Antiguas Fotografías Argentinas

Buenas a todos, hoy les presento dos fotografías inéditas que forman parte del valioso archivo fotográfico del Museo Paula Florido de Veinticinco de Mayo. La primera lleva por título "Vías sobre el río Salado", mientras que la segunda se denomina "Construcción de las vías". Ambas instantáneas fueron tomadas el 10 de octubre de 1896, y desconozco quién es su autor.

A principios de ese mismo año, se dio inicio a la construcción del tramo férreo de 110 kilómetros que conectaría Lobos con Veinticinco de Mayo. Esta monumental empresa involucró a más de mil obreros, quienes enfrentaron jornadas extenuantes bajo un sol agotador. El 25 de mayo de 1896, una locomotora cruzó por primera vez el río Salado y fue recibida con grandes celebraciones al llegar al campo del Dr. Enrique A. Keen, donde se erigiría la estación Ernestina, la primera en el partido de Veinticinco de Mayo.

A mi entender, la primera fotografía, "Vías sobre el río Salado", retrata el puente ferroviario ubicado a escasos metros de dicha estación. Quizás algún erudito en temas ferroviarios pueda enriquecer esta publicación con datos adicionales. Finalmente, el tren alcanzó la ciudad de Veinticinco de Mayo el 4 de octubre de 1896, desatando una euforia colectiva inigualable. Según los registros anotados en las fotografías, estas fueron tomadas unos días después de aquel histórico evento.

En resumen, estas imágenes nos transportan a un pasado fascinante, inmortalizando el esfuerzo y la dedicación de aquellos pioneros que forjaron el camino hacia el progreso.

Fuentes: Veinticinco de Mayo - Enhebrando recuerdo. Autor: Enrique Marcelino Otharán.

Retrato de la familia Aldao Maciel junto a su querida mascota, tomado alrededor de 1889 en Santa Fe, Argentina. Autor sin identificar. Colección Thiago Haas.

De pie, de izquierda a derecha, encontramos a Petrona, Alejandro Pantaleón, Arturo, Dermidio Baltazar, Carlos Agustín y Ernesto Aldao. Sentados en la misma dirección, vemos a Carlos Aldao Candioti, Luisa Maciel y María Luisa Aldao. La mascota de la familia, fiel compañera, se encuentra junto a ellos, agregando una dosis de calidez y afecto a la escena. El estudio está bellamente decorado con telones ornamentales y cortinas adornadas con borlas, mientras que los muebles de estilo y la alfombra realzan aún más la belleza de la composición.

Carlos Aldao Candioti, nacido en 1828 en Santa Fe, fue el único hijo de María Leonor Aldao Candioti, sobrina del primer gobernador de la provincia, Francisco Antonio Candioti. Desde temprana edad, Carlos se dedicó al comercio, aprendiendo de sus abuelos y tíos. Dada su condición de único hijo conocido de su madre, es probable que haya residido en casa de sus abuelos maternos.

En 1859, contrajo matrimonio con Luisa Maciel Piedrabuena en la Catedral de Santa Fe. Establecieron su hogar en la misma localidad, donde nacieron sus siete hijos entre 1860 y 1876. El censo de 1869 lo sitúa temporalmente en la ciudad de Buenos Aires, junto a varios comerciantes y 2 diputados. Para 1895, la familia residía en la zona de Guadalupe, ciudad de Santa Fe, y Luisa Maciel había fallecido antes de ese año, dado que no figura en el censo nacional y su esposo aparece como viudo. Carlos Aldao vivió algunos años más, falleciendo en 1899 en Santa Fe.

Los siete hijos de Carlos y Luisa fueron: Carlos Agustín Aldao, quien se desempeñó como diplomático y nació en 1860; Petrona Aldao, nacida en 1862; Ernesto Aldao, nacido en 1865 y casado con Rosa Gómez; María Luisa Aldao, nacida en 1868; Arturo Aldao, nacido en 1871 y fallecido en 1892; Alejandro Pantaleón Aldao, nacido en 1874 y casado con Mercedes Acosta; y Dermidio Baltazar Aldao, nacido en 1876 y casado con Rafaela Quesada.

Familia de colonos en Esperanza. Esperanza, Santa Fe. Ca. 1886. Autor: Pedro Tappa. Colección Biblioteca Nacional de Francia, departamento de la Sociedad de Geografía.

