Mi globo rojo
�Educación social, emocional y mental
�Mindfulness & vida plena
Goleman (1995) define la Inteligencia Emocional como: “la capacidad de reconocer nuestros propios sentimientos y los de los demás, de motivar- nos y de manejar adecuada- mente las relaciones”.
Todos nosotros tenemos dos mentes: una mente que piensa (cerebro racional) y otra mente que siente (cerebro emocional). El cerebro emocional responde a un acontecimiento más rápido que el cerebro racional.
Si no dispones de unas buenas habilidades emocionales, si no te conoces bien, si no eres capaz de manejar las emociones que te inquietan, si no puedes sentir empatía ni tener relaciones estrechas, entonces da igual lo listo que seas, no vas a ir muy lejos.
Las emociones son poderosas, y dominarlas es la Inteligencia Emocional.
Por ejemplo, cuando una situación nos enfada mucho, esta emoción tóxica secuestra nuestra mente y y nos atrapa, por lo que el cerebro emocional predominará sobre el cerebro racional y se hará muy difícil razonar la situación, hasta tal punto que uno puede olvidarse en medio de la discusión por qué empezó.
Dominar el mundo emocional es especialmente difícil, porque estas habilidades deben ponerse en marcha en aquellos momentos en que las personas se encuentran en peores condiciones para asimilar información y aprender hábitos de respuesta nuevos.
Además, la Inteligencia Emocional es clave para nuestra vida social, ya que supone la capacidad de reconocer los sentimientos de los demás y la habilidad para relacionarnos adecuadamente con las emociones ajenas. Si uno no es capaz de darse cuenta de que otra persona está triste o enfadada, difícilmente podrá hacer algo por aliviarlo o solucionarlo.
Siguiendo la definición de Inteligencia Emocional de Goleman, podemos identificar dos bloques:
▪️Capacidad para la auto-reflexión: Identificar las propias emociones y regularlas de forma apropiada.
▪️Habilidad para reconocer lo que los demás están pensando y sintiendo: Habilidades sociales, empatía, asertividad, comunicación no verbal, entre otras.
🔺Todas estas habilidades se pueden entrenar y aprender.
Foto: Libro Inteligencia Emocional -Daniel Goleman-, regalo de mi gran amigo Gonzalo Villanueva
¡¡Feliz fin de semana!! 🎈❣️
«¿Cómo influyen las emociones en nuestro cuerpo?»
Igual que un dolor físico aparece para que lo cures, vayas al médico… las emociones aparecen en nuestro cuerpo para que les pongamos atención y hagamos algo. Pues si esas emociones se convierten en patológicas pueden desencadenar en ansiedad, depresión, celos irracionales, insomnio, etc. También las emociones positivas necesitan ser gestionadas adecuadamente. Por ejemplo: si me toca la lotería, es normal que sienta una inmensa alegría y euforia, pero si no la controlo me llevará a actuar de forma peligrosa y gastar todo el dinero en unos días.
El dolor emocional es mucho más frecuente y tan perjudicial como el físico. Pero igual que hacemos con el dolor físico, si ponemos atención en nuestro dolor emocional podemos aprovechar su energía de forma saludable. Para gestionar y canalizar adecuadamente nuestras emociones es fundamental que aprendamos a identificarlas en nuestro cuerpo (explicaremos cada una de ellas en próximas publicaciones).
La tendencia natural en el ser humano es querer evitar esas emocionas dolorosas. Esto nos lleva a sentir doble dolor. Si sentimos ansiedad y no la dejamos estar, aparecerá la culpa por sentir tanta ansiedad y entonces, además de ansiedad, nos sentiremos enfadados y angustiados. O si estamos triste y lloramos, y encima nos sentimos mal por llorar, ya que la mayoría de las veces nos dicen: “no llores”, cuando en realidad es una reacción natural ante nuestra tristeza.
“Si un alfiler pincha nuestro globo”: no podemos luchar contra algo que no se puede evitar en la vida, pero sí tomarlas como oportunidades para aprender a responder de formas nuevas y saludables en lugar de convertirnos en víctimas de nuestras propias emociones.
Una emoción es un cambio físico que se produce en nuestro cuerpo, una energía que nos envía el cuerpo para que hagamos algo. Las emociones están relacionadas con nuestros pensamientos y recuerdos.
Aunque la mayoría de las veces nos han enseñado que algunas emociones son malas, por ejemplo la tristeza, lo cierto es que todas las emociones son necesarias y cumplen una función:
*La alegría sirve para desear salir a hacer cosas.
*La tristeza para pasar el duelo.
*El miedo sirve para ir con prudencia.
*La rabia para decir “no” “basta”.
¿Qué pasaría a la hora de cruzar un semáforo si no sintiésemos miedo?
Esas energías son “los alfileres que pinchan nuestro globo”: no tenemos control sobre muchas de las cosas que suceden a nuestro alrededor y sobre las emociones que nos provocan, pero sí sobre nuestra forma de reaccionar y actuar. Podemos poner un “parche” y tapar esa emoción de forma que se reprima y nos cause mayor malestar, hasta llegar a “explotar”. Pero también podemos actuar para canalizar y gestionar nuestras emociones. Si nos enfadamos con alguien, podemos tener la tendencia a gritarle o a dejar de hablarle, pero también podemos elegir responder con tranquilidad e intentar resolver el conflicto.
Cuando sentimos emociones fuertes, podemos hacer todo tipo de cosas de las que después nos podemos arrepentir y que tendrán un impacto negativo en nuestro cuerpo. El problema es cuando esas emociones se convierten en patológicas y pueden desencadenar en ansiedad, depresión (sin dejar de reconocer la depresión como una enfermedad que muchas veces no tiene un origen claro), celos irracionales, fobias... de ahí la importancia de reconocer y gestionar adecuadamente nuestras emociones.
Y, ¿no pensáis que la educación emocional debería ser una asignatura obligatoria en todos colegio? ¡Una asignatura sin letras, números ni exámenes, pero igual o más importante! 🎈❣️