Attakai soyokaze

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Photos from Attakai soyokaze's post 08/12/2022

[🦊] どんぎまつり con

Alisando sus prendas, sólo quedaba la máscara que yacía a un lado del gran lavado. Allí, frente a él veía su propio reflejo disfrazado de un nada amigable zorro. Predominado, como siempre, el color rojo en sus prendas, dio un paso hacia atrás antes de dar media vuelta y empezar con su trabajo. Sujetando firmemente la brocha con tintura roja, emprendió su labor, empezando desde la zona izquierda, donde reconoció a algunos hijos de sus vecinos, quienes corrían como alma que lleva el diablo hacia los brazos sus padres, que a su vez también corrían o se unían a agarrarlos. A lo lejos, en la parte contraria, observó a su esposo e hija, quienes vestían con trajes típicos del festejo. Sintió orgullo de solo verlos así, sin perderse de esa mirada de confusión que llevaba la pequeña bebé.

Pintó un par de caras, recibiendo risas por parte de los padres y lloriqueos de terror de los pequeños niños aterrados, de los cuales recibió un par de patadas en el proceso. Bien merecidas las tenía. Con una risa estruendosa, casi diabólica a su parecer, dirigió sus pasos hacia la zona derecha, donde su pequeña bebé corría con los ojitos chinos a punto de llorar.

—¡Qué bebé tan hermosa, parece una empanadita! ¡Y qué padre tan guapo trajo consigo! ¡Que venga conmigo y recibirá mucha salud!

Exclamó con gracia, tratando de alcanzar a la pequeña al mismo tiempo que ella corría a los brazos de su padre.

con

08/12/2022

[⛄] ヤドリギ

Su navidad había cambiado desde que conoció a su pareja, grandes diferencias podía mencionar, pero ninguna como esa tradición tan bonita del beso bajo el muérdago. Aunque era cierto que semanas previas al día del festejo ya compartían besos traviesos, como practicando. Pasar la nochebuena a su lado era tan especial que no se imaginaba un año sin él, ni se imaginaba otro regalo final del calendario de adviento que no se trate de su hermosa carita estampada en una camiseta o calcetines. En fin, lo único que deseaba era estar a su lado y besarse pajo el muérdago.

Canción: https://youtu.be/LUjn3RpkcKY

08/12/2022

[👹] クリスマスホラーストーリー

Cuenta su querida abuela que todo sucedió en la navidad del ochenta y tres, cuando las familias celebran juntas ese tranquilo día lleno de comida y presentes envueltos con papeles marrones, al mismo tiempo que los juegos artificiales explotaban fuera del hogar. Ella estaba sola, había perdido a su hijo dos años antes, cuando apenas era una criatura de seis años. Atropellado en el cruce que quedaba frente a su colegio, ni el rompe muelle pudo prever la tragedia. Se lo informaron tres horas más tarde, con unas palabras de dolor y entregándole un muñeco de madera que el niño siempre llevaba cargado. «¡Qué tristeza! ¡Qué mujer tan desdichada!», exclamaban sus vecinos cuando salía a cortar el jardín, con una larga cola de tela que despedía pura desolación. Era lo único que le quedaba.

Esa noche su marido había salido a la casa de sus padres, a donde ella se negaba a ir por falta de interés y ganas de recibir esa mirada tan preocupada, ni quería recomendaciones sobre especialistas. A punto de ser la medianoche, confundió los toques en la puerta principal con los juegos artificiales que ya se escuchaban. ¿Quién podría ser a esta hora? ¿Qué quiere? ¿No tiene mejor cosa que hacer? Ella sólo deseaba quedarse sentada en el viejo sillón y hundirse en la nostalgia, con el retrato de su pequeño frente a ella, enmarcado con tanta alegría cuando cumplió los cinco.

Abrió la puerta y se olvidó de respirar. Frente a ella estaba su bebé, su criatura, su hijo. ¡Estaba vivo! ¿Vivo y sano? No, no parecía tan sano, tenía el mismo aspecto de la última vez que lo vio en la morgue. El cuerpo maltratado, sangre por todas partes, se le colgaba el brazo, como derramándose, aunque eso era imposible. No, imposible era que el niño esté ahí, frente a ella, jadeando "mamá".

