Dayu; The Wendigo

Dayu; The Wendigo

« RPG
« FC: Kim Jong In; EXO
« Temática sobrenatural; Wendigo

✘ No soy asocial, no tema en dialogar.

09/05/2024

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ㅤㅤㅤㅤㅤㅤ𝑨𝒎𝒐𝒓




Unos dígitos gélidos se deslizaron por su mejilla, la línea de su mandíbula y el mentón. Hacía frío en su espalda como si estuviera en un colchón de hielo, le escocía la piel, le hacía doler los huesos.

Alzó sus párpados y el cielo negro lo recibió sin una sola estrella en el firmamento. Los copos de nieve que se habían amontonado a su alrededor ahora caían sobre su cuerpo buscando sepultarlo.

Trató de mover la cabeza hacia su derecha donde veía la silueta de alguien a su lado pero su anatomía no respondía, solo pudo dirigir sus orbes hacia aquel lado.

Había un chico comiendo, llenándose la boca con ambas manos, al girarse la sangre manchaba sus labios y un hilo de líquido carmesí goteó a la nieve. Era Jason, el humano que más había marcado su vida, con quién había hablado de su condición y adoptado un niño.

— No busques más el amor, me lo llevé cuando te abandoné.

Sintió dolor en su pecho, entonces se percató que no escuchaba su propio corazón, su ex pareja lo había devorado. El chico se reclinó para besarlo, el sabor férrico de sus labios lejos de hacerlo suspirar o generarle hambre le causó un profundo terror.

Despertó exaltado, sudado, temblando ligeramente. Jadeó y su cerebro no hizo más que darle la razón a aquella pesadilla, desde que Jason se había marchado de su vida no logró congeniar con otro ser.

La verdad muchas veces era más terrorífica que cualquier otro miedo en la vida.

01/05/2024

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ㅤㅤㅤㅤㅤㅤ𝐃𝐢𝐯𝐞𝐫𝐬𝐢𝐨́𝐧



La bestia dejó escapar un jadeo haciendo que su aliento se transformará en vaho al tener contacto con el frío clima generado por las energías del propio wendigo. Dayu caminaba por el bosque destellando sus ojos ambarinos que brillaban en la oscuridad de la noche, con una sonrisa maquiavélica dibujada en sus labiales. Sus ropas estaban manchadas con gotas de sangre al igual que sus manos; pisaba las hojas y ramas, sin molestarse en mantener silencio, siguiendo el rastro de sangre que había en el suelo, pero lo que provocaba que se diera a la casería era el sonido del corazón de su víctima palpitar con fuerza, había miedo y adrenalina alojados allí.

La mujer que corría por el bosque hacia lo que se podía oír a la distancia como el bullicio inconfundible de la caída de una cascada tenía un corte en una de sus piernas, estaba disfrutando de la persecución como nunca antes ya estaba tras una criatura mitológica lo cual le aceleraba el pulso. ¡Y era gracias a él que estaban en esa ciudad! ¡Merecía divertirse!

— Puedo olerte preciosa... Ven aquí, sólo quiero arrancarte las escamas una a una...— Pronunció sin gritar demasiado, ella podía oírlo a la perfección ya que se encontraba escondida tras un árbol, el dolor y el frío no la dejaban avanzar hacia el agua donde toda sirena estaría a salvo, pero él le haría saber todo lo contrario.
En un movimiento brusco la tomó del cuello con fuerza presionándola hasta el grado de asfixia, no le gustaría escuchar su voz, el arma más letal que poseían aquellas perras.— Yo te ayudaré cariño... Te llevaré a tu zona de confort.

El demonio arrastró a la criatura que se retorcía y le clavaba las garras en el brazo para soltarse hasta el pie de la cascada, ingresó junto con ella y la sumergió con impulso— ¡¡Transfórmate, p**a!! ¡No me hagas perder el tiempo! — Pero no se lo haría sencillo la fémina por lo cual le sacaba y metía de regreso la cabeza en el agua para confundirla, para que no pudiera utilizar sus habilidades, para que no se concentrara en poder respirar bajo el agua hasta que mostrara su verdadera forma, finalmente las piernas que pataleabas se convirtieron en una cola potente que lo azotó provocando un dolor que lo excitó, que le dieran pelea era mil veces mejor.

