Gurdjieff Grupos
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Asamblea
Somos Gurdjieff Grupos Argentina. Construimos un espacio para el trabajo interior Grupo en Buenos Aires, Argentina
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Michel de Salzmann. Extracta de “La Otra Atención” de Fran Shaw
"Recibir impresiones es un gran regalo; saborear las im- presiones. Unirse con algo muy natural en nuestra naturaleza más profunda. Entonces podemos perdonar todos los malentendidos entre los seres humanos. Cuando la atención está con esta otra energía que me impregna —que es muy concentrada y sin embargo muy liviana, libre, y no desea ni necesita nada— todo se ordena de manera natural. Cada cosa toma su propio lugar. Todo se abre a ella —la mente y el corazón. Y esta energía no es todavía la más alta. Es el “Jefe”, pero aun no es el “Gran Jefe”. Este primer nivel es importante porque esta fuerza, esta energía que percibo al estar despierto, es hija de otra energía más alta que, quizás, habrá de venir. Existe un gran ciclo. Una Inteligencia más alta desciende para encontrarse con las impresiones de la vida. Estar aquí sobre la tierra es ser parte de esta vida universal, ser un canal para esta energía. Recibir esta energía, de manera que pueda penetrar más profundamente y operar a través de ti, es como un nuevo romance, una nueva unión de fuerzas. No pertenece al cuerpo ni a las funciones, no tiene nada que ver con Eso. Y puede abrirte. Podemos hacernos sensibles a una calidad que mora en nuestro interior, entre nosotros. Esta atención en mí puede conocer su Fuente. ¿Puedo desprenderme de todas mis preocupaciones y entrar en el misterio? Para eso necesito una atención libre. Libre de todas mis ansiedades. El misterio está siempre allí, desde el primer instante hasta el último. Por momentos, abandona todo. Entra en él."
Sr. Gurdjieff. Extracto de “Fragmentos de una Enseñanza Desconocida” de P. Ouspensky
"Para este fin un hombre debe ejercitarse en tomar, por así decirlo, fotografías mentales de sí mismo en momentos diferentes de su vida y en sus diferentes estados emocionales; ya no fotografías de detalles, sino vistas globales. En otras palabras, estas fotografías deben contener simultáneamente todo lo que un hombre puede ver en sí mismo en un momento dado. Emociones, humores, pensamientos, sensaciones, posturas, movimientos, tonos de voz, expresiones faciales, y así sucesivamente. Si un hombre llega a tomar instantáneas interesantes no tardará en obtener una verdadera colección de retratos de sí mismo, que tomados en conjunto le enseñarán claramente lo que él es. Pero es difícil lograr tomar estas fotografías en los momentos más interesantes, es difícil captar las posturas, las expresiones faciales, las emociones y los pensamientos más característicos. Si un hombre logra tomar bien y en número suficiente estas fotografías, no tardará en ver que la idea que tenía de sí mismo y con la cual seguía viviendo año tras año, está muy lejos de la realidad.
"En lugar del hombre que creía ser, verá otro completamente distinto. Este «otro» es él mismo, y al mismo tiempo no es él. Es él tal como lo conocen los demás, tal como él se imagina y tal como aparece en sus acciones, palabras, etc.; pero no es exactamente él, tal cual es en realidad. Porque él mismo sabe que en este otro hombre, que los demás conocen y que él mismo conoce, hay mucho que es irreal, inventado y artificial. Ustedes deben aprender a separar lo real de lo imaginario. Y para comenzar la observación y el estudio de sí, es indispensable aprender a dividirse. Un hombre debe darse cuenta de que en realidad está formado de dos hombres."
