H0M0 F4B3R Editorial
editorial garage
Entre las reediciones que van a aparecer este año estamos finalizando un nuevo rediseño de Memorias de Guy Debord, todo bajo el ojo de halcón del gran Gustavo Ibarra ✨️
En poco tiempo más vamos a publicar Mariquita linda, libro con una conferencia y dos ensayos de Gonzalo León sobre Pedro Lemebel. Y para ir agitando el avispero les compartimos una temprana entrevista a Las Yeguas del Apocalipsis, aparecida en la revista chilena Cauce, imperdible.
Link en bio! 🧃
El próximo fin de semana hay feria del libro en Berazategui y ahí estaremos los dos días, junto a otros proyectos amigos que la rompen toda.
No se lo pierdan 🦫
Comparto una nota publicada hoy, recién nomás, en Página 12 sobre Manual del Pintor Oficinista de Muchas gracias 🔥
Link en bio!
Gracias a todos los que ayer se dieron una vuelta por la presentación de Manual del Pintor Oficinista de y gracias también a por el espacio. Fue un placer celebrar juntos este libro. Les dejo algunas fotografías que hizo 🙌
fernandez.paupy
El próximo viernes primero de marzo presentaremos Manual del Pintor Oficinista, junto a su autor Mariano Combi en galeria Atocha
Además será de la partida .fernandez.paupy y habrá exposicion de algunos dibujos y ejemplares del libro a la venta. Están invitadxs!
Próximo parada de esta pequeña nave: Feria Migra de Mar del Plata. Hacia allá vamos con no ficción, traducciones y bandera pirata 🏖
📣 [Novedad] La performance como religión, la religión como performance
Conferencia de Carlos Monsiváis en la FFyL-UBA en junio del 2005, organizada por 🙌 y Florencia Preatoni.
En este breve y singular ensayo el cronista mexicano pone a jugar en el mismo campo dos actividades que a priori parecerían tener poco en común: la religión y la performance. Diez escenas, diez momentos de la vida cotidiana mexicana, donde la materia y el espíritu azteca, lo trascendental y lo espectacular, se amalgaman bajo la hábil mano de Carlos Monsiváis, quien los reconstruye y expone en toda su carnadura y detalle.
Edición de 50 ejemplares numerados.
Zine formato A5, 32 páginas cosidas.
Cubierta impresa en serigrafía por
Disponible en la tienda online 📦 y en la próxima feria Migra de Mar del Plata 🌊
Javier Fernández Paupy me hizo algunas preguntas sobre el proyecto para su blog (y bella editorial) Páginas amarillas.
Fue un placer, una buena oportunidad para detenerse a pensar algunas cuestiones sobre el mundo de la edición artesanal.
Link en bio! 👾
Entre otras joyas me traje de la última migra este afiche tipográfico de Para no olvidar cual es el animal de tiro de todo esto 👊
Amig@s de La Plata y alrededores sepan que desde ahora pueden encontrar nuestros libros en los estantes de la bella 🕺Adelante!
Mañana comienza la feria más bacán de zona sur y la organiza en la Universidad Nacional de Quilmes.
El proyecto estará el jueves y viernes, una oportunidad única para conocer a esta criatura editorial en su propio hábitat 🏭
Ya llega la feria y el proyecto estará presente el sábado, con todos sus títulos disponibles, incluida nuestra última publicación Los condenados de la ruta.
Ahí nos vemos carnal! 🦖
Memorias se publicó por primera vez en 1958 y se lanzaron dos mil trescientas copias numeradas "más unos pocos ejemplares para el comercio", aclaraba el colofón. Pasaron varias decadas y recién en 1993 se volvió a publicar una segunda edición, a cargo de Les Belles Lettres.
Como lo menciona Debord en el comienzo de la obra, Memorias está compuesta en su totalidad por elementos prefabricados. A lo largo de sus cuarenta y ocho planchas, tamaño A4 y originalmente impresas en offset, aparecen collages, extractos de textos, fotografías y dibujos dispersos entre las estructuras portantes realizadas por Jorn.
Incluso para su cubierta decidieron utilizar un elemento prefabricado como el papel de lija. En una de sus películas se puede escuchar la voz de Debord fantaseando con la imagen de esa cubierta abrasiva destruyendo, en su roce, los libros contiguos del estante. Cubierta que, por otra parte, resultaría igual de problemática para los estandarizados procesos de reproducción de la industria gráfica.
Se suma al taller una impresora color (Brother DCP-T420) 🖤 y lo que es mejor, las posibilidades de publicación se multiplican 🛰
Definitivamente, como dice Breton en una de las citas del manual, se publica para encontrar camaradas. Gracias por recibirme con la mejor en tu casa-taller, la larga conversación y todo lo demás! 🔥🔥
Hace unos días terminé de leer Los crotos de Bernardo Kordon, publicado por el querido y gran exhumador El texto es hermoso y hasta hoy era prácticamente inhallable. Si les interesa no se duerman que no hay reimpresión.
Y ayer el amigo me cuenta que Relatos de viaje fue sumado a la bibliografía en una de las materias de la carrera de Letras en la UNMdP. Ya ven, el legado kordoniano sigue poderoso como el camión de guerra.
