𝖲𝗎𝖻𝗃𝖾𝖼𝗍 𝗍𝗈 𝖾𝗇𝗍𝗋𝗈𝗉𝗒, 𝖽𝖾𝖼𝖺𝗒 𝖺𝗇𝖽 𝖾𝗏𝖾𝗇𝗍𝗎𝖺𝗅 𝖽𝖾𝖺𝗍𝗁.
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ㅤㅤㅤ· — ❛ 𝗖𝗼𝗹𝗱.
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Esa escabullida tan repentina había tomado por sorpresa al joven de Busan que no encontró otro opción —ni la quería— que seguir a su mayor por la obscura noche entre los pasillos que poco permitían la clara vista más allá de varios metros a su distancia, la adrenalina subía por sus cuerpos con oleadas frías dignas de un invierno tan puntual. Cuando llegaron a la puerta apuntados por un haz luminoso tuvieron que detenerse abruptamente aunque el menor de ambos con una iniciativa que solo daba el conocimiento previo le tiró de la muñeca hacía la señal discreta que desapareció unos segundos después, ahí estaba entre los altos arbustos una delgada figura que apenas podría definirse sin antes llegar a escasos centímetros de la misma; no tuvo que reclamar atención al resto de sus sentidos cuando el aroma y las prendas que reconoció le dieron una identidad a su, ahora nueva, compañera.
Munch había concretado un encuentro con la fémina en esos minutos en los que el autor intelectual del acto había mencionado horario exacto para escapar de los dormitorios para darse el revuelco de sus vidas; de entre las cosas que Ryūguji detestaba —de una grotesca y casi letárgica lista— se encontraba los cambios de planes sin su consentimiento o mínimo conocimiento y de no tener en mente lo primordial, la huida, poco le habría importado mandar al carajo a la chica para dejarle claro que su presencia no había sido requerida. No tuvo que pensar mucho para darle un propósito que mermara la molestia que destacaba al menos en su rostro y nulo interés por saludar cual suceso bienvenido. Pronto el chico de hebras más cortas la sujetó con firmeza, lo que provocó en el japonés una mueca de recelo que nadie podría notar entre tanta penumbra mucho menos cuando entre sus actos siguientes estuvo continuar el recorrido contra las paredes poco alumbradas hasta hallarse frente a la barda jodida en la que había estado trabajando uno de sus peleles favoritos de la fraternidad, la sonrisa se le ensanchó cuando señaló el lugar en el que tenían que retirar los bosquejos de arbusto y madera, mientras con toda calma se sacaba de los bolsillos uno de sus siempre confiables compañeros nocturnos para avivar el calor en sus entrañas; el coctel de sustancias que habitualmente existía dentro de su pantalón nunca decepcionaba. Invitar una buena dosis de THC a correrle el sistema era un comienzo estándar pero nada despreciable y que de un momento a otro llegó a compartir cuando de un tirón directo por la nuca atrajo al coreano hasta su lugar para saciarse el gusto de comerle la boca, paseando el humo entre sus labios con total descaro de que su diestra libre estrujara la carne que alcanzó a palpar cuando se coló bajo la holgada ropa obscura que ni siquiera obtuvo una miseria de su interés cuando se encontraron.
El silencio no era muy común en la espectadora pero al parecer había encontrado muy excitante la escena brindada por ambos. No era la primera vez que observaba al más alto engullendo lo que le venía en gana montarse en la mesa pero esa ocasión no se trataba de una persona de la que no volverían a hablar, si no de quien con frecuencia se estaba acercando más y más al interés particular de su , porque eso era Ken en su actual vida, Kyung AhRi, como se lee en su nombre de registro, formaba parte del grupo selecto de personas por las cuales posiblemente el nipón llegaría a meter las manos —si se siente de humor— en alguna situación fundamental, lo que no significaba que siquiera le importaran o tuviera consideración a su existencia, pero dentro de la cadena alimenticia de esa institución eran los que podrían comer las sobras sin pasar por las mi**das que el resto sí. Cuando el paso estuvo libre los finos dedos llegaron a la mano que sujetaba el porro y sin más cruzaron en dirección a la gloria detrás de esos muros que apestaban a cautiverio estudiantil.