Sra. de Salzmann. Extracto de “La Realidad del Ser”
"Una casa del Trabajo es como una escuela basada en los principios de un camino, de una enseñanza. Está aquí por un tiempo limitado durante el cual ciertas metas necesitan ser alcanzadas. Una casa desempeña su papel de acuerdo con el nivel de la gente que trabaja en ella. Puede albergar a quienes tratan de darse cuenta de que no son como deberían ser, pero no hacen ningún esfuerzo por cambiar y no comprenden aún la necesidad del esfuerzo. Otros están ya decepcionados de sí mismos, no creen en su yo ordinario y saben que su vida sólo cobrará sentido cuando sean capaces de hacer el esfuerzo preciso para despertar y para ver su situación. Y puede haber casas donde algunos han llegado aún más lejos. En cada momento el papel de la casa en el conjunto del Trabajo es diferente, dependiendo del nivel de la gente que participa. Sin embargo, necesitamos comprender que el trabajo nunca irá muy lejos sin un centro organizado para aportar las condiciones necesarias, sin una vida sometida a los principios de la enseñanza que seguimos. Una escuela requiere la comprensión de los principios de su trabajo y la disciplina basada en las reglas. Tenemos que pagar por aquello que recibimos. Esta casa es como un mundo dentro de otro mundo. Busco conocer y ser lo que soy. Para eso mi atención está siempre vuelta hacia mí mismo, hacia la percepción de mi verdadera naturaleza, que no es la expresión de mi persona, de mi ego. Veo a mi ego expresándose en mis pensamientos, mis deseos, mis movimientos. Y trato de no ser tomado por ellos. Me mido constantemente. Por esto, porque estoy siempre en tela de juicio, no juzgo a los otros. Aprendo a ver, a comprender, sin juzgar. No hay «yo» ni «tú». Sólo una única manifestación. Aprendo a ver las leyes del mundo en el que vivo, las leyes de la manifestación. Un principio inmutable de esta escuela es hacer siempre más de lo que ordinariamente podemos hacer. Sólo esto conducirá a un cambio. Si apenas hacemos lo que es posible, nos quedamos como estamos. Hay que hacer lo imposible. Ésta es la diferencia con la vida ordinaria, en la que uno sólo hace lo que es posible. Otro principio es que nosotros, intencionalmente, no nos apoyamos sobre una forma precisa dada por adelantado, de manera que pueda tener lugar una búsqueda activa y más consciente. Nuestra meta es liberarnos a nosotros mismos de todo cuanto nos mantiene apegados a una actividad y desarrollar una especie de vigilancia que nos permitirá ir más allá. Cuando surge una forma de trabajo, primero la recibimos y luego la repetimos como ha sido dada. Pero en esta repetición tenemos cada vez una menor comprensión de los principios que están tras esa forma. Para que una forma pueda permanecer viva, necesitamos volver siempre a la fuente, a la verdad. Después del Absoluto, los mundos se vuelven hacia él en todos los niveles, hay una sed de retornar hacia eso que es más grande. Pero, a medida que descendemos por la escala de la involución, surge el olvido y se hace cada vez más y más profundo. Para quien transmite, dos cosas son necesarias, de forma que una verdad de otro nivel de conocimiento puede ser aportada a través de ideas: un saber y una calidad de ser. Este saber consiste en un conocimiento de las ideas, de su estructura como un todo, de su relación y de su lugar. Para el ser se trata de una comprensión fundada sobre la experiencia personal de la verdad contenida en estas ideas. Primero necesito comprender el valor de la idea, abrirme a ella, tenerla en mi pensamiento, estimular mi pensamiento con ella y después las otras partes de mí mismo, hasta que viva en mí con una vida mucho más pura. Habitualmente la dejo morir en mí. La idea tiene un dinamismo- extraordinario. En su forma concentrada, contiene todo un potencial de verdad. Puedo ser animado, despertado, dinamizado por ella o me aparece bajo la forma de una idea mu**ta. Hemos recibido una gran cantidad de ideas, pero somos muy pobres en ideas. Ellas han pasado a través de nosotros sin estremecernos. Este Trabajo es una escuela para desarrollar un nuevo centro de gravedad. Hasta ahora, el centro de gravedad alrededor del cual nuestra vida ha girado —sea que lo aceptemos o no— ha sido nuestro yo ordinario, y todavía es ese yo el que espera, el que evalúa, el que juzga... y todo esto hasta se hace en el nombre del Trabajo. Mientras toda mi psique gire en torno a ese yo, todo lo que se manifieste —sea que yo lo quiera o no— reflejará la autoridad de ese yo. La meta de una escuela del Cuarto Camino es llegar a ser diferente, cambiar nuestro ser del nivel de hombre núm. 1, 2 y 3 al de hombre núm. 4, con un nuevo centro de gravedad, y del nivel de hombre núm. 4 al de núm. 5, con un Yo indivisible."
