Logos Theodicy
Teismo Clasico
De los creadores de "Adán fue unhomo heidelbergensis, el diluvio fue local y Génesis contienes mitos" ahora nos llega, "Halloween no es pagano sino cristiano" ¿Pero es esto cierto? A pesar de las evidencias históricas, algunos cristianos como Raúl Jaramillo de “Fe Razonable en español” citan un video del youtuber Michael Jones, conocido también por el nombre de “Inspiring Philosophy” (IP) para demostrar que Halloween no es de origen pagano. Estos hacen referencia a unos pocos supuestos expertos como Ronald Hutton para decir que no existen documentos antiguos que demuestren que Samhain fue una celebración a la muerte.
Pero hay dos problemas con este tipo de mal argumento. La primera es que apela a la falacia de autoridad y de evidencia incompleta (conocida también como supresión de pruebas o en inglés “cherry picking”) al ignorar que también hay otros expertos en el paganismo como el profesor de historia de la universidad de York y un escritor reconocido por La Canadian Historical Association, Nicholas Rogers, quien difiere con Hutton y demuestra en sus libros que Samhain que sí fue una fiesta real de la muerte que los druidas celebraban en Irlanda, Gran Bretaña y en otros lugares de Europa (“Halloween: From Pagan Ritual to Party Night“, Nicholas Rogers).
De hecho, tomaron control de Stonehenge, Woodhenge, Swinside, Avebury y Catlerigg Stone Circle donde tenían estas festividades llamadas Samhain (pronunciados como Sow-in o Saarween) cuya palabra se deriva del irlandés antiguo que significa fin del verano. Esta informacion también se puede encontrar en la Enciclopedia Británica y en otras fuentes que son considerados generalmente como precisos, fiables y bien redactados por eruditos y académicos (Enciclopedia Británica, Tomo II, Halloween y Tomo VII, Druides).
En cuanto a documentos antiguos se refiere, Hutton, Jones y sus seguidores también se equivocan ya que sí hay evidencias que provienen del mismo Julio César y de otros historiadores romanos, de escritos griegos que datan aproximadamente del año 200 a.C., y de registros antiguos encontrados en Irlanda. Según Cesar, los Celtas creían que ellos descendían de Dis (Plutón), el dios de la muerte lo cual explica el porqué sacrificaban tantos animales y personas noche tras noche para sus dioses (Julio César, Guerra de las Galias, VI. 16.). El historiador romano, Tácito y el geógrafo e historiador griego, Estrabón al igual que Diodoro Sículo, también escribieron sobre los orígenes paganos del Samhain y describieron estos ritos satánicos de los druidas (Tácito, Anales, XIV.30.; Estrabón, Geografía, IV. 4.5. y Diodoro Sículo, La Biblioteca histórica, V:31:3.).
Por otro lado, es cierto que no hay mucho escrito de los druidas y de los textos irlandeses antiguos (algunos de los cuales están guardados en “The National Museum of Ireland Country Life”) pues veneraban la tradición oral para proteger sus secretos, pero los pocos que hay explican en detalle sus prácticas ocultistas y los documentos romanos concuerdan con los documentos irlandeses quienes se horrorizaron de estas festividades del Samhain y trataron de ponerle fin a sus sacrificios humanos.
El papa Bonifacio IV, el papa Gregorio III y otros líderes católicos también reconocieron la existencia de esta antigua adoración pagana y sus sacrificios barbáricos pero trataron de suplementarla, “cristianizarla” o “santificarla” pues todavía era muy popular en esos tiempos con el nombre “Halloween” la cual proviene de una variación escocesa de la expresión inglesa “All Hallows Eve” que significa «El Día de Todos los Santos».
Además, este tipo de sincretismo (paganismo con cristianismo) es condenado en las Escrituras (Vea 1 Samuel 15:21-22; Levítico 10:1,2,10; Éxodo 32:5,17-20; Deuteronomio 18:9-12; Levítico 18:30; Romanos 12:2; 3 Juan 1:11 y 1 Corintios 10:20-22). Los supuestos “elementos cristianos” que tiene ni siquiera son bíblicos sino antibíblicos pues en “El Día de los Santos o Día de las Almas” se reza a los santos mu***os por los mu***os católicos que están en el purgatorio (Catecismo de la Iglesia Católica # 1030-1032).
Tales implicaciones teológicas también son un problema ya que la Biblia condena la necromancia (comunicación con los mu***os) pues solo hay un Mediador entre Dios y los hombres, Jesucristo (Vea Isaías 8:19; 1 Timoteo 2:5 y Deuteronomio 18:9-12). La Biblia tampoco menciona un purgatorio sino que enseña que solamente existe el Cielo y el In****no y que después de la muerte no hay una segunda oportunidad (Lucas 16:19-31; 2 Corintios 6:2 y Hebreos 9:27).