Por supuesto que lo atendió, no le dio tiempo ni siquiera de pensar o de llamar a su marido. De pensar sobretodo. Dos años mu**to. ¿Por qué estaba frente a él? ¿La engañaron para creer que había mu**to? Pero si ella se acuerda perfectamente cuando lo despidió hacia abajo en su pequeña tumba, el niño estaba enterrado. Ese pequeño no era su hijo, ¿cierto? ¿Entonces quién era?

Recordó entonces ese cuento, aquel cuento japonés, aquel donde los mu**tos volvían porque en el lugar donde estaban no había suficiente espacio para ellos. Eran muchos allá. El niño estaba con la misma ropa del día de su muerte, con las marcas del accidente como si antes del entierro no lo hubieran limpiado y cambiado de vestimenta.

—Lárgate —dijo, a punto de llorar, con el dolor de dos años atrapados en su garganta—, vete ya mismo, mi hijo está mu**to.

—Estoy aquí, mu**to.

Lo que pasó después, sólo su abuela lo sabe.

12/11/2022

[⏰] 歌の時間はいつでもある • あんまりソワソワしないであなたは いつでもキョロキョロよそ見をするのは

Era evidente que había dormido poco tras el anuncio en la radio sobre la propagada enfermedad que venía como ola tan solo en un simple parpadeo. Había despertado y, desde aquel momento, tenía una hora. Cepilló sus dientes y lengua, tan bien porque creía que a los gusanos no les gustaría comer su cara con aquel olor matinal, mientras lo hacía reprodujo su playlist con una docena de canciones. Una docena. Volvió a su habitación y prendió las mejores velas aromáticas, aquellas que olían a mantequilla de cerveza como la bebida de Harry Potter. Sintió una punzada en el pecho después de prepararse la comida, porque al hacerlo no reconoció esas manos arrugadas y pecosas que agarraban el pan. Se miró al espejo y no volvió a intentarlo. ¿Sus vecinos también estarían mu**tos? No se vería de nuevo, no así, ciertamente su mayor miedo era envejecer. Al diablo la muerte.

24/10/2022

[🌕] 満月 | luna llena — La Tejedora

La última vez que había ingerido alguna comida fue hacía ya una semana. Aquel día había encontrado entre la basura un trozo de pan seco con visibles manchas verdosas que mostraban lo pasado que estaba el pan, pero aún así se lo comió, rascando con la sucia uña esos restos de pan "intacto" sin signos de pudrición. Si bien conocía poco el territorio de la frontera, aún así se guiaba por los bosques hasta donde deseaba llegar: la choza de La Tejedora. Allí podría encontrar algún objeto con alto valor a robar para así venderlo y ganar un poco de dinero pero, por supuesto, no era tan fácil como se escuchaba; La Tejedora era ciega, pero con los sentidos restantes bien puestos y en cuanto alguien entraba en su pequeña choza humeante por la chimenea, lo encerraba. ¿Qué hacía con el cuerpo del intruso? Tooru lo supo en cuanto entró silenciosamente por la puerta abierta de ese lugar, aquella trampa como queso para el ratón. Ahí estaba La Tejedora, sentada en su sillón mugriento, con muchos objetos a su alrededor, acumulados y sin orden alguno. Ella sostenía palos de tejer, los cuales danzaban entre sus dedos pálidos y pecosos, enredando hilos largos de tonalidades rojas y blancas. Tooru se atrevió a tragar saliva para contener sus ganas de vomitar en cuanto vio el origen de esos hilos; al lado derecho de la anciana, colgaban dos montones de carne, cortados de una forma inexplicable que, al juntarlos se percibía perfectamente el torso de una persona.