Michel de Salzmann. Extracto de “La Otra Atención“ de F. Shaw
LA VIDA TE AYUDA A TRABAJAR
"La vida te ayuda a trabajar, su riqueza te ayuda a trabajar. A no ser dominado por las reacciones, por el ego, por el afán de controlar. No hay que preguntarse qué es lo que falta, queriendo que sea de este modo o del otro, para hacerlo así o así — eso está terminado. Simplemente [con el índice junto a la frente, los ojos cerrados, el dedo desciende rectamente] estar en el silencio, centrado en el silencio. Hay momentos en los que uno no está del todo tomado; por ejemplo, en la cama antes de dormir, cuando uno repasa su día sin reaccionar. Ese es un momento Importante, antes de dormirse por la noche. Recuerda cómo ha sido tu día —cuando te mostraste agresivo hacia los demás. Observar con imparcialidad te trae el sabor de alguien que puede ver todo eso sin reaccionar. La atención central es la cosa primordial. Todo lo demás es secundario —el cuerpo, que es un “guante”. Esta atención central: una fuerza en mí, que no es reactiva.
“Aceptar” quiere decir que esta atención central está presente. Lo que acepta se hace más fuerte. Por instantes, estoy más cerca del veedor, Aquello que ve. Aparece una vibración sutil, y puedo confiar en ella. Con esto llega la riqueza de la vida."
Nasrudín
"Nasrudín y un amigo fueron a un restaurante y, para economizar, decidieron compartir un plato de berenjenas.
Discutieron violentamente sobre si debían ser rellenas o fritas.
Cansado y hambriento. Nasrudín cedió y pidieron finalmente las berenjenas rellenas.
Súbitamente, en tanto esperaban la comida, su acompañante sufrió un colapso y a raiz de esto parecía estar bastante grave. Nasrudín se levantó rápidamente del asiento.
- ¿Va a ir a buscar un médico? - le preguntó un comensal desde una mesa próxima.
- No, tonto - gritó el Mulá - Voy a ver si no es demasiado tarde para cambiar el pedido."
Sr. Gurdjieff. Extracto de "Relatos de Belcebú a su nieto"
"Todo hombre, si puede pensar seriamente, por así decirlo, «sin identificarse» con sus pasiones, debe estar de acuerdo con esto, si tiene en cuenta simplemente un solo hecho repetido frecuentemente en el proceso de nuestra vida interior, esto es, que todas nuestras experiencias que, al principio, precisamente en el momento en que se producen en nosotros, parecen tremendos terrores, después de un brevísimo periodo y cuando esas experiencias han sido reemplazadas por otras y son evocadas por casualidad y cuando, de acuerdo con nuestro razonamiento lógico estamos ya de otro humor, no parecen valer «ni un centavo».
En el hombre medio, los resultados de su mentación y sus sentimientos conducen con frecuencia a que «una mosca se convierta en un elefante, y un elefante en una mosca». Las manifestaciones de esta maléfica propiedad en las presencias comunes de los seres mencionados se materializan con particular intensidad precisamente durante sucesos tales como guerras, revoluciones, guerras civiles, y así sucesivamente.
Justamente durante esos acontecimientos, se manifiesta con particular intensidad, según ellos mismos lo han comprobado, el estado que ellos denominan «psicosis colectiva», bajo cuyo influjo caen todos ellos sin excepción. La esencia de dicho estado consiste en que la gente promedio que recibe en su ya débil orientación —que en tales circunstancias se vuelve aún más débil—, shocks por las maléficas historias de algún lunático y se convierten en víctimas, en el pleno sentido de la palabra, de esos maliciosos cuentos; se manifiesta en forma completamente automática. Durante el período en el que se encuentran bajo la acción de esa plaga —plaga que ya se ha convertido en la inalienable inherencia de la gente contemporánea— deja por completo de existir en sus presencias comunes la sagrada «consciencia», para la posibilidad de la adquisición de la cual la Gran Naturaleza los dotó de datos, como a seres divinos, en contraste con los simples animales.
