consejo Nacional de Mujeres Judías) reprochó a Bahous la tardanza en condenar el ataque de Hamás, mientras que el pasado 8 de marzo, Día Internacional de la Mujer, unas doscientas mujeres se manifestaban frente a la sede de ONU Mujeres en Nueva York portando pancartas y fotografías de las israelíes secuestradas.

Otro objetivo israelí ha sido Francesca Albanese, relatora especial sobre la situación de los derechos humanos en el territorio palestino ocupado desde 1967 –un puesto independiente nombrado por el Consejo de Derechos Humanos de la ONU– y una de las voces más críticas contra Israel. Ha sido acusada de antisemita por sus contundentes declaraciones públicas en las que calificaba la ofensiva israelí en Gaza como “crimen contra la humanidad”, hablaba abiertamente de “limpieza étnica” y pedía un embargo internacional de venta de armas a Israel. Las autoridades israelíes no le han permitido visitar los territorios ocupados palestinos para hacer su trabajo desde que fue nombrada en mayo de 2022.

Albanese ha reconocido que ha recibido amenazas tras la publicación de su informe sobre indicios de “genocidio” cometidos por Israel contra la población palestina en el marco de su ofensiva militar en la Franja de Gaza. “Recibo amenazas, nada que hasta ahora haya considerado que requiera precauciones adicionales. Presión sí, pero no cambia ni mi compromiso ni los resultados de mi trabajo”, señaló en una rueda de prensa en Ginebra (4).

Pero ha sido en el campo de las finanzas donde han encontrado el eslabón más débil de la ONU los críticos de la organización. La tradicional tardanza de los países miembros a la hora de pagar se ha acentuado peligrosamente este año. En abril, tan sólo 10 países de los 193 miembros de la ONU habían mantenido el sistema de financiación voluntaria. Y sólo 70 países habían pagado íntegramente su parte del presupuesto ordinario, entre los que no se encontraba Estados Unidos, el mayor contribuyente, lo que forzó al secretario general, António Guterres, a mandar el 25 de enero de este año una carta interna al personal de la organización señalando una batería de medidas de urgencia debido a la falta de liquidez, incluyendo la congelación de puestos vacantes, límites en los viajes y otras reducciones para paliar el déficit de 859 millones de dólares que se arrastra del año anterior.

La sede de Ginebra, la mayor después de Nueva York, tuvo que cerrar parcialmente el 22 de abril pasado –por segunda vez desde el inicio del año– y reducir drásticamente sus activi­dades debido a la falta de liquidez. ­Según Tatiana Valovaya, directora general de la sede, “la ONU se enfrenta a la peor crisis económica de los últimos años por el impago de las cuotas de numerosos países, lo que ha provocado un impacto muy negativo en nuestra capacidad de operación” (5).

Todos estos factores están conformando la tormenta perfecta sobre las Naciones Unidas en una crisis que está poniendo a prueba su capacidad de resistencia ante el peligro de irrelevancia en el actual marco geopolítico.
(1) Enrique Yeves, “La ONU se la juega en Gaza”, Le Monde diplomatique en español, diciembre 2023.

(2) “Detention and alleged ill-treatment of detainees from Gaza during Israel-Hamas War”, UNRWA, 16 de abril de 2024.

(3) www.metoo-unlessurajew.com

(4) Europa Press, “La relatora especial de la ONU para Palestina reconoce que recibió amenazas por el informe de ‘genocidio’ en Gaza”, 27 de marzo 2024.

(5) Thalif Deen, “UN in Geneva to Partially Shut Down– for Second Time– Due to Cash Flow Crisis”, 2 de abril de 2024, www.ipsnews.net

Enrique Yeves
Periodista especializado en temas relacionados con la ONU.
© Le Monde diplomatique en español

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Será un gran placer moderar y conversar con la ex-Presidenta de la Asamblea General de la María Fernanda Espinosa el próximo martes 23 de abril en La Casa Encendida de Madrid. Será a las 19.00 horas.
La diplomática ecuatoriana, que ha sido en su país ministra (canciller) de exteriores y defensa, además de embajadora en Nueva York y Ginebra, realizará una radiografía del mundo actual y sus retos: el hambre, la pobreza, el cambio climático, los conflictos bélicos y las desigualdades globales así como la capacidad real de Naciones Unidas para gestionar estas crisis mundiales.

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Un placer participar en este seminario de la Universidad Internacional de Andalucía para hablar sobre Naciones Unidas y el multilateralismo.

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