1ro Amar
Contact information, map and directions, contact form, opening hours, services, ratings, photos, videos and announcements from 1ro Amar, Meditation Center, .
Conocés el ritual del 21 de Diciembre?
En esta fecha se invoca al Espíritu de Navidad... Coincide con el solsticio de Verano en nuestro hemisferio y además en el día de hoy se potencia con la Conjunción Júpiter-Saturno en Acuario.
Este Portal de de eventos nos lleva al 2021 y a un nuevo ciclo: la Era de Acuario, dando lugar a lo nuevo, los cambios, el cambio de paradigma, de mirada!
Es momento de aceptar los cambios, abrirse a lo nuevo, perdiendo el miedo a las situaciones inesperadas y ver todo conflicto o situación que nos mueva de nuestra zona de confort como una oportunidad.
Esta conjunción nos invita a abrazar la diversidad de pensamientos, aprendiendo de todos. Nos pedirá confiar en nuestra originalidad y unicidad para manifestar en concreto esas ideas. Nos recordará que nuestros maestros son nuestra tribu, nuestros pares, creceremos en la medida que seamos jugadores de equipo y no solitarios, compitiendo. El concepto de rivalidad irá cediendo a un concepto de cooperación, no tenemos rivales, sólo colegas. Aprenderemos unos de otros. Se viene el tiempo para los inadecuados, raros, freaks, distintos, diversos. La hegemonía caerá. No importará tu estética ni tu edad, sólo tu mente divina y tu chispa, tu inspiración.
Por eso es tan importante iniciar esta era con un ritual, si podés hacerlo en compañía, mejor...
Te cuento un poco de que se trata:
Para comenzar, ambientá tu espacio, conectate... Encendé un sahumerio, una velita, ponete un mantra suave...
En una hoja de papel vas a agradecer por lo que este año te dio... La etapa que querés cerrar. Aunque ha sido un año duro, algo positivo tuvo que haber sucedido, algo aprendiste, lograste salir de tu estado de confort, cerraste una etapa, o te empoderaste. También escribí lo que querés dejar atrás, lo que querés cambiar o transmutar. Agradecé, y pedí que eso no vuelva...
Una vez que ya le diste el cierre a este 2020, lo vamos a quemar para visualizar en el brillo del fuego esta luz sanadora del sol que estamos invocando en este día.
Si hiciste tu ritual el año pasado, abrí tu carta, lee y revisá si tus deseos se cumplieron, si hay sueños pendientes aún, si tus peticiones cambiaron este año... Luego también quemalo en el fuego.
En otra hoja vamos a escribir, concreto, positivo, y sintiendo que ya está sucediendo aquí y ahora lo que deseamos en nuestro 2021. Cuanto más específicos seamos mejor. Luego, damos las gracias 3 veces, doblamos ese papel y luego lo guardás en un lugar cerquita tuyo para tenerlo presente el año próximo.
Y listo! Tu ritual esta hecho!!
Recordá que creer es crear!!! Con este ritual estamos creando nuestro futuro...
Si tienen dudas y/o comentarios, los leo
UCDM Lección 43
Dios es mi Fuente. No puedo ver separado de Él.
La percepción no es un atributo de Dios. El ámbito de Dios es el del Conocimiento. Sin embargo, Él ha creado al Espíritu Santo para que sirva de Mediador entre la percepción y el Conocimiento. Sin este vínculo con Dios, la percepción habría reemplazado al Conocimiento en tu mente para siempre. Gracias a este vínculo con Dios, la percepción se transformará y se purificará en tal medida que te conducirá al Conocimiento. Ésa es su función tal como la ve el Espíritu Santo. Por lo tanto, ésa es en verdad su función.
En Dios no podés percibir. La percepción no tiene ninguna función en Dios, y no existe. Pero en la salvación, que es el proceso de erradicar lo que nunca fue, la percepción tiene un propósito sumamente importante. Habiéndola inventado el Hijo de Dios para un propósito no santo, tiene que convertirse ahora en el medio a través del cual se restaura la santidad en su conciencia. La percepción no tiene significado. Sin embargo, el Espíritu Santo le otorga un significado muy parecido al de Dios. Una percepción que ha sanado se convierte en el medio por el que el Hijo de Dios perdona a su hermano y, por ende, se perdona a sí mismo.