Este sábado a la tarde vamos a estar conversando sobre edición artesanal junto a los tetracampeones de y Gracias .dlgado por la invitación. Ahi nos vemos amig@s! 🦝
Alavoine sufre desgracia tras desgracia y Mottiat no sonríe más.
Eso que llamamos “calvario del Tour de France” comienza esta mañana a las diez y cinco en Eaux-Bonnes: los ochenta sobrevivientes estaban por cruzar los Pirineos en bicicleta.
He aquí el paso de Aubisque.
Suben los hombres. No es algo que les cause placer: no se les puede tocar ni con pinzas de azúcar, ni siquiera de plata. Mottiat ya no ríe. Tiberghien no sólo no se fija en los Basquaises sino que los choca.
A la entrada del paso Alavoine está de color amarillo, no es que le haya robado el maillot a Bottecchia; es que tiene un cólico.
Se adelanta en el paso. Dos kilómetros más adelante lo veo titubear en su silla; él monologa:
—Cuando voy bien, mis cámaras de aire explotan; ¡cuando mis cámaras no revientan soy yo el que lo hace!
Por primera vez en diez días me doy cuenta de que lleva el número 13.
El esfuerzo los aturde: todos van despacio, pero con la cabeza gacha, como un buey a punto de recibir el golpe del carnicero. Los músculos de sus muslos crujen. Jacquinot lleva los dientes colgando como si le pidiera ayuda a su mandíbula. ¡Se desplazan a fuerza de voluntad!
Este es el descenso a Argelès.
Se precipitan a sesenta por hora y si no hay un “muerto” es porque los precipicios no lo han querido así.
Traducción de Raúl Cuello
📣 Amig@s, les comparto una gran noticia: está terminada la traducción del primer título de la nueva colección sobre arte contemporáneo. Se trata de Memorias, una obra realizada por el fundador del situacionismo Guy Debord junto al danés Asger Jorn (Co.Br.A / Instituto Escandinavo de Vandalismo Comparado).
La obra es un fractal de citas, fragmentos, diálogos y recortes gráficos que sumados al action painting de Jorn se despliegan en una memoria coral de aquella rabiosa época.
La traducción estuvo a cargo de la enorme y querida Bárbara Belloc aka 🖤 💫 El resultado es un texto exquisito, potente, un lujo que se da esta editorial garage.
El libro verá la luz cerca de fin de año, mientras tanto quédense cerca, recién estamos prendiendo el fuego 🏕
Nueva herramienta para el taller: una imprentilla de goma para estampar pequeños textos. La edición artesanal en cuerpo y espíritu 🤖
Hace unos días nos juntamos con charlamos largo e intercambiamos nuestros libros. Él se fue con un ejemplar de Los condenados de la ruta y yo con Italpark, su novela publicada en y que hace rato le tenía ganas. Un poco de economía del don al margen de la autopista del algoritmo, gracias! 🛷
Como el tranvía 63 quería hacer su trabajo de tranvía, es decir llevar a sus clientes a Bezons-Grand-Cerf, los "caballeros" y las "damas" lo detuvieron gritando:
- ¡Hagan lugar! ¡Ahí vienen!
Los corredores, de hecho, estaban llegando: iban a Argenteuil para emprender la partida.
De pronto los suburbios se animaron: las ventanas se adornaron con espectadores en piyamas, los cruces se plagaron de impaciencia, ancianas, que en general tienen que tumbarse al sol, se detenían en sus puertas, sentadas en sillas, y si no vi niños siendo amamantados ciertamente fue porque la noche me los ocultaba.
- ¡Miren esos muslos! gritó la multitud, ¡esos sí son muslos!
Los corredores llegaron al sotobosque; allí esperamos una hora.
- ¿Nos vamos? preguntó uno, encolerizado.
Otro respondió:
- ¿Cuál es el sentido de enojarse?
Un comisionado anunció los ciento cincuenta y siete nombres. Los franceses respondieron: "Présent", los italianos: "Présente".
Y a los de idioma flamenco no logré entenderlos.
Entonces el comisionado dijo:
- ¡Adelante!
Desde la multitud una vocecita femenina gritó:
- ¡Buena suerte, Tiberghien!
Y ciento cincuenta y siete hombres tomaron el camino.
Un cuarto de hora más tarde vi al corredor número 223 cambiando una llanta en la vereda. Era el primer infortunado. Detuve mi Renault.
- ¡Y bien!, le dije, ¿no es usted suertudo?
Él me respondió:
- Tiene que haber uno que dé el puntapié inicial.
Pero de repente llegaron gritos de: "¡Sorete! ¡Careta!" y "¡Manga de giles!"
Me vi obligado a constatar que, aunque estando solo, la ‘manga de giles’ no era otra que yo mismo. Entonces vi que había interrumpido la marcha de todo un pueblo apasionado que seguía a los corredores a paso olímpico.
Todavía era de noche, llevábamos una hora manejando y, esta vez, grandes incendios forestales se elevaban a lo largo del bosque que estábamos atravesando. Uno podría creer que las tribus venían de enterarse de la presencia de un tigre en el vecindario: eran parisinos que frente a estos braseros esperaban el paso de los "gigantes del camino".
