Horacio Poppe

Es el momento de Santa Cruz.

Así como Sucre y Potosí tuvieron su momento en la historia, como protagonistas, durante tres siglos. Y así como La Paz también lo tuvo sin que nadie se lo compita durante el siglo pasado. Este siglo es indefectiblemente de Santa Cruz.

Y no porque lo querramos, sino porque la historia obra así, caprichosamente, cerrando ciclos y abriendo otros. Nos lo enseñó Spengler.

Hoy no hay decisión alguna que el país pueda tomar sin Santa Cruz.

Pero Santa Cruz está encapsulada, mirándose al ombligo, sin saber de este difícil rol histórico que le toca cumplir.

Habrá que decirlo con franqueza: es que todavía no sienten suyo el país. Así como La Paz sintió suyos el chaco, los valles y los llanos, aprovechando indiscriminadamente del gas y el mineral que no tenía en su propio subsuelo.

Al cruceño le falta llegar al Salar de Uyuni como dueño, no como turista. Le falta tomar parte en las decisiones sobre la minería y no verla como asunto ajeno. Le falta llegar a Sucre y saber que ese gran patrimonio arquitectónico y cultural es también parte de su pasado (o sino que se los recuerde Gabriel René Moreno). Le falta jactarse de su buen vino cinteño y tarijeño, porque también es de ellos. Le falta no solo llegar, sino establecerse, sacar provecho, competir y compartir.

Les falta apropiarse, espiritualmente, de Boliva.

Porque no hay otro camino posible. Para independizarse ya es tarde. Para frenar la migración, también.

Ya no son más esa olvidada Santa Cruz de antaño que muchos añoran. Ese lindo pueblo de carretones y calles empolvadas.

Hoy Santa Cruz es la síntesis de la bolivianidad.

Son la metrópoli indiscutible del país.

En suelo camba viven collas, chapacos, vallunos, altiplánicos, chaqueños, chicheños, etc. Y gracias a ello el resto del país como nunca antes ve familiarmente sus costumbres, sus modismos, su comida, etc. Porque no hay una sola familia en el interior del país que no tenga un "colla tropicalizado", es decir, un familiar acambado.

A ciencia cierta, en estos últimos 20 años, ha sido más fuerte el "proceso espontáneo" de cruceñización del país que el proceso de indigenización forzado del MAS.

Pero este detalle es algo que aún se les escapa a los líderes cruceños.

A los líderes cruceños les hace falta ir más allá del fuerte de Samaipata. Les hace falta recorrer su país, por muy frío, pobre, pedregoso y agreste que les parezca. Les falta descubrir lo maravilloso que tiene cada rincón de este país. Y apropiárselo sentimentalmente.

Mientras no lo hagan, el poder político parasitario y decrépito afincado en La Paz, siempre castrará toda iniciativa cruceña, de la índole que sea.

Necesitamos a alguien como el "camba Busch" o el General Banzer. Que tome al toro por las astas. Alguien que escape de esa mentalidad instalada hoy en el político cruceño, de solo pensar en las próximas elecciones de su municipio.

Los líderes cruceños tienen hoy las "condiciones objetivas" para ir más allá.

Y esto se hace necesario sobre todo en estos momentos en que el occidente del país ha quedado devastado por las políticas del MAS. Políticas que sólo han aumentado la división étnico social, la miseria alrededor de las ciudades, la fuga de mano de obra en el campo, la corrupción de las instituciones, el parasitismo social, la huida de capitales, el comercio informal, etc.

No lo decimos nosotros, sino los números y la masiva migración, que no es más que el testimonio de un brutal exilio económico de nuestra gente.

Este es su país y tienen que hacerse cargo. Hoy tienen una gran oportunidad de gobernarlo. No resignen el poder que hoy por hoy les corresponde.

O la sombra de ese socialismo secular también llegará a sus tierras, con la misma fuerza con las que pasó por las nuestras.

Vamos. Los estamos esperando.