Contuvo su respiración y avanzó en medio de un silencioso infinito, en busca de algo valioso con la favorecedora luz de la luna llena alumbrando desde la ventana a su izquierda. En la choza sólo se escuchaban los inquietantes "click, click, click" de los palos encontrándose en cada n**o nuevo y eso colmaba de miedo al joven hambriento que, ante la desesperación, tomó unas joyas con piedras preciosas desde una repisa no muy alta. "Click, click... click". El sonido se detuvo de pronto y Tooru salió disparado hacia la puerta, pero esta fue rápidamente cerrada en su aterrada cara. Magia. Lo que decían era cierto.

—¿Quién está en mi casa? ¿Quién es el ladrón que entró a mi casa?

Oyó detrás de su hombro, un aliento podrido que rememoró esa última comida de hace una semana. Tooru aferró la joya entre su puño, como pidiendo que aquel lo transportara de vuelva a su mísera hambruna, pero no iba a pasar. Aquel accesorio ciertamente era mágico, pero lamentablemente no era su suyo y, por ende, no respondía al pobre chico que ahora era arrojado al suelo por una fría mano huesuda. En ese momento, la luna se sentía más brillante, siendo testigo de esa espantosa muerte.

Aclaración: el personaje de La Tejedora no me pertenece, es del libro Una corte de niebla y furia (capítulo 20), de Sarah J. Maas. La historia de Tooru, llegada, acontecimiento y muerte sí son parte de mi imaginación de pez.

*TOBER

20/10/2022

[🏚️] パジャマパーティー | fiesta de pijamas

Esa noche, sin la presencia de los padres de quien residía ahí, las tres menores decidieron montar una pijamada con todo tipo de golosinas y las indispensables películas de miedo. Esos últimos días escucharon las recomendaciones más aterradoras sobre películas que "lograban ponerte los pelos de punta" y se decidieron por la más antigua y memorable. La noche pasó sin mucha importancia, empachadas de comida grasosa y confesiones, además de chismes. Una de ellas despertó en la madrugada, agitada y con el aire gélido asfixiante, tuvo que toser tanto, tratando de recomponerse, nublada. Tanteó con las manos las sábanas frías, en busca de sus dos amigas, pero no encontró nada. Vacío, mojado, algo caliente y viscoso. Jadeó de dolor, sentía su garganta apretada por el mismo aire invernal. Estuvo así por largos segundos, tan infinitos que a ella se le antojó como insoportables y finalmente halló a sus amigas, sus fieles amigas.

La menor de las tres se hallaba en la falda de la cama, con la cabeza rebanada en un corte perfecto, su collar de perlas coloridas descansaba pacíficamente sobre sus clavículas, manchadas ambas mencionadas con sangre fresca. Ahogó un grito de terror, impedida por la severa asfixia. Más allá, en el tocador, las salpicadas gotas y manchas irregulares prendían un camino, descendiendo hacia el cuerpo sin vida de la otra chica. Ella estaba partida en dos; su torso apoyado contra el asiento del antiguo tocador y la parte inferior extendida paralelamente.
Su corazón latía con fuerza cuando inspeccionó su propio cuerpo, pero no sintió ningún tipo de alivio al encontrarse entera. ¿Qué pasó? ¿Quién había hecho eso? La respuesta llegó tan pronto con un click, indicando que esa pesada puerta de su habitación se abría. Una figura baja apareció, mostrando una sonrisa dibujada en su pálido rostro, mientras que con la zurda sostenía un afilado cuchillo.

—Hermana, no me invitaron a la fiesta.

Se quedó de piedra. En primer porque no tenía hermanos y segundo porque el niño, con esas cortas patas, corrió hacia ella, apuntando el cuchillo en su dirección.

09/10/2022

[🏚️] 苦しむ魂 — alma en pena

Aquella noche sentía un ligero sentimiento de extrañeza que fue incrementando con el pasar de los minutos, mientras su cuerpo buscaba el descanso apropiado tras un largo día de trabajo. Los acontecimientos acaecidos noches atrás llevaron al joven a una ansiedad interminable, aunque ciertamente en las mañanas esa inquietud cesaba un poco.