La gente informada lamenta sinceramente esta inherencia de los seres contemporáneos, porque, de acuerdo con los datos históricos, y también con las elucidaciones experimentales de numerosos seres auténticamente instruidos de épocas pasadas, la Gran Naturaleza ha dejado desde hace mucho tiempo de necesitar para Su equilibrio de fenómenos tales como la psicosis colectiva. Por el contrario, una inherencia como ésa, que surge periódicamente en la gente, la obliga a adaptarse constantemente, como, por ejemplo, al creciente porcentaje de natalidad, al cambio del llamado «ritmo del psiquismo general» y así sucesivamente.
Después de todo lo que he dicho, considero necesario acentuar que todos los datos históricos que han llegado a la gente contemporánea y que también yo llegué a conocer, esto es, los datos históricos concernientes a lo que realmente ocurrió en el pasado en la vida de la gente, y no simplemente los datos inventados por los llamados seres instruidos de la actualidad, principalmente entre los alemanes —historias con las que, en casi todas las partes de la Tierra, se atosiga a la joven generación— demuestran claramente que la gente de épocas anteriores no se dividía en dos corrientes de vida, sino que todos fluían por un único río.
La vida general de la humanidad ha estado dividida en dos corrientes desde la época de la llamada «civilización Tikliamishiana», que precedió directamente a la civilización Babilónica. Precisamente desde entonces, comenzó gradualmente a existir y, por último, se estableció definitivamente, esa organización de la vida de la humanidad que, como todo hombre cuerdo debe comprobar, puede fluir ahora de forma más o menos tolerable siempre y cuando la gente se divida en amos y esclavos."
Sra. Natalie de Salzmann de Etievan. Extracto de “Tal como uno hace su cama, se acuesta”
"La esencia misma del hombre, su naturaleza intrínseca, es su masculinidad. ¿Y esto, qué quiere decir? Es muy dificil determinarlo porque habría que sentirlo y no sabemos sentir.
De la misma manera, la esencia de la mujer es su feminidad. En cada hombre hay un pequeño porcentaje de feminidad y en cada mujer, de masculinidad. Es esta pequeña dosis de masculinidad y de feminidad que cada uno tiene adentro, lo que puede ayudar a la comprensión del otro.
Mentalmente podemos creer que lo comprendemos todo; pero eso no nos ayuda, más bien nos impide; no es suficiente, porque no es una comprensión verdadera. Es tan sólo una idea, un producto de nuestra imaginación, con una gran dosis de subjetividad. Lo que tengo que hacer es tratar de sentir al otro. Pero, para poder hacerlo, yo necesito sentirme a mí mismo, darme cuenta de cómo soy, para luego tratar de comprender o sentir al otro. Quien lo haga, repetidas veces y con constancia, podrá relacionarse con el otro de una manera diferente.
Cuando yo era pequeña, tenía muchos muchachos a mi alrededor y estaba muy enfadada conmigo misma porque yo era una muchacha. Yo hacía todo lo que ellos hacían y trataba de hacerlo aun mejor que ellos. Hasta que un día me dije que ya estaba bien, que yo era una muchacha, y tenía algo dentro de mí misma diferente a ellos... y eso me ayudó. Empecé, cada vez que jugaba con ellos, a tratar de sentir cómo el otro era diferente a mí. Así aprendí mucho: me abrí a la naturaleza del otro, a sentirlo. Yo no podía ponerlo en palabras, pero lo sentía. Luego pude ponerle palabras y, por último, llegué a tener hacia mí un sentimiento agradable por ser como era. Y por la misma razón, sentía hacia el otro lo agradable de esa diferencia."