Es domingo y son las 9 de la mañana. Mi camarada y yo estamos en la puerta de Chonchocoro. Frente a ese inmenso recinto penitenciario. El centinela se nos acerca y nos pide nuestra identificación para verificar si estamos en la lista de invitados.

Al poco rato, tras verificar en un computador, nos da el visto bueno y nos pide esperar.

Hace frío, pero se soporta.

A las 9:30 nos hacen pasar. Nos meten a una sala donde nos revisan por separado y más rigurosamente que a las otras personas que ingresan a ver a sus familiares.

Visitar a Luis Fernando Camacho automáticamente te convierte en sospechoso.

Nos piden ingresar a un escáner en forma de callejón, que te lleva de un extremo al otro a través de una cinta transportadora, que muestra tu cuerpo a detalle, donde se distinguen los músculos, los huesos e incluso los genitales, algo un tanto obsceno y denigrante.

Como no llevamos nada raro encima, nos ponen a disposición de otro guardia que nos conduce hasta el sector principal.

Una vez allí nos meten a una habitación pequeña, de dos por dos, con vista al patio donde los reos de dos pabellones se pasean aprovechando del sol.

Al poco rato entra Camacho y el sargento que lo escolta nos pide agruparnos para la foto. La foto que luego llega al Ministerio de Gobierno.

Nos abrazamos y sonreímos, para que la foto sirva también de mensaje.

Camacho aparece impecable, se nota que no le gusta victimizarse, que no quiere pasar de "pobrecito". Se arregla bien con lo poco que tiene. Se muestra fuerte. Se lo ve emocionalmente estable. Físicamente resistente.

Ha aprendido mucho. Se nota.

Al tiro me doy cuenta que ya es parte del entorno. De alguna manera se ha integrado a ese medio que es totalmente hostil. No le queda otra. O sobrevive o se trastorna.

Los reos que pasan y lo ven a través de una ventana que tiene los vidrios rotos, lo saludan efusivamente. "Doctor, buen día". "Mi gobernador, un gusto saludarlo". "Hola Camacho". Son algunas cosas que le dicen con una sincera sonrisa.

Camacho no comparte con ellos porque no tiene autorizado salir de su celda más que cuando recibe visitas. Pese a ello, pese a lo poco que interactúa con el resto, se nota que se ha ganado su respeto.

Él no es un preso común, es un preso político en medio de asesinos, narcotraficantes y violadores. Un preso que, como él dice, es el único que no sabe cuando termina su encierro, a diferencia de los otros.

Difícil ponerse en sus zapatos. Difícil juzgarlo. Difícil comprender por los miedos que seguramente pasa y no se notan.

Él y yo nunca nos entendimos en política. Nunca nos apoyamos. En su momento luchamos por lo mismo pero por separado. Pero soy amigo de su padre y por eso siempre le guardo un afecto particular.

Hablamos de todo. De lo que pasó. De lo que está sucediendo en el país. De la crisis económica. De la división del MAS y de sus palos blancos. De los traidores. De los íntegros. De la necesidad de lograr un mayor alcance como oposición, etc.

Fueron cuatro horas de intenso y ameno debate.

Nosotros queriendo ver qué había aprendido "adentro" y él queriendo saber un poco más de lo que sucede afuera.

Es una obviedad decirlo, pero a pesar de su fortaleza, se nota que extraña mucho a los suyos. Y aunque no se le quiebre la voz, su mirada lo dice todo.

¿Algún mensaje? ¿Algún recado? Le pregunto antes de que los guardias nos ordenen salir. "Ninguno mi hermano", me responde. Y no es que no tenga nada que decir. Tiene tantas cosas guardadas, que solo un libro va a poder revelarlas.

Con un fuerte abrazo nos despedimos. Da pena. Uno se va sintiéndose un poco egoísta, por tener mucho de lo que él no tiene: libertad.

Si al final me pidieran definir a Camacho con una sola palabra, ahora que lo he visto humanamente desnudo, sin dudarlo diría, VALIENTE.

Almagro pedirá a la Corte Penal Internacional la aprehensión de Maduro por la masacre de estos últimos días.