La decisión de alojarse en esa casa durante su estadía en Sokai se debía principalmente a la falta de recursos económicos para un hospedaje más tranquilo como la residencia de jóvenes estudiantes en la misma ciudad. Y, como ya mencionado, optó con resignación por algo menos acomodado. Aunque aquella decisión había traído consigo unos malos tragos, el joven estudiante eran tan terco y orgulloso que simplemente calló.

En lo que iba de su permanencia en dicho lugar, todas las noches escuchaba algo deslizarse por los pasillos. Algo inhumano, no eran pasos ni nada parecido a algo que el joven había visto nunca. Podría leerse ridículo, pero él asemejaba ese sonido a uñas golpeando el piso y arañando en lo que creía él era un andar.

La presente noche se armó de valor, encaminándose hasta la puerta donde logró espiar por la mirilla. El sonido lejano parecía acercarse poco a poco, lento como el paso de un anciano. Ante la oscuridad del pasillo, el joven temía encontrarse con algún gato cojo, pero no fue así. Por la mirilla, sus ojos captaron una presencia que cruzaba lo infernal; aquella cosa tenía forma humana, en posición de araña y avanzaba por el largo pasillo mientras emitía un lamento lejano. Su cabeza, echada hacia atrás, era arrastrada en el suelo por su cuerpo oscuro, con piel podrida podía apostar el expectante joven que temblaba detrás de la puerta.

Nervioso por la proximidad, creía que aquella extraña cosa no daba cuenta de su acecho. Pero, tan pronto como tomó aire, la cabeza de humana giró en su dirreción, donde por la mirilla el ojo humano del joven fisgoneaba.

*tober

05/10/2022

[🦃] アレブリヘス

Afortunadamente no sufría de insomnio, había agradecido a alguien allá arriba por eso durante toda su vida y creía que era una recompensa por tanto tiempo rezando. La constancia trae recompensas, decía su madre. Pronto estaba dormido y, como era evidente, no supo en qué momento pasó, pero durante una instante de la pesada noche despertó con una ligera incomodidad. Ahí, en su habitación, detrás del póster de shingeki no kyojin, escuchaba a la perfección el ladrido de un perro vecino color chocolate, mientras recorría con la mirada todo a su alrededor.

Todo lucía extraño, desvanecido y ciertamente como un efecto granulado. La penumbra dificultó su visión, no obstante, Saiko sabían que a su derecha estaba la puerta; entreabierta como quien deja un espacio minúsculo con el deseo de ser acechado por una entidad extraña y desconocida. Con ayuda de tan poca luz proveniente de las cortinas blancas proyectada en ellas cierta luminiscencia "lunera", consiguió notar una presencia indómita asomándose por ese rincón.

Un ojo felino posaba en él la mirada, con atención. Él tardó en recordar que no tenía gatos en casa, pero aquello no era de un gato; ese ojo era más grande, pero ciertamente felino. El hocico hacía espacio, empujando la puerta con curiosidad; largo como propio de esos osos hormigueros que aspiraban las hormigas de lugares tan pequeños, excepto por la piel, la cual traía consigo diferentes tonos de color y patrones dudosos que su miedo esquivó. Saiko apretó su cuerpo contra el colchón, aterrado por la visión frente a él, ¿de dónde había salido ese animal? ¿Cómo era posible que una cosa así existiera y nunca había escuchado de su presencia nocturna en Discovery Channel? Así estaría preparado para espantarlo con una escoba o algún otro método efectivo.

Aquel animal, dio pasos más hacia el frente, olisqueando el suelo de la habitación, mismo que se encontraba sucio y con ropa usada. Saiko rezó con todas sus fuerzas no morir de esa forma y que las autoridades den información a sus familiares sobre su lamentable estilo de vida después del hallazgo de su cuerpo mutilado por cierto animal salvaje desconocido que, en ese mismo momento, entraba un poco más y dejaba a la vista una cola semejante a de un pavo real.

Con todo eso, Saiko despertó de un golpe. Fue un simple sueño, pero eso lo llevó a limpiar toda la habitación y asegurar cada puerta antes de dormir y encontrarse de nuevo con aquel animal. Quiso creer que era una señal para dejar atrás su etapa de trabajador con nido de vagabundo y empezar a organizar su vida.