No podés ver separado de Dios porque no podés estar separado de Dios. Todo lo que hacés, lo hacés en Él, porque todo lo que pensas, lo pensás con Su Mente. Si la visión es real, y es real en la medida en que comparte el propósito del Espíritu Santo, entonces no podés ver separado de Dios.
Hoy son necesarias tres sesiones de práctica de cinco minutos cada una. La primera debe hacerse lo más temprano que puedas; la segunda lo más tarde posible, y la tercera en el momento más oportuno y adecuado que las circunstancias y la buena disposición permitan. Al comienzo de estas sesiones repetí la idea de hoy para tus adentros con los ojos cerrados. Luego mirá a tu alrededor brevemente, aplicando la idea específicamente a lo que veas. Cuatro o cinco objetos durante esta fase de la sesión de práctica serán
suficientes. Podrías decir, por ejemplo:
Dios es mi Fuente. No puedo ver este escritorio separado de Él.
Dios es mi Fuente. No puedo ver ese cuadro separado de Él.
Si bien esta parte del ejercicio debe ser relativamente corta, asegurate, en esta fase de la práctica, de seleccionar los objetos tan al azar como sea posible, sin controlar su inclusión o exclusión. Para la segunda fase, la más
larga, cerrá los ojos, repetí la idea de hoy nuevamente, y luego dejá que cualquier pensamiento pertinente que se te ocurra sea una aportación a la idea de hoy en tu propio estilo particular. Pensamientos tales como:
Veo a través de los ojos del perdón.
Veo el mundo como un lugar bendito.
El mundo me puede mostrar Quién soy.
Veo mis propios pensamientos, que son como los de Dios.
Cualquier pensamiento que en mayor o menor medida esté directamente relacionado con la idea de hoy es adecuado. Los pensamientos no tienen que tener una relación obvia con la idea, pero tampoco deben oponerse
a ella.
Si ves que tu mente se distrae o si comienzas a notar la presencia de pensamientos que están en clara oposición a la idea de hoy o si te resulta imposible pensar en algo, abrí los ojos, repetí la primera fase del ejercicio y luego intentá de nuevo la segunda. No dejes transcurrir grandes lapsos de tiempo en los que te enfrascas en pensamientos irrelevantes. Para evitar eso, vuelve a la primera fase del ejercicio cuantas veces sea necesario.
La forma de la idea, al aplicarla hoy durante las sesiones de práctica más cortas, puede variar de acuerdo con las circunstancias y situaciones en las que te encuentres en el transcurso del día. Cuando estés con otra persona, por ejemplo, tratá de acordarte de decirle silenciosamente:
Dios es mi Fuente. No puedo verte separado de Él.
Esta variación puede aplicarse por igual tanto a desconocidos como a aquellas personas con las que crees tener una relación íntima. De hecho, evitá a toda costa hacer distinciones de esta clase.
La idea de hoy también debe aplicarse en el transcurso del día a las diversas situaciones y acontecimientos que puedan presentarse, especialmente a aquellos que de alguna forma parezcan afligirte. A tal fin, aplicá la idea
de esta manera:
Dios es mi Fuente. No puedo ver esto separado de Él.
Si en ese momento no se presenta en tu conciencia ningún sujeto en particular, repetí simplemente la idea en su forma original. Tratá de no dejar pasar grandes lapsos de tiempo sin recordar la idea de hoy y, por ende, sin recordar tu función.
UCDM Lección 42
Dios es mi Fortaleza. La visión es Su regalo.
La idea de hoy combina dos pensamientos muy poderosos, ambos de gran importancia. Plantea también una relación de causa y efecto que explica por qué tus esfuerzos por alcanzar la meta del curso no pueden ser en vano. Verás, porque ésa es la Voluntad de Dios. Es Su Fortaleza, no la tuya, la que te da poder. Y es Su regalo, no el tuyo, el que te ofrece visión.
