Nat Kat

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10/10/2023

No podremos cambiar el mundo, pero si su mundo 🌎🐶🤍
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10/10/2023
23/05/2023

La frase escribir por placer se usa con mayor frecuencia en la enseñanza, para expresar la idea de enseñar a los niños a amar la escritura. La expresión se basa en la idea de "leer por placer", reconocida durante mucho tiempo como un aspecto importante para fomentar la alfabetización.

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Lo más importante no es que trates de convencer a nadie de la verdad que ves. Lo verdaderamente importante es que seas sin­cero contigo mismo. Si puedes ser sincero contigo mismo, pue­des serlo con cualquiera. No resulta realmente útil centrarse por completo en ser sincero con los demás. Aunque eso es necesario, el lugar por el que tienes que empezar eres tú mismo: ¿puedes ser totalmente sincero contigo mismo? ¿Puedes ir a ese lugar que está más allá de la culpa, más allá del juicio, más allá del «debería» o del «no debería»? ¿Puedes ir a ese lugar interno tan sincero que no se retira de las partes de ti que aún están en conflicto? ¿No usarás la percepción de la verdad para esconderte de alguna parte de ti que aún no está liberada?

Cuando descubres el nivel de sinceridad y honestidad que estoy descri­biendo, descubres que esta sinceridad y honestidad son mani­festaciones de la naturaleza absoluta del ser. Inicialmente, ser así de sincero contigo mismo puede no resultar fácil. Es posible que veas cosas de ti que no quieres ver. Es posible que veas partes de ti que contrasten agudamente con toda tu realización. No obstante, salir completamente del escondite hacia ahí va el despertar; el despertar va hacia lo que todavía no está despierto y entra en ello. La sinceridad es lo que permite que ocurra ese movimiento, y ocurre si eres real contigo mismo.

Salir completamente del escondrijo, estar dispuesto a ver cada uno de los puntos de fijación, todas las formas en las que entras en la división, te permite seguir adelante en esta parte del viaje. A medida que eso ocurre, sientes que tu corazón y tu mente se abren, que te abres a niveles que nunca soñaste posibles. Estos niveles abren tu humanidad, pero también están dentro de tu humanidad.

Un gran maestro zen, Huang Po, dijo que no eres más gran­de por ser un Buda, y que no eres menos por ser un ser humano. Lo que quería decir era que un Buda y un ser humano no están separados; no son diferentes. Aunque despertamos del estado de sueño y de la ilusión de ser simplemente un ser humano, seguire­mos regresando a nosotros.

sinceridad
正直
shoujiki

sinceridad
nombre femenino
Falta de fingimiento en las cosas que se dicen o en lo que se hace.
"la sinceridad es la base para una buena amistad; dime lo que piensas con sinceridad"

SINCERIDAD
Del latín sinceritas, sinceridad es el modo de expresarse sin mentiras ni fingimientos. El término está asociado a la veracidad y la sencillez. Por ejemplo: “La sinceridad es un valor muy apreciado en esta empresa”, “El jugador volvió a hacer gala de su sinceridad y reconoció que está jugando por debajo de su nivel”, “Si hubieras hablado con sinceridad, tu pareja no te habría dejado”.

SINCERIDAD: veracidad y sencillez al alcance de todos

La sinceridad implica el respeto por la verdad (aquello que se dice en conformidad con lo que se piensa o se siente). Quien es sincero, dice la verdad. Si un hombre está casado y, ante la pregunta de una muchacha, afirma ser soltero, está mintiendo y, por lo tanto, no está respondiendo con sinceridad.

Hay situaciones que pueden llevar a la persona a dejar de lado la sinceridad, pero sin tener la intención de mentir. Las denominadas “mentiras piadosas” son un ejemplo de esta circunstancia: si un adolescente recibe un regalo que no le gusta de su abuela y no quiere herirla, dirá que está encantado con el presente (por lo tanto, no será sincero).

A veces, atravesamos malas experiencias… ¿Alguna vez has sentido la desilusión de descubrir la verdad?, ¿esa verdad que descubre un engaño o una mentira? El sentirnos defraudados provoca incomodidad, esta experiencia nos lleva a procurar que nunca nos suceda lo mismo, y a veces, nos impide volver a confiar en las personas, aún sin ser las causantes de nuestra desilusión.

