Sin estrés
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. Cuando estás dispuesto a descubrir directa y completamente que tú eres la propia consciencia y no estas definiciones efímeras, la búsqueda de ti mismo en tus pensamientos llega a su fin!!!
La verdad sobre ti mismo no te es ajena. Está tan próxima que no consigues creer esa verdad que eres tú.
Te será imposible decir lo que eres, excepto cuando veas lo que no eres y te vayas alejando gradualmente, por medio del trabajo interior, de esa gran ficción que has mantenido, sólo que debes hacerlo con una pizca de humor, con cierta capacidad para reírte de ti mismo.
No hay final para ti, no hay límites. Cualquier idea sobre ti mismo que aparezca en ti, desaparecerá de vuelta en ti. Eres la percepción y la percepción es la consciencia.
Cuando estás dispuesto a descubrir directa y completamente que tú eres la propia consciencia y no estas definiciones efímeras, la búsqueda de ti mismo en tus pensamientos llega a su fin.
Independientemente de cómo te identifiques: como niño, madre, padre, adulto, persona sana o enferma, que sufre o que está iluminada, siempre, detrás de todo eso, está la verdad en ti mismo.
Palabras como Alma, Luz, Dios, Verdad, Ser, Conciencia, Inteligencia Universal, o Divinidad, aunque sean capaces de evocar el éxtasis de la verdad, son insuficientes como descripción de la inmensidad de quién eres en realidad.
La verdad de quien eres, no puede ser “pensada”, porque ella es la fuente de todos los pensamientos. La verdad de quien eres no puede ser nombrada o definida.
Cualquier pensamiento que hayas tenido sobre ti mismo, por pequeño o grande que haya sido, no es quien eres. Es sólo un pensamiento.
Conseguir salud, felicidad y equilibrio energético se reduce a centrar más la atención en lo positivo que en lo negativo, y a vivir de una manera espiritualmente coherente con lo que sabemos que es la verdad.
Es necesario tomar conciencia de lo que nos da poder. La curación de cualquier enfermedad se facilita identificando nuestros núcleos de poder y escuchando los mensajes que el cuerpo y las intuiciones nos envían acerca de ellos.
La gente desarrolla una enfermedad cuando pierde algo que para ella representa poder, como dinero o trabajo o cuando pierde a alguien a quien le ha cedido parte de su identidad, como la pareja, los padres, los hijos o los amigos. Nuestra relación con el poder está en el núcleo de nuestra salud.
Las actitudes que generan una sensación de impotencia conducen a una falta de autoestima, agotan la energía del cuerpo y debilitan la salud en general.
Cuando comprendemos que todo nuestro sufrimiento es resultado de nuestros propios condicionamientos culturales y temores existenciales, el cambio es inmediato.
Detrás de toda emoción negativa hay una idea o pensamiento equivocado que podremos modificar en el momento en el que decidamos romper las cadenas del egoísmo y el miedo a la soledad.
Ser libre es un requisito indispensable para poder amar, pero la libertad no es un estado, es una for-ma de ser. Aquel que no comprende que la libertad es interna y no externa vivirá encadenado a su propia esclavitud.
Debemos aprender a vernos como somos y no como pretendemos ser o queremos que los demás nos vean. Necesitamos aprender a convivir con nosotros mismos para que realmente podamos conocernos y actuemos con autenticidad.
Debemos aprender a “pensar” con el corazón para que podamos “sentir” con la razón. Necesitamos aprender a manejar nuestras emociones para que nuestras emociones no nos manejen a nosotros.
Para amar necesitamos una humilde autosuficiencia, necesitamos autoestima y la práctica de una libertad responsable. Pretender que otra persona nos haga felices y llene nuestras expectativas es sólo una fantasía egoísta que únicamente provocará frustraciones.
Dos personas que se unen por el deseo de hacerse felices la una a la otra, fracasarán con el tiempo, pero dos personas que se unen con el fin de compartir su felicidad, lograrán una felicidad duradera, y, aun cuando no sea su objetivo, contribuirán a hacer feliz a la otra, porque el amor implica libertad y trasciende cualquier promesa o compromiso.
Sólo podrás ser feliz con otra persona cuando seas consciente que eres feliz incluso cuando esa persona no está a tu lado o no actúa como tú anhelas, porque sólo podrás amar siendo independiente, hasta el punto de no tener que manipular ni tratar de manejar a los que dices amar.
Ninguna relación te dará la paz que tú mismo no hayas creado en ti y ninguna relación te brindará la felicidad que tú mismo no construyas.