La fotografía nos transporta a la tranquila localidad de Esperanza, Santa Fe. En el centro de la imagen, un robusto coche de cuatro ruedas, tirado por dos caballos, se encuentra detenido sobre una calle de tierra.

En el primer asiento del carruaje, un hombre de porte distinguido, ataviado con sombrero y traje oscuro, hábilmente controla las riendas con una mano, mientras que en la otra sostiene un rebenque. A su lado, su hijo, emulando a su padre, viste un sombrero y traje a juego, compartiendo el asiento con orgullo familiar.

La matriarca de la familia, envuelta en un vestido oscuro y un pañuelo de encaje anudado bajo su mentón, también ocupa el primer asiento, irradiando una calma maternal en este momento de pausa.

En el asiento trasero, otra mujer, posiblemente una pariente cercana, lleva sobre su cabeza con un paño abierto, mientras que a su lado, un niño observa con asombro el mundo que pasa ante sus ojos, llevando su mano juguetonamente cerca de su boca.

Con una sincronía perfecta, todos los miembros de la familia dirigen sus miradas hacia la cámara del reconocido fotógrafo Pedro Tappa, capturando así este momento eterno de unidad y determinación.

Al fondo de la imagen, se distingue la silueta de un edificio, con su ventana abierta protegida por rejas y una puerta cerrada, completando así el contexto urbano que rodea a esta familia de colonos con un aire de tranquilidad y seguridad.

Quiero compartir con ustedes esta hermosa fotografía, la cual forma parte del Lote 71 de la Subasta Online # # #, de Hilario. Artes Letras Oficios. Les invito a explorar todos los lotes disponibles a través del siguiente enlace, con plazo para participar hasta el 29 de febrero a las 18:30 horas, hora de Argentina. El texto a continuación pertenece a Abel Alexander, Presidente de la Sociedad Iberoamericana de Historia de la Fotografía. Abel José Alexander

Puente Pueyrredón, Barracas, Ciudad de Buenos Aires. Ca. 1880. Autor: Eduardo Ferrari.

Fotografía vintage. Copia suelta en papel a la albúmina. Tono sepia. Medidas: 15,8 x 21 cm. Epígrafe escrito en tira de papel sobre negativo de vidrio y en el borde inferior derecho: "Puente Pueyrredón (Barracas)". Obra en buen estado de conservación.

Como indicaría el arquitecto Ramón Gutiérrez en relación a esta imagen del siglo XIX; estamos frente a un caso de "arquitectura ausente" y, además, sobre un registro poco común por cierto, pues se trata de una construcción de tipo industrial.

Aquel caprichoso "Riachuelo de los Navíos" -curso de agua que circunda Buenos Aires hacia el sur- fue su primer puerto y a la antigua modalidad del cruce en botes, se la reemplazó por una serie de puentes primero de madera y luego de hierro, uno de los cuales merece hoy nuestro estudio.

El 17 de marzo de 1862 el Gobierno otorgó la concesión para la construcción de un moderno puente metálico y giratorio a la empresa liderada por el pintor y arquitecto argentino Prilidiano Pueyrredón (1823-1870). Con materiales importados de Inglaterra la obra sufrió un percance terrible, y nada menos que el día de su inauguración: se hundió en el río para consternación de todos. Fue necesaria la firma de un nuevo contrato y en noviembre del año 1871 el nuevo puente se abrió al tránsito. Para entonces, muy consternado por el inconveniente, Pueyrredón ya había fallecido.

Una década después de aquella inauguración, el reconocido editor fotográfico Eduardo Ferrari plantó el trípode con su voluminosa cámara de placas para registrar desde cierta altura, esta vívida escena urbana que hoy nos acompaña. Lo hizo dentro de su plan de documentar la pujante ciudad de Buenos Aires, Paradojas de la historia, la nueva versión del puente también fue arrastrado por otra creciente en 1884.

La imagen nos muestra un cuadro muy enriquecedor en los detalles; sobre las aguas del Riachuelo los mástiles de grandes veleros, botes a vela y también de remo. Ya en tierra firme el gran edificio en arcos de recova de la firma"Molino Barracas al Sud"; también la elevada chimenea nos habla sobre el impulso industrial de Barracas.

