Venta Libros Pdf

Venta Libros Pdf

Mas de 1.000 novelas romanticas, eroticas y de superacion en formato pdf a un precio super economico

13/01/2022

Shadow beast shifters 2 y 3 - Jaymin Eve
2º RECLAIMED

Todos ellos cometieron un terrible error. Uno por el que pagarán.
Durante los últimos diez años he sido una víctima. Una víctima de mi manada. Una víctima de mi verdadero compañero, que me rechazó de la manera más brutal. Y una víctima del Shadow Beast, que me utilizó para su propio beneficio.
¿O no lo hizo?
La bestia misteriosa nunca revela toda su mano, pero una cosa es segura... en mi tiempo con él, he cambiado. Ahora ya no seguiré el camino dictado por los hombres poderosos de mi vida. Nunca más dejaré que me quiten mi fuerza.
Debo evolucionar o morir.
Y todos sabemos que, con una elección así, sólo hay una respuesta.

13/01/2022

Rejected (Shadow beast shifters 1) - Jaymin Eve

Mi padre cometió un terrible error. Uno por el que yo quedé pagando.
Como una shifter lobo creciendo en una manada fuerte, debería estar viviendo la mejor vida. Pero después que mi padre tratara de matar al Alfa, me etiquetaron como una paria, una traidora, algo menos que basura.
Cuando ya no puedo soportar la vida en la manada, huyo, pero al parecer a ellos no les gusta perder su s**o de boxeo. Torin, el hijo del Alfa, me arrastra de regreso antes de mi primer cambio... un cambio que revelará a mi verdadero compañero.
Nunca podría haber predicho quién sería el mío, pero en el momento en que mi loba lo mira, me llena la esperanza de un futuro mejor.
Después de todo, nadie rechaza a su verdadera compañera, ¿verdad?
Estaba equivocada. Muy equivocada.
Cuando los lobos atacan, mi alma grita por venganza, y de alguna manera toco el mundo de las sombras. De alguna manera lo traigo a nuestras tierras.
El Shadow Beast. Nuestro Dios Shifter. El demonio mismo.
Resulta que ser rechazada por mi compañero fue solo el comienzo.

13/01/2022

Spirited (The academy of spirits and shadows 1) - C.M. Stunich

Brynn de Haversey es una susurradora de espíritus, una persona bendecida con la capacidad de ver y hablar con los mu***os. En el país de Amerin, es una de las pocas personas con dones mágicos conocidos como susurradores.
Cada año, el Royal College acepta un pequeño número de nuevos estudiantes, todos con inclinaciones mágicas, todos susurradores. La competencia es brutal y las clases, casi imposibles de pasar por un ángel mestizo con dos pies izquierdos y un enorme par de alas de plumas negras.
Ah, y especialmente si trae a sus seis novios fantasmales a la academia (incluido el príncipe heredero recientemente fallecido, un maestro ladrón ahorcado por sus crímenes y un exalumno del Royal College). ¿Qué clase de susurradora de espíritus es Brynn de Haversey si no puede exorcizar a sus propias almas gemelas? Pero Brynn no asiste a la academia más prestigiosa del mundo para convertirse en una mejor exorcista, está buscando una manera de devolver la vida a sus amantes...

06/08/2021

-SÍ, ¿diga? ¿Quién es? —Mantengo apretado el botón del interfono mientras espero una respuesta.
—Mensajería El Norte. Tengo un envío para Ud.
—Un momento. —Le doy al botón que abre la puerta.
Normalmente, los mensajeros me causan sensaciones negativas. Casi siempre te entregan cosas poco agradables, al menos por lo que he podido experimentar yo. Pero hoy, me imagino que es algo positivo: es mi aniversario. Cumplo 29 años y seguro que es un regalo de mi novio Tobías que está de viaje y llegará esta tarde. Qué bonito que me haga un regalo por la mañana temprano. ¿Qué será? ¿Un vestido elegante para llevar cuando salgamos a comer o un collar? ¿O tal vez pendientes?
Hoy me he tomado un día de fiesta para celebrar mi cumpleaños por todo lo alto. Como trabajo en el departamento de marketing de la empresa de Tobías, no tuve ningún problema: como novia del jefe, una goza de algunos privilegios.
—¿Es usted la Sra. Carolina López? —me pregunta al sacar un sobre del tamaño DIN A4 de su bolsa de mensajería.
Le contesto que sí mientras me pregunto qué demonios podría contener este sobre: para un vestido es demasiado pequeño y para una joya, poco abultado.
—Su DNI por favor.
—Un momento —le contesto y busco la cartera encima del pequeño mueble de caoba, cerca de la puerta. Le enseño mi DNI—: Tenga.
El mensajero se queda mirando un buen rato mi documentación, luego me la devuelve. —Muy bien, firme aquí por favor.
Signo con un bolígrafo digital en la casilla prevista y, al momento, me entrega el sobre.
—Que tenga un buen día —me despido de él con buen humor y busco el remitente.
Consultoría Tobías Méndez Villaterra
, ya lo sabía yo, un regalo de Tobías. Pero ¿tan fino? Tanteo el sobre con cuidado, ¿tal vez un bono regalo?
Abro el sobre y extraigo un dossier plastificado con un documento:

