Natthimlen

ㅤㅤㅤㅤㅤㅤㅤㅤㅤㅤㅤ 𝖣𝗈𝗇𝖽𝖾 𝗍𝗈𝖽𝗈 𝖾𝗆𝗉𝖾𝗓𝗈
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ㅤㅤㅤㅤㅤㅤㅤㅤㅤㅤㅤㅤㅤㅤ #𝖠𝖼𝗍𝖮𝗇𝟢𝟢𝟣 |

Desde muy joven Keoma se vió involucrado en delitos menores: hurto, robo; sin embargo, nada había sido considerado como un delito mayor hasta que se involucró en una pandilla, iniciando desde abajo al ser solo un dealer más hasta que llegó a ser el líder. Luego de eso todo fue subiendo y bajando en su vida.

Había estado un tiempo fuera de la ciudad, haciendo diferentes trabajos para subsistir: dealer, barista, sicario, entre varios más. Trabajos que le brindaron la oportunidad de conocer a muchas personas de todo tipo. Fue cuando regresó a la ciudad, ya teniendo cierto objetivo, uno que iba más allá de un comerciante. Contactó personas, posibles clientes, clientes que le ayudarían en su objetivo.

Uno de esos clientes fue el que lo llevó a un sitio, uno donde tendría todo lo poco que le faltaba por obtener, un sitio llamado COBRA. Allí, tenía un trabajo el cuál era su principal objetivo: sin embargo, podría hacer mucho más usando su bar como una fachada, una venta más a su gran repertorio de opciones, todas ilícitas.

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Había un particular aroma que no lograba descifrar pero que no era la primera vez que tenía la oportunidad de deleitar su olfato con aquella fragancia. Sin embargo, las circunstancias en las que ese olor se hacía presente no eran las que solían ser normalmente, las que él acostumbraba.

Frente a él, una chica, de contextura delgada y más baja que él, en los ojos de ella salían lágrimas, muchísimas. Lágrimas que él había echo brotar. Una mezcla entre hierva, ci****os y alcohol hacían presencia en su propio aliento al hablar, al tratar de explicarle. Sin resultados positivos.

Un sentimiento conocido ya se notaba dentro de su pecho: la culpa. Culpa por no corresponder, por herirla. Su mente nublada y su navaja en mano fueron la peor dupla. La sangre que brotaba ahora era la suya, se había apuñalado, en un intento de hacer sentir mejor a la chica ahora sangraba pero estaría bien, ella estaría bien.

A pesar de eso sentía que su herida no era igual a la de ella. Ella lloraba, él sangraba, ella estaba sobria,, él ebrio, ella estaba limpia, él hasta había olvidado cuánto consumió. Él podría cerrar su herida, ella tendría una nueva cicatriz.

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ㅤㅤㅤㅤㅤOm igen
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ㅤㅤㅤㅤㅤㅤDe nuevo aquí.

De nuevo aquí, ¿Cómo estás? Nada bien si vienes a mi, ¿Otra vez, Svein? ¿Otra vez tropezaste con un recuerdo? ¿No estás cansado? Anda, sabes qué hacer, solo retrasas lo inevitable, hazlo... ven conmigo.

Sus ojos rojos e hinchados, dejando ver lo sucedido, el recuerdo amargo lo había regresado hasta ahí, sujetando su 16 con la diestra, sin seguro, ¿Cómo había llegado hasta ahí? Y, ¿Por qué sintió el cañón frío contra su sien?

Dejó caer un par de lágrimas, resbalaron por su mejilla hasta caer al lavado. Pasó saliva, decidido. Con el pulgar jugueteó con el seguro del arma manteniendo el índice en el gatillo. Una sola bala a cambio de una vida de carencias, tristezas y desaciertos.

El sonido de la puerta lo sacó de sus pensamientos, la voz detrás gritó y antes de que entrara, disparó. Un nuevo agujero en la pared, otro intento.

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ㅤㅤㅤㅤㅤㅤㅤㅤskylla
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ㅤㅤㅤㅤㅤㅤㅤ— ¿Otra vez? Maldita sea contigo, te
ㅤㅤㅤㅤㅤㅤㅤdije que no quería verte más.

No pudo evitar molestarse con la simple presencia
de aquél hombre.

ㅤㅤㅤㅤㅤㅤㅤ — ¿Tanto te incomoda tenerme
ㅤㅤㅤㅤㅤㅤㅤcerca? ¿Tan poco supuesto hetero eres
ㅤㅤㅤㅤㅤㅤㅤque te da miedo tener a un homosexual
ㅤㅤㅤㅤㅤㅤㅤa tu lado?

Gruñó, molesto, no tenía ganas de estar aguantando a alguien así, le molestaba su simple presencia, más cuando le hablaba con ese tono de arrogancia. Era un afeminado nada más, no era nadie para hablarle en ese tono.

Su paciencia era poca, solo se dejó guiar por su rabia y terminó en un enfrentamiento de cuerpo a cuerpo con ese ser.
Luego de todo lo sucedido, debía ir a curar sus heridas y quitar la sangre asquerosa de ese tipo, hasta en eso le daba asco.
Sin embargo, esa pelea fue diferente pues se sentía... ¿Arrepentido? Algo sabía y era que no quería volver a verlo.

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ㅤㅤㅤㅤㅤㅤㅤㅤㅤㅤbörjan
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Desde una temprana edad Svein había desarrollado una capacidad peculiar la cual constaba mayormente en engañar a quién fuese, incluídos sus padres, profesores y compañeros. Era capaz de jugar con la psique de las personas, leer cada movimiento que éstos harían y, por supuesto, usarlo a su propio beneficio.