El Secretario General de la OEA sabe que la única forma de sacarse a ese tirano de encima es "interviniendo" desde afuera. Porque todas las armas del Estado venezolano apuntan contra su pueblo.

Pero usted, señor lector, se habrá preguntado el porqué Maduro habla y actua con tanta seguridad, teniendo a tantos países protestando por lo sucedido.

Le habrá intrigado de dónde saca tanta soberbia y confianza. En qué se apoya para sentirse tan firme.

Porque en cada intervención televisiva que tiene, el mole ese sale cada vez más caliente y más atornillado al poder. Al contrario de lo que todos suponen que debería suceder.

Lo que pasa es que el "wawaballena" de Maduro tiene grandes negocios con China, que se lleva casi el 70% de su petróleo, que es la principal fuente de ingresos de aquél país, sino la única.

Como Venezuela es una especie de "Arabia Saudita" en América, los chinos financian el régimen del wawaballena para que ese petróleo jamás caiga en manos de los Estados Unidos (que naturalmente lo necesita).

En pocas palabras, el wawaballena de Maduro y su régimen subsisten gracias a los créditos obtenidos con China a cambio de su petróleo.

Y tampoco hay que despreciar ese 4% de petróleo que va a Cuba, a cambio del cual el wawaballena recibe la ayuda del G2 cubano, el servicio de inteligencia mejor preparado para la represión en la región.

Esto es cuestión de negocios.

La alianza de Rusia, China, Irán, Cuba, Bolivia y demás tucuymas, sostienen desde atrás al régimen de Maduro.

Por eso es que el wawaballena sale siempre con el pecho inflado.

Repito, solo la intervención internacional podrá salvar al pueblo venezolano, que algún rato tendrá que llegar.

Mientras tanto, toda nuestra solidaridad con aquellos que día a día exponen sus vidas en Venezuela, para liberarse de la mafia narco-comunista que se ha apoderado de su país.

¡Viva Venezuela Libre!

Venezuela necesita de la intervención internacional.

La soberanía del pueblo venezolano ha sido usurpada por una mafia.

No por un partido, sino por delincuentes perfectamente organizados.

En Venezuela existe una mayoría desamparada, armada solo de argumentos, pero totalmente indefensa frente a una mafia narco-socialista que ha hecho del ejército su milicia, de la policía un grupo de matones y de las instituciones administrativas brazos operadores del fraude.

En Venezuela no queda un ápice de respeto al prójimo.

Y en un ambiente así, no hay cómo ganarle por las buenas a Maduro.

Al igual que en Cuba, Nicaragua, Bolivia, Rusia y China, las elecciones son un burdo simulacro de democracia.

En países más civilizados, respetuosos de la vida y de las libertades inherentes al ser humano, así como de la independencia política de sus instituciones, esto no sucede.

Véase a Chile, por ejemplo, donde un presidente izquierdista no ha podido llegar más allá en sus planes de deconstruir el Estado, porque ese país tiene tan fuertes tradiciones democráticas, que su robusta institucionalidad sirve de chaleco de fuerza para locos eventuales.

O Argentina, que pese a haber sido secuestrada durante 15 años, pudo elegir a un presidente que hoy por hoy viene rompiendo -a duras p***s- con toda esa estructura mafiosa que parasitaba del Estado, es decir, de los que trabajan y generan riqueza.

Esta es una lucha entre la civilización y el caos. Entre la patria y la mafia socialista. Entre las libertades individuales y la dictadura sindical. Entre el desarrollo de la persona o la absorción de la masa. Entre la propiedad y el avasallamiento. Entre la paz social y el terrorismo de Estado.

Los organismos internacionales, y sobre todo Estados Unidos, deben dejar la retórica e ir más allá (como hace poco lo hicieron en México con el Mayo Zambada).

Y que esto no escandalice a los zurdos, porque cuando ellos tuvieron su oportunidad, no dudaron en ponerse de rodillas frente a Moscú.