La osadía de quebrar las reglas les aceleraba el ritmo cardiaco y encendía esa energía necesaria para atravesar el espeso bosque que los separaba de la carretera rumbo a la presencia de civilización o sitio de mala muerte más cercano. Ryūguji ya había localizado el motel al cual se quería refundir; solo les tomó un par de billetes, la vista lujuriosa a la piernas largas de su chica y un pizca de coca hallar al primer ebrio que les llevara hasta su prometedora estancia, pero ninguno contaba con que en ese sábado se le daría la gana coger a medio ojete viajero por lo que la habitación que tenía en mente estaba tomada desde tres horas antes, lo que los dejaba con una mínima y nada interesante lista de opciones para elegir, siendo una especie de cúpula, arriba de lo que realmente deseaba el extranjero, lo que tomaron, siendo los coreanos quienes negociaron tanto el precio como esa localización con tan solo unos cuantos minutos de charla con el encargado que no paraba de replicar los actos ordinarios del lascivo conductor; según las lenguas que le acompañaban, la promesa de un faje en el baño después de las horas consumidas había dado prioridad a su estadía sobre la de los que esperaban detrás de ellos. No le puso interés mayor al asunto, estaba seguro de que podrían librarse de la risible responsabilidad que habían obtenido a costa de un escueto favor.
Tomaron el elevador, ese que derrochaba olor a s**o, alcohol y otras sustancias, no habría que imaginar mucho para saber lo que sucedía dentro de esa jaula de metal en movimiento, menos cuando apoyado a la par de la puerta observaba gracias al reflejo como se removían las manos encima su entrepierna y un par de bocas sobre su cuello succionaban, lamían, mientras el diminuto bareto se consumía en el suelo tras una pisada. Se especulaba que sería amplio o lo suficiente como para no tener que salir a las tres de la madrugada a buscar otra madriguera de universitarios, cuando salieron al último piso Ken buscó encenderse otro ci******lo dejando que la chica se encargara de abrir y cerciorarse de las óptimas condiciones del sitio a unos cuantos metros de donde él se quedaría cubriendo el viento que se colaba para dar fuego; apenas hizo una seña a Munch este tiró de su mano nuevamente para adentrarse al lugar.
Allí, explorando la cama en cuestión de segundos el segundo varón dio visto bueno a la par que Ivy encontraba en el baño un whirlpool bath que le entusiasmo cual crío con juguete nuevo, vociferando por lo alto que ya quería sentir el agua sobre su piel; para el japonés eso parecía una reunión bastante infantil con las primeras reacciones de ambos, el ceño fruncido mientras se sacaba todo de los bolsillos denotaba cierta prepotencia pero al mismo tiempo ironía al ser él quien en primer lugar les había permitido llegar hasta ahí a su lado.
"Mi**da, dejé el encendedor en el pasillo", renegó al sacarse por completo el pantalón, notando la clara ausencia del objeto. "Ahora vuelvo" si bien no era necesario una respuesta los coreanos asintieron casi al mismo tiempo o eso hubiera notado Ryūguji de haberle puesto atención a la cama, donde ya se encontraban ambos. La temperatura fuera era notoriamente más baja pero lejos de maldecir por algo que estaba fuera de su control se mantuvo en silencio hasta que en el suelo un brillo distintivo de su zippo plateado le llamó y pudo regresar a la mal mencionada cúpula. Por un momento había olvidado que las luces estaban apagadas —o eso imaginó— y apenas una claridad entraba por los cristales del techo y ventanas altas a los costados, cuando su vista se adecuó la escena sobre la cama fue lo bastante clara como para dejarlo en el marco de la puerta sin ningún movimiento extra que el de cerrar dando el más mínimo ruido. Sin ningún pudor yacían sobre el colchón en pleno faje los compañeros de noche, la diestra de Jaewon frotando insistentemente esa húmedas bragas que ya se marcaban por el largo de sus dedos haciendo presión a la par que la de Kyung rodeaba el endurecido tronco en una masturbación apenas lubricada, todo en la entrega de un beso caliente en el que era posible escucharlos jadear por lo profundo que se entregaban a él.