En fin, el que diga que no hay evidencias que muestra que Halloween tiene raíces paganos no solo muestra ignorancia sino falta de objetividad. Así que, protege a tus hijos que son herencia de Jehová (Salmo 127:3) y recuerda, “Mirad que nadie os engañe por medio de filosofías y huecas sutilezas, según las tradiciones de los hombres, conforme a los rudimentos del mundo, y no según Cristo” (Colosenses 2:8), saludos.
http://www.cristianismoparaateos.com/index.php/2020/11/01/tiene-la-noche-de-halloween-origenes-cristianos-o-paganos/
¿Es razonable redimir Halloween?
No, ni es razonable y mucho menos bíblico “redimir” Halloween. Pero mejor dejemos que la misma Palabra de Dios el cual es nuestra autoridad final responda a dicha pregunta. “¿Quién hará limpio lo inmundo? Nadie.” (Job 14:4). El problema de Halloween (conocido antes como Samhain) no es solo sus orígenes paganos (Vea Enciclopedia Británica, Tomo II, Halloween y Tomo VII, Druides), sino su significado e implicaciones teológicas pues es una fiesta que todavía enfatiza la muerte (Proverbios 8:35), la oscuridad (Juan 8:12 y Efesios 5:8-11), el miedo (Juan 14:6; Proverbios 8:36 y 1 Juan 4:18) y el ocultismo. Mientras que el cristianismo enfatiza la vida, la luz y la verdad (2 Timoteo 1:7). De hecho, la muerte es un enemigo desde la cosmovisión cristiana (1 Corintios 15:26). En otras palabras, la celebración moderna de Halloween no solo sigue siendo pagana, sino que también es incompatible y opuesta al cristianismo.
Históricamente, ya los papas Bonifacio IV y el papa Gregorio III que habían reconocido la existencia de esta antigua adoración pagana y sus sacrificios barbáricos trataron de redimirla reemplazándola, “cristianizándola” o “santificándola” fusionando lo secular con lo sagrado con el nombre de “Halloween” la cual proviene de una variación escocesa de la expresión inglesa “All Hallows Eve” que significa «El Día de Todos los Santos». Pero ¿qué es “El Día de los Santos o Día de las Almas”? Es una celebración propuesta y decretada por papas para rezar a santos mu***os por los mu***os católicos que están en el purgatorio (Catecismo de la Iglesia Católica # 1030-1032).
Sin embargo, hay dos problemas principales con este tipo de “redención” de Halloween. En primer lugar, tratar de mezclar lo pagano con “elementos cristianos (sincretismo religioso) es una práctica condenada en la Biblia (Vea Éxodo 32:5, 17-20; Deuteronomio 18:9-14; Levítico 10:1,2,10; 18:30; 1 Samuel 15:21-22; Ezequiel 22:26; Romanos 12:1-2; 3 Juan 1:11 y 1 Corintios 10:20-22). De hecho, uno de sus dioses a quienes los druidas ofrecían sus sacrificios en Halloween era llamado Baal (Irish Folk Lore: Traditions and Supertitions of the Country, Lageniensis, 1870, págs. 212, 213-217). ¿No les suena familiar? (Vea Jeremías 19:5; 32:35 y 1 Reyes 22:53). Dios simplemente no acepta todo y juzgó varias veces a Israel por este mismo pecado.
Y segundo las implicaciones teológicas del Dia de los Santos (orar a los santos mu***os por los mu***os que están en el purgatorio) también es problemático ya que la Biblia condena la necromancia pues solo hay un Mediador entre Dios y los hombres, Jesucristo (Vea Isaías 8:19; 1 Timoteo 2:5-6; Deuteronomio 18:9-12; Hebreos 7:25 y Romanos 8:26-27). La Biblia tampoco menciona un purgatorio, sino que enseña que solamente existe el Cielo y el In****no y que después de la muerte no hay una segunda oportunidad (Lucas 16:19-31; 2 Corintios 6:2 y Hebreos 9:27) sino solamente a través de la fe en la obra terminada y consumida en la cruz de Cristo mientras estamos con vida (Hebreos 10:4).
De hecho, estas son las razones por la que los primeros protestantes rechazaron la fiesta de Halloween al igual que los padres fundadores de la nación estadounidense (puritanos, peregrinos y otros cristianos no católicos) porque sabían que era una festividad pagana (Enciclopedia Británica). Hoy en día la mayoría de los apologistas cristianos creen que un cristiano no debería celebrarlo y hasta muchos católicos ahora están rechazando el Halloween (https://www.aciprensa.com/noticias/el-padre-fortea-sobre-halloween-un-catolico-puede-disfrazarse-y-participar-75095). El “National Criminal Justice Reference Service” (NCJRS) también ha afirmado en un documento llamado “Satanic Cult Awareness” que otro nombre para Halloween es Samhein y que sigue siendo la fiesta principal para los satanistas o satánicos y que lo practican con actividades sexuales, violentas, demoniacas y con sacrificios de animales o humanos de cualquier edad (Vea “Satanic Cult Awareness” del NCJRS, p.17 y 26).