Esa es mi sincera opinión, de alguien que también ganó una elección y fue víctima de un fraude estructural socialista. Conocemos no solo la impotencia ante la injusticia, sino también el abandono de quienes solo hablan y no actúan.

¡Venezuela necesita ayuda internacional!

AL GRANO

Lo mejor que puede hacer este gobierno es terminar adelantando las elecciones (como en tiempos de la UDP).

Porque las soluciones a esta tremenda crisis pasan por hacer precisamente lo que ellos no harían por sus taras ideológicas y compromisos sectoriales.

Por ejemplo, una de las tantas soluciones a este problema que es estructural, es gravar impuestos serios a la minería y obligar a que todos los dólares obtenidos por la venta de minerales en el extranjero sean ingresados al sistema financiero nacional. Pero como los cooperativistas son pilotes del andamiaje político del MAS, son intocables.

De la misma manera, todas esas industrias o empresas constituidas en elefantes blancos, que subsisten gracias a la subvención, o que están prácticamente paradas, deben ser puestas a la venta, con prioridad a capital nacional. Pero como los socialistas son estatistas y jamás reconocen sus errores, van a seguir sangrando por ellas.

Necesitamos no solo un nuevo gobierno, sino un gobierno ideológicamente distinto.

(Y si no me cree, vuelva a pasar por aquí dentro de unos meses.)

Con Manuel Adorni, vocero presidencial de Milei.

Buenos Aires, 11 de julio de 2024.

A Zuñiga lo abandonaron sus camaradas. Arce quiso aprovecharse de ello y le salió el tiro por la culata.

¿Cómo es eso? Reflexionemos, sin apasionamientos.

1. Zuñiga sabía a qué hora era la posesión del nuevo Alto Mando Militar y se apresuró a llegar antes, para aún contar con el mando de la tropa. La hora a la que llega a Palacio Quemado, no es casual.

2. Todos vimos a Zúñiga hablar largo rato por celular dentro de la tanqueta. No hablaba con su esposa ni con sus amigos de farra. No sean ingenuos. Preguntaba a sus camaradas (acuartelados muchos de ellos) si iban a apoyarlo.

3. Zuñiga no amarró bien y esperó recibir el apoyo estando parqueado en la puerta de Palacio de Gobierno. Así de risible. Si Zúñiga habría tomado presos al presidente y sus ministros, y habría llamado a sus camaradas estando sentado en el sillón presidencial, otra habría sido la historia. Lo más probable es que así habría recibido el apoyo de los otros uniformados, que habrían terminado saliendo a las calles. Pero como vieron que Zúñiga no pasó del umbral de la puerta, seguro que algunos ni le contestaron el teléfono.

4. Su error fue voltear la puerta, hacerse carajear con Arce, mostrar debilidad de carácter, falta de resolución, responder tímidamente a las increpaciones de Arce, rumiar nerviosamente, para luego dar vuelta atrás, como perro en barrio ajeno. Ahí terminó todo. Eso selló su fracaso.

5. No es que Arce sea "macho" y Castillo un pit bull. Ellos sabían perfectamente que la aventura de Zuñiga no iba a tener apoyo y que el nuevo Alto Mando Militar venía en camino, y que ellos sí lo tenían todo amarrado a diferencia de Zúñiga.

6. Todo el mundo es gallo cuando sabe que tiene ganada la pelea. Por eso es que lo carajearon, le golpearon el vidrio de la tanqueta y por poco lo sacan en b***o de Plaza Murillo. Pero si la cosa habría sido seria, salían tan rápido como Evo en 2019. Los conocemos.

7. Zúñiga en el Estado Mayor de Miraflores, al verse solo y abandonado y hasta "traicionado" por algunos de sus colegas, y al ver que en ese instante en todos los medios y redes se manejaba fuertemente la tesis del "autogolpe", tomó una astuta decisión: entregarse y gritar ante las cámaras de la prensa que el mismo Arce le ordenó hacer lo que hizo, para, supuestamente, "subir su popularidad". Pensó, "si me caigo, me caigo con estos carajos". Y evidentemente los arrastró con él.