*tober

03/10/2022

[🥀] 幽霊学生 02 - ghost student

Las experiencias son en su mayoría de estudiantes nocturnos, quienes permanecen mucho más tiempo en la universidad. Fui uno de ellos en la temporada de otoño, cuando el frío es un regalo refrescante tras tantos días de sol con calurosas mañanas, hecho por el cual me veía obligado a refugiarme en la zona trasera de la facultad, una zona fresca por las noches y también silenciosa.

Me preparaba para el examen final del curso, aquel que valía más por contener todos los temas vistos durante esos cuatro meses. El único lugar donde podía estudiar era en la zona mencionada, descartando a la biblioteca por la cantidad de personas dentro con la misma presión estudiantil. Me quedaba hasta cerca de la medianoche, bien servido de un vaso de café cargado y mis apuntes, con la vista puesta en cada palabra anotada, hasta que los demás tomaban sus cosas para irse cada uno a su respectiva casa. Yo los seguía, no quería quedarme ahí sin compañía.

La había visto hace días, cuando mi cuerpo aún soportaba media hora más sentado y la espalda no me molestaba tanto. Por el rabillo del ojo noté su presencia tras la puerta oscura del aula 1011, se movía y arrastraba uno de sus pies tan sonoramente que estaba dudando de mi juicio. Todo mi cuerpo estaba en tensión, sentía que ella notaba eso y disfrutaba porque escuché sus pasos más cerca como queriendo espantarme, pero ya no la alcanzaba a ver. Me pregunté en ese momento si vendría detrás de mí, por un punto ciego donde no sabría si había llegado o no. De nuevo ese desagradable sonido del zapato arrastrado, decían que se había lanzando de ese piso, del décimo.

Algunos comentaban que su presencia seguía ahí, en ese aula, caminando cerca de la ventana durante esas horas. Los guardas afirmaban la versión, pero agregaban que ese piso está prohibido desde las cero horas porque de otra forma se encontrarían con el fantasma de esa estudiante, recorriendo los oscuros pasillos y arrastrando el pie. Que nadie la mire porque encontrarán su rostro desfigurado, su cráneo roto por la caída y esa pierna fuera de lugar con la cual advertía su presencia.

No me pasó nada, por suerte. Me quedé quieto, cerrando fuerte los ojos, tan fuerte que perdí el conocimiento de tanto miedo, estrés, tensión y algo en mí explotó. Solo recuerdo el sonido de su pie, los quejidos de lamento antes de despertar al día siguiente, con un dolor de cabeza insoportable.

*tober

02/10/2022

[01] 放棄された家

Las risas traviesas ocultas por el temor de ser descubiertos por los vecinos o, adentrándose más a la verdad, ser descubiertos por los entes que podrían habitar entre el polvo y la oscuridad, lograban acallarse con alarmantes "shh" soltados con torpeza por el resto del grupo. Cuatro adolescentes, tan valientes por fuera cual una cáscara que escondía la suavidad de una fragilidad tan temerosa.

Ahí es cuando demuestran que el chirrido de los tablones de madera bajo las pisadas, las blancas cortinas viejas ondeando con la ventana cerrada y sombras repentinas eran demasiado para el cuarteto. Pero siempre hay uno, alguien tan valiente, con un orgullo satánico que daba el paso hacia adelante y prendía la linterna empolvada tras el dificultoso ingreso, llamado cobardes a los otro tres chicos que se miraban con cierta vergüenza y finalmente adentrándose salón a salón.

Los tres muchachos esperaron, con los huesos helados al retorno de su valiente amigo y con un "no había nada, id**tas gallinas" resollando con una sonrisa presumida; sin embargo, esperaron más de treinta minutos con el miedo gobernando cada centímetro de cuerpo y trayendo consigo la conocida piel de gallina. Pronto, con una entendible tensión, escucharon las pisadas aproximándose, pisadas catastróficas y sobretodo humanas.