Dios es ciertamente tu fortaleza, y lo que Él da, es verdaderamente dado. Esto quiere decir que lo puedes recibir en cualquier momento o lugar, donde quiera que estés y en cualquier circunstancia en la que te encuentres. Tu paso por el tiempo y por el espacio no es al azar. No podés sino estar en el lugar perfecto, en el momento perfecto. Tal es la Fortaleza de Dios. Tales Sus dones.
Hoy llevaremos a cabo dos sesiones de práctica de tres a cinco minutos cada una; una tan pronto como te despiertes, y la otra, lo más cerca posible de la hora de irte a dormir. Es mejor, no obstante, esperar hasta que puedas sentarte tranquilamente a solas en un momento en que te sientas listo, que preocuparte de la hora en sí.
Da comienzo a estas sesiones de práctica repitiendo la idea de hoy lentamente mientras miras a tu alrededor. Luego cerrá los ojos y repetí la idea otra vez, aún más despacio que antes. Después de eso, trata de no pensar en nada, excepto en los pensamientos que se te ocurran relacionados con la idea de hoy. Podés pensar, por ejemplo:
La visión tiene que ser posible. Dios da verdaderamente,
o:
Los regalos que Dios me ha hecho tienen que ser míos porque Él Mismo me los dio.
Cualquier pensamiento que esté claramente relacionado con la idea de hoy es adecuado. De hecho, tal vez te asombre la cantidad de entendimiento relacionado con el curso que algunos de tus pensamientos reflejan. Dejalos que te vengan sin censurarlos, a menos que notes que tu mente está simplemente divagando y que es obvio que has permitido que se infiltren pensamientos irrelevantes. Es posible también que llegue un punto en el que parece que no te van a venir más pensamientos a la mente. De ocurrir tales interferencias, abrí los ojos y repetí el pensamiento una vez más mientras mirás lentamente a tu alrededor; después cerralos, repetí la idea otra vez y continuá buscando en tu mente pensamientos afines.
Recordá, no obstante, que en conexión con los ejercicios de hoy no es apropiado que te esfuerces por encontrar pensamientos afines. Tratá sencillamente de hacerte a un lado y dejar que te vengan a la mente por su cuenta. Si esto te resulta difícil, es mejor pasar la sesión de práctica alternando entre repeticiones lentas de la idea con los ojos abiertos y luego con los ojos cerrados, que esforzarte por encontrar pensamientos adecuados.
No hay límite en el número de sesiones de práctica cortas que podrían resultarte beneficiosas hoy. La idea de hoy es uno de los pasos iniciales en el proceso de unificar tus pensamientos y de enseñarte que estás estudiando un sistema de pensamiento unificado que no carece de nada que sea necesario, y en el que no se incluye nada contradictorio o irrelevante.
Cuanto más a menudo repitas la idea de hoy durante el transcurso del día, más a menudo estarás recordando que el objetivo del curso es importante para vos y que no lo has olvidado.
UCDM Lección 41
Dios va conmigo dondequiera que yo voy.
Con el tiempo, la idea de hoy desvanecerá por completo la sensación de soledad y abandono que experimentan todos los que se consideran separados. La depresión es una consecuencia inevitable de la separación, como también lo son la ansiedad, las preocupaciones, una profunda sensación de desamparo, la infelicidad, el sufrimiento y el intenso miedo a perder.
Los que se consideran separados han inventado muchos “remedios” para lo que, según ellos, son “los males del mundo”. Pero la única cosa que no han hecho es cuestionar la realidad del problema. Los efectos de éste, no obstante, no se pueden sanar porque el problema no es real. La idea de hoy tiene el poder de acabar con todo este desatino para siempre. Pues eso es lo que es, un desatino, por muy serias y trágicas que parezcan ser sus manifestaciones.
En lo profundo de tu interior yace todo lo que es perfecto, presto a irradiar a través de vos sobre el mundo. Ello sanará todo pesar y dolor, todo temor y toda sensación de pérdida porque curará a la mente que pensaba que todas esas cosas eran reales y que sufría debido a la lealtad que les tenía.