Apreciada Sra. López:

Sirva la presente para notificarle que, a partir del día de hoy, la empresa ha decidido rescindir el contrato vigente basándose en el artíc**o 9.3 de dicho documento y ....

Me es imposible seguir leyendo. ¿Qué diablos es esto? ¿Una broma de mal gusto? Me tiemblan los dedos cuando extraigo otra hoja.

Caro
:
Perdona, pero no puedo ni quiero hacer esto en persona. A partir de este momento estás despedida y recibirás un mes de indemnización. Además, te pediría que dejaras mi piso como muy tarde en dos semanas. He conocido a otra mujer y queremos vivir juntos cuanto antes. Mi secretaria, la Sra. Baena, tiene una llave del piso. Vendrá a buscar algunas cosas mías y te llevará las pertenencias que tienes en el despacho. Ruego respetes mi decisión. Te deseo todo lo mejor.
Tobías

¿Cómoooo?
Es como si, de repente, se abriera un abismo bajo mis pies: ¿se ha vuelto completamente loco o qué? ¿Otra mujer? ¡No me lo puedo creer! ¿Y me lo dice el día de mi cumpleaños, en una carta?
«Claro, hoy es el día 31», pienso amargada. «El último día para poder despedirme. Ya sé que nuestra relación últimamente no era la mejor y hace tiempo que no teníamos s**o, pero no era por mí. Ahora ya sé porque nunca tenía ganas, tenía otra. Aarrghh!»
Hubiera tenido que hacerle caso a mi madre. Tobías nunca le cayó bien. Ella no estaba para nada de acuerdo con que dejara mi trabajo bien remunerado en una agencia publicitaria para ir a trabajar a su empresa y me mudara a su casa, a 200kms de mi pueblo.
«Dependerás completamente de él —me dijo—. ¿Por qué no mantienes por lo menos tu trabajo?»
Hice caso omiso. Sencillamente, quería pasar todo el tiempo posible junto a él. No lo pensé dos veces cuando me ofreció un trabajo en su empresa y me propuso ir a vivir con él en su piso de diseño.
De esto hace un año. En esta ciudad, todavía no tengo amigos, pero tampoco estoy muy interesada en conocer a gente nueva. Casi todas mis amigas de antes siguen viviendo en el pueblo y, de hecho, no tengo tiempo para nuevos amigos. Hasta hace unos segundos, el tiempo lo dedicaba exclusivamente a Tobías.
Nunca me hubiera imaginado que mi decisión sería tan equivocada. Me tiro de los pelos.
Estoy tan aturdida que no puedo ni llorar. ¿Cómo me ha podido hacer eso? Es el peor cumpleaños de mi vida. ¿Cómo quiere que encuentre un nuevo piso tan rápido? ¿Y dónde? ¿Tal vez sería mejor volver al pueblo? ¿Y qué pasa con el trabajo? Dónde encontrar uno en poco tiempo, porque con solo un mes de indemnización no me da para mucho. Seguro que llega justo para pagar la caución de alquiler. Tampoco tengo muebles, ni siquiera una lavadora: todo, absolutamente todo, en este piso pertenece a Tobías. Y no puedo esperar que mis padres me dejen dinero, casi no llegan a final de mes ellos, ¿cómo quieres que me ayuden? Me apoyo en la pared, me dejo deslizar lentamente hacia el suelo y, desesperada, escondo mi cabeza entre mis brazos.
¡El móvil! Seguro que es alguien que me quiere felicitar para mi cumpleaños, pero no tengo ganas de hablar con nadie. Que dejen mensajes. Me echaré un rato, me siento fatal.