Honestidad (del latín honestĭtas) u honradez es la virtud, que se podría definir es decir verdad, ser decente, recatado, razonable y justo y no mentir. Desde un punto de vista filosófico, la honestidad es una cualidad humana que consiste en actuar de acuerdo como se piensa y se siente (coherencia). Se refiere a la cualidad con la cual se designa a aquella persona que se muestra, tanto en su obrar como en su manera de pensar, como justa, recta e íntegra. Quien obra con honradez se caracterizará por la rectitud de ánimo, integridad con la cual procede en todo en lo que actúa, respetando por sobre todas las cosas las normas que se consideran como correctas y adecuadas en la comunidad en la cual vive.

En su sentido más evidente, la honestidad puede entenderse como el simple respeto a la verdad en relación con el mundo exterior, los hechos y las personas; en otros sentidos la honestidad también implica la relación entre el sujeto y los demás, y del sujeto consigo mismo.

Si queremos ser sinceros necesitamos decir siempre la verdad; esto que parece tan sencillo, resulta una tarea muy dificultosa para algunas personas. ¿Cuántas veces utilizamos esas mentiras piadosas en circunstancias que consideramos poco importantes?: como el decir que estamos avanzados en el trabajo, cuando aún no hemos comenzado, por la suposición de que es fácil y en cualquier momento podemos estar al corriente. Obviamente, una pequeña mentira, llevará a otra más grande y así sucesivamente, hasta que nos sorprenden.

Incluso, podemos inventar defectos o hacerlos más grandes en una persona, o cuando ocultamos el enojo o la envidia que tenemos. Cuando, con aires de ser «franco» o «sincero», decimos con facilidad los errores que comenten los demás, mostrando lo ineptos o limitados que son.

No obstante, la palabra no constituye el límite único y visible de este valor, también se evidencia en nuestras actitudes. Como, por ejemplo, cuando aparentamos ser una persona que no somos, (normalmente es según el propósito que se persiga: trabajo, amistad, negocios, círculo social), existe una tendencia a mostrar una personalidad ficticia: inteligentes, simpáticos, educados, de buenas costumbres. En este momento viene a nuestra mente el viejo refrán que dice: «dime de qué presumes y te diré de qué careces»; gran desilusión causa el descubrir a la persona como era en la realidad, alguna vez hemos dicho o escuchado: «no era como yo pensaba», «creí que era diferente», «si fuese sincero, otra cosa sería».

Esto nos demuestra que no sólo debemos decir la verdad para ser sinceros, sino también actuar conforme a la verdad. Ello resulta un requisito indispensable para la sinceridad.

Si nos mostramos tal cual somos en la realidad, nos hace congruentes entre lo que decimos, hacemos y pensamos. De esta manera, logramos el conocimiento y la aceptación de nuestras cualidades, pero también de nuestras limitaciones: los demás nos quieren y aceptan como somos.

Puede ocurrir que faltemos a la sinceridad por descuido, utilizando las típicas frases «creo que quiso decir esto…», «me pareció que con su actitud lo que realmente pensaba era que » ; tal vez y con buena intención, opinamos sobre una persona o un acontecimiento sin conocer los hechos. Para ser sincero, debemos ser responsables en lo que decimos, evitando dar rienda suelta a la imaginación o haciendo suposiciones.

Para ser sincero también se requiere «tacto», esto no significa encubrir la verdad o ser vagos al decir las cosas. Cuando debemos decirle a una persona algo que particularmente puede incomodarla, debemos ser conscientes que el propósito de nuestro comentario es «ayudar», no hacerlo por disgusto o porque «nos cae mal»; además debemos buscar el momento y lugar adecuados para decírselo, esto último garantiza que la persona nos escuchará y descubrirá nuestra buena intención de ayudarle a mejorar.

De esta manera, la Sinceridad requiere valor, nunca se justificará el dejar de decir las cosas para no perder una amistad o el buen concepto que se tiene de nuestra persona. Si por ejemplo, es evidente que un amigo trata mal a su esposa o a sus empleados, tenemos la obligación de decírselo, señalando las faltas en las que incurre y el daño que provoca, no solamente a las personas, sino a la buena convivencia que debe haber.

Actuar de forma sincera implica decir la verdad siempre, en todo momento, aunque le cueste, sin temor al qué dirán. Vernos sorprendidos en la mentira es más vergonzoso.

Además, si somos sinceros aseguramos nuestras amistades, demostramos ser honestos con los demás y con nosotros mismos, convirtiéndonos en personas dignas de confianza por la veracidad que hay en nuestra conducta y nuestras palabras. A medida que pasa el tiempo, esta norma se debe convertir en una forma de vida, una manera de ser confiables en todo lugar y circunstancia.