Como si la esquina en la que permaneció fuese un punto ciego de luminosidad Ken se encontró allí por un momento más, digiriendo la escena con el semblante tétrico casi enfermizo de un posesivo al que le estaban entregando el platillo embarrado por la lengua de otro comensal desconocido, no comprendía que mi**da le estaba pasando por la cabeza ni porque actuó con un temple jamás había demostrado, no lo estaba gozando, no estaba destrozando paredes o mandando al carajo a nadie, se encontraba inmutado ante lo que apenas estaba asimilando como algo de lo que podría sacar provecho y que posiblemente así sería, pero en ese primer instante se desconectó, acechando el arrebato sugestivo que un voyerista se habría devorado sin dudar.
【つ づ く】
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ㅤⓘ Título: Voyeurismo
ㅤㅤㅤ· — ❛ Paso del tiempo.
"¿A esto es a lo que puede se puede aspirar?", se preguntaba el empresario mientras un cigarro en su diestra se iba quemando, mientras el humo abandonaba la oficina por la ligera ventisca que lo atraía hacía la amplia ventana que fungía de mirador por las noches, que como esa, no lo dejarían volver su hogar de inmediato.
Wilde rozaba sus últimos meses a los cincuenta pero el peso de más de medio siglo era lo que se manifestaba ese dolor fantasma sobre su espalda, comenzaba a repercutir en su físico al no tener la intrépida actitud de aventurarse a lo desconocido, lo que quizá algún veinteañero sin miedo a quebrarse un brazo haría, se mostraba reacio a cambiar de opinión como si el mismísimo Jesús hubiese escupido un cegado dogma de fe directo en su garganta; era capaz de asegurar que la estupidez era la enfermedad más grande en el mundo y que cada infame detractor no era más que un insignificante ignorante, un paciente terminal de dicho padecimiento.
Scrooge habría encontrado en el cuerpo del americano un hogar digno de poseer y en el cual se regodearía ante las amplias comodidades ya adquiridas para su goce placentero; esa clase de existencia era la que estaba desembocando al por mayor en el CEO de Lenthéric, no estaba hecho para nada que no fuese un trago negro de la mejor cafeína junto a la chimenea de su último piso adquirido en Finlandia. Después del matrimonio de su hija y la mano de su yerno manejando la empresa como imagen suplente en Seúl, Logan no necesitaba volverse quien siempre le resulto tan agobiante, ese hombre de buen vestir y porte, de modales y sonrisa afable, de hipocresía y ambiente cordial como si no tuviera en una sola cuenta de banco lo suficiente como para que más de la mitad suplicara por solo un minuto de su tiempo si así se le antojara.
Estaba libre de todo lo que le había esclavizado, de las falsas caretas ante una sociedad a la que le habría escupido más de una vez, de la que huyó tan pronto dejó de sentir que necesitaba cumplirle más.
Su espíritu no se deterioro como su primogénita llegó a mencionar, simplemente surgieron las consecuencias del tiempo y le abandonó la poca juventud que entregó a todo lo que alguna vez amó; a diferencia del mundo y su eventual declinismo, él estaba consciente de que lo mejor no había sido el pasado, lo mejor para su vida era un hoy, que para los tintes grises que podrían querer usar para describirlo, Wilde se esfumaba en tranquilidad con el pasar de cada minuto cercano a su lecho, cercano a ese último matiz de sus decadente existencia.
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ㅤㅤㅤ· — ❛ Silencio.
Estamos hechos para rescatar la paz dentro de lo más caótico y de las mieles dulces crear escenarios repletos de magia en los cuales habitar para siempre, si es que el viento nos favorece o de nuestra mano el tibio viento hace suyo un prometedor amanecer.
El pecho se le estremecía con latidos puntuales, escandalosos, llenos de calor abordándole el pecho con el más mínimo estímulo proveniente de él, no quería encender ninguna llama que no fuese capaz de controlar, nunca estaba dispuesto a entregar las llaves a su hogar, a lo más íntimo, a lo que permanecía congelado en el centro de su existencia cual magma calcificada manifestando su mayor temor; ahí estaba, esa persona ahí estaba, pero ¿le hacía sentir?