— Eso, eso... defiéndete... —Susurró como un demente raspando con sus garras de la mano libre las escamas, lastimándola aún más pero subestimarla fue un error, el grito que dio la sirena tambaleó todo su mundo haciendo que le sangraran los oídos. Esta vez la tomó con ambas manos por la garganta presionándola para matarla, jadeando viendo como su aliento y el de ella se veían en el aire. El bosque era territorio natural de Dayu y el frío que entumecía a sus víctimas siempre hacía las cosas sencillas... pero Dayu no cazaba de esa manera...

La mano del moreno se metió en la garganta de la chica tomando su sinhueso y lo arrancó con sus garras produciendo un sonido de desgarro y otro grito más, esta vez Dayu rompió en carcajadas sin importas las gotas escarlatas que se filtraban desde sus pabellones auditivos.— Ahora te arrancaré diente por diente... y te meteré la v***a por la boca para que te ahogues ¿Alguna vez pensaste morir de esta forma tan vulgar y sucia?

La sirena apenas y se mantenía consciente cuando una nueva punzada de dolor al sentir que le removía dos de sus dientes de una sola vez volvió a hacerla gritar, al borde desmayo, solo que una voz interrumpió impidiendo que las acciones continuaran.
—«Valafar, ya acaba de una vez con esto. Si sigues llamando la atención vendrán criaturas curiosas a espiar... y si incumples el contrato te las verás conmigo»

Soltó un gruñido mirando a Thamuz en su forma de gato negro con ojos celestes que hablaba muy enojado, su tono de voz era tranquilo pero las energías que se arremolinaban en su entorno eran dignas de temerle como a cualquier demonio de tan alto rango como lo era él, recodando que no debía sobrepasarse, posesionar el cuerpo de Dayu no era algo sencillo a menos que el wendigo se lo permitiera y según el contrato que tenían así lo era, aunque una vez al mes le parecía una miseria entendía las reglas y además Valafar sabía que si le daban más días podía cargarse demasiados problemas para todos.

— Vale, aguafiestas, terminaré rápido. — Regresó sus ojos ambarinos a la chica y sin premeditarlo hundió las garras en su pecho rompiendo los huesos de su caja torácica, retorció la muñeca hasta arrancar el corazón de la misma soltándola para dejar que se hundiera en el fondo del lago creado al final de la cascada. Relamió sus labios e introdujo el órgano vital en su boca, desgarrándolo con anhelo para poder saborearlo.

Al cabo de unos minutos Valafar abandonó el cuerpo y Dayu se encontraba sosteniendo su cabeza con ambas manos en el suelo, al alzar la vista logró divisar a sus tres felinos, Thamuz le indicaba que debían de regresar deprisa antes de que alguien lo identificara, Amduscas estaba verborrágico haciendo un millón de preguntas de si se sentía bien, si necesitaba ayuda, si quería sus besos. Lo único que le interesaba al wendigo era ver la sombra de Valafar allí, observándolo, que estuviera fuera de su cuerpo era lo único que importaba.

— Estoy bien, regresemos...—Susurró con un hilo de voz colocándose una capucha para esconder el sangrado de sus oídos y se encaminó a través del bosque de regreso a su hogar, allí limpiaría la sangre ajena, curaría las heridas propias y se secaría pues sus ropajes se encontraban empapados, tanto que iba dejando un rastro de agua al andar.

Palabras: 968

29/03/2024

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ㅤㅤㅤㅤㅤㅤ𝐀𝐥𝐛𝐨𝐫𝐚𝐝𝐚

Grados bajo cero, frío como un páramo. La noche era tan oscura que apenas podía ver a un metro de él, la luz de la Luna era tenue debido a su cuarto menguante pero aquello no lo detendría. Mientras escalaba se aferraba a los árboles cubiertos de nieve cuidando no sacudirlos, pero a medida que la altura avanzaba la vegetación fue dejada atrás para dar lugar a un espacio lleno de rocas camino a la cima.

El sepulcral silencio se veía interrumpido por unas pisadas, sus jadeos que se transformaban en vaho al expulsar el aire cálido de sus pulmones, el susurro de las rocas deslizándose por la ladera de la montaña y una voz quejosa que provenía de más abajo.