En esta ocasión Ferrari decidió capturar solo uno de los extremos del Puente Pueyrredón, con sus estructuras metálicas, el tendido de vías férreas, un empedrado irregular y hasta las dos casillas de resguardo. Se destaca de manera notable un nutrido grupo de humildes trabajadores mirando hacia aquella cámara.

En un precioso detalle, sobre la pared de una casilla resaltan dos afiches callejeros a buen tamaño, en uno de los cuales se invita a los "Bailes de Máscaras" a realizarse en el mítico Teatro Rivadavia de Buenos Aires. El historiador teatral Mauricio Kartun nos aporta que, esta sala porteña se encontraba ubicada hacia 1871 en Monte de Oca y Santa Rosalía (actual Gral. Iriarte) y que era común retirar las butacas para convertirla en una popular pista de baile. En definitiva una valiosa fotografía histórica sobre aquel Buenos Aires.

Estimados amigos, una vez más me complace estar aquí para compartir con ustedes algunas fotos antiguas con sus historias. En esta ocasión, les presento dos imágenes del matrimonio Morante Giudici, residentes de Maciel, Santa Fe. Una de ellas es un retrato de su boda, capturado por Chute & Brooks en Rosario, mientras que el otro retrato proviene del Estudio Fotográfico Siglo XX, también en la misma ciudad. Aunque en ambas imágenes lucen el mismo atuendo, en la segunda fotografía podemos observar a Luisa Giudici con un tocado de flores en la cabeza y guantes blancos, detalles que indican que se trata de su ceremonia nupcial en 1905.

Antonio Morante, originario de Italia, nació alrededor de 1877 en Francavilla d'Ete, una localidad de la provincia de Fermo, en la región de las Marcas. Era hijo de Domenico y Orsola di Pasquale. Contrajo matrimonio el 1 de octubre de 1905 en Díaz, departamento de San Jerónimo, Santa Fe, con Luisa Giudici, quien nació el 4 de mayo de 1884 en Timbúes, conocida anteriormente como Colonia Jesús María. Luisa era hija de Antonio y Victoria Ferrari, ambos originarios de Cermenate, una comuna italiana de la provincia de Como, en la región de Lombardía.

Tras su matrimonio, Antonio y Luisa se establecieron en Maciel, donde formaron una familia con al menos siete hijos: Domingo Antonio, quien se casó con Hilda Pedante; Amelia Victoria, casada con Francisco Pedante; Juana, casada con Pedro Caballero; Aurelio, casado con María Angela Stevenazzi; Hildebrando, casado con Irma Galloso; Orlando, casado con María Josefa Pérez; y Eduardo.

Las fotos pertenecen a la colección de Thiago Haas.

Gracias por compartir Cementerio Británico de Buenos Aires.

Retrato de Grat Baratçabal y Josefa Antonia Iturrarte, acompañados por sus descendientes, capturado en el memorable día de sus bodas de oro en "La Estefanía," su próspero hogar en Napaleofú, F.C.S., durante el año 1926. La imagen fue inmortalizada por la lente de Augusto Enrique Alba, fotógrafo Tandilense.

Grat Baratçabal, también conocido como Andrés, fue un hacendado francés de la zona de Lobería. Su llegada al mundo tuvo lugar el 8 de octubre de 1851, en Alçay-Alçabéhéty-Sunharette, un rincón del departamento de Pirineos Atlánticos, Aquitania, territorio histórico del País Vasco francés de Sola. Sus progenitores, Pierre Baratçabal y Barbe Etcheber, sembraron los primeros capítulos de su linaje.

El 22 de febrero de 1876, en la ciudad de Ayacucho, Grat Baratçabal unió sus destinos con la española Josefa Antonia Iturrarte, nacida el 6 de junio de 1852, en Leiza, un rincón tranquilo de la Comunidad Foral de Navarra, enclavado en el valle de Leizarán. Los padres de la novia, José Martín Iturrarte y Josefa Antonia Zabaleta, presenciaron la confluencia de dos historias que darían vida a una nueva saga. En aquel entonces, ambos contrayentes compartían su residencia en el Cuartel 4º del partido de Ayacucho.

