Torres Avalos- Asistencia Jurídica

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El calendario romano empezaba en marzo, mes dedicado al dios Marte; siendo el actual mes de agosto, el anteriormente denominado 'Sextilis'.

En 24 a.C., el Senado aprobó dedicar el nombre de un mes a su Príncipe, Augusto, al igual que se le había consagrado a su padre adoptivo, César, el mes de su nacimiento: Julio, antes conocido como 'Quintilis'.

Augusto, que había nacido en 'Septembris', prefirió quedarse con el mes que lo precedía por ser en el que había obtenido sus más grandes éxitos: en él fue nombrado cónsul por primera vez, y sobre todo, en 'Sextilis' venció a Marco Antonio y Cleopatra, convirtiéndose en el dueño absoluto del Imperio romano.

A Octavio le pareció poco dar su nombre a sextilis, porque consideraba que ese mes no tenía la misma gloria que iulius, ya que iulius tenía 31 días y augustus, solo 29.

Por esa razón, el emperador alteró la duración de varios meses, quitando y poniendo días, hasta lograr que su mes tuviera 31 días.

Por eso aún hoy, dos mil años después, julio y agosto tienen 31 días cada uno.

El 12 de julio del año 100 a. C. nació en Roma uno de los mayores líderes políticos y militares de la historia mundial, Cayo Julio César, aunque algunos autores opinan que quizás pudo ser en el año 101 o el 102. Pertenecía a la Gens Iulia, cuyo linaje descendía, según la tradición, de Iulo, hijo del mismísimo Eneas. Fue el propio César quien estableció públicamente esta relación en su discurso durante el funeral de su tía Iulia Maior, quien lo crió en un ambiente femenino y le inculcó los valores populares de su marido, el general Cayo Mario. Cayo Julio César fue el único hijo varón surgido del matrimonio entre pretor Cayo Julio César (Gens Iulia) y su mujer Aurelia (Gens Aurelia). Fue el primer romano que se atrevió a colocar su cara en una moneda, algo que estaba totalmente prohibido en Roma. Este gesto no fue bien visto por algunos senadores, quienes pensaron que César querría aprovechar su poder público para hacerse con el gobierno de Roma en forma de monarquía.

Por ese motivo, y otros relacionados con su poder desmedido, fue asesinado en las idus de marzo del 44 a. C. en Curia de Pompeyo, recibiendo 23 puñaladas que acabaron con su vida.

A César se le atribuye la famosa frase iacta alea est, además de la cesárea, aunque ésta última de forma errónea, puesto que él no nació a través de esta cirugía. Se le atribuye también la condición de epiléptico -morbus comitialis-, por la que podía sufrir crisis en cualquier momento.