— ¿Alguien me recuerda porqué MI**DA estamos escalando esta montaña?

Valafar se encontraba fastidiado, intentaba no pisar la nieve porque la sensación siempre se le hizo repulsiva, le erizaba los cabellos del asco. El felino negro daba pequeños brincos por las rocas por ello tardaba un poco más en subir, hasta que al mirar al frente notó que Thamuz iba caminando en línea recta sin inmutarse, por lo que decidió pisar exactamente donde el demonio anterior iba dejando sus huellas, de ésta forma tocaba la piedra fría de la montaña.

Aquel método le sirvió algunos metros, luego la nieve era tan alta que se perdía en ella, solo se veía la punta de su cola en alto, estaba aún más enojado que antes.

—¡No vendré más a estas excursiones que hacen! ¡Ésto está fatal! ¡Es un asco! ¡Espero te tires de la cima!

Eso último iba específicamente hacia Dayu que era quién los había invitado a hacer algo con él. Sonrió, Val siempre había sido rebelde y quejoso, algunas veces hacía actividades con ellos solo por curiosidad, pero otras se notaba que quería estar allí.

— Te ofrecí cargarte en brazos y no quisiste…

— ¡Ah! — Movió la pata sacudiéndola para quitar la nieve.— ¡No soy ningún putito débil para que me cargues! ¡Ésta montaña será conquistada a sudor y quejas, como que me llamo Valafar!

— Tu te lo pierdes~

La vocecita llena de placer y ronroneos provenía del pecho del wendigo. Amduscas mucho tiempo atrás le había pedido a Dayu que lo cargara y abrigara, para ese incubus no había nada más precioso que poder estar contra su pecho, sintiendo su calor y poder ver el rostro agraciado del moreno tan de cerca.

Cuando notó que estaba siendo observado por dos hermosos ojos esmeralda le acarició la cabeza entre sus orejas, se las tocó.

— Están muy frías… ¿Te encuentras bien? — Preocupado cerró un poco más su abrigo por lo que el gato se apretó más contra su pecho.— ¿Mejor? ¿O quieres más espacio?

— Quiero que me asfixies…. — Contestó Amdu absolutamente feliz de no tener espacio para moverse, morir con el aroma de Dayu contra su nariz no sería problema.

Rió suave y volteó a ver a los otros dos felinos cuando ya estaban a pocos pasos de la cima, las rocas de esa zona eran más altas y grandes, así que pudo ver que ambos saltaron a una de ellas.

Thamuz tenía algunos copos de nieve en su pelaje azabache, le daban un misticismo extra a la frialdad gélida de su mirada celeste.

— ¿Tú te encuentras bien?

Él simplemente asintió una única vez. Dayu se volteó pero Valafar se sintió discriminado y tuvo que exopresar sus celos en voz alta.

— ¡Ey! ¿A mi no me preguntas?

— Lo siento, tienes razón… ¿Estás bien?

— ¡Claro que no, im***il! ¡De las peores ideas que tuviste ésta está en el top cinco! ¡Y mira que tuviste ideas de meirda! ¡Cómo cuando decidiste vivir con un hum-! ¡Aaah! ¿Qué haces?

Dayu le sonrió y caminó hacia él mientras el demonio se seguía quejando para alzarlo en brazos así caminar los últimos metros hasta la cima de la montaña.

El viento gélido cortaba como cuchillos y las luces de la ciudad a la distancia se veían cálidas, casi como si se estuviera burlando de ellos en aquel pico helado en plena oscuridad.

Hizo espacio haciendo a un lado la nieve usando una roba plana como asiento, se acomodó sobre ella y abrió más su abrigo para que Valafar se metiera junto con Amduscas, ahora esos dos estaban bien abrigados.

— Ven con nosotros.

Thamuz se sentó a su lado mientras veía a Amduscas darle lamidas al rostro fastidiado de Valafar para que mejorara rápido su humor, porque sabía que dentro del abrigo del wendigo no había más espacio, pero entonces pudo ver como el hombre se colocaba su capucha, una bastante amplia y lo tomaba en brazos para que se metiera allí.

El demonio pasó por detrás de su cuello escondiendo su cuerpo en la capucha y asomando el rostro por un costado de la cara adversa, dejando sus patas delanteras en su hombro.