2
D ESPUÉS de haber puesto mi móvil en silencio y descolgado el teléfono, me miré varias películas románticas y sí, lloré unas cuantas lágrimas de decepción. En algún momento me quedé dormida, exhausta.
Ya es de noche cuando me despierto. Miro el móvil: quince llamadas perdidas, pero ni una de Tobías. «Ni siquiera ha tenido la decencia de felicitarme. ¡Qué ca**ón! ¿Cómo he podido equivocarme tanto con él?» Siento como la rabia se apodera de mí. En el día de mi 29º cumpleaños estoy sola, la vida se me hace añicos, mientras que Tobías muy probablemente esté follando con su nueva chica. No es que fuera un dios en la cama, pero, como estaba enamorada, me daba igual. Hasta no le di importancia a las semanas sin s**o. Enfadada, le doy un puñetazo a la mesilla de noche: saldré y me ligaré a uno cualquiera para fo**ar sin reparos. ¡Será mi regalo de cumpleaños!

Una hora y media más tarde estoy sentada en una barra de un bar de cócteles muy hípster y pido un Apple Martini. Llevo un maquillaje discreto, un vestidito negro tipo Jacqueline Kennedy, un
push up
y tacones de vértigo. Mi pelo rubio está recogido en un moño sofisticado. Soy guapa, hasta mi espejo me lo confirmó. Acabo el Apple Martini de un trago y pido otro, necesito beber algo para desinhibirme. Hace tiempo que no salgo sola y me falta práctica para ligar.
—Su cóctel, espero que le guste —me sonríe el camarero. Lástima que sea tan joven. Debe de tener como máximo veinte años. Demasiado joven, me gustan más los hombres que me lleven cinco, diez años. Pero si no pillo otra cosa, me ligaré a este. Espero que tenga su propio piso y no siga viviendo con mamá. No quiero tener s**o con otro hombre en el piso de Tobías. Me haría pensar todo el rato en él, seguro que me cohibiría. Esta noche quiero dejarme ir del todo.
Pincho con fuerza el trocito de manzana en mi cóctel.
—Me parece que la manzana ya está mu**ta.
Me doy la vuelta y me quedo boquiabierta. Delante de mí, la locura, un tío de ensueño: una mandíbula cuadrada con un hoyuelo pequeño, ojos azules, pelo oscuro ondulado, un cuerpo esculpido y manos hermosas. Unos dedos largos, finos y perfectamente cuidados, se extienden ante mí. ¿Qué más hará con unos dedos tan bonitos?
—Hola, soy Liam.
—Caro..., quiero decir Carolina —contesto algo torpe. Me como los labios, contrariada, ¿no hubiera podido decir algo más inteligente? Coge mi mano, apretándola levemente. Fijo mi mirada en su cuerpo, fundido en un jersey de cuello alto negro y muy ceñido que permite entrever cada uno de sus músc**os. ¡Habría que prohibir estos jerseys! Por lo menos para hombres tan guapos.
—¿Qué haces aquí sola? ¿Esperas a alguien? —me pregunta Liam.
Niego con la cabeza
—No, he venido sola.
—Tu novio tiene que ser bastante id**ta si te deja salir sola vestida así. —Estremezco bajo la mirada de Liam que se pasea por todo mi cuerpo para quedarse en mi escote.
—No... no tengo novio —balbuceo. Necesito urgentemente clases de refuerzo en temas de ligar, parezco una novata.
Pero a Liam no parece molestarle:
—¿Te puedo invitar a esa copa?
—Encantada, muchas gracias.
Me observa con sus ojos azules y noto que me pongo colorada. Él sí que sabe ligar, parece tan seguro de sí mismo que me pone. Tipos como él evidentemente siempre consiguen lo que quieren.
—Me gustaría sentarme contigo, pero no estoy solo. —Liam señala hacia el fondo, hacia la esquina derecha, y yo le sigo con la mirada, pero la mesa está demasiado lejos y unas plantas me impiden verla bien. Suspiro por dentro. ¡Qué lastima! Seguro que está acompañado por una mujer. ¿Quién dejaría salir solo a un bombón como este? Pero, entonces ¿por qué me quiere pagar una copa?
—Si quieres te puedes sentar con nosotros, en nuestra mesa; mejor que quedarte sentada sola en la barra...
—Si a tu novia no le importa —le contesto.
Los labios de Liam dibujan una mueca divertida:
—¿Crees que te pediría sentarte en mi mesa si estuviese con mi novia? Me acompañan dos buenos amigos que siempre se alegran de una compañía bonita.
