Chapingo. Reencuentro con su Historia.

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01/05/2024

Eduardo Rocha
E.Rocha monero
7:22 p. m. · 30 abr. 2024
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08/02/2024

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Photos from Equitación Chapingo-Oficial's post 30/10/2022
30/10/2022

HISTORIA DE LA HACIENDA DE CHAPINGO.

La edificación que en el S. XVII había sido propiedad de Antonio de Medina y Picazzo, fue donada a la Compañía de Jesús y tuvo como propietario desde 1883 al general de división don Manuel González; el inmueble alberga ahora la Rectoría, “Capilla Riveriana” y oficinas de la Universidad Autónoma Chapingo. En la primera mitad del S. XVII, durante los años que estuvo a cargo de la Compañía de Jesús, en la hacienda de La Concepción se construyeron un nuevo edificio principal y la capilla; en casi ochenta años de administración jesuita, la hacienda aumentó su extensión de 2,683 a 9,789 hectáreas y llegó a ser tan próspera que fue reconocida como una de las haciendas de producción mixta más productivas del siglo XVIII.

Tras el decreto de expulsión de la Compañía de Jesús de los dominios españoles en 1767, la hacienda fue retenida por la corona y puesta en manos de particulares a partir 1777. A lo largo de los siguientes cien años la ocuparon diversas familias que le harían pequeñas alteraciones, aunque los cambios no afectaron el interés del inmueble: la casa principal construida de buena mampostería albergaba las habitaciones y el oratorio anexo se transformó en almacén, mientras que las otras construcciones básicas de la hacienda agrícola (caballerizas, cochera, pajar, corral, gallinero, troje, bodega de aperos, cocina y despensa, cuarto para carbón) siguieron en uso.

En 1884 el entonces presidente de la república, Manuel González Flores, compró la propiedad que en una de tantas campañas militares había conocido. A decir de Alejandro Rosas, Chapingo no pudo caer en mejores manos; el general le dedicó tiempo y dinero a reconstruir los edificios y vigorizar los cultivos, rescatando la siembra de maguey además de cereales. Si con los jesuitas la vida de la hacienda había alcanzado gran reputación, bajo la administración de González superó expectativas, en particular gracias a la incorporación de un ramal de ferrocarril, que permitió atar eficazmente la producción con la terminal de carga de Buenavista y unir la Casa Grande -que desde 1885 contaba con su propio vagón/dormitorio- a la terminal de San Lázaro.

A unos meses de entregar la Presidencia, el general González compró las casi 13 mil hectáreas que conformaban entonces la hacienda de Chapingo y partir de 1885, emprendió un febril programa de mejoramiento productivo; dada la confianza que el arquitecto Rivas Mercado había ganado durante la edificación de su casa, le encargó la elaboración de un plan maestro para la reestructuración de los edificios de la hacienda, cosa que incluía la reconstrucción de la Casa Grande e incluso un conducto que llevara agua del pueblo de Chimalhuacán hasta la hacienda.

A la muerte del general González en 1893, las mejoras a los edificios de la hacienda se detuvieron y por algún tiempo el futuro de la propiedad quedó en entredicho, ya que el general había divorciado a su segunda esposa y reconocido a siete hijos más, por lo que ahora tres herederos calificados lidiaban la propiedad de Chapingo. Para 1896, se retomó el trabajo en varios frentes de la propiedad y de particular interés resulta la terminación de las torres, que por instrucciones de don Manuel González (hijo) se ampliaron un piso, haciendolas más altas y esbeltas; aunque hay la posibilidad de que existiera un proyecto aterior para hacerlas más altas, las torres recibieron ahora un mirador rodeado de columnas de fundición montadas sobre las doce columnas de piedra.

Las alegóricas torres/mirador se transformaron en el emblema de la hacienda y son su rasgo más significativo; los fustes de cinco cuerpos y base dodecagonal se aligeran en altura hasta llegar a un tambor rematado con doce almenas, perforado por seis cuadrifolios y rodeado por una reja. El cuerpo del mirador –propiamente dicho-, está definido por un barandal y doce esbeltas columnas de fundición (formadas de dos secciones) provenientes de la casa Le Val d’Olsne, que descansan sobre otra docena de columnas de cantera.

Por instrucción expresa del general González, el arquitecto Rivas Mercado y Manuel González hijo colocaron en el jardín principal de la casa un par de docenas de piezas fundidas por la prestigiada casa Le Val d’Osne; el repertorio incluyó cuatro fieras (felinos), dos estatuas heroicas (Perseo y Ares) así como una veintena de urnas y jarrones además de dos fuentes de platón

Se Aprecia al frente de la Casa Grande y al centro de una glorieta con fuente se colocó “Naïades a la fontaine” firmada Carrier-Belleuse, también de Val de l’Osne. Aunque en Chapingo llaman a la fuente “Las circasianas” --por ligarlas a una leyenda en que el general González la colocó para alagar a una amante Caucásica-- la historia es infundada, ya que la escultura se adquirió luego de la muerte de don Manuel, cuando salió a la venta en 1895. “Las Náyades” (Ninfas, como Dríadas o Nereidas, específicamente asociadas con el agua dulce), pieza fundida y marcada Le Val d’Osne de la que existen otros dos ejemplares (de siete variantes en el catálogo) en la Alameda Central -aunque sin la estructura que la cubre- y de las que una comúnmente se conoce como “las comadres”.

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