Claudia Sorbet Escritura

Claudia Sorbet Escritura

Escritura creativa

05/09/2022

Él dijo: “Siempre serás la que se me escapó”.
Ella respondió: “Solo escapas de aquello que no te hace libre”.

01/09/2022

Me hubiera gustado decirte que las cosas irían bien y poder convertirlo en una certeza y no en un deseo o una intención. Me hubiera gustado que las cuatro cervezas que nos bebimos hubiesen sido la solución a todos tus problemas y no una pequeña desconexión de tus preocupaciones. Me hubiera gustado decirte que eres maravillosa y que me creyeses. Que te lo creyeses. Pero sé que no me crees porque cuando tú me lo dices yo tampoco te creo. Ojalá cada una se viese con los ojos de la otra. Sin juicios. Sin autoexigencias. Sin estándares inalcanzables marcados a fuego vivo. Sin sentimientos a flor de piel. Me hubiese gustado abrazarte y que el calor te reconfortase lo suficiente como para que hoy durmieses tranquila. Para que todas las noches durmieses tranquila. Y, para que, por las mañanas, te levantases con ganas de disfrutar de la vida inmensamente. Como alguna mañana supiste hacerlo. Me hubiera gustado protegerte de todos los malos y, como una he***na, acabar la película brindando solo por los buenos. Por los que vendrán. Por nosotras. Por ti. Por la amistad que nos une. Me hubiera gustado tener las palabras mágicas para apaciguar tus preocupaciones, la fórmula secreta para que dejase de doler tanto. Pero no tengo nada de eso. Pero estoy aquí. Contigo. Siempre aquí. Contigo.

01/09/2022

Agosto termina y una etapa nueva comienza. Hay quien prefiere empezar sus etapas en su cumpleaños, hay quien prefiere empezar sus etapas en año nuevo y hay quien prefiere empezar en septiembre. Yo empiezo siempre. Casi cada mes, semana o día. Los días malos me digo a mí misma que mañana será diferente, que yo haré las cosas de forma distinta y la suerte me echará el ojo. Los días buenos me los guardo para cuando los necesite, aunque cuando los necesite no recuerde que los tuve. Quizá empiece a apuntar los momentos felices como una lista de la compra infinita que sacar cuando la alegría se ha ido de vacaciones. Ahora las vacaciones se han ido y una etapa nueva comienza. Espero que sea una etapa buena. Yo le pondré todo mi corazón, porque es la única manera en que sé hacerlo.

31/08/2022

Escribía Virginia Woolf que una mujer necesita una habitación propia y 500 libras al año para poder escribir novelas. Más que sobre un género, que también, creo que toda una generación necesita y pide más que eso para tener una vida digna. Se dice de la generación millennial que es una generación que busca en el trabajo algo más que el dinero, que busca sentirse realizada. Bueno, sí, claro que lo buscamos. Pero sobre todo creo que es la generación que busca y no encuentra. La millennial es la generación a la que todavía se le decía que si quería llegar a algo tenía que ir a la universidad, tenía que esforzarse y, si lo hacía, triunfaría en todo y más. Y se comería el mundo. Y por qué no si hemos nacido con ganas de comérnoslo. Con ganas de mejorarlo. Con ganas de luchar por lo que haga falta luchar. Pero nos quitáis las ganas porque nos sentimos engañados. Hablo de mí pero hablo de muchas personas. Personas completamente válidas, responsables, exigentes, creativas, empáticas y resolutivas que están echando su currículum a 37363636363 ofertas de trabajo, con varias carreras a sus espaldas, con másters y con un espíritu que se seguiría formando si hiciese falta. Si eso fuese lo necesario para tener ese trabajo que merecen. Que merecemos. Ese trabajo que te permite independizarte, seguir creciendo, seguir mandurando y seguir lo que hasta ahora era el camino de la vida. Esas personas válidas se han ido del país en busca de ese trabajo. Esas personas se han resignado a un trabajo que no querían. Esas personas han llegado a tener depresión por la propia frustración de buscar y no encontrar. De esforzarse, buscar y buscar y chocarse siempre con la misma pared. No soy Virginia Woolf pero soy una millenial. Y más que un insulto eso es una etiqueta de ser alguien que ha luchado, alguien a quien no le han regalado nada, alguien que sigue luchando. Quiero algo más que una habitación propia y 500 libras al año. Queremos lo que merecemos. No menos ni más.

30/08/2022

El mundo a día de hoy me parece dividido entre los pragmáticos y los sentimentaloides. Hay personas que nacen con una lista de la compra en su cabeza, solo que en vez de frutas y verduras aparecen apuntes como casarse o tener hijos. Creo que este grupo, en su mayoría, por lo general y, sobre todo, por los motivos en los que se basa la toma de decisiones, suele ser más feliz. Si un chico no te conviene lo tachas de la lista. Las red flags no pueden ignorarse y la lista continúa. No irás a ese concierto en el que hubieses llorado, pero estarás más cerca de ese pisito para amueblar con pinceladas de ikea. La sociedad siempre estará de tu parte y, aunque no lo parezca, es una gran ventaja. Jamás tendrás que justificar ante nadie tu toma de decisiones porque ey, estás siguiendo el plan escrito en piedra por nuestros antepasados. Quizá escuches el discurso de Trainspotting y te digas a ti mismo que eso son cosas de tirados. Y no. Son cosas de sentimentaloides. Hay un grupo de seres humanos que por más que intente nacer con una lista debajo del brazo deja que el caos siembre su vida de flores silvestres y las amapolas campan a sus anchas y crecen en cualquier esquina. Ese grupo es menos feliz muchas veces porque, a decir verdad, sufre mucho. Y sufre por todo. No es que sean unos lloricas o unos poetas que buscan romantizar la tristeza. Pero su mundo es de otros colores y tiene otros matices. Se dejan guiar por su corazón y a veces ignoran detalles que no deberían ser ignorados porque el corazón lo dicta así. Porque sí les va la vida en un trabajo al que les apetezca ir. Porque no quieren resignarse. Porque quizá perdonen más de la cuenta porque al consultar al corazón las cuentas salían distintas. Porque sufren mucho, pero cuando son felices son tan felices que es incomprensible que un pragmático pueda entenderlo. Que pueda sentirlo. Y qué pena.

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