Jamás se te puede privar de tu perfecta santidad porque su Fuente va con vos dondequiera que vos vas. Jamás puedes sufrir porque la Fuente de toda dicha va con vos dondequiera que vos vas. Jamás podés estar solo porque la Fuente de toda vida va con vos dondequiera que vos vas. Nada puede destruir tu paz mental porque Dios va con vos dondequiera que vos vas.
Comprendemos que no creas nada de esto. ¿Cómo ibas a creerlo cuando la verdad se halla oculta en lo profundo de tu interior, bajo una pesada nube de pensamientos dementes, densos y turbios que representan, no obstante, todo lo que ves? Hoy intentaremos por primera vez atravesar esa obscura y pesada nube y llegar a la luz que se encuentra más allá.
Hoy tendremos una sola sesión de práctica larga. Por la mañana, a ser posible tan pronto como te levantes, sentate en silencio de tres a cinco minutos con los ojos cerrados. Al comienzo de la sesión de práctica repetí la idea de hoy muy lentamente. No trates de pensar en nada en particular. Tratá, en cambio, de experimentar la sensación de que estás sumergiéndote en tu interior, más allá de todos los pensamientos vanos del mundo.
Tratá de llegar hasta lo más profundo de tu mente, manteniéndola despejada de cualquier pensamiento que pudiese distraerte.
De vez en cuando podés repetir la idea de hoy si observas que eso te ayuda. Pero sobre todo, tratá de sumergirte tan profundamente como puedas en tu interior, lejos del mundo y de todos sus pensamientos disparatados. Estás tratando de llegar más allá de todo ello. Estás tratando de dejar atrás las apariencias y de aproximarte a la Realidad.
Es perfectamente posible llegar a Dios. De hecho, es muy fácil, ya que es la cosa más natural del mundo. Podría decirse incluso que es lo único que es natural en el mundo. El camino quedará despejado, si realmente crees que ello es posible. Este ejercicio puede producir resultados asombrosos incluso la primera vez que se intenta, y tarde o temprano acaba por tener éxito. A medida que avancemos ofreceremos más detalles acerca de este tipo de práctica. No obstante, nunca fracasa del todo, y es posible tener éxito inmediatamente.
Usá la idea frecuentemente a lo largo del día, repitiéndola muy despacio, preferiblemente con los ojos cerrados. Pensá en lo que estás diciendo, en el significado de las palabras. Concentrate en la santidad que esas palabras te atribuyen, en la compañía indefectible de la que gozás, en la completa protección que te rodea.
Podés ciertamente permitirte el lujo de reírte de los pensamientos de miedo, recordando que Dios va con vos dondequiera que vos vas.
UCDM Lección 40
Soy bendito por ser un Hijo de Dios.
Comenzamos hoy a afirmar algunas de las bienaventuranzas a las que tenés derecho por ser Quien sos. Hoy no se requieren largas sesiones de práctica, sino muchas cortas y frecuentes. Lo ideal sería una cada diez minutos, y se te exhorta a que trates de mantener este horario y a adherirte a él siempre que puedas. Si te olvidás, tratá de nuevo. Si hay largas interrupciones, tratá de nuevo. Siempre que te acuerdes, tratá de nuevo.
No es preciso que cierres los ojos durante los ejercicios, aunque probablemente te resultará beneficioso hacerlo. Pero puede que durante el día te encuentres en situaciones en las que no puedas cerrar los ojos. No obstante, no dejes de hacer la sesión por eso. Podés practicar muy bien en cualquier circunstancia, si realmente deseas hacerlo.
Los ejercicios de hoy no requieren ningún esfuerzo ni mucho tiempo. Repite la idea de hoy y luego añadí varios de los atributos que asociás con ser un Hijo de Dios, aplicándotelos a vos mismo. Una sesión de práctica, por ejemplo, podría consistir en lo siguiente:
Soy bendito por ser un Hijo de Dios.
Soy feliz y estoy en paz; soy amoroso y estoy contento.
Otra podría ser, por ejemplo:
Soy bendito por ser un Hijo de Dios.