Michel de Salzmann. Extracto de “La Otra Atención“ de F. Shaw
CUANDO HAY UNA RELACIÓN CON LA FUENTE
"La atención es una inteligencia que viene a mí.; es el representante en mí de lo sagrado, de lo superior; el movimiento ascendente hacia mí mismo. ¿Qué correspondencia activa me es pedida? Comprende que no puedes “hacerlo”. No puedes hacer nada. No puedes transformarte a ti misma, por mucho que trates. Existen el hombre viejo y el hombre nuevo, dos criaturas completamente diferentes. Cuando hay una relación con la Fuente, el nuevo hombre aparece y todo es diferente, te das cuenta. Ya no hay más “yo, yo”. Se lee en el rostro. Ese no es el caso cuando no está allí esa relación. Comienzas a despertar y esta Inteligencia aparece, una profunda inteligencia. No es mental, no es psicológica. Tienes que reconocerla, respetarla, mantenerla intacta. Ser responsable de ella. Ves los pensamientos subjetivos, las funciones —está bien— pero regresas ‘al espacio vacío entre dos pensamientos, entre dos acciones."
Sr. Gurdjieff Extracto de “Fragmentos de una Enseñanza Desconocida” de P. Ouspensky
"Ya se ha dicho que el estudio y la observación de sí, bien dirigidos, llevan al hombre a darse cuenta que hay «algo falseado» en su máquina y en sus funciones, en su estado ordinario. Comprende que es precisamente porque está dormido que no vive y no trabaja sino en una pequeña parte de sí mismo. Comprende que por la misma razón, la mayoría de sus posibilidades quedan sin realizarse, y la mayoría de sus poderes sin utilizarse. Siente que no tiene de la vida todo lo que ésta puede darle, y que su incapacidad se debe a los defectos funcionales de su máquina, de su aparato receptor. La idea del estudio, de sí adquiere un nuevo significado a sus ojos. Siente que posiblemente ni siquiera valga la pena estudiarse, tal cual es ahora. Ve cada función en su estado actual y lo que podría y debería llegar a ser. La observación de sí lleva al hombre a reconocer la necesidad de cambiar. Y al practicarla se da cuenta de que esta observación de sí aporta por sí misma ciertos cambios en sus procesos interiores. Comienza a comprender que es un medio para cambiar, un instrumento para despertar. Al observarse, de alguna manera proyecta un rayo de luz sobre sus procesos interiores que hasta ahora se habían efectuado en total oscuridad. Bajo la influencia de esta luz, éstos comienzan a cambiar. Hay un gran número de procesos químicos que sólo pueden ocurrir en la ausencia de luz. Del mismo modo, un gran número de procesos psíquicos sólo pueden ocurrir en la oscuridad. Aún una tenue vislumbre de conciencia basta para cambiar completamente el carácter de los procesos habituales, y hacer totalmente imposibles gran número de ellos. Nuestros procesos psíquicos (nuestra alquimia interior), tienen muchos puntos en común con aquellos procesos químicos cuyo carácter cambia por causa de la luz, y están sometidos a leyes análogas.
"Cuando un hombre llega a darse cuenta de la necesidad no sólo del estudio y de la observación de sí, sino también de la necesidad de trabajar sobre sí con el objeto de cambiar, entonces debe también cambiar el carácter de su observación de sí. Hasta ahora, no ha estudiado sino los detalles del trabajo de los centros, tratando solamente de constatar tal o cual fenómeno, esforzándose por ser un testigo imparcial. Ha estudiado el trabajo de la máquina. De ahora en adelante debe comenzar a verse a sí mismo, es decir, empezar ya a ver no sólo los detalles aislados, no sólo el trabajo de pequeñas palancas y pequeñas ruedas, sino todas las cosas tomadas en conjunto — este conjunto que él representa para los demás."