El período entre 1876 y 1892 vio florecer la familia con la llegada de 9 hijos, entre ellos 4 mujeres y 5 varones, todos nacidos en el Cuartel 4º de Ayacucho. No obstante, hacia 1895, el destino llevó a la familia hacia nuevas tierras, estableciéndose en el Cuartel 11º de Lobería, en la región de Napaleofú. Aquí, fundaron el próspero hogar que bautizaron como "La Estefanía," un nombre que, de manera conmovedora, enlazaba la memoria de su establecimiento con el último regalo de la vida: su hija más joven, Estefanía Baratçabal, quien vio la luz el 6 de diciembre de 1897.

En una época en la que no todos los hijos alcanzaban la edad adulta, esta familia fue afortunada, pues los diez hijos de Grat y Josefa Antonia no solo llegaron a la madurez, sino que también contrajeron matrimonio y formaron sus propias familias. Este notable acontecimiento no solo consolidó la unidad familiar, sino que también sembró las semillas de futuras generaciones. A lo largo de los años, Grat y Josefa Antonia vieron multiplicarse sus nietos y descendientes, un legado que perdura hasta hoy. Quién sabe, tal vez alguno de ustedes, lectores que exploran esta historia, sea parte inherente de esta familia.

En orden cronológico, los hijos de Grat y Josefa Antonia fueron los siguientes:

Josefa Antonia 1876, casada con Vicente Zubiría - María 1878, casada con Hilario Vilches Ardanaz - José 1879, casado con Benita Anabitarte - Pedro 1880, casado con Antonia Centanino - Tomasa 1882, casada con Doroteo Pérez - Andrés 1883, casado con Celestina Esarte - Bárbara 1885, casada con Pascual Vilches Ardanaz - José Antonio 1890, casado con Josefa Dolores Uribe Echevarría - Miguel 1892, casado con Nicasia Lucía Larrecharte - Estefanía 1897, casada con Ceferino Berrueta.

Cada uno de estos hijos contribuyó a la expansión y consolidación de la familia, extendiendo así el legado de Grat y Josefa Antonia a través de diversas ramas familiares.

Retrato de un gaucho sacando tiento. Provincia de Buenos Aires, Argentina, ca. 1895. Autor: Francisco Ayerza. Colección Museo Nacional de Bellas Artes - Argentina.

En la imagen observamos a un gaucho con su facón haciendo tiento de un cuero sujeto a un palenque. Viste una camisa mangas largas, pañuelo al cuello y sombrero. El pantalón y el chiripá a rayas, están sujetos por una elegante rastra. Calza botas caña larga de cuero.

Francisco Ayerza, fue un artista fotográfico miembro fundador de la Sociedad Fotográfica Argentina. Nació en la ciudad de Buenos Aires, el 27 de febrero de 1860, bautizado bajo el nombre de José Francisco, hijo del médico José Toribio Ayerza Mendizabal y de María Adelaida Zabala Macazaga, ambos oriundos de San Sebastián, Guipúzcoa, País Vasco. Estudió jurisprudencia y participó en política llegando a ocupar por breve tiempo una banca en la Cámara de Diputados. Cultivó como amateur el todavía novedoso arte fotográfico. Fue uno de los organizadores de la Sociedad Fotográfica Argentina de Aficionados, la primera entidad del género creada en este país. La entidad realizó exposiciones de los trabajos de sus miembros y publicó un boletín informativo. También se hicieron álbumes fotográficos, en los que los autores plasmaban sus inquietudes y búsquedas, eludiendo el trillado tema del retrato. Un aspecto de la realidad inmediata que sedujo a Francisco Ayerza y a sus amigos por su aspecto pintoresco fue la Pampa, cuya geografía comenzaba a ser alterada por el maquinismo y la inmigración, como documentan algunas fotografías. De ese interés por el campo argentino y sus costumbres nació la idea de ilustrar fotográficamente el Martín Fierro y, si bien hicieron numerosas tomas, no se pudo terminar, a pesar del empeño que pusieron los autores en tan fatigosa tarea, y aunque el campo seleccionado para fotografiar fuese la Estancia San Juan de Pereyra, muy cerca de Buenos Aires.