Finalmente hubo silencio, tan solo se podía escuchar la respiración de Dayu y el ronroneo de Amduscas y justo cuando Valafar iba a abrir su boca para decir que fue la peor idea del mundo, definitivamente el top uno, el sol comenzó a asomarse por el horizonte.

En las pupilas de los presentes se vieron reflejados los colores rojizos y naranjas que iban aclarando paulatinamente el cielo, era magnífico poder observar el degradado que se formaba en la bóveda celeste, como la oscura noche se marchaba, las estrellas se difuminaban en la claridad grisácea de la bruma que marcaba la división de las montañas y el cielo.

Hacía tanto frío allí arriba que el sol no calentaba en absoluto, sin embargo esos cuatro cuerpos juntos se daban la suficiente calidez para sobrevivir, aquella sensación les recordaba a lo mal que la pasaron en el parque nacional de aquel país, cuando Dayu no despertaba y deseaba morir.

Los demonios habían experimentado tan de cerca la posibilidad de perder al wendigo y habían agotado todos los recursos que aquella noche simplemente se habían acurrucado todos juntos sabiendo que en la mañana ya no habría más que tres corazones palpitando, sin embargo gracias a ello Dayu pudo superar la situación y también estrecharon y reforzaron los lazos entre ellos.

Ahora el moreno sabía que si se sentía mal podía buscar nuevamente esa sensación de cuidado, porque aunque podía charlar con ellos, eran demonios, comprendían mejor los actos que las palabras.

Así es como se quedaron disfrutando del amanecer, la compañía silenciosa.

18/03/2024

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ㅤㅤㅤㅤㅤㅤ𝐂𝐨𝐧𝐟𝐮𝐬𝐢𝐨́𝐧

Tiempo atrás la casa no era tan pacífica y plagada de risas de un infante, en esas épocas había gritos y peleas constantes. Los objetos volaban por los aires y algunas veces impactaban contra su frágil cuerpo.

El wendigo, confundido, abrió su boca pero sus cuerdas vocales aún no funcionaban, y aunque hubiera podido hablar, las palabras danzaban en su mente de forma desordenada como si hubiera una neblina impidiéndole tener un pensamiento líneal y coherente.

Sentado en el suelo, encorvado, un poco sucio y con marcas de grilletes en sus muñecas observaba las discusiones que esos dos demonios tenían cada vez que Thamuz se marchaba. Dayu aún no reconocía a ninguno, siquiera sabía que eran demonios, veía gatos negros moviendo sus bocas, los primeros días no entendía una sola letra pero poco a poco comenzó a captar palabras y luego frases.

Hablaban el idioma de los demonios, un latín mezclado con la lengua oscura, pero aunque los poderes del wendigo eran los que lograban que codificara el mensaje, no comprendía el contenido de la discusión.

— Mira, putita de cuarta, hice éste ma***to contrato para poder vagar por éste mundo a mi antojo así que esa alfombra putrefacta va a salir a la calle hoy y si tengo que pasar por tu cadáver lo haré.

Válafar tenía los ojos amarillos, pero estaban ardiendo en fuego de la ira que irradiaba su cuerpo.

— ¿Tú crees que eso es un insulto para un incubus como yo? ¡Eish! ¡Entiende que aún no está listo! ¡Todavía no puede hablar! ¡Apenas gatea por la casa! — Ámduscas tenía sus cabellos erizados, no podía verle sus hermosos ojos esmeralda porque estaba delante de él, pero sabía lo bonito que era.

— ¡Ay, por favor! ¡Si fallamos se morirá y ya! ¡Usaremos otro cuerpo!

— ¡No me tomes por estúpido! ¡No puedes hacer tantos contratos por ahí! ¡Demonio menor!

Hubo un silencio que fue más amenazante que todos los insultos que se habían dicho en las semanas que llevaban teniendo la peor convivencia del mundo.

Válafar se quedó estático y se avergonzó cuando su secreto más profundo se había filtrado, no tenía tanto poder, era un demonio menor que había estado cautivo en el in****no y solo pudo salir porque Thamuz así lo quiso, pero lo que más le dolió de esas dos palabras es que él antes era un serafín respetado, derrochante de autoridad y poder… ahora era la basura más grande del in****no, siquiera podía moverse a su antojo por ese mundo como Amduscas.