Sra. de Salzmann. Extracto de “La Realidad del Ser”
"Nuestro trabajo necesita ser organizado. Los esfuerzos accidentales y anárquicos no conducirán a nada. Mis esfuerzos tienen que ser disciplinados y sujetos a reglas, a leyes de un orden diferente al de mi nivel ordinario. Mientras yo no vea esa necesidad imperiosa de someterme a una fuerza más grande que yo, sigo creyendo en mi yo ordinario y no trabajo, no avanzo hacia mi meta. Tengo que reconocer esa necesidad. Después, tengo que ponerme a prueba —poner a prueba mi yo ordinario— en un círculo de vida cuyo interés principal sea el de despertar. Para esto, en ciertos momentos se siente la necesidad de pertenecer a una organización, a un centro cuyos miembros trabajen en la misma dirección. Organizar significa crear un órgano, un organismo con una meta determinada. Como todo organismo, tiene que contener en sí mismo la causa de su aparición y manifestarla en los detalles de su organización y en todos sus resultados. Debe contener el sentido de lo sagrado. Esta dimensión nunca debe estar ausente. En todas sus ramas, sus centros, los efectos de la organización deberían proyectar algo de la intensidad y de la calidad de la causa que los contiene. Aquel que comprende la causa, la percibe en todos sus rasgos. Cada uno de los efectos visibles debe tener tras de sí un fuego de actividad que no es percibido desde el exterior. Es eso lo que produce el milagro, y un organismo del cual el milagro esté excluido no es un organismo viviente. El primer requisito de una organización viviente es juntarse, reunirse. No podemos lograr nada a menos que las condiciones de ese «reunirse» sean justas. Sin impaciencia, sin intelectualismo, sin sentimentalismo, un acontecimiento debe tener lugar. Llamar, ser llamado: la causa es la misma. Necesito escuchar y oír el llamado y encontrar una forma de llamar que sea recibida. Para trabajar juntos se requiere una relación consciente, sostenida por medio de la vigilancia y el abandono de mi voluntad ordinaria. Yo acepto o no acepto esta relación con los otros. En un momento dado, no hay maestros ni alumnos, sólo hay seres que se preguntan y que escuchan. La enseñanza es el guía. Y sólo aquel que se pregunta más profundamente puede ser responsable de servirla. Lo que cada uno de nosotros comprenda depende de su nivel de ser. Debo aprender a conocer mis propias limitaciones y a reconocer a aquellos que tienen una comprensión más amplia. Yo me considero a mí mismo y a los demás. Ellos me atraen, me agradan, me atemorizan, me amenazan. Pero yo los necesito. Es a través de mis reacciones como aparezco y aparecen los otros, no sólo yo. Tengo que ir de descubrimiento en descubrimiento, más allá de los juicios, más allá del mal y el bien, para saber que soy la única energía. La liberación no está ni en el mal ni en el bien. Está en la desaparición del ego y en la unión con todo y con todos. El mal es la ignorancia; el bien, el despertar. Sin embargo, uno quiere dirigir o ser dirigido a su antojo, juzgar y criticar antes de tratar de comprender. Esta actitud es fundamentalmente falsa. No se trata de querer imponer un orden, sino de entrar en un orden, un orden que existió antes de nosotros. Es ese orden lo que importa, no la organización. Debemos comprender que nuestra organización existe en la vida sobre dos niveles. Un nivel, que le da su verdadero sentido, es el del trabajo, nuestra búsqueda, con todas las condiciones que ello requiere. El otro es el aspecto oficial, que es sólo una cubierta, nada más, pero que puede ayudarnos a continuar tranquilamente con nuestro trabajo. Esta distinción parece fácil de comprender, pero de hecho no lo es. He visto que ese lado oficial, organizado para cumplir con la imagen y la rutina requeridas por nuestra vida en el mundo, siempre reclama sus derechos y tiende a imponer su estructura sobre el trabajo; a imponer una forma que no responde de ninguna manera al orden de valores del trabajo."
