SEPIA Blanca

Qué lindo es eso, qué hermoso ver que le importas a la gente! Mi madre tenía poder para entender eso y muchas cosas más, siendo capaz de impregnar en mi organismo, poco a poco, desde los primeros años, la esencia de las razones por las cuales luchaban los seres humanos. Por ejemplo, para disminuir de manera sencilla el estigma, la ilusión de la homosexualidad primigenia. Decía: “Para las personas de preparación, tanto intelectual como empírica, no eres lo que eres”. Lo comprobé hace poco: hay a quien no le importa eso, sólo que seas un ser humano, ser racional, ser culto, ésa es la única libertad alcanzada en toda mi vida. Tampoco ideología, credo o tendencia, respetando opiniones y criterios, por muy lejos y divergentes que estos fueran.
Extracto de mi TESTIMONIO PERSONAL "Donde habita el olvido".

A mí no me alfabetizó la Revolución Cubana. Me autoalfabeticé solo, poco después de haber sufrido un accidente que fatalmente derivó en pérdida auditiva. Todo era simple, nacía una sociedad nueva, con sus imperfectas condiciones, perspectivas insatisfechas para pobres y desprotegidos, principalmente, distribuyendo todo de manera igual –o desigual, como el milagro de los panes y los peces. Adquirí por esa causa mucha educación y respeto entre familias de diferente condición social, personas, leyes que a estas alturas, y no es una verdad de Perogrullo, son quimeras, franca y dialécticamente hablando.
Extracto de mi testimonio "Donde habita el olvido".

PORTADA DE MI TESTIMONIO PERSONAL.

En muchos casos, mi memoria apenas lo concibe. Quizás recuerda, asombrada o incrédula; algunas veces sí, con nostalgia, con tristeza, con alegría, regocijo, consecuencia del paso implacable del tiempo, algunos temas agradables en grado sumo, otros detestables hasta el absurdo, de asquerosos y repugnantes. Son tantos los recuerdos. No los podría contar y evaluar, ni individual ni colectivamente. No pretendo juzgar a nadie ni criticarlo, créanme. Prefiero una y mil veces la imparcialidad: le dejo a esa dama tan digna el privilegio de ser quien asuma y valore mediante la balanza propia presentando sus cartas credenciales.
Extractos del capítulo I de mi testimonio personal de fe y vida "Singularidades de una genealogía", titulado "Donde habita el olvido".

Escribir es un oficio muy raro hoy en día, ocupando plazas vacantes en el melodramático mundo desconocido de la virtualidad. Sáquese la cuenta de lo que prevalece en el mundo de las letras hoy en día, con verdadero rostro de artista y de hombre o mujer de letras. Hacerlo con verdadero amor, tesón y acierto es mi empeño, para alcanzar con la mayor verosimilitud del mundo, asaltando el diccionario y los grados verbales propios, o creando con mis propios recursos otras desinencias idiomáticas. Como las cosas hechas en mis casi sesenta años. Requiere dosis de tiempo, nos falta y queremos atraparlo, reparando en la fragilidad de la vida moderna, impoluta y resiliente, escapándose como una mariposa, tras el sol en la arena del desierto. Trato de buscarlo. Muchas veces lo agarro, otras no. Quisiera saber cual consiste el secreto. Si lo logro, habré roto una gran barrera. ¡Qué bueno y toda vez difícil es reconocer la verdad! Reconocer: palabra leída al derecho y al revés. ¡Qué fácil, insulsa, carente de precio y estúpida es la mentira como concepto y como norma, tragársela aunque explote el cerebro de cuestionar y cuestionarse, y cuestionando, pensando siempre en mutilarte inicuamente cuando llega a los oídos, truncos como los míos, por la accidentalidad de la vida y su avance! Sin embargo, pediremos prestado a esa señora, por pocos días, meses o años, como un libro de mayor de contabilidad, toda la sumatoria de hechos mentirosos, crueles y reales que observé cuando era niño, luego adolescente y más tarde como adulto.
Extracto de mi testimonio personal de fe y vida "Donde habita el olvido".

Inmerso dentro del vórtice, advierto algo ausente, por hacer. No logro avizorar la respuesta por mucho empeño. Presiento, sí, que son deudas pendientes con los demás, con mi país, con mis amigos, con… conmigo mismo. Sólo existe para ello una posibilidad: saldarla, despojándome de mis sueños, mis fracasos siempre inalcanzables, imposibles, inmarcesibles, convirtiéndome en especie de copa de cristal de Bacarat llena del mejor vino del mundo, dejando mi cuerpo y mi cabeza en plenitud de desplegar las velas frescas en mi propio océano, con el timonel de la embarcación encima de mis hombros.
Extracto de mi testimonio personal de fe y vida "Donde habita el olvido"