[Fragmento del Capítulo 1 de Los condenados de la ruta. Traducción de Raúl A. Cuello ]
📣 [ ¡Novedad! ]
Amig@s, ya está disponible Los condenados de la ruta🥇Crónica del Tour de France de 1924 escrita por Albert Londres, una de las leyendas del periodismo francés. La traducción y el prólogo es de nuestro querido Raúl A. Cuello
50 ejemplares numerados, realizados en encuadernación rústica-cosida. Tapa realizada en cartulinas serigrafiadas, caladas y pegadas 🤙Formato 20 x 14 cm; 116 pp.
Se hacen envíos a todo el país a través de Correo Argentino. Puntos de encuentro y entrega en Avellaneda, Quilmes y La Plata.
Se puede pagar vía transferencia bancaria o por Mercado Pago.
Que corra la bola!
Tarde de plegar, perforar y coser cuadernillos. La escuadra ejerce su tiranía en cada pliego y la vieja escuela está de regreso 🖤
Para ir entrando en calor les comparto algo del prólogo que escribió Raúl Cuello
para Los Condenados de la ruta, autor de una traducción maravillosa que pronto van a poder leer. 🥇
Puede afirmarse que los escritos de Albert Londres (Vichy, 1884 – Golfo de Adén, 1932) poseen una voz reconocible cuya cadencia bascula entre matices tragicómicos. Logra, por caso, contarnos los padecimientos y lamentaciones de una tropa de experimentados ciclistas (y a veces no tanto) en su intento de alcanzar la gloria deportiva, o las particulares vejaciones asociadas a los trabajos forzados en el norte de África con una mueca que refleja cierta acidez, sin por ello dejar de señalar con tino su soterrada miseria, rasgo inherente de la comedia humana que un periodista no avisado quizás dejaría pasar por alto.
Este es el tono que permea al conjunto de Los Condenados de la ruta (1924), crónicas recolectadas en formato libro en donde el lector encontrará todo aquello que identifica al grano de una voz, en un arco que va desde el fino sentido para captar una atmósfera hasta la forma de repentización humorística, pasando por una extraordinaria capacidad para convertir algo imprevisto en un suceso inolvidable. La estrategia empleada, las más de las veces, sigue la forma de la frase breve. Entre corte y corte escande, o mejor dicho, sale a flote un recurso que recuerda el telegrama: pareciera como si Londres le estuviese dictando a un escriba invisible aquello que ve, que oye y que por momentos huele al ritmo de la respiración de un ciclista en plena carrera. Sin saberlo (quizá intuyéndolo) adivina con astucia lo cercano, lo próximo, lo que está por venir.
Ellos dicen que no, nosotros decimos que sí 👻
Comenzaron a desvestirme, quitándome las prendas una por una. Finalmente, solo me quedaba una. “No me la quitaré,” dije, impetuosa, pero me la quitaron igual. Eché un vistazo al grupo de pacientes reunidas en la puerta mirando la escena y salté a la bañera con todo menos gracia.
El agua estaba helada. Protesté de nuevo, ¡pero no sirvió de nada! Rogué que al menos hicieran irse a las demás pacientes, pero me ordenaron que me callara. La lunática que mencioné anteriormente comenzó a refregarme. Realmente, no hay otra palabra que lo exprese mejor que refregar. Sacó un jabón de un recipiente pequeño y lo frotó por todo mi cuerpo, incluyendo mi cara y mi lindo cabello. Había pedido que dejaran mi cabello intacto, pero ahora ya no podía ni ver ni hablar. “Frota, frota, frota,” repetía la mujer, hablando consigo misma. Me castañeaban los dientes y todas mis extremidades estaban azules del frío, con piel de gallina. De repente, vaciaron sobre mi cabeza tres baldes de agua helada, uno atrás del otro, llegando a mis ojos, mis orejas, mi boca y mi nariz. Cuando me sacaron de la bañera, temblando y jadeando, creí haber experimentado lo que experimenta una persona ahogándose. Por una vez, lucía como una demente. Ojeé los rostros de mis compañeras que tenían una mirada indescriptible luego de presenciar aquella escena, sabiendo que en cualquier momento les tocaría lo mismo. Reí a carcajada limpia ante el disparate en el que me encontraba. Mientras aún chorreaba agua, me pusieron un slip de franela corto que tenía una etiqueta que decía “Manicomio, I.B, P.6.” Las letras significaban Isla Blackwell, Corredor 6.
[Fragmento del capítulo XI "En el baño" de Díez días en un manicomio]
Traducción de e ilustraciones de
Algo que me gusta hacer en las tapas y que es una práctica común de la edición artesanal es la sencilla y potente operación de cortar y pegar.
Más allá del juego con los colores, tonos y contrastes de las cartulinas y el kraft o de tomar materiales pre-diseñados, disfruto la potencia de exponer el procedimiento, la interfaz, la mano detrás del cute & paste. Todo eso que el libro industrial esconde, capa tras capa, en el laminado.
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