En 1967, la Academia Nacional de Bellas Artes incorporó a su patrimonio una interesante colección de fotografías que habían pertenecido al Doctor Francisco Ayerza, conservadas por sus descendientes, quienes la ofrecieron a la institución que ahora la facilita para exposiciones. No todas las fotografías entregadas a la Academia fueron hechas por Ayerza. En los trabajos de los miembros de la Sociedad de Aficionados no hay indicación del autor. Por otra parte, en alguna toma hay referencia al año.

Había contraído matrimonio en 1885, con Josefina Jacobe Iraola, nacida en Buenos Aires, en 1863, hija de Cecilio Jacobe Elorriaga y Ciriaca Damiana Iraola Pereyra. De este matrimonio nacieron 8 hijos.

De viaje a través de la Pampa. Fotografía extraída del álbum 'Vistas, tipos y costumbres de Argentina y Chile', capturada a finales del siglo XIX por el autor Arturo W. Boote. Archivo de la Biblioteca Nacional de Francia, Departamento de Grabados y Fotografía.

Retrato de Albino, Laura y María Salvucci, tomado alrededor de 1912 en General Belgrano, provincia de Buenos Aires. Sello fotográfico: Juan José López de General Belgrano. Esta valiosa imagen forma parte de la Colección Archivo de la Memoria Fotográfica Ranchos.

Los protagonistas de esta instantánea son Albino, Laura y María Salvucci, quienes constituyeron los primeros descendientes del enlace entre Domingo Salvucci y Julia Ciurlanti, ambos inmigrantes italianos que arribaron junto con sus pequeños al puerto de Buenos Aires el 6 de enero de 1897 a bordo del buque "Russia".

Domingo, de profesión agricultor, nació en la localidad de Pausula, actualmente conocida como Corridonia, situada en la provincia de Macerata, el 14 de abril de 1859. Julia, por su parte, vio la luz en Urbisaglia, ubicada a 14 kilómetros de Corridonia, el 5 de marzo de 1869. La pareja contrajo matrimonio en Urbisaglia el 16 de noviembre de 1890, en ese año Domingo residía en Macerata. Es importante señalar que los tres primeros hijos de la familia, quienes aparecen en esta fotografía, nacieron en Italia, aunque no en las localidades mencionadas anteriormente.

Una vez en Argentina, la familia se estableció en el sur de la provincia de Santa Fe, en la ciudad de San Lorenzo, donde nacieron otros cuatro hijos. Posteriormente, tras 1906, se trasladaron a la ciudad de General Belgrano, ubicada en la provincia de Buenos Aires, donde vino al mundo otra hija.

Domingo y Julia fueron padres de al menos ocho hijos: Albino César (1892), quien contrajo matrimonio con Rosa Sciutto; Laura (1894); María (1896); Federico Antonio (1899), que se unió en matrimonio con Ana Catalina Sívori; Adelina Teresa (1902), quien se casó con Eugenio Sciutto; Nazareno Pedro (1904), casado con Matilde Ibarra; Adolfo José (1906), que contrajo matrimonio con Elisa Guillermina Enz; y Fermina Arsilia, quien nació después de 1906.

Retrato familiar no identificado de principios del siglo XX en Olavarría, provincia de Buenos Aires. Colección Adolfo Hipólito Santa María. Sello fotográfico: Antonio Garcea, calle Vicente López Nº 165, Olavarría.

Permítanme compartirles esta fotografía que forma parte de la colección de Adolfo H. Santa María. Se trata de un retrato familiar de estudio capturado por el fotógrafo de origen italiano Antonio Garcea. A pesar de haber visto numerosas imágenes antiguas de Olavarría de distintas autorías, esta es la única obra de Antonio Garcea que tengo conocimiento. Desafortunadamente, desconozco cuántos años desempeñó la profesión de fotógrafo. Tal vez algún vecino de Olavarría pueda aportarnos información adicional para enriquecer esta historia.

Por el momento, deseo compartir la siguiente información que he recopilado sobre Antonio Garcea. Nació el 4 de agosto de 1870 en Brivadi, una fracción del poblado de Ricadi, que pertenecía al distrito de Monteleone, hoy Vibo Valentia, en la provincia de Calabria. Antonio fue el segundo hijo del matrimonio conformado por Antonio Garcea, un trabajador del algodón, y su esposa Mariangela Lotorto, quien lamentablemente falleció en 1872, cuando Antonio tenía tan solo un año y 9 meses de edad. En marzo de 1874, su padre contrajo segundas nupcias con Filomena Lotorto, una hermana menor de Mariangela, con quien tendría 7 hijos más.