La atmósfera se volvió más densa, el wendigo tosió un poco y buscó con la mirada al tercer felino que se acercaba a los presentes. Un gato negro de cinco kilos y ojos celestes como el mar, igual de profundos y peligrosos pues realmente era uno de los primeros demonios creados por Lucifer.

— Válafar… Ámduscas… Estamos obteniendo buenos resultados, mejores de los que esperaba, les prometo que pronto saldremos de aquí, la paciencia no es un virtud adquirible, se cultiva, se trabaja. Si no pueden seguir mi ritmo pueden retirarse en éste instante, cancelaremos el contrato y cada uno regresará donde estaba sin ninguna represalia por mi parte.

Dolía, cada vez que Thamuz hablaba el pecho le daba puntadas como espinas, sus palabras se clavaban en su alma, se hacían carne en sus huesos, lo que Dayu no sabía es que eso era admiración y que los otros dos demonios sentían lo mismo cada vez que veían a aquel general, no importaba que, ninguno se alejaría del magnetismo de Thamuz.

03/03/2024

𝐒𝐨𝐥𝐞𝐝𝐚𝐝

La conexión más fuerte que tenía Dayu con sus demonios es esa comodidad que le daba saber que estaban en su sombra, la 𝐚𝐮𝐬𝐞𝐧𝐜𝐢𝐚 de ellos la sentía como carencia de peso, lo cual para muchos sería un alivio para él era la pérdida de 𝐜𝐚𝐥𝐨𝐫.

En esos momentos era cuando se sentía verdaderamente solo, cuando ninguno de los tres gatos que habían salvado su vida, que le habían dado una oportunidad más de cambiar su destino, lo abandonaban.

Así fuera por un lapso ínfimo de minutos u horas, Dayu mantendría la 𝐚𝐧̃𝐨𝐫𝐚𝐧𝐳𝐚 de volver a sentir el peso en su sombra, esa sensación de cargar con algo querido como si fuera un abrigo sobre lo hombros, que le daba seguridad y al mismo tiempo calentaba su corazón gélido.

02/03/2024

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ㅤㅤㅤㅤㅤㅤ ㅤ𝐃𝐞𝐬𝐭𝐢𝐧𝐨
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En la esquina más oscura de aquella calle el wendigo esperaba a su víctima, aprovechando que una de las luces de la calle estaban cubiertas por las hojas de los árboles que habían crecido demasiado es que se refugió en las sombras.

El frío de la noche se coló por sus fosas nasales causándole una leve molestia que debió disipar tocando la punta de su nariz, suspiró y acomodó su abrigo pues podía sentir los latidos de aquel corazón corrompido ir en su dirección.

Salió de su escondite para caminar en línea recta hacia ese hombre de cabellos negros como la noche, sus orbes brillaron suavemente y la temperatura a su al rededor descendió unos grados más haciendo que su aliento se transforme en vaho.

El desconocido alzó la vista y lo observó como si conociera a Dayu de toda la vida, como si viera a alguien más que de hecho eso es lo que ocurría en la ilusión, ese hombre estaba viendo una persona que asesinó.

— Estás aquí… estás vivo…

El moreno sintió los dedos cálidos deslizarse por su rostro y su cabello, mientras lo observaba las imágenes que recolectaba de ese corazón eran atroces, sanguinarias, difíciles de describir y crudas, acciones igual de crudas de las que haría Dayu.

En la sombra que se dibujaba en el suelo estaban escondidos los tres demonios esperando a que el Wendigo arrancara el corazón de la víctima para hacer desaparecer la carne y los huesos.

23/02/2024

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ㅤㅤㅤㅤㅤㅤ𝐍𝐮𝐦𝐛𝐞𝐫 𝟔

El hombre era una persona sentimental, creía en los actos y no en las palabras por la cantidad de veces que le habían mentido y él había creído, confiaba en las palabras de las personas solo si iban acompañadas de sus acciones, por ello los regalos hechos con cariño eran items que el wendigo atesoraba con muchísimo amor independientemente si esa persona ya no se encontraba en su vida.