Estoy calmado y sereno; me siento seguro y confiado.
Si sólo disponés de un momento, basta con que simplemente te digas a vos mismo que sos bendito por ser un Hijo de Dios
UCDM Lección 39
Mi santidad es mi salvación.
Si la culpa es el in****no, ¿cuál es su opuesto? Al igual que el texto para el que este libro de ejercicios fue escrito, las ideas que se usan en los ejercicios son muy simples, muy claras y están totalmente exentas de ambigüedad. No estamos interesados en proezas intelectuales ni en juegos de lógica. Estamos interesados únicamente en lo que es muy obvio, lo cual has pasado por alto en las nubes de complejidad en las que creés que pensás.
Si la culpa es el in****no, ¿cuál es su opuesto? Ésta, sin duda, no es una pregunta difícil. La vacilación que tal vez sientas al contestarla no se debe a la ambigüedad de la pregunta. Pero ¿creés acaso que la culpa es el in****no?Si lo creyeras, verías de inmediato cuán directo y simple es el texto, y no necesitarías un libro de ejercicios en absoluto. Nadie necesita practicar para obtener lo que ya es suyo.
Hemos dicho ya que tu santidad es la salvación del mundo. ¿Y qué hay de tu propia salvación? No podés dar lo que no tenés. Un salvador tiene que haberse salvado. ¿De qué otro modo, si no, podría enseñar lo que es la salvación? Los ejercicios de hoy van dirigidos a vos, en reconocimiento de que tu salvación es crucial para la salvación del mundo. A medida que apliques los ejercicios a tu mundo, el mundo entero se beneficiará.
Tu santidad es la respuesta a toda pregunta que alguna vez se haya hecho, se esté haciendo ahora o se haga en el futuro. Tu santidad significa el fin de la culpa y, por ende, el fin del in****no. Tu santidad es la salvación del mundo, así como la tuya. ¿Cómo podrías vos —a quien le pertenece tu santidad— ser excluido de ella? Dios no conoce lo profano. ¿Sería posible que Él no conociese a Su Hijo?
Se te exhorta a que dediques cinco minutos completos a cada una de las cuatro sesiones de práctica más largas de hoy, y a que esas sesiones sean más frecuentes y de mayor duración. Si querés exceder los requisitos mínimos, se recomienda que lleves a cabo más sesiones en vez de sesiones más largas, aunque sugerimos ambas cosas.
Empezá las sesiones de práctica como de costumbre, repitiendo la idea de hoy para tus adentros. Luego, con los ojos cerrados, explorá tu mente en busca de pensamientos que no sean amorosos en cualquiera de las formas en que puedan presentarse: desasosiego, depresión, ira, miedo, preocupación, ataque, inseguridad, etc. No importa en qué forma se presenten, no son amorosos y, por lo tanto, son temibles. De ellos, pues, es de los que necesitás salvarte.
Todas las situaciones, personalidades o acontecimientos específicos que asocies con pensamientos no amorosos de cualquier clase constituyen sujetos apropiados para los ejercicios de hoy. Es imperativo para tu salvación que los veas de otra manera. Impartirles tu bendición es lo que te salvará y lo que te dará la visión.
Lentamente, sin hacer una selección consciente y sin poner un énfasis indebido en ninguno en particular, escudriñá tu mente en busca de todos aquellos pensamientos que se interponen entre tu salvación y vos. Aplicá la idea de hoy a cada uno de ellos de esta manera:
Mis pensamientos no amorosos acerca de _____ me mantienen en el in****no. Mi santidad es mi salvación.
Quizá estas sesiones de práctica te resulten más fáciles si las intercalas con varias sesiones cortas en las que simplemente repetís muy despacio la idea de hoy varias veces en silencio. Te puede resultar útil asimismo incluir unos cuantos intervalos cortos en los que sencillamente te relajás y no parecés estar pensando en nada. Mantener la concentración es muy difícil al principio. Sin embargo, se irá haciendo cada vez más fácil a medida que tu mente se vuelva más disciplinada y menos propensa a distraerse.