Después de un instante de duda, le digo que sí. Me hubiera gustado que estuviese solo, pero tal vez tengo igualmente la oportunidad de ligármelo. El camarero me sirve el cóctel visiblemente decepcionado de que haya encontrado un nuevo acompañante.
—Este va a mi cuenta —explica Liam dirigiéndose al camarero. Paga la consumición y, con mi copa en mano, abre camino hacia su mesa. Le sigo y, tras haber dejado atrás las plantas, veo por fin la mesa en cuestión. Me quedo sin aliento, los amigos de Liam también son de buen ver. No tan guapos como él, pero sin duda alguna, más apuestos que todos los hombres que conozco. Uno es rubio, bronceado y musc**oso — me recuerda a un surfista — con una sonrisa encantadora. El otro tiene el pelo oscuro, como Liam, pero sus ojos son de color marrón y su cuerpo, menos atlético. Me recuerda más bien a un pianista o a un cantante de ópera. Todos llevan ropa muy cara y tienen un semblante muy elegante. Seguro que los tres son emprendedores con mucho dinero o herederos pudientes.
—Álex, Marcos, os presento a Carolina, la acabo de conocer en la barra. Carolina, estos son Álex y Marcos.
Marcos, el surfista, y Álex, el pianista, me saludan amablemente. Sus miradas se pasean por mi cuerpo y aprueban lo que ven, y yo noto como vuelvo a ponerme colorada. Puede que sea demasiada atención para empezar, ya no estoy acostumbrada a este tipo de miradas.
—Por favor, siéntate. —Liam deja mi copa en la mesa y me acerca una silla.
Nuestra conversación es muy amena. Los tres chicos son realmente muy amables, el tiempo pasa volando y los Apple Martini en esta coctelería son exquisitos. ¿Cuántos habré tomado ya? De hecho, no soporto tanto alcohol. Nada más pensarlo, se hace notar mi vejiga.
—Ahora vuelvo. —Me encamino hacia los servicios. Tendría que dejar de tomar alcohol a partir de ya, estoy un poco mareada. Abro la puerta de los lavabos de señora y me siento en el váter. ¡Qué alivio! La sensación tensa desaparece inmediatamente.
Me quedo un rato más e intento recuperarme. Mejor sería llamar un taxi e irme a casa. A casa...suspiro... si ya no tengo casa.
—Carolina, ¿estás bien? —Es la voz de Liam, delante de la entrada a los lavabos de mujeres. Qué mono, quiere ver si estoy bien.
—Sí gracias, ahora salgo —le contesto, mientras me ajusto el vestido y doy un repaso a mi maquillaje. En el espejo me encuentro con mis ojos vidriosos.
—Mejor no tomes más alcohol —me dice Liam al salir del lavabo. Está apoyado en la pared y juega con su reloj. Asiento con la cabeza.
—Aparentemente, te falta entreno. —Liam me vuelve a mirar con esta mirada que me hace sonrojear inmediatamente. No sé si se refiere a beber alcohol o completamente a otra cosa.
—Sí, un poco, normalmente no bebo tanto. Pero hoy tengo una buena razón —le contesto.
—¿Cuál? si se puede saber. ¿Tienes problemas con algún tío? —pregunta y parece tan sincero que no me queda otra que contárselo todo: lo de Tobías, el despido y mi día horroroso. Sé que todo esto no es muy sexy, pero ya no tengo muchas ganas de s**o.
—... y todo esto, hoy, el día de mi cumpleaños.
—¿Cómo? ¿Hoy es tu cumpleaños? —Parece realmente sorprendido—. ¡Me parece increíble! Oye, si no quieres volver al piso de tu ex, puedes dormir en nuestra casa.
—¿La vuestra?
—Sí, tenemos una segunda residencia que compartimos entre los tres, también hay una habitación de invitados.
—¿Un piso solo de chicos? —Decido meterme con él.
—Sí, algo así. —Su boca se convierte en una sonrisa, me tira hacia sí y me besa en los labios—.
Happy Birthday
—Gra-gracias —balbuceo.
—No te preocupes, hoy no habrá nada más. Solo me lío con mujeres sobrias para que se enteren de todo lo que les hago.
—Pareces muy seguro de ti mismo —le suelto, casi sin querer.
Liam me sonríe
—Cierto.
Qué tío más autocomplaciente, pero muy sexy, sin duda. Pienso en el beso fugaz y noto como se endurecen mis pezones. Vuelvo a tener ganas de s**o. Poco a poco, le paso mi índice sobre su pecho esculpido:
—¿Seguro que no tienes ganas?
Liam agarra mi dedo.
—Seguro, al menos por hoy. —Sonríe y me aparta—. Te dejaremos la habitación de invitados.

