RENACIDO DE LAS HOJAS EN EL VIENTO

Los planes de Kaedehara Kazuha eran sencillos porque los creaba sin una verdadera planificación. Le gustaba decir que se guiaba por el viento y ese día, la pequeña hoja verde que salió a volar lo llevó a encerrarse en el bar cerca de la universidad desde temprano. ⁣
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La partida de billar no fue buena. Kazuha, a veces, pensaba si debía separar el alcohol de sus amigos, pues todos adquirían esa manía de presumir lo bueno que era en el juego. Al final, los palos volaron por los aires y la disputa se volvió violenta, él mismo tenía un corte cerca de la comisura de sus labios y un moretón en la frente. No era partidario de devolver los golpes, pero tenía suficiente conocimiento en artes marciales para salir bien parado. ⁣
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Aquella hoja que se le escapó fue una señal de no asistir a clases y aún así estaba cerca de la puerta de entrada, vendando sus nudillos hinchados por los golpes. Chasqueó la lengua, cerrando los ojos para quejarse consigo mismo de la sensibilidad de su cuerpo. El viento le sopló en la cara como reclamo, hasta agitar ese mechón rojizo y desordenar un poco más su coleta. ⁣
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Si el viento pudiera hablar, le reclamaría su desobediencia. Si Kazuha le respondiera, diría que él no tenía idea alguna del tiempo, que era una sustancia relativa, y si faltaba a clases se guiaba por las acciones de los otros estudiantes. Para llegar a casa y lograr que sus mamás no le hagan preguntas de dónde estuvo, debía ser exacto. ⁣
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Estaba demasiado concentrado en vendarse a sí mismo y en evitar los rayos del sol directamente en los ojos que no prestaba atención a su alrededor. No le importaba quién lo viera, total, a esa hora se suponía que todos los alumnos estaban en clases. ⁣
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Hasta que sintió ese aroma tan sutil que conocía muy bien. Los ojos de iris carmín delinearon la sombra sin alzar la mirada y sonrió por las casualidades de estar justo ahí y coincidir con él. ⁣
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Si pudiera hablarle al viento, le diría que estaba agradecido de ir a la universidad. ⁣
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— Qué curioso que estés aquí a esta hora — comentó en voz baja, cortando con sus dientes y mucha habilidad la cinta que aseguraba el borde de la venda. — ¿O no había clases? ¿Me perdí de algo?⁣
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Estaba seguro que era él. O su corazón no latiría tan rápido, o no se sentiría tan a gusto de mostrarse así de desastroso luego de una mala apuesta. Pero en presencia de aquel "niño bien", por alguna razón, Kaedehara Kazuha sentía que todo lo que hacía o dejaba de hacer -por vago- era correcto. ⁣
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Porque así era como a él le gustaba. ⁣