Mientras tanto, debés sentirte en libertad de introducir variedad en las sesiones de práctica en cualquier forma que te atraiga hacerlo. Pero no debés cambiar la idea en sí al variar el método de aplicación. Sea cual sea la forma en que elijas usarla, la idea debe expresarse de tal manera que su significado sea el hecho de que tu santidad es tu salvación. Finalizá cada sesión de práctica repitiendo una vez más la idea en su forma original y añadiendo:
Si la culpa es el in****no, ¿cuál es su opuesto?
En las aplicaciones más cortas, que deben llevarse a cabo unas tres o cuatro veces por hora o incluso más si es posible, podés hacerte a vos mismo esa pregunta o repetir la idea de hoy, pero preferiblemente ambas cosas. Si te asaltan tentaciones, una variación especialmente útil de la idea es:
Mi santidad es mi salvación de esto.
UCDM Lección 38
No hay nada que mi santidad no pueda hacer.
Tu santidad invierte todas las leyes del mundo. Está más allá de cualquier restricción de tiempo, espacio, distancia, así como de cualquier clase de límite. El poder de tu santidad es ilimitado porque te establece como Hijo de Dios, en unión con la Mente de su Creador.
Mediante tu santidad el Poder de Dios se pone de manifiesto. Mediante tu santidad el Poder de Dios se vuelve accesible. Y no hay nada que el Poder de Dios no pueda hacer. Tu santidad, por lo tanto, puede eliminar todo dolor, acabar con todo pesar y resolver todo problema. Puede hacer eso en conexión contigo o con cualquier otra persona. Tiene el mismo poder para ayudar a cualquiera porque su poder para salvar a cualquiera es el mismo.
Si vos sos santo, también lo es todo lo que Dios creó. Vos sos santo porque todas las cosas que Él creó son santas. Y todas las cosas que Él creó son santas porque vos sos santo. En los ejercicios de hoy vamos a aplicar el poder de tu santidad a cualquier clase de problema, dificultad o sufrimiento que te venga a la mente tanto si tiene que ver contigo como con otro. No haremos distinciones porque no hay distinciones.
En las cuatro sesiones de práctica más largas, que preferiblemente han de tener una duración de cinco minutos completos cada una, repite la idea de hoy, cerrá los ojos, y luego escudriñá tu mente en busca de cualquier sensación de pérdida o de cualquier clase de infelicidad tal como la percibas. Tratá, en la medida de lo posible, de no hacer distinciones entre las situaciones que son difíciles para vos y las que son difíciles para otro. Identificá la situación específicamente, así como el nombre de la persona en cuestión. Usa el siguiente modelo al aplicar la idea de hoy:
En esta situación con respecto a _____ en la que me veo envuelto, no hay nada que mi santidad no pueda hacer.
En esta situación con respecto a _____en la que _____ se ve envuelto, no hay nada que mi santidad no pueda hacer.
De vez en cuando podés variar este procedimiento si así lo deseás y añadir algunos de tus propios pensamientos que vengan al caso. Podrías, por ejemplo, incluir pensamientos tales como:
No hay nada que mi santidad no pueda hacer porque el Poder de Dios reside en ella.
Introducí cualquier variación que quieras, pero mantené los ejercicios centrados en el tema: “No hay nada que mi santidad no pueda hacer”. El propósito de los ejercicios de hoy es comenzar a inculcarte la sensación de que tenés dominio sobre todas las cosas por ser Quien sos.
En las aplicaciones cortas y más frecuentes, aplicá la idea en su forma original, a no ser que surja o te venga a la mente algún problema en particular que tenga que ver con vos o con otra persona. En ese caso, usá la forma más específica.
UCDM Lección 37
Mi santidad bendice al mundo.
Esta idea contiene los primeros destellos de tu verdadera función en el mundo o, en otras palabras, la razón por la que estás aquí. Tu propósito es ver el mundo a través de tu santidad. De este modo, vos y el mundo son bendecidos juntos. Nadie pierde, a nadie se le despoja de nada y todo el mundo se beneficia a través de tu santa visión. Significa el fin del sacrificio porque le ofrece a todo el mundo su justo merecido. Y todo el mundo tiene derecho a todo, ya que ése es su sagrado derecho como Hijo de Dios.