Su amigo los miraba con los ojos bien abiertos, extendiendo las temblorosas manos hacia el frente como queriendo agarrarlos y arrancarlos de su camino, matarlos ahí mismo. Pero no, el pálido muchacho quería salir de ahí lo más pronto posible, porque lo que había encontrado en esa casa abandonada era algo que lo marcó por el resto de su vida. No volvió a decir palabra alguna, de sus labios no salió nada más que gritos espantosos al despertar de pesadillas que rozaban lo inquietante.

*tober

29/09/2022

[.] 快適または不快

Podría decirse que su recargo de energías era llevado a cabo el sábado después de una hora ya despierto con la compañía de su pareja, abrazándolo como si se tratara éste de un koala pequeño; el cual, como era una costumbre, rodeaba su cadera con una de sus piernas. Tras los susurros de buenos días y besos detrás de la oreja, respiraba profundo y empezaba el amodorrado sábado. El mayor tenía una rutina diaria que aportaba un poco de seguridad a su vida y en ella destacaba como punto de partida el besar los pies de su amor antes de taparlos para dejarlo dormir un poco más. Después de lavar su adormilado rostro, iba directo a la habitación de su bebé, a quien previamente había espiado por el monitor y algunas veces seguía durmiendo o, como en esa ocasión, ya estaba dando vueltas por el bajo colchón.

"Hola, empanadita", saludó con una ligera sonrisa al tomarla en brazos para llevarla hacia la sala de estar, donde la bebé pasaba el tiempo tirando pelotitas de su alberca y balbuceando muchas pequeñas cosas que Keenan respondía con "¿y qué pasó después?" o "ya entiendo, empanadita". Sorprendentemente funcionaba bien, porque la bebé sonreía y seguía hablando hasta exigir "tete", pero para esas alturas el biberón y la avena con trozos de fruta se encontraban listos para ser devorados por una hambrienta bebita, quien comía hasta con sus patitas de empanada.

Como todos los viernes que salía temprano del trabajo, el día anterior no fue una excepción para comprar panes frescos de la panadería que atraía el aroma de pan recién horneado junto a finas ráfagas de viento vespertinas que daban aviso al infaltable lonche de las cinco. Y de paso, con alguno de los perros, iba por un poco de queso a la casa de la vecina que preparaba los trajecitos encargados por su novio. Los viernes, para la familia Saito-Sloan, era semejante a prepararse para la hibernación de Arenita. Sumido en sus pensamientos lejanos, escuchó el tintineo de los vasos a su lado, cayendo en cuenta que su novia -la hermana de su novio- había despertado y estaba susurrando algo indescifrable. Dejó besitos sobre la helada mejilla y la rodeó con sus brazos mientras ella servía la leche fría que llevaría al segundo piso donde, supuso, que la novia de su novia la esperaría. "Échale veneno al de mi hermana", bromeó el mayor, aún abrazado a ella y compartiendo sonrisas frágiles propias de un sábado tan fofo.

27/09/2022

[🧌] キャラクター

27/09/2022

[🌌] もし私が...

25/09/2022

[📓] 6人のファンアート

Photos from Attakai soyokaze's post 25/09/2022

[💌] 私の愛のカエラン

25/09/2022

[🎒] ランドセル

24/09/2022

[🌼] 日本の花

Repasó con la yema de los dedos las flores amarillas situadas en el jardín de su madre, donde a escondidas jugaba con la casa de muñecas en imaginaba que ellas tenían un jardín enorme cual casa de campo. Correteó sobre el césped con los pies descalzos, con tanta alegría que sólo el otoño provocaba en ella. Se detuvo un segundo cuando sus ojos rebosantes de curiosidad capturaron, cerca de las suculentas, unos capullos de la misma flor. O eso parecía.

—¡Katsuki, sal de ahí!

La niña de rebosante curiosidad dio un salto hacia atrás por el repentino grito autoritario de su madre, como la primera tormenta de un día tranquilo cuando vas a leer un rato a la azotea. Su madre era una mujer que amaba sus plantas, hablaba con ellas más de lo que hablaba con su propio esposo y amaba tanto a las mismas en iguales cantidades de lo que amaba a Katsuki, aunque para el prematuro pensar de la pequeña, era diferente y sentía ciertos celos vergonzosos hacia aquellas plantas bien cuidadas.