¡Cielo!, ¡el piso de los chicos es de ensueño! Un ático de doscientos metros cuadrados, circundado por una enorme terraza, amueblado con gusto. Los muebles son elegantes y valieron lo suyo. Pisos como estos solo los había visto en películas. Hasta ahora.
¡Quién lo hubiera dicho que un día tan malo podría acabar así de bien!
Estoy en un piso de fábula, tomando una copa de cava en mi honor, acompañada por tres chicos guapísimos. Mejor no apurar la copa, todavía noto los Apple Martini, pero un sorbito para brindar, seguro que no será problema.
Al principio, ni a Marcos ni a Álex parecía hacerles gracia que me quedara a dormir. Pero después de que Liam les diera un breve resumen de mi historia, dieron su conformidad. Igual podría ligarme a uno de estos dos. Si Liam no quiere, él se lo pierde. Sus amigos también me gustan. ¿O puede que sean g**s los tres?
¡Será eso! Ropa elegante, buen gusto a la hora de decorar, muy amables pero reservados, viven juntos... Pero si Liam ha ligado conmigo, ¿o tal vez no? ¿Y si es bisexual, y los otros dos una pareja?
—Carolina, ¿qué te pasa? Pareces uno de estos perros chinos
Shar pei
de pelaje erizado, cuando frunces el ceño.
Muevo la cabeza. Me da igual, de hecho, no lo quiero saber. Estoy contenta de no tener que pasar la noche sola en el piso de Tobías. Tal vez sea mejor así, de hecho no soy el tipo de mujer que se deja enredar para una noche.
—Nada, no pasa nada, solo estoy cansada. ¿Dónde está la habitación de invitados?

3
M E despiertan los primeros rayos del sol. Me estiro y bostezo. Hace tiempo que no dormía tan bien. Qué amables por haberme dejado la habitación de invitados, mueblada con tan buen gusto como el resto de la vivienda. El parquet es de madera oscura, una cama Box Spring invita a achucharse y un armario blanco resalta de las paredes color pastel.
Me dejaron también una camiseta para dormir. ¿O es más bien un camisón? Miro detenidamente el trocito de tela que cubre mi cuerpo: efectivamente, se trata de un camisón con pequeños bordados, muy ajustado. Al ponérmelo ayer por la noche, no le había prestado atención ¡con la borrachera que llevaba! ¿Cómo es que hay ropa de mujer en el piso? Tal vez de una ex de uno de ellos, ¿pero esto significa que igual no son g**s?
Tengo hambre y necesito ir al lavabo. Me levanto y atravieso la habitación a pies descalzos.
Qué bien, es sábado y no tengo que ir a trabajar.
Ay sí, de hecho, ya no tengo que trabajar para nada, no tengo trabajo ni piso ni Tobías.
Noto como me vuelve a subir la ira, mejor estar enfadada que afligida y, de un golpe, abro la que imagino es la puerta del baño.
—Buenos días angelito, ¿has dormido bien? —Desde su cama, cubierta de una sábana de satino negro, Liam interrumpe su lectura. Su busto desnudo de proporciones perfectas y su pelo oscuro de recién levantado me dejan sin aliento. ¡Cómo demonios se puede ser tan sexy a primera hora de la mañana!
—Perdona, estaba buscando el baño.
—Es la puerta de al lado. Lástima, pensaba que querías acurrucarte conmigo. —Liam pone morritos.
Me río.
—No sé, tal vez más tarde —le contesto y cierro la puerta de su habitación. La próxima es la del baño, menos mal. Me siento en el váter, pero al momento se abren las puertas de la mampara. Me levanto con un grito.
—Buenos días. —Delante de mí se planta Marcos, el surfista, en todo su esplendor. Mi presencia no parece molestarle en lo más mínimo. Alcanza una toalla y empieza a secar su busto, muy lentamente y con tanto descaro que se me seca la boca de ardor. Mi mirada queda fija en su pene bien proporcionado, levemente erecto. Tampoco intenta esconder su s**o con la toalla, como si quedarse desnudo ante mí fuera lo más normal del mundo.
—¿Quieres ducharte? —me pregunta socarrón. —Lástima que acabo de ducharme, si no, ¡te hubiera acompañado!
No estoy acostumbrada a tanta testosterona a la vez por la mañana. ¿Qué me hizo pensar que los chicos podrían ser g**s? Salgo del baño disparada. Creo recordar que en la entrada había un lavabo de cortesía.