No hay ninguna otra manera de poder eliminar la idea de sacrificio del pensamiento del mundo. Cualquier otra manera de ver inevitablemente exige el que algo o alguien pague. Como resultado de ello, el que percibe sale perdiendo. Y no tiene ni idea de por qué está perdiendo. Su plenitud, sin embargo, le es restaurada a su conciencia a través de tu visión. Tu santidad le bendice al no exigir nada de él. Los que se consideran a sí mismos completos no exigen nada.
Tu santidad es la salvación del mundo. Te permite enseñarle al mundo que es uno contigo, sin predicarle ni decirle nada, sino simplemente mediante tu sereno reconocimiento de que en tu santidad todas las cosas son bendecidas junto contigo.
Hoy debés dar comienzo a las cuatro sesiones de práctica más largas —las cuales deben tener una duración de tres a cinco minutos cada una— repitiendo la idea de hoy, a lo cual ha de seguir un minuto más o menos en el que debés mirar a tu alrededor a medida que aplicás la idea a cualquier cosa que veas:
Mi santidad bendice esta silla.
Mi santidad bendice esa ventana.
Mi santidad bendice este cuerpo.
Luego cerrá los ojos y aplicá la idea a cualquier persona que te venga a la mente, usando su nombre y diciendo:
Mi santidad te bendice, [nombre].
Podés continuar la sesión de práctica con los ojos cerrados o bien abrirlos de nuevo y aplicar la idea a tu mundo exterior si así lo deseás; podés alternar entre aplicar la idea a cualquier cosa que veas a tu alrededor o a aquellas personas que aparezcan en tus pensamientos o bien podés usar cualquier combinación que prefieras de estas dos clases de aplicación. La sesión de práctica debe concluir con una repetición de la idea con los ojos cerrados, seguida inmediatamente por otra repetición con los ojos abiertos.
Los ejercicios más cortos consisten en repetir la idea tan a menudo como puedas. Resulta particularmente útil aplicarla en silencio a todas las personas con las que te encuentres, usando su nombre al hacerlo. Es esencial que uses la idea si alguien parece causar una reacción adversa en vos. Ofrecele la bendición de tu santidad de inmediato, para que así puedas aprender a conservarla en tu conciencia.
UCDM Lección 36
Mi santidad envuelve todo lo que veo.
La idea de hoy extiende la idea de ayer del que percibe a lo percibido. Sos santo porque tu mente es parte de la de Dios. Y puesto que sos santo, tu visión no puede sino ser santa también. ”Impecabilidad” quiere decir libre de pecado. No se puede estar libre de pecado sólo un poco. O bien sos impecable o bien no lo sos. Si tu mente es parte de la de Dios tenés que ser impecable, pues de otra forma parte de Su Mente sería pecaminosa. Tu visión está vinculada a Su Santidad, no a tu ego y, por lo tanto, no tiene nada que ver con tu cuerpo.
Hoy se requieren cuatro sesiones de práctica de tres a cinco minutos cada una. Tratá de distribuirlas equitativamente y de hacer las aplicaciones más cortas a menudo para así asegurar tu protección durante todo el día. Las sesiones de práctica más largas deben hacerse de la siguiente forma:
Cerrá primero los ojos y repetí la idea de hoy varias veces lentamente. Luego abrilos y mirá a tu alrededor con bastante lentitud, aplicando la idea de manera específica a cualquier cosa que notes en tu observación informal. Decí, por ejemplo:
Mi santidad envuelve esa alfombra.
Mi santidad envuelve esa pared.
Mi santidad envuelve estos dedos.
Mi santidad envuelve esa silla.
Mi santidad envuelve ese cuerpo.
Mi santidad envuelve esta pluma.
Cerrá los ojos varias veces durante estas sesiones de práctica y repetí la idea para tus adentros. Luego abrilos y continuá como antes.