—Hm, solo veo que hay nuevos bebés...

Señaló con el índice los capullos del crisantemo, o como ella los llamaba, Kukiro. Ella podía recordar el nombre de todas las flores que crecían en el jardín de su madre, tales como Akihabara, Kiyo, Cosmo y demás, siempre alterando sus nombres y asociándolos a sus personajes de anime.

—Katsuki, las flores no se tocan, menos los crisantemos porque decoraremos la entrada con ellos y los llevaremos al danjiri en el festival.

La pequeña supo entonces que después del festival podría volver a jugar con su casa de muñecas con un gran jardín y gigantes flores kukiro amarillas.

+

22/09/2022

[🍡🍡] だんご大家族

21/09/2022

[㊗️] オヒガン

Era el hombre de la casa, era quien se encargaba de llevar las flores en sus cortos brazos, con la espalda derecha y la frente en alto desde los comercios florales hasta la piedra donde el orgulloso nombre su abuelo estaba grabado con decoloradas letras. Su abuela había implantado en él todos los valores posibles desde que éste tenía memoria y, bajo sus costumbres y creencias, llevaban a cabo el Ohigan. Su fuerte abuela clavaba la mirada en esa piedra y recitaba unas suaves oraciones, tomándolo tan fuerte de la mano que incluso él conocía el pronto llanto silencioso que venía después. El pequeño plantaba sus rodillas sobre el pasto y derramaba el agua de su botella para después limpiar la piedra con el paño de algodón verde lima. Pero esta vez no era solo una piedra. Esta vez, desde hace unos pocos meses, el nombre de su abuela también yacía grabado junto a su eterno amor. Tras un largo suspiro, recitó la oración que cada año había escuchado de los delgados labios viejos y, con un n**o en la garganta, agradeció por todo a ambos, pidiendo salud hacia su persona y familia. Al salir del cementerio, visitó un templo cercano, dio dos palmadas hacia su deidad y a su mente llegó el hermoso color rojo de higanbana.

20/09/2022

[🍡] だんご大家族Ⅱ

Soy malo haciendo esto.

20/09/2022

[🌞] 長月

15/09/2022

[🍼] 時を経て

La misma jeta.

*time +

15/09/2022

[ 🐺] 私の好きなキャラクター

Su nombre es Kieran, desconozco completamente su apellido y pido perdón al respecto. Pertenece al libro De sangre y cenizas. ¿Habilidad? ¿Que si destaca en el universo? Pues claro que sí, estimado, es un wolven y sabe luchar como un ma***to loco, ataca muy bien al enemigo y es tan sarcástico que hasta siento atracción nada pura hacia su persona. Lo que me gusta de él es que abre la boca y habla, amo cuando hace eso: hablar. Amo todo lo que conforma su existencia. Te amo, Kieran, soy fan tuyo desde que tengo pañales. Algo en común entre Kieran y yo... nuestros nombres empiezan con K y nos encanta el poto. Y por último, mis palabras hacia él serían: Amor de mi vida, lánzate y kchate al Hawke y a la Poppy.

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14/09/2022

[📕] これが私です

Mis escritos están ambientados en lo cotidiano, la tranquilidad y fuertemente inspirado en Haruki Murakami, quien es mi alma gemela, pero él no lo sabe. En su mayoría, todo lo que escribo tiene lugar en Japón.