Para llegar a la entrada tengo que pasar por el comedor y ahí tropiezo con Álex.
—Buenos días Carolina.
Por lo menos uno con algo de ropa. Álex lleva unos pantalones de pijama a cuadros y un
tank top
blanco. Está preparando el desayuno para todos.
—Buenos días —le contesto— necesitaría ir al baño. ¿Verdad que había uno de cortesía en la entrada?
—Cierto, en la entrada a la derecha. El desayuno ya está. Si quieres, vístete y te sientas con nosotros, monada.
Le doy las gracias y desaparezco hacia el baño. ¿Dónde diablos me he metido? ¿En un nido de modelos masculinos? De acuerdo, existen cosas peores que despertarse por la mañana y encontrarte tres hombres guapos intentando ligar contigo. El resto del día seguro que no será tan bonito. Tengo que pensar cómo seguir con mi vida, sin trabajo y sin piso.

Quince minutos más tarde nos reunimos alrededor de la mesa. A falta de alternativa, llevo el vestidito negro del día anterior. Menos mal que Liam y Marcos ahora sí llevan ropa: vaqueros y unas camisetas muy ajustadas. Si me pudiesen ver ahora mis amigas, se pondrían verdes de envidia.
Caro y los modelos de la tabla redonda
, sonrío para mis adentros.
—¿Ya sabes qué quieres hacer? —me pregunta Álex, dándole un mordisco a su rosca.
Me encojo de hombros.
—La verdad es que no.
Noto que Liam me está buscando con su mirada.
—Podrías quedarte a vivir una temporada aquí, con nosotros —propone.
—¿Cómo? —lo miro desconcertada.
Marcos le pregunta perplejo:
—¿Y cómo lo tenías pensado?
—Pues, como siempre —le contesta Liam—. Podría ser una experiencia nueva. A mí me gusta, a ti también y Álex adora a todas las mujeres...
Me quedo mirando a los tres, atónita:
—¿Alguien me puede explicar de qué va esto?
—A menudo nos visitan mujeres que suelen quedarse algunas semanas... a cambio de ciertos servicios —me explica Marcos. Su mirada me hace estremecer.
—¿Qué tipo de servicios? —logro preguntar, algo corta de aliento. Espero que la respuesta no sea la que me está rondando por la cabeza.
—Las damas no pagan alquiler y reciben una generosa remuneración, a cambio de mantener relaciones sexuales con nosotros. Obviamente solo si les apetece. —Liam clava sus ojos azules en los míos.
Doy un brinco tan fuerte que se vuelca la taza de café:
—¿Estáis
chalaos
o qué? ¿Tengo pinta de pr******ta?
¡Qué desfachatez! Solo quiero salir de aquí. Corro hacia la habitación de invitados para recoger mi bolso, pero Álex me alcanza y me sujeta del brazo.
—Carolina, espera por favor.
—¡Suéltame! —le espeto, dando palos de ciego.
—Carolina, lo siento. Estos dos a veces son bastante torpes.
—¿Y tú? ¿Te crees mejor? Si he entendido bien, tú también participas en todo esto. —Estoy furiosa.
Mientras tanto, nos alcanzan Liam y Marcos y los tres me cierran el paso. Me siento amenazada. Empiezo a gritar: —¡Socorro!
Liam sacude la cabeza, sonriendo.
—¿Pero qué crees que somos? No te tocaremos, no te preocupes. No haríamos nada a una mujer si no es que lo quiere.
—¡Pero, qué tíos! —Entro en la habitación y alcanzo mi bolso.
Resulta ser un error porque ahora me encuentro atrapada, como un ratón ante el gato.
—¡Dejadme pasar, ahora mismo! —les chillo.
Qué tonta, Carolina, una locura así solo te puede pasar a ti.
Noto como se me dispara la adrenalina y que mi corazón empieza a latir a lo loco. No me harán nada, ¿no? Y nadie sabe dónde estoy. ¡Dios mío! Ya estoy viendo los titulares: Hallada mu**ta una chica de 29 años — la policía no tiene pistas .
—Tranquilízate, mujer. —Se me acerca Liam, me sujeta de los hombros y me obliga a sentarme en la cama—. Siéntate, que sino acabarás desmayándote. Pareces un fantasma. No te haremos nada, te lo prometo. Te puedes ir cuando quieras, pero antes me gustaría que escucharas lo que quería decir.