En 1892, el joven Antonio tomó la audaz decisión de emigrar hacia Argentina en busca de un horizonte más prometedor y un futuro lleno de posibilidades. El 1 de diciembre de ese mismo año, desembarcó en el puerto de Buenos Aires a bordo del buque "Matteo Bruzzo", procedente de Génova. Al registrar su llegada, declaró su ocupación como "trabajador". Para 1895, el censo nacional lo encontró residiendo en la ciudad de Azul, donde se identificó como "peluquero", soltero, y con habilidades de lectura y escritura. En febrero de 1896, en la misma localidad, contrajo matrimonio con María Josefa D’albo, una italiana, hija de Vicente D’albo y Maria Romeo. A finales de ese mismo año nació la primogénita de la pareja, a la que nombraron María Angela.

A partir de 1898, la familia ya estaba establecida en la ciudad de Olavarría, donde nació su segunda hija, Concepción. En los años siguientes, Antonio y María Josefa tuvieron 8 hijos más: María Antonia (1900), María Elena Josefa (1902), Filomena Carmen (1904), Antonio (1906), Vicente (1911), Amelia Esther (1912), Antonio José (1915) y Jorge Domingo.

No puedo precisar la fecha exacta en que Antonio abrió su estudio fotográfico, pero una publicidad del periódico olavarriense "La Razón" del 14 de noviembre de 1912 sugiere que tenía experiencia considerable, dada la variedad de servicios que ofrecía. Es interesante notar que la numeración de la dirección que aparece en la publicidad (Vicente López 413 al 415) difiere de la que se muestra en el frente de cartón de la fotografía que acompaña esta publicación (Vicente López 165). Esto podría indicar que, durante su carrera como fotógrafo, Antonio Garcea cambió la ubicación de su estudio o que las calles de Olavarría experimentaron cambios en su numeración.

La publicidad citada menciona lo siguiente: “Fotografía de Antonio Garcea. Calle Vicente López número 413 al 415. Frente a la oficina del Registro Civil. Se hacen fotografías de cualquier grandor, desde la medida más pequeña hasta la de 4 metros de largo por id. de ancho. Se confeccionan retratos y reproducciones a máquina como así también a lápiz y al óleo de acuerdo con los gustos más exigentes de los clientes. Novedades en adornos para formar distintas combinaciones en la producción de los retratos a la completa satisfacción de mi numerosa y distinguida clientela. Estos artículos han sido seleccionados y traídos directamente de la Capital Federal para mi amplia fotografía. Servicio especial a domicilio en la ciudad o campaña del partido. En breve gran exposición de retratos en esta fotografía.”

En resumen, esta fotografía nos llevó a explorar la historia de un inmigrante italiano que dejó su marca indeleble en Olavarría a través de su destreza como fotógrafo. Aunque todavía quedan preguntas sin respuesta sobre su vida y su estudio, esta imagen es un testimonio tangible de su contribución a través de la lente, un legado que trasciende el paso del tiempo y que nos permite apreciar el arte y la historia de la fotografía en la Olavarría del siglo pasado.

Quiero aprovechar esta ocasión para informarles sobre el reciente lanzamiento del último libro del investigador y coleccionista Fernando San Martín: "Primer Diccionario Biográfico de Fotógrafos de Argentina: 3300 Artistas de la Cámara (1839-1939)". Este ambicioso proyecto tuvo sus inicios décadas atrás bajo la dirección de Juan Gómez, con la valiosa contribución de Héctor Pezzimenti. En la actualidad, es Fernando San Martín quien ha llevado adelante este proyecto con determinación hasta su conclusión.

A continuación, les proporciono el enlace a la nota completa sobre este libro, publicada en el periódico digital Perspectiva Sur.

Fernando San Martín presentó un nuevo libro sobre la historia de los fotógrafos argentinos Con datos que recopilara Juan Gómez y el aporte de Héctor Pezzimenti, el reconocido Fernando San Martín clasificó e hizo la curaduría de tanta información que ahora presenta en su “Primer Diccionario Biográfico de Fotógrafos de Argentina”.