14/09/2022

[🕳️] 私のランダムなプロット

Tenía esa costumbre de cotillear cuando escuchaba las sirenas de policía o algunos gritos más fuertes de lo usual. No necesitaba su dosis de cotilleo aquella noche, pero ciertamente se sentía inquieta, pesada y hasta un tanto temerosa de quedarse resguardada en su apartamento. Especialmente esa madrugada prefería asomarse por el balcón y guiar su vista de esquina a esquina en busca de algún vándalo huyendo de alguna de las tantas casas que conformaba ese lóbrego barrio. Se sentía afortunada, de cierta forma, al vivir en un edificio alto puesto que esa zona era muy peligrosa y cada casa solía asegurar sus puertas con rejas reforzadas. El único detalle y también el causante su, en ese momento, estado gélido era nada más que el balcón compartido, aquel que hacía la función de pasillo conteniendo en total tres puertas donde ella mantenía una relación silenciosa con sus vecinos. Su puerta era la última del pasillo-balcón, la puerta del medio era propiedad del nocturno vecino que la veía ahora desde la sombra del balcón, iluminado únicamente con el reflector del cartel de anuncios plantado en el edificio frente a ellos. En su fría memoria sólo recordó escucharlo un par de veces durante la madrugada, azotando puertas y trayendo consigo a mujeres que no se escuchaban para nada en sus cinco sentidos.

—Noche difícil, ¿no? —dijo aquel hombre con algo que parecía ser un lapicero en sus labios—. Están huyendo, están siendo perseguidos, mataron a mucha gente.

No tenía idea alguna de a qué se refería, aunque suposo que se trataba de la bulla en las calles. En ese momento escuchó una puerta cerrarse en el piso de abajo y exclamaciones ahogadas del piso superior, mientras el hombre no quitaba el ojo de ella. Supuso, de nuevo, que algo pasaba allá abajo y que efectivamente era algo inhumano. Se veía amenazador, ella podía jugar que su ojo izquierdo estaba bañado con una tinta negra profunda.

—¿Están así desde ayer?

Maldijo a su nerviosismo por provocar la tembladera de su voz, ronca también por no pronunciar palabras alguna durante las últimas cuatro horas tras el mensaje de voz que había enviado a su pareja confesando su insomnio y sin recibir respuesta alguna.

—No, claro que no —el sujeto hizo una mueca parecida a una sonrisa divertida—, llevan así un año o más, simplemente están hartos de la presión ciudadana. Mira, la desaparición de mujeres, el as*****to de ese niño en Shinjuku y los cuerpos tirados de aquellas prostitutas en la carretera, ¿acaso encontraron al culpable? No hacen nada y si no hacen nada, los otros continúan cazando.

Cazando. Se obligó a asentir aún si la situación la hacía sentir tensa y con deseos de trepar al balcón superior en busca de refugio. Aquel vecino llevaba consigo un aura oscura, peligrosa y hasta afilada. Olía a tierra mojada, ci****os a medio apagar y decisiones apresuradas. Tenía que salir de ahí. ¿A dónde podría ir si su apartamento estaba justo detrás de ella? ¿Llegaría lejos si salía corriendo? Todo pensamiento racional se detuvo en cuanto aquel hombre giró su cuerpo hacia ella, a la espera de una respuesta.

—Tiene razón, ellos merecen ser castigados. Tiene razón.

Hubo un silencio asfixiante por largos segundos, únicamente resonaba la tapa del lapicero siendo rasgada por la uña y posteriormente expulsada hacia quién sabe dónde.

—Ten cuidado, niña, recuerda no salir a tan altas horas o podrías toparte con alguien sin compasión. Terminarías tirada en la carretera o en manos de algún id**ta.

Sin más que decir, el hombre dejó el lapicero sobre la baranda sucia del balcón y dio media vuelta hacia el departamento. Ella expulsó todo el aire contenido, como si el azote de la puerta ajena sirviera de interruptor a su intranquilidad y las violentas ráfagas de aire sobre sus mejillas una advertencia. No había notado que sus manos temblaban bajo el chorro de agua, ni que su cuerpo entero estaba en la misma situación hasta que llegó a la cama, no sin antes cerrar la puerta de su apartamento con un pesado candado. Al día siguiente saldría de ahí, a la luz del sol y con su pareja resguardando su seguridad. A altas horas de la noche podía hacer miles de teorías sobre su vecino, recordando las bolsas de basura que arrastraba por el pasillo, el rastro nulo de las mujeres que entraban y nunca más salían a pie de esas cuatro paredes.

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210 (Kitsune)

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