—Creo que lo he entendido muy bien —digo con voz ahogada—. Pagáis a unas putas cualquiera para que vivan en vuestra casa y así podáis fo**ar con ellas cuando os apetezca.
—No es bien bien así. —Liam se sienta a mi lado. Yo me aparto de él. No sé como he podido dejarme engañar por un tío así.
Liam les hace una señal a Álex y Marcos y éstos se retiran. Pero aún oigo Marcos decir en voz baja —¡Qué idea más tonta querer contratar a Carolina!— Dónde c**o me he metido, ¿en un bu**el privado?
—Escúchame Carolina, lo siento. No quería asustarte. Generalmente, no traemos mujeres ‘normales’ a este piso. Pero ayer me dabas pena y no quería que tuvieras que pasar la velada a solas. Vete si quieres, pero me gustaría explicarte de qué va todo esto. —Liam me mira fijamente, ya no parece tan peligroso, más bien avergonzado.
Me callo y espero, de alguna manera sí que me interesa saber qué es lo que hacen los chicos en este piso.
—Es cierto que pagamos a las mujeres que viven con nosotros, pero no por el s**o, esto lo hacen voluntariamente. Nunca obligaríamos a nadie a hacer algo que no quiere. Tampoco se trata de pr******tas, sino más bien de mujeres con inquietudes, con ganas de experimentar y vivir cosas diferentes. Publicamos un anuncio, explicando lo que buscamos, y elegimos una de las candidatas para que conviva con nosotros durante algunas semanas y le pagamos por ello.
—Pues a mí me suena a prostitución —bufo de ira—. Y normal, lo que se dice normal, tampoco es. Sí que sois tíos raros, compartir la misma mujer.
Liam suspira.
—No es así. Los tres coincidimos muy poco. Se trata de nuestra segunda residencia, cada uno mantiene su propia vivienda y los tres tenemos nuestras razones para mantener este piso. Marcos es algo galán y no quiere comprometerse. Sin embargo, a veces le falta el día a día con una mujer, como por ejemplo cocinar, mirar juntos la tele, o también seducir a una chica que no sea acabada de conocer. Para él, todo eso es ‘jugar a pareja’. Álex trabaja mucho y viaja a menudo. Le gusta llegar a casa y encontrarse con una agradable compañía, alguien con quien poder dejarse ir. Y yo, también tengo mis razones. —De repente, Liam tiene la voz tomada.
—¿Que serían..? —le pregunto, mientras aprieto mi bolso con fuerza, como si me pudiese proteger.
—No quiero hablar de esto. Pero te puedo garantizar que hasta ahora, no hubo ni una chica que se arrepintió de haber vivido con nosotros. A algunas les hubiera gustado quedarse más tiempo, pero esto va contra nuestras reglas.
Qué friki, Dios mío. Sin duda son guapísimos, pero a los tres les falta un tornillo.
—De acuerdo. Gracias por haberme dejado dormir aquí y por el desayuno. Ahora quiero irme —le contesto y me levanto.
Liam se levanta a su vez.
—Entiendo que todo esto te parezca raro. Pero, por si cambiaras de opinión, te dejo mi número de móvil.
—Raro es quedarse corto —le contesto y guardo el papel con su número de teléfono, más por educación que por otra cosa.
—¿Quieres que te acompañe a casa? —me propone Liam.
Me lo pienso. «No sé si quiero que sepa donde vivo, podría ser peligroso. Pero como tengo que mudarme de aquí poco... Además, me hubieran podido agredir y nadie hizo nada. Es más, todos se han comportado muy bien conmigo.»
—De acuerdo —le contesto.
Álex y Marcos siguen en la cocina, acabando de desayunar.
—Ahora vuelvo, llevo a Carolina a casa —les explica Liam.
—¡Mejor, no fue muy buena idea, la verdad! Además va en contra de nuestras reglas, pero ya lo hablaremos. Hasta luego Carolina —contesta Marcos. Ni siquiera me da la mano. Álex por lo menos es cortés y me acompaña hasta la puerta.