Claro que le hacía sentir.
Le cosquilleaba el abdomen mientras se besaban, le enternecía el corazón cuando lo miraba como si fuese lo más hermoso que sus ojos hubiesen encontrado jamás, esos ojos que brillaban cuando mencionaba su nombre y agregaba algo más, ese par de palabras que desde la primera vez le nublaron la mente, le enloquecieron el corazón.
Sentía ganas de correr a sus brazos, no deseaba alejarse ni un minuto de su ser, pero nuevamente estaba ahí, un momento, otro, un día y dos, quizá más, quizá todo ese espacio que abriría la puerta a la distancia o frialdad, a lo habitual, a lo común, a lo casual. Se tenía plena confianza, estaba envuelto en la idea de su realidad y lo lejano que estaba a quien había sido en el pasado, pero siempre volvía a ese lugar que, al parecer, nunca lo iba a abandonar, ese sitio que le recordaba lo difícil que era dejar salir lo que alguna vez te cuestionaste tanto en permitir; un pensamiento un humano, un repetitivo caos entre la emoción y la razón.
Estaba conservando las ansias, reteniendo los latidos, tragándose las ganas de explotar de la emoción, era capaz de desbordarlo si tan solo no cargara con esos grandes témpanos cubriendo las entradas.
"No quiero pensar en ello", se repetía, "¿Por qué comenzarme a cuestionar?", dijo entre caladas al cielo y una mirada hacia el mar. La escasas líneas sin un camino constante iban a pavimentar el resto de sus conversaciones hasta que la penumbra dejara de oprimirle el miedo de entregar a manos abiertas, no sentía la necesidad de poseer y estaba bien, ¿realmente lo está?
El silencio mantuvo sus labios sellados en más de una ocasión, el silencio iba a cavar en el suelo un lugar para sus temores y otro más para su corazón.
+ .
ㅤㅤㅤ· — ❛ Silhouette.
Cuando la ventana ofrecía los primeros rayos del sol por la mañana, observaba sobre la cama esa figura cubierta por las blancas sábanas que con apenas un tirón lento y delicado haría desaparecer. Durante la tarde cuando su café soltaba humo al revisar sus documentos esa misma silueta adornaba el balcón a lo lejos, con el ligero vestido al viento y unos largos cabellos bailando entre ventiscas pequeñas, durante la noche volvía con esa anatomía que no solo observaba a contra luz, ahora la sujetaba contra su cuerpo para convertirse en una figura mucho más imponente entre la misma tela que en el amanecer les cobijo.
Soleil era todo lo que Dominic podía reconocer a ciegas, reconocía su aroma, su voz, su tacto, su piel, se entregaba con cada sentido en el que su vista coronaba los momentos más puros incluso solo con un contorno a lo lejos.
Cuando comenzaba su día, cuando terminaba también, allí era donde las curvas entre luces tenían un nombre que su corazón aclamaba sin voz. Ahí estaba ella, existiendo, siendo la felicidad de un hombre que no pedía al mundo nada más.
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ㅤㅤㅤ· — ❛ 𝗝𝘂𝘀𝘁 𝗚𝗼.
