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Se va de a poco este día... con el una parte tan única, tan especial, tan feliz, de aprender, de amistad, de cariño, de respeto, de gratitud. Una mezcla de sensaciones que vienen a mi memoria y que jamás volví a vivir, tal vez por ello tan especial. Tenía dos años y mamá volvía de Bs As a vivir nuevamente en monteros. Dos años y mi familia mi tía y mis primos, pero de a poco me adoptaron enfrente de casa una familia que me guio hasta entrada mi juventud. La "Mamá Pocha y Valle", me cuidaban mientras mamá trabajaba en Alpargatas en su momento y luego en la Tambor de Tacuarí. Me aceptaron en su mesa y el siempre en la punta, alrededor Tony, Randy, Gris, Viviana, Gary, Sergio y mi querido Pichuko. Aquellos domingos temprano a preparar el horno y disfrutar de empanadas y a la tarde el pan amasado, una mezcla de aventura y esfuerzo traer la leña para que el lo encendiera. La máquina de afeitar como limpiarla, ahí recuerdo su paciencia única para reparar una radio en el patio o reparar la bici, sus charlas, nuestras travesuras de visitarlo en la vieja garita de las vías del tren que se encontraba en calle Alberdi y Mariano Moreno, su portada en la ventanilla de la vieja estación... impecable para la atención y vender los boletos para el tren, y para nosotros para Pichu y para mí era como un caballero de la historia que admirabamos. Nos cargaba en su Gilera casco y guantes y a acheral o a pescar dónde me enseñó a esa única pesca que era ese momento sagrado y de silencio único. En mis retinas aquel WinCo de fondo con un tango de por medio mientras se esperaba el almuerzo. Su mirada, su paciencia, no lo recuerdo pero estoy seguro que esas dos cañas atadas a dos árboles a modo de baranda donde aprendí a dar mis primeros pasos. Ese Leo alargado de su boca cada vez que se refería a mi, sin hacer ninguna diferencia entre sus hijos de sangre y quién escribe. La vida me dió una familia que me adoptó en el corazón que me enseñó mucho, que me dió la figura de un "Papá" en mi niñez. Hoy se fue, "pero dicen que solo se muere cuando se olvida", por ello estoy seguro que vivirá eternamente en mi corazón y en mi agradecimiento por tanto tanto que me dio sin medirse en nada. Se va el día y con el una tristeza que invade mi más profundo sentimiento, a mi familia de corazón mi más sentido pésame, quedará en mi persona parte de Valle Soria que fue tan especial como Mamá Pocha... tal vez quien sabe esten bailando un tango juntos en algún lado o compartiendo un mate, aquí en mi corazón y mi eterno agradecimiento. Valle Soria siempre estará en mi corazón y cada vez que haga este n**o de corbata que con tanta paciencia me enseñó lo recordaré con el enorme respeto que siempre le tuve. Hasta siempre Valle que descanse en paz de un hijo adoptivo o como ud diría el Ñiño Leo!!!