El Establo Pinamar

as al valor de la palabra, al de nuestros amigos, conocidos y proveedores, pudimos dar el gran paso: Abrir las puertas de nuestro primer local. Reciclamos todo, desde luces hasta góndolas de álamo, con puro esmero y dedicación. Aprovechamos muebles sin uso y agudizando nuestros sentidos, Logramos arrancar. Siempre soñamos con tener una feria grande y en un sólo lugar, completa de artesanías. Nuestros amigos de Cariló, nos brindaron su apoyo incondicional, y nosotros mientras tanto tratábamos de llenar nuestro lugar o, mejor dicho, nuestro enorme lugar. Un nuevo desafío en un gran espacio. Iniciamos con "El Establo" y en la vidriera podía verse claramente un establo, ¡Con fardo y todo! Y por esos valores que uno cultiva, y alimenta, es que llegan las recomendaciones. Gracias a todos nuestros clientes de la Feria que también nos apoyaron, hasta mencionándonos en cada oportunidad que tenían, para sumarnos clientes. Los recomendados decían: "Vine, porque mi tía que me dijo: No podes irte de Pinamar sin pasar por el Establo"...

Los primeros 3 años estuvimos abiertos todos los días, sin excepción... nuestras puertas estaban siempre abiertas, y como normalmente en Pinamar se cierra los domingos, recibíamos a toda la gente que no tenía otra cosa para hacer en el centro y pasaba porque veían luz y entraban. Una vez que pasó un buen tiempo de seguir recibiendo amigos, turistas, conocidos y conocidos de conocidos, llegó Ramiro, nuestro primer hijo y las prioridades cambiaron... aunque seguimos siendo los mismos. Luego llegó Santiago y completamos nuestra familia. Sumamos, con el tiempo, cuadros de madera, e innovamos con cuadros con detalles de vitrofusión, de la mano de nuestro proveedor que supo poner su arte en nuestra nueva incorporación. Es toda la historia de El Establo, un lugar con productos que hacen de un ambiente, un lugar único.