Honestidad y honradez, términos originariamente distintos, se han aproximado con el lapso del tiempo y la influencia del idioma inglés; de tal modo que se está produciendo una suerte de refundición de ambos para aludir a la definición de honradez, siendo ésta sólo una de las acepciones del vocablo "honestidad"

Para el filósofo romano Marco Tulio Cicerón la honestidad se realiza por el cumplimiento de las obligaciones que se encuentran presentes en todas las actividades de la vida humana. La honestidad se contrapone a lo útil, al placer y al dolor (en contra de los epicúreos) y representa el fin mismo al que debe aspirar el ser humano para ser recto.

Las obligaciones surgen de los cuatro principios (virtudes cardinales) que, de forma unida y mutuamente dependientes, conforman la honestidad:

Prudencia (y sabiduría): de aquí la obligación de descubrir la verdad (distinguir los actos buenos de los malos y el conocimiento teórico en general)
Justicia (y beneficencia): de aquí la obligación de mantener la unión y sociedad entre los hombres (tanto no dañar a los demás como servir a los demás)
Fortaleza: de aquí la obligación de mantener la grandeza y excelencia del ánimo para realizar las acciones.
Templanza: de aquí la obligación de mantener el orden, moderación y constancia de los actos.

Según Confucio, la honestidad es uno de los valores y componentes más importantes de una personalidad saludable con tu entorno y con los demás

En su nivel más superficial, el Li, son todas aquellas acciones realizadas por una persona con objeto de construir la sociedad ideal, y destinadas a cumplir sus deseos, ya sea a corto plazo (malo) o a largo plazo (bien). Admitir que se busca la gratificación inmediata, con todo, puede contribuir a transformar un acto malo en uno peor, del mismo modo que ocultar las intenciones a largo plazo puede empeorar una buena acción. Un principio fundamental en esta teoría es la de que una buena persona debe mostrar sus sentimientos sinceramente en su rostro, de forma que facilite la coordinación de todos en la consecución de mejoras a largo plazo. Esta sinceridad, que abarca incluso a la propia expresión facial, ayuda a lograr la honestidad con uno mismo, y a que las actividades humanas resulten más predecibles, amigables y placenteras. En esta primera versión, la honestidad se logra buscando únicamente el propio beneficio.

En un nivel más profundo que el Li se encuentra el Yi, o la bondad. En este nivel no se persigue ya el propio interés, sino el principio moral de la justicia, basado en la reciprocidad. También aquí es importante el aspecto temporal de las acciones, pero en este caso como lapso de tiempo. Así, por ejemplo, dado que los padres dedican los tres primeros años de vida de sus hijos solo a cuidarlos, los hijos deben guardar luto los tres primeros años tras la muerte de los padres. En este nivel uno es honesto acerca de sus propias obligaciones y deberes, incluso cuando no hay nadie que los juzgue o que se vea inmediatamente afectado. Esta parte del código moral se relaciona con el culto a los antepasados, que Confucio hizo normativo.

El nivel más profundo de honestidad es el Ren, desde el cual surgen el Yi y por tanto también el Li. La moral de Confucio se basa en la empatía y la comprensión de los demás, lo que requiere una autocomprensión previa, de la que nacen las normas morales, más que de un código ético previo, otorgado por alguna divinidad. La versión confucionista del imperativo categórico consistía en tratar a los inferiores como te gustaría que tus superiores te tratasen a ti. La virtud se basa en la armonía con los demás, y en la aceptación de que en algún momento de nuestras vidas todos estamos a merced de otras personas. La honestidad consiste por lo tanto en ponerse en el lugar hipotético de la propia vida futura, y la de las generaciones pasadas y venideras, y elegir no hacer o decir nada que pueda mancillar el honor o la reputación de la familia.

En parte debido a una comprensión incompleta de estas nociones más profundas de honestidad en Occidente, es común en las civilizaciones orientales denominar "bárbaros" a aquellos que no las conocen y las cumplen, pese a que en ocasiones estas culturas asiáticas implican unos niveles de ambigüedad y paciencia.

Las personas honestas son francas, son genuinas y disfrutan de esa felicidad que da la coherencia entre los pensamientos y las acciones. En ellas no hay nada impostado, solo una claridad de mente y de corazón donde la verdad siempre lleva las riendas, y donde la humildad es el viento que guía y empuja las velas de su conciencia. Así es la honestidad.