¿Pero no es razonable? Tampoco. ¿Acaso tiene sentido que los padres cristianos le digan a sus hijos que no hablen con extraños, pero no tienen problema alguno en que vayan de casa en casa en la noche de Halloween para recibir dulces de gente extraña y en un día donde más se reportan caramelos y golosinas con veneno, dr**as y afiladas cuchillas? Además, en vista de la mala reputación que tiene Halloween ¿quisiera un cristiano identificarse con un tipo de fiesta que incluso muchas personas del mundo consideran impropia y peligrosa? (Tito 2:6-8 y 1 Tesalonicenses 5:22). ¿Qué clase de impresión le damos al mundo perdido vistiéndonos o disfrazándonos como el diablo, brujas, vampiros, zombis u otros personajes de terror o celebrando una fiesta que hasta los mismos no creyentes saben que no es cristiana sino pagana? ¿Qué clase de esperanza le estamos ofreciendo al mundo perdido si usamos disfraces que no expresan el fruto del Espíritu Santo como el amor, paz, gozo, benignidad, bondad y mansedumbre? (Vea Colosenses 4:5).
¿Sería sabio de nuestra parte participar o afiliarnos a cualquier tipo de fiesta que en su mayor parte ofende las normas cristianas? (Proverbios 24:1-2,19-20). ¿Puedes imaginarte que a Dios le agrade? Ciertamente deberíamos comenzar comprobando cualquier celebración a Filipenses 4:8 y hacer estas preguntas: “¿Es verdadera?, ¿es honesta?, ¿es justa?, ¿es pura?, ¿es amable?, ¿es de buen nombre?, ¿es digno de alabanza?”. ¿Si los satanistas y brujos no celebran nuestros días sagrados como el Domingo de Resurrección, el Sábado de Gloria o la Navidad cristiana entonces ¿por qué los cristianos vamos a celebrar la de ellos las cuales son paganas? Eso no tiene sentido. Hasta el famoso ocultista, fundador de la iglesia de Satán y escritor de la biblia satánica, Anton LaVey dijo, que, “Me alegro de que los padres cristianos permitan que sus hijos adoren al diablo al menos una noche por año”. Por tanto, si la noche de Halloween es un día donde según la misma policía pasa tanta maldad (como desapariciones, secuestros, ritos ocultistas, sacrificios humanos, criminalidad, etc) entonces ¿por qué no mejor quedarse en casa orando, ayunando y dando tratados como los de Chick Publications con dulces a los que vienen a nuestra puerta por un regalo lo cual también es una forma de evangelismo?
Hasta al mundo le parece raro que un cristiano celebre Halloween pues lo ven como un culto directo o indirecto a las tinieblas y aquellos cristianos tales como Dorren Irving, Beth Eckert y el pastor John Ramírez quienes han salido del satanismo y la brujería han advertido que los cristianos no deberían tener nada que ver con Halloween porque es la fiesta pagana más diabólica Romanos 14:13-21). En fin, ¿es razonable redimir Halloween? No, porque a la luz de la Biblia eso no sería un “culto racional” (Romanos 12:1). Así que, en vez de prestar atención a jóvenes “apologistas” de Facebook o Youtube quienes parecen estar más interesados en parecerse al mundo que a Cristo mejor sigamos el consejo de Efesios 5:11 que dice, “Y no participéis en las obras de las tinieblas, sino mas bien reprendedlas” (Efesios 5:11).
http://www.cristianismoparaateos.com/index.php/2022/10/20/es-razonable-redimir-halloween/
Jesús y la mujer sorprendida en adulterio ¿Es o no es un texto agregado por alguien externo por escribas? el argumento de la fuente original esta en la bibliografia.
La perícopa de la adúltera está en línea con muchos otros pasajes de los evangelios, y probablemente se originó en la tradición apostólica más antigua (la Didascalia apostolorum se refiere a esta perícopa, junto a Papías de Hierápolis también). Ya en el siglo IV, el episodio sobre Jesús y la mujer sorprendida en adulterio aparecía en Juan 7:53-8:11 en la Vulgata latina, traducción que más tarde sería declarada auténtica y autoritativa por el concilio de Trento. Los análisis posteriores condujeron a que la mayoría de los estudiosos contemporáneos argumenten que este pasaje "ciertamente no era parte del texto original del Evangelio de Juan".
Por otra parte, la canonicidad de esta perícopa, su carácter inspirado y su valor histórico están fuera de discusión para las Iglesias cristianas históricas.
El proverbio "quien esté libre de culpa, que tire la primera piedra", proviene de este pasaje bíblico. También la frase idiomática "tirar la primera piedra", y su correspondiente en otros idiomas europeos como en inglés "cast the first stone", derivan de este pasaje. Es un tema muy tratado en el arte, especialmente del Renacimiento en adelante; un famoso ejemplo es Cristo y la mujer sorprendida en adulterio de Pieter Brueghel el Viejo.