« 𝖨 𝗄𝗇𝗈𝗐, 𝗒𝗈𝗎𝗋 𝗁𝖾𝖺𝗋𝗍 𝗂𝗌 𝗇𝗈𝗍 𝖻𝗒 𝗆𝗒 𝗌𝗂𝖽𝖾
𝗍𝗂𝗆𝖾 𝗂𝗌 𝗈𝖿 𝗇𝗈 𝗎𝗌𝖾, 𝖾𝗏𝖾𝗇 𝗂𝖿 𝖨 𝗍𝗋𝗒 𝗍𝗈 𝗁𝗂𝖽𝖾 𝗂𝗍
𝖳𝗁𝖾 𝗉𝖾𝗋𝗌𝗈𝗇 𝗋𝖾𝖿𝗅𝖾𝖼𝗍𝖾𝖽 𝗂𝗇 𝗒𝗈𝗎𝗋 𝖽𝖾𝗐 𝖾𝗒𝖾𝗌
𝗐𝖺𝗌 𝖺𝗅𝗐𝖺𝗒𝗌 𝗁𝗂𝗆, 𝗂𝗍 𝗐𝖺𝗌𝗇'𝗍 𝗆𝖾
𝖡𝖾 𝗆𝗈𝗋𝖾 𝗁𝗈𝗇𝖾𝗌𝗍 𝗐𝗂𝗍𝗁 𝗒𝗈𝗎𝗋𝗌𝖾𝗅𝖿 »
Era una historia de amor envuelta en brío y abrazos de celebración, revolcándose en romance donde las puertas de las miradas públicas lo permitiesen; estaban hechos el uno para el otro, se sentía y se vivía fuera de la intimidad de la pareja.
A puerta cerrada el mundo llega a ser un misterio de obscuridad y dolorosas penumbras donde menos lo imagines.
Christian era parte de los más (re)conocidos tatuadores de la zona de Itaewon, encontraba un nicho de rebeldes jóvenes que no dudaban en esconderle un secreto a su recatada familia con unas cuantas líneas de tinta sobre la piel que gritaran las maldiciones que muchas veces estaba dirigidos a ellos y a la sofocación en la que seguían existiendo. Una noche como tantas otras donde la cita acordada falló y decidió cerrar antes, la visita inesperada de una conocida de su recepcionista le cambio la vida. Una mirada felina envuelta en prendas negras, entallando una figura de muerte y esa esencia en carácter de quien era capaz de hacerte sentir como un pobre diablo sin chistar, hizo al americano perder la cabeza con tanta fuerza que el ciclón más estruendoso habría parecido un mal chiste.
Se hicieron parte del otro tan rápido como la piel ordenó un poco más de cercanía, era de esas experiencias en las que eres capaz de olvidar tu nombre por el placer de perderte entre las piernas de una hermosa chica que no necesita nada más de ti que el orgasmo que seas capaz de provocarle - hasta ese momento-. Las ocasiones en las que el estudio cerraba de pronto cuando el sol apenas estaba escondiéndose en el ocaso, fueron innumerables, recorrer su desnudez entre luces tibias y el aroma a tabaco era todo lo que pedía para acabar cada noche sobre su cama completamente vivo.
Las decisiones sesgadas tienen un precio alto del que no temes hasta que te escupe en la cara el boleto sin retorno.
Escuchó un nombre que jamás podría olvidar y que entre las sábanas cerúleas le atravesó el pecho; esos labios que antes había gozado anunciaban el verdadero lugar en donde estaba parado. A partir de ese momento los besos no eran más que un agrio sabor mezclándose entre saliva y las caricias enfriaban el sudor cuando por fin la veía explotar contra su boca, entre sus piernas, con los ojos cerrados imaginándolo a «él». Poco después sus preguntas tuvieron todas las respuestas que quiso, siendo el alcohol su mejor cómplice la noche que esa dulce voz barrió con todo lo que se había construido en una p*ta base de cristal. Despechada, dolida, vacía salió aquel viernes del lugar donde trabajaba su ex-pareja, lo encontró en su horario de descanso perdiendo la ropa en un callejón recóndito tras el establecimiento; sitio que conocía perfectamente, justo ahí solía hacerle todo lo que en ese instante su mirada se devoró con asco. El orgullo no le permitió regresar pero sí acrecentó una necesidad de vengarse y hundirlo con ella.