Creía que cada recuerdo en su memoria le daba enseñanzas y marcada su camino para tomar decisiones, por ello tener objetos guardados también era esa advertencia a no volver a transitar cierran sendas que lo habían herido en profundidad.

Dicho todo eso el hombre se encontraba levantando el colchón y echando un vistazo bajo su cama, la ropa salía del armario hacia el suelo y volteaba cada cajón sobre las sábanas para ver cada diminuto objeto.

Dos gatos negros estaban en el umbral de la puerta observándolo en silencio, el tercero llegó a ellos, frotó su cabeza contra el mentón de uno de ellos y lo mismo hizo con el otro a modo de saludo.

Thamuz no se inmutó, seguía teniendo su mirada color cielo sobre los movimientos del moreno, tal vez algo preocupado en su silencio.

— ¿Qué busca?

Valafar movió la nariz porque Amduscas le estaba pasando toda su cola peluda por la cara.— Un llavero que le regaló el tipo que le metió los cuernos… y después lo abandonó… a él y a la cría…

Amdu hizo presión para sentarse en medio de ellos, había un hueco pero no lo suficientemente ancho para su cuerpito, sin embargo allí estaba el incubus apretujado y feliz entre los otros dos demonios.

— Dayu~ ya vas a encontrarlo cuando no lo busques…

Pero ese hombre sabía que no era así, ya había volteada la casa completa y ese llavero no estaba, le dolió, no por las palabras de Val sino por el hecho de haber perdido un recuerdo, ellos no sabían lo perdido que uno se sentía al no tener su memoria del pasado, no saber por qué era lo que era ni hacía lo que hacía.

Desde que recuperó su memoria estaba más aferrado a los regalos, todos los que le hacía su hijo o alguno de los demonios estaba en un cajón especial. Se sentó en el suelo y se abrazó las piernas para tener un poco de oscuridad, era doloroso perder algo con significado, algo que había pesado en su historia.

Sintió un roce peludo y al ver, Amduscas estaba intentando subirse a sus rodillas, lo tomó en brazos y lo abrazó, sintió su ronroneo y aunque seguía sintiendo esa tristeza era bueno tenerlos a ellos allí.

Valafar revoleó sus orbes, molesto y celoso.— No seas ma***ón, hagamos una de esas cosas de tiempo de calidad que te gustan… es molesto verte así…

— Tengo un documental de Alejandro Magno para que veamos. —Thamuz finalmente habló sabiendo que el adverso querría tenerlos juntos en el mismo espacio.

Dayu sentía su corazón pesado, pero el cariño que esos demonios expresaban de formas tan distintas indicaban que en unas horas probablemente se sentiría mejor.

10/02/2024

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ㅤㅤㅤㅤㅤㅤ𝐖𝐇𝐈𝐓𝐄 𝐒𝐏𝐀𝐂𝐄

Cuando alzó los párpados por primera vez, sintió un dolor profundo que le atravesó el tórax, ese órgano palpitante en su pecho parecía desgarrarlo a cada latido. Aquel corazón solo causaba una dolencia general que se ramificaba por su sistema nervioso hasta explotar en su estómago. Se cernía a su cuello impidiéndole respirar y se clavaba como dagas en sus rodillas impidiéndole que se pusiera de pie.

Luego de tanto dolor la memoria era un lienzo en blanco, la amnesia era total y desesperante para los tres felinos que debían criarlo como si fuera un bebé. Dayu era como un pichón que no cuestionó quienes lo estaban educando, si era de otra especie, apenas los vio supo que lo acompañarían toda su vida.

Los demonios tenían sus personalidades diferentes y bien definidas, en un inicio eran muchos más irascibles y desastrosos pero con el pasar de los años poco a poco todos se fueron acoplando los unos a los otros.

Su memoria en blanco se fue llenando de recuerdos y paisajes, de lágrimas por amores perdidos y de carcajadas que pintaban sus días de colores. Tuvo que aprender a las malas pero aún así el dolor nunca fue apático a su ser, es una criatura que siente más las dolencias y por ello es bastante tolerante y empático con otros seres.

Pero aquellas pinceladas no solo eran de nuevas experiencias, sino que su historia anterior fue restaurada y logró conseguir algo de paz al saber como fue convertido en aquella criatura extinta. Conocer de donde provenía le traía tranquilidad y estabilidad para seguir cumpliendo sus sueños.