La perícopa no se encuentra en ninguna parte de los manuscritos griegos del Evangelio de Juan más antiguos que llegaron hasta nosotros, incluyendo los dos testimonios en papiros del Evangelio de Juan datados de fines del siglo II o principios del siglo III - P66 y P75. Tampoco en los del siglo IV: Códice Sinaítico y Vaticano, a pesar de que estos cuatro manuscritos podrían haber admitido la existencia del pasaje ubicando marcas diacríticas en él. El primer manuscrito en griego que llegó a nuestros días y que contiene esa perícopa es el Códice de Beza en bilingüe griego/latín, de finales del siglo IV a principios del siglo V. También es el manuscrito sobreviviente en latín más antiguo que lo contiene; 17 de los 23 manuscritos de Juan 7-8 contienen al menos parte de la perícopa. Papías (cerca del 125 e.C.) hace referencia a una historia de Jesús y una mujer "acusada de muchos pecados", tal como se encuentra en el Evangelio de los Hebreos, la cual bien podría referirse a este pasaje. Existe un pasaje muy certero de la pericope adulterae en Didascalia apostolorum en siríaco del siglo III, aunque sin citar al Evangelio de Juan. Las Constituciones de los Santos Apóstoles Libro II.24 se refiere al pasaje así: "Y cuando los ancianos habían puesto ante Él otra mujer que había pecado, y le habían dejado la condena a Él, y habían salido, nuestro Señor, el Escudriñador de los corazones, preguntando a ella si los ancianos la habían condenado, y siendo la respuesta "No", Él le dijo a ella: "Anda pues, porque ni yo te condeno". El libro II es generalmente fechado de fines del siglo III (Von Drey, Krabbe, Bunsen, Funk).El Codex Fuldensis, que es afirmativamente fechado del año 546 contiene la pericope adulterae. La Segunda Epístola de la sección 6 de Pope Callistus contiene una cita que podría ser de Juan 8:11 - Le hizo ver, el "no peques más", que la sentencia del evangelio podría cumplirse en él: "Ve, y no peques más." Sin embargo la epístola cita a partir de los escritos del siglo VIII y no se considera genuina.
Hasta hace poco, no se consideraba que algún padre de la Iglesia griega tomara en cuenta el pasaje antes del siglo XII; pero en 1941 se descubrió una colección numerosa de los escritos de Dídimo el Ciego (dC. 313 - 398), incluyendo una referencia a la pericope adulterae como se encuentra en varios ejemplares; ahora se considera comprobado que este pasaje estuvo presente en su lugar usual en algunos manuscritos griegos conocidos en Alejandría, y en otros lugares a partir del siglo IV. De acuerdo a esto se observa que el Códice Vaticano del siglo IV, que fue escrito en Egipto, marca el final del capítulo 7 de Juan con una marca diacrítica, indicando que una lectura alternativa fue conocida en ese momento.
Jerónimo de Estridón informa que la pericope adulterae no se encontraba en su lugar usual en "varios manuscritos griegos y latinos" en Roma y en el latín occidental a finales del siglo IV. Esto es confirmado por algunos de los padres latinos de los siglos IV y V, incluyendo a Ambrosio de Milán y a Agustín de Hipona. Este último afirmó que el pasaje podría haber sido excluido indebidamente de algunos manuscritos con el fin de evitar la impresión de que Cristo había sancionado el adulterio:
"Ciertas personas de poca fe, o más bien enemigos de la verdadera fe, por temor a, supongo, que a sus esposas se les deba dar la impunidad en el pecado, removieron de sus manuscritos la ley del Señor del perdón a la adúltera, como si él hubiera dicho "No peques más", y así concedido permiso para pecar."
Zane C. Hodges y Arthur L. Farstad abogan por la autoría de Juan en la perícopa.[21] Ellos afirman que hay puntos de similitud entre el estilo de la perícopa y el estilo del resto del evangelio. También afirman que los detalles del encuentro encajan muy bien dentro del contexto de los versículos circundantes. Ellos argumentan que la perícopa aparece en la mayoría de los manuscritos y, aunque no en los más antiguos, es una prueba de autenticidad.
Bibliografia: ↑ «Council of Trent Session 4, Dec. 1». Consultado el 13 de enero de 2011.
↑ Keith, Chris (2008). «Recent and Previous Research on the Pericope Adulterae (Búsqueda reciente y previa de la Pericope Adulterae (Juan 7.53—8.11)». Currents in Biblical Research 6 (3): 377-404. doi:10.1177/1476993X07084793.
↑ a b Brown, Raymond E. (2000). El Evangelio según Juan 1. Madrid (España): Ediciones Cristiandad. pp. 623-631. ISBN 84-7057-426-4.
↑ Rivas, Luis Heriberto (2008). El Evangelio de Juan. Introducción, teología, comentario. Buenos Aires (Argentina): Editorial San Benito. pp. 29-30. ISBN 987-1177-18-6. «La gran mayoría de los autores admiten que se trata de un texto sinóptico que fue interpolado dentro del Evangelio de Juan ».
↑ 'Pericope adulterae', en FL Cross (ed.), The Oxford Dictionary of the Christian Church, (New York: Oxford University Press, 2005).
↑ a b Boismard, M.-E. y equipo (1975). Escuela Bíblica de Jerusalén, ed. Biblia de Jerusalén (Edición Española). Bilbao (España): Desclée de Brouwer. p. 1519. ISBN 84-330-0022-5.
