Alan Barrera
Bienvenido(a), a este espacio de versos, reflexiones y relatos sobre situaciones especialmente cotidianas.
Me estoy formando como escritor, por lo cual si hay alguna crítica constructiva que puedas hacerme, la aceptaré con mucho gusto.
Comprendeme, no con palabras de aliento ni lagrimas en el pavimento, sólo acompañame en el cálido abrazo del silencio.
Una disculpa por no haber subido material en todo el mes, pronto estaré subiendo más versos y unos relatos que estoy preparando. Gracias por tomarse el tiempo de leerme. (:
Deambulaba por el centro, por las calles, por sus pensamientos, y su nombre estaba escrito entre canciones, sabanas, nubes, atardeceres, hojas verdes que caen y se enredan en el cabello, tickets de cine y cuerpos unidos protestando contra el frió, pero sobretodo, ella no estaba entre nada de eso, si no entre sus ojos.
Cuando esta verdad lo golpeó justo en el alma, inmediatamente cerro las persianas humanas o parpados como se les llama, buscó un rincón de tranquilidad, el cual no tardó en disfrutar, hasta que sus recuerdos aprendieron a brillar en la obscuridad. Atónito, desesperado, su cuerpo lo intentaba proteger, poniendo sus piernas a toda velocidad, dejando atrás la realidad. Pero ¿De que servía todo ese esfuerzo? ¿Como correr de algo que uno lleva dentro? No es como los pantalones, las ilusiones, los perdones ni los rencores. Que uno desabrocha los botones y las emociones, y seguido las arroja a un cesto de ropa sucia que hiede a olvido e historias de amores.
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Desde hace algunos dias tus labios me saben a risas guardadas, a cafe por la mañana, a paseos por la gran plaza, a abrazos en medio de la nada, a un compartir las horas, la mirada, la mano, el helado y un te amo, ya sabes, a esa tonteria de las mariposas en el interior que ponen más capullos en el corazón,...en fin. Tus labios saben solo a eso...a tiempos pasados.
Me gusta morir en tus ojos, porque sé la vida que me espera en tus labios.
Si tu cuerpo fuera tan transparente como tu ropa, me enamoraría sin verte.
Te extraño. Lo digo porque lo quiero escribir. Lo escribo porque te lo quiero decir. Sin embargo, las letras que conforman estas lineas, caen una por una en el suelo mientras caminas, de la carta que oculté en tu bolsa mientras te ibas.
-¿Me amas? - le preguntó
-Aún eres como la llovizna previa a la lluvia; sólo me empañas el corazón sin llegar todavía a mojarme el alma. - le respondió mirando las nubes.