El cielo, la tierra, mi vida, mis cosas y yo… cielos, tierras desconocidas, grandes o pequeñas esperanzas insatisfechas, ilusiones venidas abajo por obra y gracia de la Providencia, como la misma suerte. La génesis de todo empeño, el intríngulis de la total evolución hacia la postre, recuerda los albores de la nada, el quásar de donde procedemos todos o casi todos, el agujero negro, la esquina desconocida. La ronda va cerrándose, lentamente. Mis manos, delgadas, secas, están toda ahítas de manchas, de suyo eternamente temblorosas: blancas, entrelazadas, ansiosas de tener para sí el abrazo sincero, caluroso, el beso que nunca llega, tal vez una caricia, un hombro fuerte, amable, cómodo, capaz de albergar cualquier ambición por sana y noble. Una hebra de hilo suspendida en el éter es mi voz: gime, musitando con su candor eterno interrogantes sin respuesta o con ella, en la soledad de un n**o gordiano, seco, duro como una piedra. Tanto, como los granos de cristal imaginarios de mis lágrimas, demasiado grandes para secarse en este arado que no logro hacer crecer en su totalidad, ni con una pátina de brillo y calor corporal.
Extracto de mi testimonio personal de fe y vida "Donde habita el olvido".

De esta forma, voy llenando espacios blancos y multicolores, con gente de ámbitos tan diferentes como comunes, que está y ya no está y con las letras que le tomé prestadas a la memoria, como semillas de mostaza imaginarias en mi piel, horadando las arrugas de mi indumentaria gastada. Huelo a colonia, a orine, a mi**da, a piel curtida y descamada, manchada por el sol del trópico. Mi corazón no conoce de rogativas simples; éstas, salen como el agua de los manantiales, solas, desde el alma atribulada, cuando la bondad y la ternura faltan, cuando las alas, de tanto volar, han quedado tiesas y rotas, sin fuerzas para emprender un nuevo vuelo, a fuer de camino cansado. La garganta nútrese de un sabor raro a remembranza, menosprecio, dedicación, decisión, ruptura, deseo y voluntad a toda prueba.

A LA VOZ HAY QUE DARLE COLOR, A LA VOZ HAY QUE DARLE LETRAS, A LA VOZ HAY QUE DARLE EL TONO Y EL LUGAR QUE MERECE EN LA VIDA Y EL RESULTADO DE TODO ESO ES LO QUE LLAMAMOS SENTIMIENTOS, SENTIDO, VEHEMENCIA. TODO LO QUE ATENTE CONTRA UN MODELO DE VOZ NO ESCUCHADA, DEBERÍA SER PROSCRITO POR LAS LEYES.
UNA VOZ OLVIDADA, UNA SOLA, ES COMO UNA CATAPULTA EN LA QUE SE VAN MEZCLANDO, EN EL TIEMPO Y EL ESPACIO, LAS CLAVES DE LA DESNUDEZ CULTURAL. ESAS VOCES CALLADAS DURANTE TANTO TIEMPO, COMO SI NO HUBIERAN OÍDOS PARA ESCUCHARLAS, NO TERMINAN SINO SIENDO MEROS RESQUICIOS QUE ESCONDEN LA DESIDIA Y LA DESILUSIÓN, COSAS CONTRA LAS CUALES DEBEMOS LUCHAR SIEMPRE.
POR ESO LOS TESTIMONIOS SON COMO LAS PIEDRAS ANGULARES DE LA HISTORIA DE PAÍSES, CONTINENTES Y TAL VEZ, DEL UNIVERSO ENTERO. LA VOZ DE LOS QUE NO TIENEN VOZ ES TAMBIÉN VOZ QUE FORMA PARTE DE LA HUMANIDAD.

Escribir sobre uno mismo... cosa aparentemente fácil. Sin eludir las respuestas a las propias interrogantes. Materializar eso en letras, con sintaxis propia, generar curiosidad sobre la vida desconocida que tuvo a su haber a muchísimas conocidas y otras no tanto.
Diálogo entre fe y razón, desgarre inevitable de la mano del amor y el desinterés. Eso, y mucho más, es "Donde habita el olvido", la historia de un discapacitado auditivo en Cuba, la Cuba de los 60 y mucho más... invitación permanente a hurgar en los vericuetos de toda una galaxia impregnada de recuerdos, recuerdos que no terminarán en el final.

Escribir sobre uno mismo... cosa aparentemente fácil. Sin eludir las respuestas a las propias interrogantes. Materializar eso en letras, con sintaxis propia, generar curiosidad sobre la vida desconocida que tuvo a su haber a muchísimas conocidas y otras no tanto.
Diálogo entre fe y razón, desgarre inevitable de la mano del amor y el desinterés. Eso, y mucho más, es "Donde habita el olvido", la historia de un discapacitado auditivo en Cuba, la Cuba de los 60 y mucho más... invitación permanente a hurgar en los vericuetos de toda una galaxia impregnada de recuerdos, recuerdos que no terminarán en el final.

SEPIA Blanca Musician/band