— Te veías tan sexy con ese cigarro mientras cerrabas el local.— Expusó con una sonrisa traviesa como esas con las que tantas veces le había coqueteado antes aunque en ese instante no era más que la escena de una chica ebria sosteniendo en alto una segunda botella de soju que terminó en el suelo. — Le dije a Jooyeon: Voy a coger con tu jefe y nadie me va a detener. — Estaba hablando como si frente a ella no estuviese un hombre con el semblante más irónico y mezquino; Ian no perdió oportunidad de g***r cada minuto de su cinismo, ese era su castigo, su recompensa ante la tremenda estupidez que le entregó el éxtasis. Estaba enamorado de ella aunque cada parte de lo que escuchaba resultaba la peor de las jugadas, lo que para la rubia fueron meses de presumirle a su ex todo lo que le hacía mientras le rechazaba una y otra vez solo para hacerlo suplicar más, para Yu cada parte había formado lo que ahora le pesaba como nada. Se le deshizo el corazón entre las manos de quien en algún momento le hizo sentir tan pleno, tan acompañado, tan suyo.
Esa velada de invierno acabó con la nieve cayendo por la ventana, su novia tendida en el sofá, vistiendo una hoody que le pertenecía a quien no se encontraba allí pero existía cada maldita noche en los recuerdos de la mujer que amaba. Nunca hablo de todo lo que escucho, no hubo peleas, no hubo reclamos, no hubo finales crueles de esos que las historias de tragicomedia podrían brindar para entretener al espectador; quien fue herido solo quería llevarse consigo la humillación, el hastío y no volver a sentir más.
La buena fortuna no escribe cartas para los malaventurados, ofrece poesía a quienes fallan una y otra vez, ciega, envidiosa del buen corazón de un amante traicionado. Su asistente se enteró del gran error, le entregó un mensaje que no tuvo la intención de repetir cuando el tatuador quedó en silencio y solo anunció que era el momento de abrir el lugar.
— ¿Ella es feliz? — Cuestionó mientras su café estaba llegando al mueble habitual y los sostenía sin considerar cuanto iba arder al tragarlo lentamente a tan alta temperatura; ¿quién se quejaría del dolor físico que no le iguala el del alma? La dejó ir quedándose solo con una sonrisa que le ofrecía entre la expresión de lástima y vergüenza. No fue parte de su vida sin importar cuanto lo intentó, sin importar cuan difícil sería para él olvidarla.
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ㅤⓘ Escritos independientes a cualquier temática.
▎ 確かに来る運命です ✦ 偶然の一致は避けられません。 偶然の一致はなく、避けられないことだけです。
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ㅤㅤㅤⓘ INFO. ACTIVIDAD : ¿Hubo alguna acción, decisión o carencia de ella que hiciera que tu vida tuviera un cambio y giro de 360°?
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ㅤㅤ❝ El aleteo de una mariposa puede causar un tifón en algún lugar del mundo.
ㅤㅤㅤㅤ― El efecto mariposa / la teoría del caos
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Así como es trascendente el aleteo de una mariposa, relata aquel momento en que tu mundo cambió radicalmente. Cualquier evento importante para el desarrollo de tu personaje.
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ㅤㅤㅤㅤ▏ACTIVIDAD ON
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ㅤㅤਏਓ ID CODE:
ㅤㅤਏਓ AGREGA EL : +
ㅤㅤਏਓ VALOR : 300 mokonas
ㅤㅤਏਓ FECHA DE ENTREGA : Sin expiración [27 de junio]
ㅤㅤਏਓ LÍMITE: Más de 300 palabras
ㅤㅤਏਓ TIPO DE ACTIVIDAD: Obligatoria
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ㅤㅤㅤㅤㅤㅤㅤㅤ ᅠᅠᅠᅠ ㅤㅤ⨟ 드라벨스
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El barbero vió nacer el día y sintió la misma angustia que experimentaba todas las mañanas, llevaba casi 10 diez años en aquel mismo apartamento en lo alto de un barrio abandonado entre las peores calles de Busan, donde rara vez pasaba un rostro nuevo o un cliente dispuesto a averiguar lo que esas delgadas manos eran capaces de hacer con la navaja. Cualquiera pensaría que la pulcra apariencia que mostraba en su horario de labores era reflejo de la maravillosa vida que debía tener, todo relucía en un blanco luminoso entre las avenidas e hileras de casas en sepia dentro de esa área, sus herramientas dentro del local (que no era más que una zona frontal de su hogar) tan limpias y pulidas, ese delantal negro a juego con las capas que usaba en cada varón no se proclamaban las mejores pero mantenían su fuerza en el color.