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↑ The phrase finder (El buscador de frase)
↑ The Early church Fathers Volume 7 by Philip Schaff (public domain)(Los padres de la iglesia antigua Volumen 7 por Phillip Scaff(dominio público)) pp. 388-390, 408
↑ Clontz, T.E. and J., "The Comprehensive New Testament", Cornerstone Publications (2008), p. 571, ISBN 978-0-9778737-1-5
↑ The Early church Fathers Volume 8: The Twelve Patriarchs, Excerpts and Epistles, The Clementia, Apocrypha, Decretals, Memoirs of Edessa and Syriac Documents, Remains of the First - by Philip Schaff (public domain) pp. 607, 618
↑ "Sed hoc videlicet infidelium sensus exhorret, ita ut nonnulli modicae fidei vel potius inimici verae fidei, credo, metuentes peccandi impunitatem dari mulieribus suis, illud, quod de adulterae indulgentia Dominus fecit, auferrent de codicibus suis, quasi permissionem peccandi tribuerit qui dixit: Iam deinceps noli peccare, aut ideo non debuerit mulier a medico Deo illius peccati remissione sanari, ne offenderentur insani." Augustine, De Adulterinis Conjugiis 2:6–7. Cited in Wieland Willker, A Textual Commentary on the Greek Gospels Archivado el 9 de abril de 2011 en Wayback Machine., Vol. 4b, p. 10.
↑ Schaff-Herzog Encyclopedia of Religious Knowledge. Vol II: Basilica – Chambers, I. Greek Version 1. LXX, ~ 4, Hexapla of Origen
↑ S. P. Tregelles, An Introduction to the Critical Study and Knowledge of the Holy Scripture (London 1856), pp. 465-468.
↑ Bruce M. Metzger, A Textual Commentary on the Greek New Testament, Deutsche Bibelgesellschaft, Stuttgart 2001, pp. 187-189.
↑ "The passages which touch Christian sentiment, or history, or morals, and which are affected by textual differences, though less rare than the former, are still very few. Of these, the pericope of the woman taken in adultery holds the first place of importance. In this case a deference to the most ancient authorities, as well as a consideration of internal evidence, might seem to involve immediate loss. The best solution may be to place the passage in brackets, for the purpose of showing, not, indeed, that it contains an untrue narrative (for, whencesoever it comes, it seems to bear on its face the highest credentials of authentic history), but that evidence external and internal is against its being regarded as an integral portion of the original Gospel of St. John." J.B. Lightfoot, R.C. Trench, C.J. Ellicott, The Revision of the English Version of the NT, intro. P. Schaff, (Harper & Bro. NY, 1873) Online at CCEL (Christian Classic Ethereal Library)
↑ -Eusebio de Cesarea, Historia Eclesiástica 3.39.16
↑ -Agapio de Menbij, Historia Universal, Año 12 de Trajano [110 DC]
↑ Vardan Arewelts'i, Explicaciones de la Sagrada Escritura (traducción de Robert Bedrosian)
↑ Michael W. Holmes in The Apostolic Fathers in English (Grand Rapids: Baker Academic, 2006), p. 304
↑ "If it is not an original part of the Fourth Gospel, its writer would have to be viewed as a skilled Johannine imitator, and its placement in this context as the shrewdest piece of interpolation in literary history!" The Greek New Testament According to the Majority Text with Apparatus: Second Edition, by Zane C. Hodges (Editor), Arthur L. Farstad (Editor) Publisher: Thomas Nelson; ISBN 0-8407-4963-5
↑ Describing its use of double brackets UBS4 states that they "enclose passages that are regarded as later additions to the text, but are of evident antiquity and importance."
↑ Scrivener, F. H. A. A Plain Introduction to the Criticism of the New Testament (1894), vol. II, p. 367.
https://www.wikiwand.com/es/Jes%C3%BAs_y_la_mujer_sorprendida_en_adulterio #/Algunas_de_las_variantes_textuales
Justifiacion de la doctrina trinitaria dentro de la cosmovision tomista.
En la cosmovision cristiana la trinidad se desarrolla en que : Jesús es el Hijo del Padre; luego, es una persona distinta del Padre, que puede tratarlo de tú. Y el Padre es Dios. Pero entonces, Jesús, que es Hijo del Padre, es Hijo de Dios, y entonces, es Dios como el Padre, porque como el hijo de un hombre es hombre, así el Hijo de Dios es Dios.
Ahora bien, Dios es Uno solo, es Único, no puede haber más que Un Dios. "Escucha Israel: el Señor tu Dios, el Señor es Uno". Dios es el Infinito, y el Infinito sólo puede ser Uno, ya que dos infinitos se limitarían mutuamente y ya no serían infinitos.
Luego, Jesús y el Padre son dos Personas, y son dos Personas divinas, y son dos Personas divinas realmente distintas entre si, pero también son Un solo Dios verdadero. Y lo mismo sucede con el Espíritu Santo: es una Persona divina distinta del Padre y del Hijo, y por eso mismo, es Un solo Dios con el Padre y con el Hijo. Ése es el misterio adorable de la Santísima Trinidad.