Michel Conge. Extracto de “La Vida”
"Entonces si la vida sigue un camino descendente para manifestarse finalmente en acción de pensamiento, de emoción o de motricidad, su estudio implica un movimiento de ascenso o de retorno, retorno hacia sí. En este punto del Universo, donde —y es lo propio del hombre— estamos a la vez a medio camino entre «Eso» que en lo profundo nos anima y nuestras funciones que nos ponen en relación con nuestro medio natural, a medio camino entre el Dios de las religiones y su Creación visible, en ese punto donde, libre de memorias funcionales que nos esclavizan, podemos interrogarnos, nos es necesario preguntarnos con fuerza y sinceridad lo que buscamos y si realmente lo queremos, para comprender lo que es nuestro verdadero deber de hombre y nuestras posibilidades. Al ser olvidada esta actitud constantemente — o incluso ignorada— el hombre tan pronto se abandona a la pendiente de los acontecimientos como se pierde en el mundo que quería estudiar. Es únicamente en una actitud de equilibrio donde podemos descubrir qué es la vida y lo que ella espera de nosotros."
Nasrudín
"La gente corrió a decirle al Mulá que su suegra se había caído al río.
- La corriente la llevará hasta el mar, pues la corriente es muy vertiginosa por aquí. - gritaron los lugareños.
Sin titubear ni un momento, Nasrudín se arrojó al río y empezó a nadar aguas arriba.
- ¡No - gritó la gente - corriente abajo! Es esa la única forma en que una persona puede ser arrastrada desde aquí.
- ¡Escuchen! - jadeó el Mulá - conozco a la madre de mi mujer. Si todo el mundo es arrastrado corriente abajo, el único para buscarla a ella es aguas arriba."
Sra de Salzmann. Extracto de “La Realidad del Ser”
"Me adhiero al choque producido por la pregunta «¿Quién?» hasta que todos los otros pensamientos se hayan sometido. No es fácil, pero no me permito descorazonarme o tener miedo. Esta pregunta tiene como meta llevarme a la conciencia. Y no me aferro a la idea de lograrlo.
Cualquier idea que se le agregue, hasta la idea de la conciencia, es inútil y hasta nociva. Si otro pensamiento llega, lo reconozco por lo que es y no lo sigo. Mi mente se tranquiliza y adquiere más firmeza, con el poder de conocer sin la participación del pensamiento.
Cuando mi pensamiento está tranquilo, aparece una sensación de energía más sutil, de una Presencia viva en mí. Siento que detrás de mis asociaciones hay una vibración que parte de mi cerebro y circula por mi cuerpo, una corriente de energía en los músculos. La corriente necesaria para una sensación intensa de mí es muy alta, mientras que la que se requiere para cualquier manifestación es mucho menos poderosa. Así, para dejar lugar a esta corriente y cerrar su circuito, extiendo la red de mi atención. La corriente se acumula en las mallas de su red. Mi atención penetra por todas partes. Mis músculos más profundos y más pequeños están relajados, pero solamente hasta cierto punto. Conservan la tensión necesaria para mantener la corriente, ni más ni menos: más, me separaría de mi cuerpo; menos, dejaría escapar la corriente. Los otros músculos de mi cuerpo están flexibles, libres, sin tensión, listos para ser animados por la corriente menos intensa. La regulación del tono global influencia el ritmo que emite las ideas y puede, por consiguiente, traer consigo una especie de dominio de las asociaciones. Hay una tranquilidad, un sentido interior de la realidad. El recuerdo empieza a ser más completo cuando el sentimiento participa de él. Y cuando mi atención está dividida, cuando me siento concernido con mis dos aspectos, el sentimiento no puede sino intervenir, no puede permanecer indiferente. El sentimiento es tocado por la calidad de mi estado o por la falta de armonía. La energía particular necesaria para el recuerdo sólo puede producirse en el momento de un acento muy fuerte del sentimiento. Antes de esto no hay sino una preparación."
Sr. Gurdjieff. Extracto de “La Vida es Real sólo cuando Yo Soy"
"Es decir, un factor que me llame constantemente, cualquiera que sea mi estado ordinario, a "recordarme de mi mismo ".
-¡Qué! ¡Cómo!... ¡Será posible!...
¿Por qué no se me había ocurrido antes una idea tan simple?
