Cuadernos artesanales. Encuadernadora Quilca toma su nombre a partir de una larga tradición relacionada al mundo de los libros y la escritura en general.
El término “quilca” ha sido usado para hacer referencia a las artes gráficas precolombinas, incluyendo el dibujo y la pintura ideográfica. En la década de 1930, el geógrafo Javier Pulgar Vidal halló un conjunto de pinturas rupestres en Huánuco, sobre una roca conocida como “Quilla Rumi” cerca al río Huallaga. Desde entonces, el vocablo “quilca” es usado por los estudiosos para designar lugares don
de posiblemente se encuentren complejos centros de arte rupestre. A partir del proceso de colonización, el término tomó nuevos sentidos. Del quechua “qillqay”, castellanizado como “quilcay”, el concepto empezó a ser usado como traducción de “escritura”, específicamente aquella escritura europea que empezaba a introducirse en el mundo andino. Asi, Fray Diego González Holguín, en su Vocabulario Quechua de 1608, precisa bajo el vocablo “Quellcca” el significado de “Papel carta, o escriptura”. Al mismo tiempo que sucedía esta transformación al nivel de los conceptos, las autoridades coloniales necesitaban crear registros escritos de la vida en el Nuevo Mundo, lo que incluía el establecimiento de instituciones dedicadas al mantenimiento de archivos legales en el virreinato. La figura del escribano de cabildo aparece entonces como funcionario colonial beneficiado con el poder de la escritura y la autorización oficial para dar fe de los documentos ante él presentados. Guamán Poma de Ayala, en su Nueva Corónica ha dejado la representación de uno de estos escribanos y que reproducimos como parte del logo de nuestra encuadernadora. Debajo del titulo en castellano, el cronista nombra la figura como “Quilcaycamayoc”, nombre que además muestra la ascendencia indígena de este tipo de funcionario. Es probable que los Quilcaycamayoc hayan pertenecido al conjunto de los “indios ladinos”; es decir, aquellos pobladores nativos que se hispanizaron a través de la lengua europea luego de la conquista. Como funcionario del estado colonial, debía lealtad al Virrey y las autoridades hispanas; sin embargo, en muchas ocasiones, el Quilcaycamayoc era designado por su propia ascendencia noble y experticia en el manejo de los registros indígenas, de ahí la relación con la figura del Quipucamayoc, o guardián de los quipus, en los que se almacenaba la información relevante para la administración del Tawantinsuyo. Quilca es, además, el nombre de una de las más emblemáticas calles de la ciudad de Lima, en la que se concentra una gran cantidad de libreros en galerías dedicadas a la propagación de la literatura y la bibliofilia.