No hay contradicción, porque la Unidad la afirmamos en el plano de la Divinidad o Naturaleza divina, y la Trinidad la afirmamos en el plano de las Personas divinas. El uno y el tres se dicen al mismo tiempo, pero no en el mismo sentido. Pero sí hay misterio, incomprensible para nuestra inteligencia. Cada Persona divina posee la Divinidad en su totalidad, no parte de ella, porque el Padre no es Dios en parte, sino totalmente, y lo mismo el Hijo y el Espíritu Santo. Y la Divinidad es una sola, numéricamente hablando, como esta mesa en la que escribo es una sola. Y sin embargo, el Padre no es el Hijo, y el Padre y el Hijo no son el Espíritu Santo.
Entre nosotros los humanos no sucede así, porque si bien somos todos personas humanas diferentes que poseemos la misma naturaleza humana, y allí sí podemos ver un cierto vestigio y como una sombra del Misterio trinitario, pero en nuestro caso, cada persona humana diferente es un hombre o una mujer diferente, mientras que en Dios, las Tres Personas divinas realmente distintas entre sí no son tres dioses, sino Un solo Dios verdadero, que es bendito por los siglos.
Este misterio incomprensible no es por eso mismo alcanzable por la sola razón humana, no es demostrable racionalmente, no puede ser conocido por demostración de la sola razón humana. Sólo se puede acceder a él por la fe en la Revelación histórica que Dios ha hecho de sí mismo y de su plan de salvación en Jesucristo y que nos comunica mediante la predicación de su Iglesia.
No es de extrañar que haya en Dios misterios que sobrepasan nuestra capacidad de comprensión, más bien sería muy de extrañar que la inteligencia finita pudiese comprender totalmente al Infinito. Como dice San Agustín: "Si comprendes, no es Dios".
Por eso dice Jesús:
"Yo te alabo, Padre, Señor del cielo y de la tierra, porque has ocultado estas cosas a los sabios y a los entendidos, y las has revelado a los pequeños. Sí, Padre, porque así te agradó. Todo me ha sido entregado por mi Padre, y nadie conoce al Hijo, sino el Padre, y nadie conoce al Padre, sino el Hijo, y aquel a quien el Hijo lo quiera dar a conocer ." (Lc. 10, 21-22)
Nadie conoce al Padre, sino el Hijo, y por tanto, nadie puede conocer el misterio del Padre, el Hijo y el Espíritu Santo, si el Hijo mismo hecho hombre, Jesucristo Nuestro Señor, no se lo revela, y si no acepta esa revelación con fe en la Palabra de Jesús, que es Palabra de Dios. Y son los "pequeños", es decir, los que no se apoyan soberbiamente en su propia razón o en su propia sabiduría, los únicos que pueden recibir en la fe esta Revelación y esta Palabra de Dios.
Ahora bien, supuesta la fe en el misterio trinitario revelado, un atisbo para intentar comprender hasta cierto punto al menos cómo puede ser eso posible, nos lo da el hecho ya señalado genialmente por los Padres de la Iglesia, de que los nombres de "Padre" e "Hijo" son nombres de relación. Como decía uno de ellos, decir "Padre" es ya nombrar implícitamente al Hijo, y decir "Hijo" es ya nombrar implícitamente al Padre, son nociones mutuamente relativas, es decir, que sólo se entienden una en relación a la otra.
Esas relaciones son relaciones de origen. Desde toda la eternidad, el Padre engendra al Hijo comunicándole la totalidad de la Esencia o Naturaleza divina, sin perder nada de ella, y el Hijo procede del Padre en la identidad de esa misma Naturaleza divina que eternamente recibe de Él.
Y desde toda la eternidad, el Padre y el Hijo "espiran", dicen los teólogos, al Espíritu Santo, comunicándole la totalidad de la Naturaleza divina, sin perder ellos nada, y el Espíritu Santo procede eternamente de ellos, recibiendo de ellos eternamente esa misma plenitud de la Divinidad.
Es decir, por el hecho de que el Padre engendra eternamente al Hijo, y el Hijo por tanto es engendrado y procede eternamente del Padre, se sigue que hay una relación del Padre al Hijo como de engendrante a engendrado, y del Hijo al Padre como de engendrado a engendrante. La primera es la relación de Paternidad, y la segunda es la relación de Filiación.
Y también desde toda la eternidad hay en el Padre y el Hijo una relación al Espíritu Santo que los teólogos llaman "Espiración activa", y hay una relación del Espíritu Santo al Padre y al Hijo que llaman "Espiración pasiva" o "Procesión".
Estas procesiones, que fundamentan las relaciones de origen entre las Personas divinas, a su vez se fundamentan en las operaciones divinas. Dios es eminentemente activo. Su actividad se identifica con su ser, así como sus principios operativos, su Inteligencia y su Voluntad. La actividad divina consiste en el conocimiento y el amor, ante todo el conocimiento y el amor de Sí mismo.