Ese martes se pasó mirando el movimiento del reloj sobre el espejo más amplio del lugar hacía aquello como si invocara los recuerdos a través de ese circulo de metal colgando en la pared, Sukyung se había ido 4 años atrás pero cada escena de su cuerpo bañado en sangre sobre la acera de aquel callejón obscuro aún le congelaba la piel y como se intercalaba con los momentos que le dió en vida no le parecía más que una astuta jugada de su mente para llevarle directo a la locura de un instante a otro. Se había rendido tiempo atrás, el suficiente como para deslizar el filo de su cuchilla más pronunciada en su piel tantas veces que los dedos como cuenta le faltarían, pero nunca era lo bastante fuerte, lo bastante letal. Él seguía ahí. ¿Para qué?, no importaba cuanto se lo preguntara, nunca iba a recibir esa respuesta.
El tiempo se había detenido aquel abril y cada ocaso era el mismo aunque las sombras formaran una ciudad diferente al avanzar de los años, ahí estaban todos existiendo como si la presencia de la mujer que amó hubiese sido tan innecesaria como la suya en ese segundo frente a tantos pasos. Nunca soltaba la navaja que ella le obsequió en su primer aniversario, caminaba por el centro con la zurda en el bolsillo sin dejar de acariciar el largo con el pulgar aunque el recorrido se volviese silencioso y nadie estuviera a su lado provocando la ansiedad de ser cuestionado de repente. Ese mismo camino era visitado religiosamente cada domingo como su novia solía hacerlo antes de volver a casa con un platillo que aromatizaba la habitación de los recuerdos que ahora le maldecían; nadie la veía más, nadie la sentía, pero nadie podría tomar su lugar cuando para él jamás se fue... porque aquel 24 de abril jamás terminó.
ㅤㅤㅤㅤㅤㅤㅤㅤ ᅠᅠᅠᅠ ㅤㅤ⨟ 드라벨스
ㅤㅤㅤㅤㅤㅤㅤ ㅤㅤㅤㅤㅤㅤ morning sighs
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Las conversaciones de cama no tenían un enfoque en particular, desde las actividades habituales hasta las cosas que olvidaron hacer así como lo que podrían ser los días venideros, jamás se enfocaban en algo que no fuesen arrumacos y caricias mientras las palabras salían de sus bocas. Dominic no sabía estar quieto, siempre había sido un asiduo "mano larga", sin importar el contexto o el lugar en el que estuvieran, sus dedos buscaban la piel de su novio por encima de la mesa o debajo de la misma cuando las miradas curiosas no podían detenerse por un par de apuestos sujetos dentro del establecimiento.
Eso fue algo que Daniel entendió muy fácil y dentro del departamento del fotógrafo era un mar de caricias a placer de ambos con solo tenerse lo bastante cerca.
Con la intimidad de esa habitación principal y el creciente calor en la pareja pese al invierno tras el gran ventanal cada vez que se perdía en esa hermosa mirada los besos no se hacían esperar, entregándose a devorar un aliento que no le pertenecía el americano reclamaba tanta piel como sus grandes manos podían sostener y apretar para montarse la delgada figura de inmediato; cada pieza nocturna sobre sus cuerpos pasaba al suelo junto a las estorbosas sábanas.
Fundirse en uno mismo con la piel enteramente desnuda y la voz del menor fascinando sus oídos era la solución a cada momento pesado en su rutina, existía tentado por la se*******ad de su pareja, enamorado de cada centímetro pálido que enrojecía entre su tacto. Las horas de sueño se hacía tan pequeñas para ambos, pero todo esto sucedía por una única razón: por muchas vueltas llenas de hastío u obstáculos que tuvieran las ganas de vencer su día no habría un solo amanecer en el que esa luz traspasando el cristal sobre sus jadeantes figuras no les reviviera el alma para continuar siempre un poco más.