8. Si realmente habría sido un "autogolpe" jamás habría cantado los planes ante todo el mundo, como lo hizo anoche ante los medios de prensa. Porque si Arce le habría ordenado ese alzamiento, no lo habría hecho a cambio de nada, sino a cambio de una buena suma de dinero. ¡Y ese dinero no se lo darían ahora después de su supuesta "infidencia"! Brutos son, pero tampoco a niveles olímpicos.

9. Arce se hizo al paladín de la democracia durante un par de horas. Quiso mostrar al mundo que puso el pecho a los gorilas. Quiso, como todos sabemos, sacar provecho. En río revuelto, ganancia de perdedores.

10. Pero jamás sospechó que Zúñiga iba a involucrarlo. Por eso es que cuando Zúñiga empieza a decir que fue un autogolpe, el viceministro lo mete rápidamente a empujones a la camioneta. Y no sería raro que, como dice el dicho popular, en los próximos días "lo suiciden". Todo depende de qué declaraciones seguirá dando.

11. Arce sabía que Zúñiga no iba a recibir apoyo militar, que iba a quedar huérfano y que tras su captura iba a callarse en siete idiomas buscando clemencia: juicio militar, detención domiciliaria, etc. Pero Zúñiga lo arrastró al barranco con sus declaraciones. Es decir, a Arce le duró poco la gloria y el tiro le terminó saliendo por la culata. Ahora Zúñiga podrá cambiar sus declaraciones por presión del Gobierno, pero la gente ya no le creerá.

12. Dicen que Arce ganó, no estoy de acuerdo. ¿Qué ganó? ¿Que el tomate baje de precio? No. ¿Que el arroz y el fideo aparezcan en los mercados? No. ¿Que nos llenemos de combustible? No. ¿Que los dólares empiecen a circular? No. Entonces, ¿qué ganó? ¿Que los evistas ahora lo apoyen? No. ¿Que la oposición lo vea como al héroe de la democracia? No. ¿Que el parlamento se una entorno a él? No. No gano nada, más que el aplauso de sus propios funcionarios. O sea, nada.

13. La crisis continúa, su descrédito político se ha ahondando. El malestar de las Fuerzas Armadas debe ser enorme. Y la violencia está en el aire. Jodido para todos.

14. Otra cosa que llama poderosamente la atención, es que aquellos seudo líderes de oposición que todos los días se quejan de la dictadura hayan salido a exigir que se respete la democracia. Defínanse, ¿vivimos en democracia o en dictadura? ¿La democracia iba a ser reemplazada por una dictadura, o una dictadura iba a ser reemplazada por otra dictadura? Coherencia por favor. No por nada la gente dice que andamos mal no solo por el MAS, sino también por los constantes desaciertos de ustedes.

15. Por último, he leído cosas disparatadas que intentan sustentar la tesis del autogolpe, que es la "opinión de moda". A ellos les propongo una tesis más "fabulosa" (en la que obviamente no creo pero suena más linda): ¿Y si todo esto lo urdió Evo Morales? Morales pudo haberle dicho a Zúñiga "hermano salí a decir que me vas a tomar preso si soy nuevamente candidato, así me victimizo, y luego pegale un golpe fallido y dí que te lo ordenó Arce, así lo hacemos quedar en ridículo. Yo tengo harta blanca para financiar todo esto y premiar a los involucrados". ¿Qué tal?

Vamos viendo lo que sucede en los próximos días y semanas. Con el tiempo siempre baja el polvo y todo se hace más claro. No es la primera vez que esto pasa en nuestra historia, ni será la última. Hay que conocerla un poco para darse cuenta que todo lo escrito arriba es lo más probable.

Esta es una reflexión para quienes se animan a ir más allá de simples rumores.

Estaremos atentos.

¡Viva la Patria!

¡Viva la libertad de expresión!

¡Muera el Socialismo!

Evo no quiere que termine el partido hasta meter él el último gol. Mientras tanto va repartiendo rodillazos en los testículos a todos aquellos que se cruzan en su camino.