Buenos días a todos. Les comparto tres retratos en formato "carte-de-visite" pertenecientes a la colección de Fernando San Martín. Pero antes de sumergirnos en su historia particular, es importante comprender la significativa influencia que este método tuvo en la fotografía de la época. Las “tarjetas de visitas” se volvieron ampliamente populares en nuestro país a partir de 1860, tras haber sido patentado seis años antes en Francia por Eugéne Disdéri. Disdéri ideó una cámara equipada con cuatro objetivos que le permitía capturar una serie de ocho retratos en diversas poses y de dimensiones reducidas. Estas imágenes se montaban sobre cartones delgados que contenían los datos del estudio fotográfico. La gran aceptación de este novedoso método marcó el declive del daguerrotipo. Su rápida adopción a nivel global se debió a su asequible costo, lo que democratizó los retratos fotográficos y fomentó su intercambio común entre amigos y visitantes durante la década de 1860.

Ahora, adentrémonos en la historia de los sujetos capturados en estas imágenes. En la primera encontramos a doña Eulogia Matilde Otamendi de Labastié, seguida de la segunda imagen, donde vemos a su primogénito, Alberto Eusebio Labastié. Por último, en la tercera fotografía, Matilde Eulogia Labastié, la tercera hija, posa junto a su niñera Angela. Estas instantáneas datan aproximadamente del año 1869 y fueron inmortalizadas por el fotógrafo Bartolomé Loudet.

Eulogia Matilde Otamendi, nacida el 11 de marzo de 1826 en Buenos Aires, fue la cuarta hija de Eladio José Pastor Otamendi Videla y María del Pilar Borches Merlo. Su padre, destacado vecino de Buenos Aires, también fue hacendado, diputado de la legislatura en 1827 y juez de paz de Magdalena en 1838. Su abuelo, Juan Bautista Otamendi, originario de Azcárate, Navarra, llegó a Buenos Aires en 1790 y desempeñó roles como comerciante y militar, además de tener un comercio de "abasto y loza" en lo que hoy es la calle Maipú -calle del Temor- de Buenos Aires.

Eulogia Matilde Otamendi pasó su infancia y juventud en el seno de esta influyente familia. Residían en una casa de un solo piso con una azotea, ubicada en las cercanías de la iglesia de Monserrat. A los 34 años, el 30 de diciembre de 1861, contrajo matrimonio con Alberto Labastié, un inmigrante francés que llegó a estas tierras en 1848 a bordo del buque "Alfred." Alberto, nacido el 6 de abril de 1840 en Peyrehorade, una pequeña ciudad del departamento de Landes, era hijo de Eusebio y Ernestina Huppé, quienes también emigraron junto con otros hijos. Inicialmente, se establecieron en Montevideo, donde vivieron algunos años, antes de cruzar a Argentina. En Buenos Aires, la familia fue dueña de un hotel y posteriormente llevaron su negocio a Rosario, en la provincia de Santa Fe.

Entre 1863 y 1870, Alberto y Eulogia Matilde fueron padres de cuatro hijos, todos nacidos en Buenos Aires: Alberto Eusebio (1863), Alfredo Adolfo (1864), Matilde Eulogia (1866) y Arturo José (1870). A partir de 1869, el matrimonio también estableció vínculos con la ciudad de Rosario, donde se registraron en el censo local. Alberto declaró su ocupación como comerciante y en 1871, obtuvo una concesión exclusiva otorgada por la Autoridad Legislativa y Municipal para la construcción de obras de suministro de agua en la ciudad de Rosario. Sin embargo, este contrato se canceló en 1873.

Alberto Eusebio Labastié, el niño retratado en la segunda imagen, contrajo matrimonio en 1884 en Rosario con Teresa Coppola y fueron bendecidos con cinco hijos. En 1883, desempeñó el rol de telegrafista en la 2da. Oficina de Rosario, y en 1886, recibió el nombramiento como Juez de Paz de la 3ra. Sección de dicha localidad.

Por otro lado, Matilde Eulogia, quien aparece en la fotografía junto a su niñera Angela, contrajo matrimonio en Rosario en 1885 con Ángel Montes, oriundo de Sevilla, y parece que no tuvieron descendencia. En 1895, lo encontramos trabajando como empleado del Ferrocarril Oeste Santafesino, donde compartía empleo con su cuñado Arturo José Labastié.