Quien elige vivir en este escenario de autenticidad emocional y psicológica sabe que va a tener que pagar un precio. El primer recargo es evidente: la honestidad siempre es franca y dicha franqueza trae más de un efecto colateral en quienes no están habituados a una lengua sin pelos y a un corazón que detesta la mentira.

«El que no se atreve con la verdad no puede ser honesto».

– Thomas Paine-

El segundo recargo, y quizá el menos conocido, es el que hace referencia a nuestro mundo interior. Ser honestos requiere autoexplorarnos a nosotros mismos para comprender nuestras limitaciones y tomar contacto con ese rincón privado donde se esconde nuestra vulnerabilidad. Todos tenemos defectos, agujeros negros y áreas hipersensibles. La persona honesta es muy consciente de ello.

Por otro lado, no podemos olvidar que esta dimensión psicológica es también un valor social importante. Más allá de verlo como una herramienta imprescindible a la vez que valiosa para nuestro crecimiento personal, es también un motor capaz de dinamizar nuestro bienestar como individuos dentro de un contexto social.

Todos merecemos un sueldo honesto, un trabajo basado en la honestidad e incluso una clase política arraigada en el mismo principio. Así, y en vista de que los grandes cambios acontecen por las pequeñas sacudidas, pongamos nosotros mismos en marcha este valor desde nuestros universos personales. Merece la pena.



Las personas honestas son «psiconautas»
Los astronautas, como ya sabemos, exploran los confines del espacio, son descubridores de otros mundos y curiosos empedernidos por todo aquello que se abre más allá de nuestro pequeño y precioso planeta azul. Bien, en el lado opuesto, estarían los psiconautas. Son personas que profundizan con valentía y elegante habilidad esos tramos interiores, íntimos y a la vez complejos como son sus universos emocionales y sus constelaciones psicológicas.

«Prefiero incomodar con mi honestidad que agradar con mi hipocresía».

Las personas honestas son más felices porque han higienizado muchos de esos abismos personales donde antes reinaba la indecisión y ese miedo voraz que les hacía cautivos de las medias verdades o las mentiras completas. Son perfiles que han aprendido también a ser críticos consigo mismos, que toleran sus defectos sin autocastigarse, que escuchan a ese comandante interno que les empuja a ser un poco mejores cada día y en cada momento.

Nadie puede ser honesto con el vecino si primero no lo es consigo mismo. Ninguno de nosotros podemos echar en cara la paja en el ojo ajeno si primero no barremos nuestros propios hogares. Todo ello explica por qué tal y como nos revelan varios estudios, las personas que practican la honestidad disfrutan de una mejor salud y de un sentimiento de felicidad y bienestar más auténtico. La clave, sin duda, está en ese ejercicio de autoconocimiento.

Ser honestos con nosotros mismos implica muchas veces ser como ese guerrero espiritual que nos revela cómo nos encontramos en nuestro momento presente. Nos devela nuestras impotencias y nuestras áreas desprotegidas, nuestras oscuridades, pero a su vez nos guía para sanarnos y permitir así que tengamos una visión más completa y fuerte de nosotros mismos. Así, seguiremos caminando con la verdad por delante, pero también con la humildad.

Timeline photos 23/05/2023
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Las estrellas no pueden brillar sin la oscuridad

23/05/2023

Beautiful ❤️

23/05/2023

¡Hoy desde la 💙celebramos el Día del Maestro! Un día especial para reconocer el trabajo incansable de aquellos que dedican su vida a la educación.

Resaltamos a 🌺 como profesora de arte, al contribuir en la formación de una nueva generación de artistas. Entre ellos, Arturo Estrada, Arturo García Bustos, Guillermo Monroy y F***y Rabel, a quienes por su cercanía con la maestra, se les apodó “Los Fridos”.

Agradecemos a todos los maestros y maestras que se esfuerzan cada día por brindar una educación de calidad y ayudar a sus estudiantes a descubrir su potencial. ¡Gracias por inspirarnos y por hacer del mundo un lugar mejor!

📷 Casasola. Frida Kahlo y “Los Fridos” en la inauguración de los murales de la Pulquería La Rosita, ca. 1943. Fototeca Nacional. INAH.

🫀
🇲🇽
🧳

23/05/2023

Picture of the day 2022 flashback
Cherry Blossoms 🌸 at the Kinkai Central Park in Nagasaki

📍 Kinkai Central Park, Nagasaki, Nagasaki prefecture
📷 IG: puraten10

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