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Charlas de Cristianos/as Pan de Vida 3.0

Mas callaba. Entonces el sumo sacerdote le dijo: Te conjuro por el viviente, que nos digas si eres tú el , el de Dios. Jesús le dijo: Tú lo has dicho; y además os digo, que desde ahora veréis al Hijo del Hombre sentado a la diestra del poder de Dios, y viniendo en las nubes del cielo. Entonces el sumo rasgó sus vestiduras, diciendo: ¡Ha blasfemado! ¿Qué más necesidad tenemos de testigos? He aquí, ahora mismo habéis oído su blasfemia. ¿Qué os parece? Y respondiendo ellos, dijeron: ¡Es reo de muerte! Entonces le escupieron en el rostro, y le dieron de puñetazos, y otros le abofeteaban, diciendo: Profetízanos, , quién es el que te golpeó ( 26: 63-68).

: La social tiene muchos matices y colores, si bien es cierto que las relaciones humanas son vitales para cada individuo ya que aportan una fuente de placer, pues tenemos una necesidad natural de relacionarnos emocionalmente con nuestros semejantes, pero también puede ser una fuente de estrés, angustia, inseguridad y un sinfín de emociones que pueden jugar en nuestra contra si no aprendemos a relacionarnos sanamente con el resto de la sociedad. Tener amigos, padres, hijos, pareja, vecinos, compañeros de clase y trabajo, gente con quien compartir, hablar, intercambiar puntos de vista, ayudarnos, divertirnos, son experiencias muy bonitas e imperiosas para nuestro desarrollo personal, pues el ser humano no fue creado para vivir solo, pero debemos tener claro que no todos los individuos en una misma sociedad actúan de la misma forma, por lo que a menudo también nos encontramos con rechazos, opiniones distintas, actitudes egoístas y agresivas; intriga, mentiras, traiciones, injusticias y un coctel de emociones que ofrecen las relaciones humanas. Nuestro trabajo con la ayuda de Dios , es aprender a controlar nuestras emociones para vivir en sociedad sin dejar que estas nos afecten y no hay mejor manera de hacerlo que dejando todo en las manos de Dios. Pues a veces dejamos que nuestra vida se turbe, ya que somos susceptibles a las opiniones de los demás, hacemos conjeturas intuyendo verdades que no tienen nada que ver con la realidad, nos victimizamos, no aceptamos la criticas, nos sobre-exigimos para intentar agradar a todo el mundo y un sinfín de actitudes erróneas en las que solemos caer cuando no tenemos fuertes convicciones y un carácter sólido para ser objetivos al momento de relacionarnos con nuestros semejantes. Jesús fue rechazado, juzgado, traicionado, confrontado, corría el riesgo de ser apedreado y apresado, pero con todo y eso disfrutaba de la convivencia social, repartía amor, aceptaba a las personas con sus defectos, era comprensivo, tolerante, y practicaba el perdón con todos hasta con los que lo crucificaron, en ningún momento se dejó devastar por la situación, más bien comprendió y perdonó a sus agresores, pues siempre actuó con amor. Jesús nos dejó un gran ejemplo de convivencia, ¿cómo sería la humanidad si al igual que Jesús actuáramos con amor y compresión? Pidámosle a Cristo Jesús que nos enseñe a convivir como hermanos, que nos regale sabiduría para comprender las diferencias con nuestros semejantes, a ser tolerantes, a aceptar los consejos y críticas con objetividad, sin dejarnos inquietar por los demás, para vivir plenamente, con nuestro interior libre y lleno del Espíritu Santo.

Pan de Vida 3.0

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