Se defeca en el árbitro, en los jueces de línea, en el VAR, en el fair play, en los pasapelotas, en todo. Él quiere ganar el partido por la fuerza para que todos le vuelvan a amarrar los huatos. Y para siempre.

Tuvo que ser el público el que lo ponga en su lugar dos veces: el 21F y a finales del 2019. Pero no aprende.

Y está dispuesto a volver para "cargarse" a todo ese público, para no salir más de la cancha.

Se han preguntado, y esta es una pregunta seria, ¿quién o quiénes son en última instancia los responsables de ponerle los puntos sobre las íes si logra pasarse por el forro todas las normas?

Para responder a esta pregunta no se necesita ser abogado, sedicioso o chamán, la Constitución Política del Estado felizmente tiene la respuesta, en su artículo 244, que dice que las Fuerzas Armadas son las responsables de "asegurar el IMPERIO de la Constitución".

Está claro, clarito, ¿no?

El General Zúñiga no tendría por qué haber sido relevado de su cargo, ha dicho lo que la Constitución le manda a hacer.

¿De qué se escandalizan?

Los militares son -lo digo a pesar de que los zurdos se rasguen las vestiduras-, los que en "última instancia" nos han salvado de los tribunales populares, de la dictadura sindical, de las milicias irregulares, de la expropiación masiva de los medios de producción, de la inseguridad jurídica, de la estatización de la prensa nacional, etc.

¿Es que acaso no se acuerdan de la Asamblea Popular de 1971, de la que el General Banzer nos salvó?

¡Si nos querían convertir en un satélite de Rusia! De esa Rusia que mató de hambre a millones.

¿No se acuerdan que los comunistas ya habían transformado nuestro Congreso Nacional en un SÓVIET para junio de 1971 y que fue gracias a los milicos que esa locura no continuó?

Claro, es tan abrumadora, estratégica y eficiente la propaganda socialista que todos demonizan el gobierno de Banzer pero no la dictadura del "parlamento obrero sindical" que ya estaba instalada y lista para guillotinar (muchos tienen que sacarse el "progre" que llevan dentro sin saberlo).

¿Y ustedes creen que Evo es distinto a los de aquel entonces? Quizá en algo, porque no solo es socialista, sino también narco. Es decir, doblemente peligroso.

¿Creen que, además, Evo quiere volver para entregar el poder después de 5 años?

Pamplinas. Ya nos hemos tragado mucho socialismo como para creer en su sacrosanta virginidad.

Evo quiere gobernar como en Cuba, con el arma bajo el brazo y sobre la miseria de su pueblo, hasta salir viejo y senil del palacio, como el sociópata de Fidel.

Y los milicos son, los que en última instancia, se lo tienen que impedir, para restituir el Estado de derecho. Así de claro.

Yo me conozco la historia y no quiero repetirla.

Por lo mismo, desde este espacio, "sin miedo al qué dirán los políticamente correctos", le envío todo mi respaldo y solidaridad al valiente General Zúñiga, que fue depuesto injustamente en el cumplimiento de su deber constitucional y patriótico.

¡Qué vivan nuestra Fuerzas Armadas!

La semana pasada tuve una charla enriquecedora con don Damián, de filosofía y ciencias económicas.

Hablando sobre la escasez, don Damián decía de la misma que es "estacional", es decir, pasajera. Que la culpa la tienen el clima, la posición del sol respecto a la tierra, el contrabando a la inversa, los bagalleros como agentes de la derecha y, sobre todo, la incapacidad del homo urbanus de valerse por sí mismo.

La verdad es que don Damián, desde que es autoridad, bebe mucho del conocimiento.

Recordarán que hace algunos días sentenció que "el que no tiene tomate es por flojo". Que en crisis debemos practicar la autarquía. Y que un tomate se puede producir fácilmente en una maceta.

Y claro, lo primero que se me vino a la cabeza es ¡cuántos años mi madre ha tenido capital dormido en sus macetas llenas de flores ornamentales! Pudiendo tener paltas, choclos y hasta chirimoyas en el living.

