Kronos

Kronos

Temporalmente atemporal.

13/02/2024

Que ganas de “déjame revisarlo con mi esposa”.

12/02/2024

Claro que creo en la magia. Ocurre cada vez que te miro a los ojos.

14/10/2022

¿Cuántos ”hasta mañana” nos quedan?

01/08/2022

A veces ya ni quedan ganas, ni fuerzas siquiera para hablar.

30/07/2022

¿Si quiera sabemos amar? ¿Es el amor algo innato, o quizás algo construido en el tiempo de vida recorrido?

20/07/2022

En ocasiones, considero que nuestros sueños no se tratan en realidad de lo que queremos tener para el futuro, si no de conseguir lo que siempre quisimos tener en el pasado.

27/06/2022

He oído decir que se puede crear arte a partir del dolor y la tristeza.
Creo que en mi caso no han logrado generar tal inspiración.

18/06/2022

- 18/06/22, 4:10am.

Ahí estaba yo, arriba de un escenario, con las luces apuntando hacia mi. Tenía una guitarra encima, y había un micrófono frente a mí, pero cuando miré hacia adelante, no había ni una sola alma. El auditorio estaba vacío, tan oscuro que apenas se podían distinguir los asientos. Y tan solitario, que casi podías escuchar el silencio.
No tenía ningún sentido estar ahí, pero finalmente comencé a tocar. Cada melodía que se creaba, eran melodías que evocaban dolor, tristeza, pena y recuerdos. Pensamientos difusos, sentimientos guardados, y una soledad aguda. Con razón nadie se encuentra ahí, ¿quién querría asistir a un lugar así?
Aparece una silueta entrando al auditorio. Apenas se alcanza a distinguir en medio de la oscuridad, ¿Acaso es un hombre? ¿Una mujer? No entiendo de qué o de quién se trata, pero sé que estaba ahí porque emanaba luz, una luz cálida, una luz que, considero, no pertenece aquí.
La silueta se acerca cada vez más hacia el escenario. Mi voz se tensa entre miedo y nerviosismo. Mis manos comienzan a sudar. Las letras de las canciones se me empiezan a olvidar. ¿Acaso tengo miedo a que se me acerque? O, ¿en realidad es miedo a que se vaya por el tono de mis canciones?
La silueta llega hasta a mí. La música para. Cierro los ojos y me quedo quieto, sin saber qué esperar, qué pensar, qué sentir. Siento la calidez de esa luz cerca de mí.
Siento una mano sobre mi hombro. La guitarra se cae, mi voz se rompe, y de mis ojos comienzan a correr lágrimas.
Caigo inevitablemente al suelo sobre mis rodillas. No entiendo qué sucede. Siento que unos brazos me rodean, y mis canciones, y mis pensamientos se difuminan entre tristeza, pero al mismo tiempo alegría. Nostalgia, pero al mismo tiempo una sensación familiar.
¿Han pasado segundos, minutos, horas? ¿Quizás días? No lo sé. No me quiero ir de aquí.
La silueta me suelta y baja del escenario hacia la salida. Intento perseguir aquella luz, pero se va perdiendo entre la oscuridad y el silencio. Corro desesperadamente. No quiero que te vayas.
Caigo al suelo en mi fallido intento de alcanzarte. Antes de perderte de vista, escucho tu voz hablándome, pero, no pude entenderte. ¿Fue una despedida? ¿Un hasta luego? ¿Un volveré?
Hasta hoy mis canciones siguen ahí. Sigo tocando en el mismo lugar. Pero ahora las melodías suenan distinto. Son dualidad. Son manifestaciones de un evento cambiante. Quizás son sólo intentos de recordar lo que dijiste aquella vez, para ver si algún día lo logro encontrar en mi memoria.
Quizás si lo llego a encontrar, sea yo quien te busque a ti.
Mientras tanto, seguiré aquí, soñando.

Website