A medida que fue creciendo mejoraba dicha habilidad, así como otras a las que le fue tomando el gusto poco a poco tales como: manejo de arma blanca, armas de fuego, pelea de cuerpo a cuerpo. Era bastante ágil y podía aprender lo que fuera en poco tiempo, solo necesitaba tomarle gusto o lo haría a un lado como lo que sucedió con sus estudios. En su mente ya tenía almacenada la información que pensaba requerrir, no necesitaba pasar horas tomando una clase inútil, eso sería un desperdicio.

La vida hasta los dieciocho años fue de ese modo: aprendizaje, entrenamiento, discusiones, peleas, ser botado de casa. Supo cómo defenderse en la calle, después de todo, era algo fácil de lograr teniendo ya un conocimiento de los sitios y personas con las cuales podría relacionarse.

Así fue como, a los veintidos años, conoció la llamada "ley" la cual se le presentó tras ser encarcelado por una noche, no pudo escapar.
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Se encontraba en uno de los sitios que solía frecuentar más, un pequeño casino clandestino que operaba en una esquina cercana a su dónde se alojaba, no tenía mucho dinero el cual podría apostar pero necesitaba más, las deudas se le estaban acumulando, deudas con personas a las que no le convenía enojar. No tenía miedo de ellos realmente pero no era alguien que disfrutase el pasar un mal rato en una discusión innecesaria con alguien de baja categoría. Ninguno de esos "jefes" estaba realmente a su altura, no tenían la capacidad que él tenía, era superior en muchos aspectos.

No conocía a la croopier pero no iba a impedir que hiciera un pequeño juego de manos, un movimiento que ella notó y se lo hizo saber de forma indirecta mediante un gesto al echar su cabello detrás de su oreja, estaba jodido; sin embargo, eso no iba a impedir que continuara, necesitaba el dinero y lo iba a obtener, de el modo que fuera lo haría.

No estaba solo en esa mesa, había otra persona además de la croopier: un joven, aproximadamente veintitantos años, contextura fuerte. Sostenía con una mano un grotesco cigarro, en lo personal odiaba esos productos, consideraba que eran totalmente inútiles y llegaban a disminuir la capacidad receptiva de las personas que lo consumían,; opinión que compartía con el alcohol.

Varias manos fueron pasando, algunas en las que tenía que retirarse o que ganaba por simplemente haber apostado una cuarta parte de sus fichas, otras en las que tuvo que ingeniárselas para ganar sin realmente tener una buena mano, todo era parte del juego en el que estaba cayendo ese chico a su lado, estaba resultando más fácil de ganar de lo que se llegó a pensar.

Una notificación lo sacó de su pequeño trance en el juego, sacó su móvil del bolsillo de su pantalón leyendo el mensaje que había recibido, no era otro que su "jefe" solicitando verlo ahora mismo. La hora 03:42AM, ¿Qué era tan importante como para llamarlo a esa hora habiéndole interrumpido su juego y concentración? Sin duda su semblante cambió, estaba molesto, odiaba que le interrumpiera en cualquier momento, odiaba que le hablara como si fuese superior a él.

Decidió que una mano final vendría bien, tenía par de sotas y en la mesa había un as, un seis y un cinco, no había oportunidad de perder la mano así que optó por elevar la apuesta y su compañero aceptó. La siguiente carta, una reina, le jodía bastante pues tenía una alta posibilidad de tener un par de reinas y que le hiciera perder, mas, no impidió el que se arriesgara en volver a elevar la apuesta recibiendo un "raise" como respuesta, aceptando. Última carta, un diez tres, posible escalera baja pero que tampoco iba a dejarse ganar después de haber apostado tanto en esa mano, sin embargo, prefirió pasar y, su compañero, también optó por eso. Reveladas las cartas pudo ver que en la mano de ese hombre a su lado estaba un dos y un tres, significaba que tenía una escalera de 2 a 6... perdía.

Si ya de por sí estaba bastante molesto, ahora más, odiaba perder, era alguien sumamente competitivo y más en juegos de cartas pero decidió retirarse de ese lugar, por el momento.
4:30am, se encontraba recostado en uno de los pocos autos que habían allí, quizás de algún vecino cercano pero poco le importaba aquello, esperaba a alguien. Su objetivo recién salió de el local, seguramente habían cerrado ya. Le siguió con la mirada, atento y detallando cada movimiento que hacía para luego poder acercarse por detrás. Cada paso que daba podía sentir la adrenalina subir mientras iba sacando una 9mm que consiguió llevándola en la mano. Apresuró un poco más el paso deteniendo al hombre cuando le sujetó por detrás cubriéndole la boca con la mano para que no gritara apuntándole con el cañón a la altura de los riñones, sin más, tiró del gatillo. No hubo ruido más allá de cuando el mayor se cayó al suelo, el sonido fue acallado por un silenciador que solía llevar en el cañón del arma. Un par de disparos más con los que drenar su rabia, sacó el dinero y sin más por hacer, dejó a aquél desconocido ahí tirado desangrándose.
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Estaba bastante cansado de tener que esperar a su oficial de condicional por lo que, esperando el momento adecuado, prefirió irse de la jefatura. Además, tenía mejores cosas por hacer, habían un par de sujetos a los que tenía que darle de baja cuanto antes.
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