Lo que uno se pierde por b***o, o flojo.

En fin.

Para los que no saben mucho de economía, habrá que señalar que don Damián es de la escuela arcista, una rama derivada del estoicismo, disciplina que obliga al individuo a no ser tan quejumbroso, a ponerle el pecho a la bala, o, en este caso, a no temer llenarse las uñas con tierra de maceta.

Y como buen discípulo arcista, una de sus funciones es convencernos de que la escasez de artículos y alimentos, el elevado precio de la canasta familiar, la pérdida del valor adquisitivo de nuestra moneda, la ausencia de dólares e hidrocarburos, entre otros, son falsas sensaciones y que lo mejor es que vayamos aprendiendo por lo menos a limpiarnos el moco, flojos.

A ver, en serio, no sean flojos. Háganle caso a don Damián.

Si no hay gasolina en el surtidor, o la cola es kilométrica, vayan a su trabajo a pata, pues. Igualmente, si no hay diesel para remover la tierra con el motocultor, desentierren sus bueyes. Y si no hay gas, señora, átele leña en el lomo al b***o de su esposo. Pero no sean flojos.

Y si quieren un dinerito extra ¡Échenle tierra a sus bañeras para sembrar papa y nabo, flojos!

Y si mañana no hay harina para el pan, no jodan, "coman pasteles". Flojos.

Para desgracia de los progres y de la derechita light.

Esta noche, a partir de las 19:00, por radio Horizontes 91.3 FM.

Horacio Poppe Diputado Nacional entre el 2015 y 2020.

Calle Pocoata #68. Tribuna libre en DIÁLOGOS POR LA REPÚBLICA.

Primera jornada de DIÁLOGOS POR LA REPÚBLICA.

El entusiasmo se siente. La palabra vibra. El cruce de ideas fortalece.

Hay una voluntad imparable.

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Prietas las filas. Latente la esperanza.

Se siente, ya se siente. Aquí está el futuro presente.

Hace unos días que había dejado a mi perrita en casa, por un viaje de urgencia.

A mi vuelta, siempre pensando en ella, le compré un buen tanto de hueso con carne que venden en el supermercado de Sucre. Para recompensar un poco mi ausencia.

El fino olfato que tienen los perros me sorprende todo el tiempo. Así como Evo huele bien el momento exacto para generar conflictos en la calle, mi perrita huele la carne a kilómetros.

No estoy ni abriendo el portón y ella ya está allí, levantando el hocico, olfateando.

Ya dentro de casa, saqué un buen tanto de hueso con carne y se lo di.

Comió sin saborear, atragantándose, con impaciencia, como si se lo fuera a quitar, de la misma manera como Evo ambiciona desesperadamente el poder, como si le perteneciera a él y a nadie más.

Pero no todo queda allí.

Yo estaba seguro que con esa cantidad de comida se iba a saciar, por lo menos se veía que su estómago estaba a punto de reventar, pero no, seguía pidiendo más. Esa misma hambre de perro tiene Evo con su intención de volver a ser presidente.

Caraj0 que no tienen límite.

Y mientras más comen, más defecan, como Evo, que no dudó en utilizar su omnímodo poder para cagarla con el fraude, el despilfarro, etc.

No digo que Evo sea un perro, pero el hambre es la misma.

Hoy, Evo tiene a Sucre en vilo, ha enviado a su jauría a comerse a los "magistrados". Y han armado un desmadre en las inmediaciones del Tribunal Constitucional.

La prensa mostraba cómo mordían las aceras para sacar pedazos de piedras con las que aventar a los policías.

Son tan agresivos como los "pilfrut".

En fin.

A uno le da vueltas la cabeza cuando ve a Evo exigiendo la carne de los magistrados.

Ahí hay algo de canibalismo.

Evo quiere morfarse a los magistrados que él mismo puso el 2017.

Aquí tenemos que ser claros.