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ㅤㅤㅤㅤㅤㅤㅤ ㅤㅤㅤㅤㅤㅤ Crossed the line
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Pasaron meses en los que se cuestionaba cual era el camino que estaban siguiendo, si se hallaban conectados como un par de almas que se encuentran para amarse como nadie más podrías o nuevamente un fugaz recuerdo es en lo que iban a convertirse con el tiempo trascurriendo en el reloj.
¿Los errores no matan el amor si cuando empuñas el arma las balas son de salva? Las suposiciones y las situaciones que no pasaron podía destruir lo que aún no contenía cimientos tan fuertes como para soportar un primer o segundo golpe a la yugular. Mientras intentaba apagar las brasas de un pesar que no le correspondía buscó no ser una carga más, no sustentar un lado de desconsideración o poca empatía, como consecuencia de ello se insensibilizó, se puso a un lado tan lejano que fue incapaz de volver a verse como en un principio.
Estaba tan ajeno a su propio lazo que ya ni siquiera tenía idea de en que punto se encontraban o de si había un lugar a donde ir, al cual llegar. Se había tragado el papel de espectador en un espectáculo que no le tenía como protagonista y sus únicos diálogos se limitaban a aplaudir el resultado positivo de la obra. Cuando el corazón no suelta no es porque sea el lugar correcto, en ocasiones como esa simplemente no deseaba rendirse sin entender porque estaba cargando en su alma con un daño colateral cuando había sido tan feliz. Llegaba a ideas vagas completamente cansado de lo evidente y de sus manos que no soltaban cuando poco sabía si aún lo quería así.
Su mente, sus emociones, sus deseos había ido juntos en una dirección, pero ahora se esparcían cada vez más lejos los unos de los otros. En poco tiempo todo se iba a difundir tan fuerte que no iba a ser capaz de ignorarlo, y hasta ese instante la razón no iba a ganar si sus "memorias" eran lo que estaban tirando aún del hilo amarrado a pedazos.
ㅤㅤㅤㅤㅤㅤㅤㅤ ᅠᅠᅠᅠ ㅤㅤ⨟ 드라벨스
ㅤㅤㅤㅤㅤㅤㅤ ㅤㅤㅤㅤㅤㅤ Hold me tight
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Se aseguraba de ser la persona más correcto o todo lo cercano a ello, Wilde se esforzaba en no dar las excusas que el mundo necesitaría para restregarle en la cara algún error o fallo dentro de lo que representaba o en lo que a mano rígida se había convertido. Las mejores prendas junto a los más elegantes lugares, cada pliegue planchado, el brillo impoluto en su calzado y el vocabulario de un caballero de primera que nunca sería puesto en duda. Despertaba convencido de que todo lo que estaba a la vista del mundo era sencillamente perfecto.
Por dentro cargaba con lo que nadie necesitaba saber. No existía motivo alguno para que las cosas jodidas de las que se sentía responsable estuvieran sobre los hombros de un alma ingenua carente de su objetividad, no era un crío al que le hiciera falta que le dijeran que había en el espejo cuando se paraba frente a el si lo entendía y eso era irreprochable. Mantenerlos al margen ya era una costumbre, alejarles lo suficiente como para que ni siquiera fuesen capaces de imaginar lo que había de bajo de la piel de quien se compartía en cuerpo pero nunca en alma.
Solo era útil su aspecto, ¿por qué no se podían conformar con eso? ¿Por qué querían mirar mucho más allá?
Pero alguien lo había hecho, y ya no se quería ir. No importo cuanto le hizo esperar, lo constante que sus palabras fueron sin dejarle de advertir, para él no era altos o mucho menos miedos, no estaba quedándose por lo que tantos antes lo habían hecho, no estaba quedándose con la mismas razones que tantos otros lo dijeron. Se mantuvo de pie sobre los altos muros que intimidaban a la mayoría, hizo un agujero lo suficientemente grande como para cruzar hasta el siguiente, lo hizo lento pero jamás se detuvo y sin que fuese capaz de notarlo, de detenerle, lo sintió de frente a su todo.
Le abrazó. Wilde se heló, pero en ese instante sus brazos subieron a responder con tanta fuerza que al día de hoy no hay un solo centímetro que haya soltado su desnudo corazón.