—Encantado de haberte conocido. —Me aprieta la mano —. Te deseo todo lo mejor. ¡Y no dejes que tu ex te trate de esa manera!
¿De qué trabajará Álex? Realmente es muy majo. En comparación, Marcos es más frío e impasible. ¿Pero por qué le doy más vueltas? Ya no los veré más.
—Gracias por el alojamiento —le saludo desde la puerta y sigo a Liam. Parece incapaz de mantener sus ojos quietos. Noto como su mirada se pasea por todo mi cuerpo.
—¡No tienes ni idea de qué te pierdes! —exlama, apretando el botón para llamar al ascensor.
—¡Calla o voy andando! —Le pego un bufido.
—Lástima que seas tan estrecha.
Me enfado:
—No soy estrecha para nada. Ayer estaba en el bar porque quería ligarme a alguien, pero vosotros, frikis, me lo habéis estropeado todo.
Se abren las puertas del ascensor y entramos.
—Sabes, de momento tengo otros problemas. Me he quedado sin trabajo, sin piso y sin novio.
—Siento haberte estropeado la velada. Pero creo que le das demasiadas vueltas a todo —me contesta Liam pulsando el botón de parada.
El ascensor se detiene tan bruscamente que los tacones me hacen perder el equilibrio y caigo contra Liam.
—Hala...
Entrelaza mi pelo y tira mi cabeza hacia atrás. No me queda más remedio que alzar la vista hacia él.
—Qué co.. —pero Liam no me deja hablar. Su lengua sigue el contorno de mis labios y pide paso, abriéndolos. Estoy tan desconcertada que no me defiendo. El beso me quita el aliento y me endurece los pezones. Poco a poco, su mano explora mi cuerpo, se mete debajo de mi vestido y acaricia mi p***s. Como si sus dedos estuviesen bajo tensión, mi clítoris empieza a latir bajo sus caricias.
¡Continúa, por favor!
—Anda, date la vuelta.
Desconecto mi mente y hago lo que me manda. No puedo hacer otra cosa, mi cuerpo está hambriento de s**o y quiere más, a toda costa.
—¡Las he vistas más rápidas! —Me gira de golpe —. ¡Agáchate hacia adelante!
Estira de mi tanga, levanta el vestido y se arrodilla detrás de mí. Me aguanto en la barra del ascensor. Las paredes me devuelven el reflejo de lo que está haciendo. Dios mío, qué sexy.
La lengua de Liam dibuja pequeños círc**os alrededor de mi v***a, noto como me humedezco. Abre los labios, muy poco a poco, luego su lengua se mete en pleno en mi s**o, mientras que los dedos estimulan mi clítoris. Gimo y le ofrezco mis nalgas.
—Pues no tan estrecha como pensaba. —Me da un cachete—. Qué culito más guapo, se me ocurren muchas cosas que se podrían hacer. —Se levanta.
—No por favor, no pares, ¡continúa! —le ruego.
—¿Es esto lo que quieres? —Se desabrocha los vaqueros, a cámara lenta.
Todavía estoy con mi c**o al aire.
—¡Sí!
Veo su polla, grande y erecta en el espejo detrás de mí y me muerdo los labios. ¡Dale! El agarra su pene y pasa con la punta encima de mi c**o, luego en mi clítoris. Lo quiero sentir dentro de mí, ¡ahora mismo!
—¡Basta! —Se separa bruscamente de mí.
¿Cómo? ¡No!
—Basta para hoy.
—No por favor, Liam. —Mi v***a está hinchada, mi clítoris palpita, quiero que me follen, ahora.
Pero Liam no parece estar por la labor y se cierra los pantalones, sonriendo.
Me incorporo.

—¿Y esto?
—Hoy no hay más. Solo quería que vieras todo lo que te pierdes. —Está apoyado a la pared y me mira divertido.
Estoy frustrada y me arreglo las braguitas y el vestido.
—¡Cabrón!
—Gracias, y si quieres repetir, ya sabes...
Dios, qué canalla. Estoy a punto de explotar. Y de volver al piso y fo**ar con Marcos o Álex. Lo que necesito es que me follen. Liam sigue con la misma sonrisa de canalla y aprieta el botón para volver a poner en marcha el ascensor.

Si quieres adquirir la novela completa por tan solo $5.000

Escribenos al whatsapp 3007018733

💵 Métodos de pago
♥️ Bancolombia 03007018733
♥️ Nequi 3226192307
♥️ Daviplata 3226192307
🥰 Paypal

Website