La cúspide de su felicidad llegó acompañada de la adopción de un niño con un gato más al hogar, hubo nervios y muchas charlas dentro del hogar y con un comité para saber si podían dárselo hasta que finalmente pudo tenerlo entre sus brazos.

Ser un padre solo reafirmó su personalidad calmada y tolerante, el hogar fluctuó un poco con más juguetes de bebé, menos objetos punzantes e incluso el suavizante de la ropa, mas no solo fueron los objetos sino que los demonios se mostraron curiosos y atentos al cuidado del nuevo integrante de la familia.

Dayu quería seguir pintando cuadros de su vida hasta la eternidad.

18/09/2023

━━━ Dia de piscina ━━━
     ❪ 🖤 ❫ 
ᅠᅠᅠᅠ
        ◌ ● ◌
ᅠᅠᅠᅠ
    Estaba convencido de que como nunca tuvo problemas en bañar a Aiden aún siendo híbrido de bastet sería sencillo enseñarle a nadar o que mínimamente se divirtiera en la piscina, por ello se llevó una gran sorpresa cuando el pequeño se negó a acompañarlo.

Era un día perfecto para estrenar la piscina del patio trasero que había pagado ese año para que pudieran disfrutar del verano a pleno sin tener que viajar a sitios con playas. Se habían divertido escogiendo trajes de baño a juego, poniéndose gorro, protector solar e incluso los flotadores, pero una vez Dayu ingresó al agua y quiso tomarlo en brazos el niño se aferró a la reja que rodeaba la piscina por protección como un gato a una cortina.

— Oh, lo siento, lo siento… ¿Papá te asustó?

Lo soltó y allí inició una larga negociación donde el moreno prometía seguridad, juguetes, diversión, mojar solo sus pies, pero el niño siquiera soltaba la reja. Miró a su alrededor buscando su único aliado allí

— ¿Si se mete Tou tú lo intentas?

Desde la reposera más alejada estaba el bakeneko descansando, movió su oreja al escuchar su nombre y alzó su cabeza para responder.

— Ni loco me meto en esa piscina.

Detestaba el agua, se había sentado lo más lejos que pudo para que ni la más mínima gota lo salpicara.

Dayu suspiró y se sentó en uno de los escalones, con suavidad le acarició la espalda al pequeño.

— Hijo… No hace falta que lo hagas si no quieres o si tienes miedo… ¿De acuerdo? Podemos jugar con el agua de otras maneras…

El hombre estaba a medio de un discurso cuando la puerta del patio se abrió de una patada y el incubus apareció no solo con su cuerpo original sino con un traje de baño femenino, anteojos de sol y un flotador gigante bastante sofisticado.

—¡Ya volvimos!

— ¡Amdu! — El niño soltó finalmente la reja y comenzó a brincar de alegría.

Dayu parpadeó y en silencio empezó a atar cabos. El incubus solo arrojó ese flotador al agua que parecía como una cuna gigante y el pequeño no dudó en ir a sus brazos para que ambos se subieran.

— Está genial ¿No? ¡Y mira! — Amdu estiró un pequeño alambre y apareció como una capucha de cochecito para bebés.— Ésto nos cuidará del sol…

Aiden se reía a carcajadas y estaba maravillado por encontrarse sobre el agua sin hundirse.
— ¿Estaba esperando a Amduscas? — Dayu finalmente exteriorizó sus pensamientos.

— jJah, bienvenido a mi mundo! —Valafar se sentó a su lado como el felino más fastidiado del mundo.— Lo lleno de lujuria para que pueda estar transformado y míralo, todo lo que hace es correr hacia tu hijo…

El wendigo le sonrió y le rascó despacio entre sus orejitas.— No estemos celosos de ellos, estemos felices de que puedan divertirse así… ¿Cuándo fue la última vez que Amduscas estuvo así de enérgico?

A Val no le gustaba aceptarlo, pero ese incubus había aguantado demasiadas cosas, el contrato y lo que iban modificando siempre beneficiaban a Thamuz o Valafar porque era “lo más necesario”. Verlo poder estar con su cuerpo en el mundo humano y divertirse tanto era algo que a todos allí les agradaba, pero aunque entendía eso, el demonio contratista estaba hecho de envidia y por ello se arrojó al agua para nadar hacia ellos.