Ahora bien, por el conocimiento intelectual procede en nosotros, en nuestra inteligencia, una concepción de la cosa conocida, un "verbo mental" o "palabra interior", que nuestra inteligencia produce a partir de la experiencia. Pero la fe nos dice que en Dios hay también un Verbo. Luego, podemos concluir que en Dios también se da una procesión intelectual por la que existe el Verbo ("..y el Verbo estaba en Dios") .
Pero en Dios, por la Simplicidad divina, no puede haber nada que no se identifique con la Esencia divina. Luego, el Verbo es Dios mismo ("...y el Verbo era Dios"). Y sin embargo, debe existir una distinción real entre lo que procede de algo, y aquello de lo que procede, pues nada puede proceder, realmente, de sí mismo. Luego, el Verbo ha de ser distinto del Padre.
La "generación" del Hijo, entonces, en Dios, consiste en la "dicción" interior, intelectual, del Verbo, que es Hijo de Dios en tanto es "concebido" (conceptum, de ahí viene nuestro término "concepto") por la Inteligencia divina, por modo de semejanza con la Esencia divina, que es lo propio del conocimiento intelectual.
Y por la misma razón, de la Voluntad divina, o sea, del amor que Dios, conociéndose, tiene de sí mismo, ha de proceder el Espíritu Santo, que, puesto que el amor supone el conocimiento, procede no solamente del Padre, sino también del Hijo, y puesto que, si bien recibe idénticamente la misma Esencia divina, por la misma razón de que en Dios no puede haber nada que no se identifique con esa Esencia, sin embargo, no la recibe por modo de semejanza como es lo propio del conocimiento intelectual, por eso mismo no es Hijo, como sí el Verbo.
Y como no hay en Dios más operaciones "ad intra" que las de conocimiento y amor, no hay tampoco más de tres Personas divinas en Dios.
Pero de ahí se sigue que las Personas divinas no son otra cosa que esas mismas relaciones con que se relacionan entre sí.
Porque del Padre sólo sabemos esto: que es Dios, y que es Padre, que tiene la naturaleza divina, y que tiene la personalidad, por así decir, del Padre. Ésta "personalidad" paterna está constituía por la relación de Paternidad al Hijo, pero además, no puede estar constituida por nada más que por esta relación.
Porque lo "otro" que sabemos que hay en el Padre, además de la relación de paternidad, es la Naturaleza divina, que es común a las Tres Personas. Por tanto, lo único que puede distinguir entre sí y constituir a las tres Personas como Personas distintas, son las relaciones que tienen entre sí.
En efecto, no se trata solamente de una Persona con tres relaciones distintas, que entonces podría pensarse que es la Esencia divina con tres relaciones, sino de tres Personas distintas relacionadas entre sí, que entonces ya no tienen más que las mismas relaciones para constituirse como tales Personas realmente distintas.
Por tanto, el ser Padre no es en Dios otra cosa que la misma relación de "paternidad". La Persona del Padre no es otra cosa fuera de esa relación de Paternidad hacia el Hijo, y la Persona del Hijo no es otra cosa que esa relación de Filiación hacia el Padre. Y el Espíritu Santo no es otra cosa que esa relación de "Procesión" al Padre y al Hijo.
Esas relaciones divinas son por tanto "subsistentes", es decir, no tienen un sujeto en el cual existan distinto de ellas mismas, sino que son por sí mismas subsistentes, en tanto identificadas realmente con la única Esencia divina.
En efecto, lo propio de la relación real es distinguir realmente a las cosas relacionadas entre sí. No es posible que haya una relación real de una cosa consigo misma, porque la relación dice esencialmente "alteridad", "otreidad", diríamos, es decir, relación a otro, justamente, a algo distinto. Por eso, la relación implica esencialmente una oposición entre su sujeto y su término, en el sentido de que no pueden ser la misma cosa: llamamos "sujeto" de una relación a aquello que está relacionado a algo, y llamamos "término" de la relación a ese algo a lo que el sujeto está relacionado.
Cuando decimos que Juan es padre de Pedro, estamos diciendo que Juan es el sujeto, y Pedro el término, de esa relación de "paternidad"; sus roles no son intercambiables, no se puede ser padre e hijo bajo la misma relación de paternidad, por ejemplo; no se puede ser padre de sí mismo ni hijo de sí mismo, no se puede ser sujeto y término de la misma relación real.
Por eso, en el caso de la amistad, por ejemplo, cuando Juan es amigo de Pedro y Pedro es amigo de Juan, se trata de dos relaciones reales de amistad distintas: una, que tiene como sujeto a Juan, y como término a Pedro, y otra, que tiene como sujeto a Pedro, y como término, a Juan. Y nada quita a esto el hecho de que la amistad sea una relación que exige reciprocidad y que no existe si no se da la relación recíproca por la otra parte: no puedo ser amigo de Juan si Juan no es amigo mío.
Así los Padres y los Concilios llegaron a establecer esta máxima trinitaria: "En Dios todo es uno y lo mismo, donde no obsta la oposición de relación", es decir, la oposición relativa que hay entre el sujeto y el término de una misma relación. Sólo esta puede introducir e introduce distinción real y pluralidad real en Dios.