Para las sesiones de práctica más cortas, cerrá los ojos y repetí la idea; mirá a tu alrededor mientras la repetís de nuevo y finalizá con una repetición adicional con los ojos cerrados. Todas las aplicaciones, por supuesto, deben llevarse a cabo con bastante lentitud y con el menor esfuerzo y prisa posibles.
UCDM Lección 35
Mi mente es parte de la de Dios. Soy muy santo.
La idea de hoy no describe la manera como te ves a vos mismo ahora. Describí, no obstante, lo que la visión te mostrará. A todo aquel que cree estar en este mundo le resulta muy difícil creer esto de sí mismo. Sin embargo, la razón por la que cree estar en este mundo es porque no lo cree.
Creés que formás parte del lugar donde pensás que estás. Eso se debe a que te rodeás del entorno que deseás. Y lo deseás para proteger la imagen que has forjado de vos mismo. La imagen también forma parte de ese entorno. Lo que ves mientras creés estar en él, lo ves a través de los ojos de la imagen. Eso no es visión. Las imágenes no pueden ver.
La idea de hoy presenta una perspectiva de vos muy diferente. Al establecer tu Fuente establece también tu Identidad, y te describe como realmente debés ser en verdad. La manera en que vamos a aplicar la idea de hoy es ligeramente diferente, ya que el énfasis recae hoy en el que percibe en vez de en lo que éste percibe.
Comenzá cada una de las tres sesiones de práctica de hoy de cinco minutos cada una repitiendo la idea para tus adentros, luego cerrá los ojos y escudriñá tu mente en busca de los diversos términos descriptivos que te adjudicás a vos mismo. Incluí todos los atributos basados en el ego que te adscribes, sean positivos o negativos, deseables o indeseables, halagadores o denigrantes. Todos son igualmente irreales porque en ellos no te ves a vos mismo con los ojos de la santidad.
En la primera parte del período de búsqueda mental, probablemente pondrás mayor énfasis en lo que consideres son los aspectos más negativos de tu auto-percepción. Hacia el final del ejercicio, no obstante, es probable que lo que te venga a la mente sean los términos descriptivos más autoengrandecedores. Tratá de reconocer que no importa en qué dirección se inclinen las fantasías que albergás acerca de vos mismo. En realidad, las fantasías no se inclinan en ninguna dirección. Simplemente no son verdaderas.
Una lista adecuada para la aplicación de la idea de hoy, la cual no ha sido seleccionada conscientemente, podría ser:
Me veo a mí mismo como alguien del que otros abusan.
Me veo a mí mismo como alguien que está deprimido.
Me veo a mí mismo como un fracaso.
Me veo a mí mismo como alguien que está en peligro.
Me veo a mí mismo como un inútil.
Me veo a mí mismo como un vencedor.
Me veo a mí mismo como un perdedor.
Me veo a mí mismo como una persona caritativa.
Me veo a mí mismo como una persona virtuosa.
No debés pensar acerca de estos términos de manera abstracta. Se te ocurrirán a medida que te vengan a la mente diversas personalidades, situaciones o acontecimientos en los que vos figurás. Escogé cualquier situación en particular que se te ocurra, identificá el término o términos descriptivos que consideres pertinentes a tus reacciones a esa situación, y usalos para aplicar la idea de hoy. Después que hayas nombrado cada uno de ellos, añadí:
Pero mi mente es parte de la de Dios. Soy muy santo.
Durante las sesiones de práctica más largas probablemente habrá intervalos en los que no se te ocurra nada en particular. No te esfuerces en pensar cosas concretas para ocupar dichos intervalos, sino simplemente relájate y repite la idea de hoy lentamente hasta que se te ocurra algo. Si bien no debes omitir nada de lo que se te ocurra durante los ejercicios, no se debe “sacar” nada a la fuerza. No se debe usar ni fuerza ni discriminación.
Tan a menudo como sea posible en el transcurso del día, aplicá la idea de hoy a cada atributo o atributos que te estés adjudicando en ese momento, añadiendo la idea en la forma indicada más arriba. Si no se te ocurre nada en particular, repetí simplemente la idea en tu interior con los ojos cerrados.