— ¡No permitiré que me lo robes, buñuelo con patas!

Se rió y negó un par de veces mientras se levantaba.— Les traeré algo fresco para beber… — La lección de nado sería otro día.


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  ˓ 🖤 ˒

03/09/2023

━━━ Hola por ahora ━━━
     ❪ 🖤 ❫ 
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    Solía tener la costumbre de observar a distancia para poder ver como aquella postal familiar cobraba vida, ver a su pequeño jugar con aquellos cuatro gatos era su momento favorito del día pues nadie sospecharía que demonios tan peligrosos para humanos y otras criaturas sobrenaturales podía sentarse en ronda a fingir tomar el té con un pequeño.

Desde la pubertad que sus deseos de paternidad estaban a flor de piel sin embargo ni en su vida anterior ni en la actual pudo hacerlo de manera fisiológica, tal vez por ello cuando finalmente consiguió con ayuda de su amigo la custodia y adopción de aquel infante supo que su propósito en la vida iba más allá de tener algo de sangre.

Su familia estaba compuesta por seis personas, él incluido, que no tenían ningún parentesco pero que podía asegurar darían la vida por el otro.

Viéndolos allí con gorros y bufandas de señoras, anteojos de sol y joyas pensaba en el pasado, en esos nervios que no lo dejaban dormir porque había más posibilidades de que le quitaran a Aiden por esos demonios, principalmente por Valafar, que el hecho de poder adoptarlo.

Nunca olvidaría ese llanto entre los arbustos, lo difícil que fue que ese bebé comiera y durmiera las primeras noches, la preocupación excesiva por sus compañeros y que sobre todo no sintieran celos, o hambre, del pequeño.

La noticia que le había traído su amigo sobre su cumpleaños, sus características al nacer, su tipo de sangre… ese papel que solo era nimiedades para ese mago, para él era conocer e imaginar cómo había sido el pequeño recién nacido, no renegaba de los meses que había “perdido”, porque fue bendecido con escuchar sus primeras palabras, por los primeros pasos, juegos.

— ¿Puedo acompañarlos?

— Papá, siéntate aquí… — Dijo el infante poniéndose de pie para ir por el atuendo que le otorgaría al hombre.

Miró a Amduscas y susurró.— ¿Están jugando bien?

— ¡Oh! Verás, intentábamos aconsejar a Thamuz porque su novia lo dejó por ser muy frío~ — Dijo sin salirse de su papel, allí no eran gatos demonios, estaban en una reunión de té para chismosear, como si no hubiera sido lo suficientemente claro de que Thamuz en su vida había amado, el incubus le guiñó el ojo.

Aiden regresó colocándole un collar y una capelina con un gran moño rojo, luego le sirvió una taza de té.— Toma… Aquí está el azúcar y… allí las galletas…

— Bienvenido… ahora sigamos con la reunión ¿A quién le tocaba? — Tou se encontraba curioso por seguir con chismes inventados y no tan inventados.

Valafar levantó la pata para acomodar sus anteojos en forma de margaritas.— ¡Yo! Debo contarles la discusión que hubo ésta madrugada de los vecinos…

— Ah, no creo que sea buen-...

— Descuida, los “vecinos” son el poodle de la anciana de la esquina y un doberman que quiere reproducirse con ella que vive en frente.

La voz de Thamuz siempre daba miedo, incluso cuando hacía su mayor esfuerzo por suavizarla, pero todos allí ya estaban acostumbrados a sentir un ligero escalofrío, sobre todo cuando pasaba mucho tiempo callado y de repente interactuaba con ellos.

Valafar carraspeó su garganta.— Bien, en el capítulo anterior quedamos en que Pia fue a la peluquería canina y en vez de ponerle dos moños rosas le colocaron de color verde aqua, lo cual la traía deprimida…

Dayu se sonrió ampliamente, intentando ocultar su felicidad al fingir beber de esa tacita de cerámica vacía, sentía que se había preparado todos aquellos cientos de años simplemente para estar allí, tomando té junto a su familia ensamblada.


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  ˓ 🖤 ˒

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