Mentira que le indigna la "auto prórroga", si en su gobierno todos se prorrogaban, empezando por el Fiscal General.

Lo que no tolera don Evo, el can cerbero de la política, es que le hayan sacado el hueso de la boca, es decir, la posibilidad de la reelección.

Por eso es que ahora se ha decidido a morder sin ton ni son. Le entró la rabia y esa boca debe estar espumosa.

Dicen que el perro no muerde la mano del que le da de comer. Mi perrita es ejemplo de ello. Es muy fiel.

Evo no debe dormir pensando en eso. No debe entender cómo aquél al que puso de candidato a la presidencia hoy le ha triturado la mano.

Porque esa es la verdad, Arce ya no quiere más negocios endogámicos con Evo.

Lo que preocupa de todo esto, es que ellos arreglan sus problemas en la calle, como perros. Y todavía falta mucho para ver quién de los dos gana.

Mientras tanto habrá que aconsejar a los vecinos de la Av. del Maestro, que les "echen agua", ya que se dice que cuando están con rabia tienen hidrofobia.

EL ÉXODO SUCRENSE

En 1519, Hernán Cortés, tras llegar a tierras hoy mexicanas, mandó a quemar sus embarcaciones para que ninguno de sus acompañantes, acobardado por la hazaña, se animara a dar vuelta atrás.

Así también, pero obligados y con pena, "queman sus naves" miles de familias sucrenses que migran a Santa Cruz, sin dejar nada atrás en su tierra.

Venden todo lo que tienen para, con ese pequeño capital, buscar una oportunidad en el oriente.

Es que en Sucre no se puede siquiera empezar el mes, ni hablar de terminarlo, que el dinero no alcanza.

Y a la angustiante falta de oportunidades se ha sumado, en los últimos 15 años, la mugre y el desorden, que son el último empujón para aquellos que, contra viento y marea, se encontraban abrazados a su tierra sin querer soltarse.

No obstante, dirá alguien, que la ciudad ha crecido.

Sí, ha crecido, es cierto, pero en pobreza, en mayor demanda insatisfecha de servicios básicos, en inseguridad, en casas a medio construir, en laburos mal pagados, en comercio ilegal, en autoridades cada vez más mediocres, etc. En todo lo que no debería.

Aunque cueste o moleste aceptar, ya cada vez queda menos de esa ciudad apacible, amigable con el visitante, adecuada para los hijos, culta y vistosa.

Y esto no es algo pasajero, como para quedarse de brazos cruzados. Es, dentro de poco, algo irreversible, terminal.

El otro día, un taxista, de esos que van y vuelven del aeropuerto, me contaba que por el mal aspecto del ingreso a la ciudad, tiene que convencer a cada turista que Sucre recién empieza pasando el Abra. "Así me evito la vergüenza", me decía.

Las lindas fotos que se lleva el turista de nuestro casco viejo, que son las mismas fotos con las que el sucrense recuerda y presume su tierra en su exilio económico, ya no son reflejo de la realidad que vivimos. Porque un poco más allá todo es caótico y sucio, de morfología inversa.

Cosas contra las que tenemos que combatir todos los días.

¿La culpa? En gran medida la tiene el sistema político que ha castrado moralmente a la sociedad, volviéndola apática y conformista, tolerante con la corrupción, con las obras a medias, mal hechas u ordinarias.

Culpa también de aquellos que sin escrúpulo alguno se han pasado a las filas de los responsables de que Sucre esté así. De aquellos para los que todo es relativo, si ellos están bien (conozco una fiscal puesta obviamente por el MAS, que 15 años atrás era rabiosa defensora de la capitalidad).

En fin.

Hay un solo camino para evitar el éxodo sucrense, y es recuperar el poder regional de las manos grasientas de los oportunistas.

De aquellos que mientras roban les importa un bledo que el resto padezca con el tráfico, con las polvorientas calles, con la incertidumbre laboral, con los mercados en las calles, con las aceras rotas, con 100 mil canes en las calles, etc.

Porque al final ellos se van, nosotros nos quedamos.