¿Por qué ha sido necesario sufrir tanto y desesperar tanto para darme cuenta recién ahora de esta posibilidad?
¿Por qué no había recurrido, en este caso también, a esta analogía que lo abarca todo?
Y aquí nuevamente. Dios... de nuevo, Dios. El sólo. Por todas partes El; y todo está ligado a El. Es cierto que yo soy un hombre y no un animal, aunque existo en el mismo ambiente cósmico que todas las criaturas.
Por algo ha de ser que desde las primeras épocas de la humanidad se ha dicho y afirmado por todas las religiones, que el hombre -a diferencia de otras formas exteriores de vida animal- ha sido creado por Dios a su imágen.
A su imágen quiere decir que en Su previsión, El le ha dado a nuestra presencia general una estructura que tiene la posibilidad de engendrar y de manifestar las propiedades que El tiene en Sí mismo.
El es Dios y, por consiguiente, también yo soy Dios.
La única diferencia entre El y yo debe ser -y es naturalmente- una diferencia de escala.
El es el Dios de un gran mundo; debo ser, yo, el Dios de un pequeño mundo.
El es el Dios de todas las presencias del Universo y de todo mi mundo exterior.
También yo soy Dios, pero de todo mi mundo interior.
Para todo y en todo tenemos las mismas posibilidades y las mismas imposibilidades.
Las mismas posibilidades e imposibilidades que El tiene con referencia a la presencia entera del Universo, yo debo tenerlas con relación a la presencia que me ha sido confiada.
Lo que a El le es posible e imposible en el dominio del gran mundo debe serme posible e imposible en el dominio de mi pequeño mundo. Todo esto es claro, tan claro como que después de la noche debe venir el día.
¿Cómo he podido dejar de darme cuenta de una analogía tan evidente? Tanto había pensado en la creación del mundo y en la existencia del mundo y, en general, en Dios y Sus obras, había hablado tanto de todo esto con otras personas y jamás se me había ocurrido este simple pensamiento.
¡Y sin embargo era evidente!
Todo, sin excepción, tanto la lógica sana como los datos históricos, revela y afirma que Dios es la Bondad absoluta. El es Todo Amor y Toda Misericordia. El es el Justo Conciliador de todo cuanto existe."
Michel de Salzmann. “La Otra Atención” de F. Shaw
HAY DOS CLASES DE AMOR PROPIO
"Anima la totalidad de tu mente, sentimientos y cuerpo. Que esta energía te acompañe mientras te mueves en la vida. Relaciones con la gente —diversas—, compañeros de búsqueda. Un pedido en el momento junta mis tres partes, todavía no armonizadas, pero juntas. Hay una parte más alta en mi con la que puedo estar — un nuevo equilibrio— en lugar de estar con la habitual. Puedo dejarla ser, pero a la vez me mantengo en esta parte más alta que recibe energía de lo Alto, como una ola de bondad, de amor. Cuando me concentro, y estoy atento a esta parte más alta puedo ver, de una manera más profunda. De lo contrario, caigo en lo ordinario —en los objetos, en la parcialidad—, dejo de ver. Hay dos clases de amor propio: el amor propio ordinario, que es egoísta y reactivo, hecho de proyecciones mentales; y el amor de Sí, de la parte más alta, de Lo Alto, que es como el sol que da calor a cada parte sin juzgar, benevolente. Hay una reverencia hacia ese amor incondicional. Sientes esta lluvia de energía que te baña —te hace más tierno— ese proceso trabajando en ti. Las partes se reúnen, pueden recibir algo, una energía más fina. Puedes estar en calma. Las impresiones llegan a ti en lugar de abalanzarte sobre ellas, sobre los objetos. En lugar de eso, emanas. Hay que estar muy activo, abierto y vigilante. Deja que el proceso opere en ti, que estas emanaciones trabajen en ti. Sea que haya alegría, o las impresiones de otra persona, o el cuerpo haciendo esto o lo otro, todo es visto y se impregna cuando la atención permanece, cuando se puede sentir que esta energía sutil también está presente —en el foco principal."
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