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JUAN CASAS
MI PRIVILEGIO
ES RECORDARTE
A mi hermana Eugenia,
y a todos los que se fueron
durante la pandemia
Juan “ZalleS” Casas
EUGENIA, YA NO
- Las hojas ya no caen.
- ¿Adónde? ¿Adónde,
ya no caen las hojas?
- Allí:
adonde lo que se seca
son las flores.
Las personas se esfuman,
la muchedumbre tose cubrebocas,
y los barbijos viajan. Las mascarillas
ruedan por el piso, recorren las aceras,
quedan en la vereda para siempre
porque nadie las toca.
Con las urnas de velorios vacíos,
sin abrazos ni entierro, la gente,
que está rota, se tumba.
Sin tumba se derrumban.
Otras, sin que haga falta oprobio,
de un día para el otro, escoran,
tuercen y caen como moscas.
Como toscas que van
desde el cuenco hasta el río
desde el río hasta el mar,
desde el mar, al olvido.
Aquí,
las ceremonias son imaginarias.
Cavan el agua sucia. Sin misa
no habrá cuerpo presente.
Sin Dios no habrá adiós,
sino hasta nunca.
Ahora mismo,
encerrado en mi casa,
como si un cheque en blanco
para mi cuenta en rojo, el tiempo
es un banco que sangra, y la metáfora,
me dice que ya está todo dado,
para importar cuanto haya de final
en cada melancolía que haga falta.
Dentro de nosotros va tu lápida,
y encima, la estampa de tu rostro.
Mientras tanto -el músico-
como si fueras su bandoneón,
te mece lánguida.
Te hace gemir en la tormenta,
porque el respirador de los silbidos
tampoco, en los escombros, te hace falta.
Tu cuerpo agónico de ahogo y estertores,
se encuentra en la emboscada que la muerte
nos tiende, hasta asfixiar directo a la garganta.
Y allí estabas, Eugenia
en el despeñadero.
Lacia, hacia el destierro.
Cuesta abajo.
Entonces ¿dónde estuve? Cómo no abrí la puerta
quitando al enfermero que pusieran delante.
Por qué no fui hasta vos, si supe que llamabas.
Esta tarde, la bruma
al centro de diciembre
recorre las baldosas
del frío que ha llegado
hasta el cero absoluto.
Las luces se hacen líquidas. Vierten.
V
JUAN CASAS MI PRIVILEGIO ES RECORDARTE A mi hermana Eugenia, y a todos los que se fueron durante la pandemia Juan “ZalleS” Casas EUGENIA, YA NO - Las hojas ya no caen. - ¿Adónde? ¿Adónde, ya no caen las hojas? - Allí: adonde lo que se seca son las flores. Las personas se esfuman, la muchedumbre tose cubrebocas, y los barbijos viajan. Las mascarillas ruedan por el piso, recorren las aceras, quedan en la vereda para siempre porque nadie las toca. Con las urnas de velorios vacíos, sin abrazos ni entierro, la gente, que está rota, se tumba. Sin tumba se derrumban. Otras, sin que haga falta oprobio, de un día para el otro, escoran, tuercen y caen como moscas. Como toscas que van desde el cuenco hasta el río desde el río hasta el mar, desde el mar, al olvido. Aquí, las ceremonias son imaginarias. Cavan el agua sucia. Sin misa no habrá cuerpo presente. Sin Dios no habrá adiós, sino hasta nunca. Ahora mismo, encerrado en mi casa, como si un cheque en blanco para mi cuenta en rojo, el tiempo es un banco que sangra, y la metáfora, me dice que ya está todo dado, para importar cuanto haya de final en cada melancolía que haga falta. Dentro de nosotros va tu lápida, y encima, la estampa de tu rostro. Mientras tanto -el músico- como si fueras su bandoneón, te mece lánguida. Te hace gemir en la tormenta, porque el respirador de los silbidos tampoco, en los escombros, te hace falta. Tu cuerpo agónico de ahogo y estertores, se encuentra en la emboscada que la muerte nos tiende, hasta asfixiar directo a la garganta. Y allí estabas, Eugenia en el despeñadero. Lacia, hacia el destierro. Cuesta abajo. Entonces ¿dónde estuve? Cómo no abrí la puerta quitando al enfermero que pusieran delante. Por qué no fui hasta vos, si supe que llamabas. Esta tarde, la bruma al centro de diciembre recorre las baldosas del frío que ha llegado hasta el cero absoluto. Las luces se hacen líquidas. Vierten. V
GALERÍA 2020-sin paredes En el CONCEJO DELIBERANTE SAN ISIDRO San Isidro Cultura hcd.sanisidro.gob.ar/index.php/2021/10/06/inauguracion-virtual-de-la-muestra-galeria-2020-en-el-concejo/
En PASAJE 865 CLARISA CASSIAU Alégrate, Alma Mía Si en pan tan soberano, se recibe al que mide cielo y tierra; si el Verbo, la Verdad, la Luz, la Vida en este pan se encierra; si Aquel por cuya mano se rige el cielo, es el que convida con tan dulce comida en tan alegre día. ¡Oh cosa maravillosa! Convite y quien convida es una cosa, alégrate, alma mía, pues tienes en el suelo tan blanco y tan lindo pan como en el cielo. Miguel de Cervantes