Esto quiere decir que las relaciones divinas, es decir, las Personas divinas, sólo se distinguen realmente entre sí, porque sólo entre sí tienen oposición relativa: no se distinguen realmente de la Esencia Una y absoluta, porque con ella no tienen oposición de relación.
Se identifican realmente con la única Esencia divina subsistente, y por eso son relaciones subsistentes, sin sujeto distinto de ellas mismas, pues no lo necesitan, desde que están identificadas con la Esencia subsistente y absoluta. Por eso es que las Personas se pueden identificar con sus relaciones mutuas, es decir, no son un sujeto distinto de esas mismas relaciones.
Y por eso es también que cada Persona - relación se identifica total y plenamente con la única Esencia divina subsistente, es decir, es Dios, al tiempo que se distingue realmente de las otras Personas - relaciones divinas.
Entonces, tenemos que en Dios la unidad y unicidad va por el lado de la Naturaleza o Esencia, que es una, absoluta y subsistente, mientras que la pluralidad y la distinción va por el lado de las relaciones, es decir, las Personas. No hay, por tanto, contradicción; sí hay Misterio, es decir, exceso, sobreabundancia de luz, que sólo la limitación de nuestra inteligencia creada convierte en oscuridad.
Por eso es, finalmente, que en Dios hay Tres Personas divinas realmente distintas entre sí, siendo así que son cuatro las relaciones de origen: la Paternidad, la Filiación, la "Espiración activa", y la "Espiración pasiva" o "Procesión". Porque sólo entre Paternidad y Filiación, por un lado, hay oposición relativa, y entre Espiración activa y pasiva, por otro; mientras que entre Paternidad y Espiración activa, o entre Filiación y Espiración activa, no hay oposición relativa, y por tanto, no hay distinción real: la Espiración activa es la misma Paternidad y la misma Filiación, es decir, el Padre y el Hijo, considerados, no en cuanto se oponen entre sí como Padre e Hijo, sino en cuanto son un solo origen del Espíritu Santo. Luego, quedan en Dios solamente tres relaciones realmente distintas entre sí: Paternidad, Filiación y Espiración pasiva o Procesión. Es decir, tres Personas divinas realmente distintas entre sí: el Padre, el Hijo, y el Espíritu Santo.
Así se puede enfrentar finalmente la más aguda objeción que se dirige contra la fe cristiana en la Trinidad, y que está basada en el "principio de identidad comparada", el cual dice que "dos cosas idénticas a una tercera, son idénticas entre sí". Sobre esta base, algunos razonan así: si dos cosas idénticas a una tercera son idénticas entre sí, entonces, si el Padre y el Hijo son realmente idénticos a la Esencia divina, como confiesan los cristianos, han de ser realmente idénticos entre sí, con lo cual se destruye la fe en la Trinidad.
Para responder a esta objeción, hay que empezar notando que si bien las Personas se identifican realmente con la Esencia divina, se distinguen de ella conceptualmente, o, como dicen los escolásticos, con distinción no real, sino de razón, fundada, eso sí, en la realidad. En efecto, la noción de "Dios" no incluye necesariamente la noción de "Paternidad", por ejemplo, porque si así fuese, el Hijo, por ser Dios, sería también Padre. La Paternidad, la Filiación y la Espiración pasiva o Procesión derivan sí necesariamente de la Naturaleza divina, pues Dios no sería Dios si no fuese Trinidad, pero no constituyen, cada una por separado, elementos definitorios de esa Naturaleza, sino precisamente en su relación mutua.
Eso quiere decir que la identidad entre las Personas y la Esencia, siendo real, no es sin embargo absoluta o bajo todos los aspectos. Ahora bien, si el principio de identidad comparada vale necesariamente en el caso en que dicha identidad de las dos cosas con la tercera es absoluta, cuando no lo es, hay que hacer a su vez otra distinción: o bien entre las cosas que son idénticas a un tercero hay oposición relativa, o no la hay.
Si no la hay, también vale sin excepciones el principio de identidad comparada, es decir, dos cosas idénticas a una tercera, aunque sean idénticas realmente y no conceptualmente, son realmente idénticas entre sí. Por ejemplo, el esposo de Josefina y el Emperador de Francia eran dos cosas conceptualmente distintas entre sí, pero realmente idénticas, porque ambas se identificaban realmente con la persona de Napoleón.
Pero si entre las cosas que son idénticas a una tercera pero conceptualmente distintas de ella, hay además oposición relativa, como sucede en el caso de las Personas divinas, que son realmente idénticas y conceptualmente distintas respecto de la Esencia divina, y además, relacionalmente opuestas entre sí, entonces allí no se aplica el principio de identidad comparada: estas Personas han de ser realmente distintas entre sí, pues, como vimos arriba, sería contradictorio que hubiese identidad real entre el sujeto y el término de la misma relación, ya que la relación es esencialmente "a otro" (ad aliud).
Y a esta distinción no se puede objetar con el principio de identidad comparada mismo, porque ese principio es justamente lo que ha sido distinguido mediante esta distinción. Pero entonces, no hay forma de mostrar que la doctrina expuesta mediante esta distinción es contradictoria.