Iglesia Evangélica Aliancista. Primera Iglesia, Santiago
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LIBERTAD A PRECIO DE SANGRE
"La palabra de Dios es viva, eficaz y más cortante que toda espada de dos filos: penetra hasta partir el alma y el espíritu, las coyunturas y los tuétanos, y discierne los pensamientos y las intenciones del corazón." Hebreos 4:12
El escritor de la carta a los Hebreos, es desconocido, su vocabulario, estilo y diversas características literarias no nos entrega muchas luces de a quien podríamos atribuirla. Sin embargo, confiamos plenamente que su incorporación dentro del canon bíblico es debido a que cada uno de sus versículos son absolutamente concordantes con el tema de central de la Biblia. En este contexto, uno de los temas centrales de este libro, es que todos los creyentes tienen acceso directo a Dios, por lo tanto, pueden acercarse al trono de gracia confiadamente (4.16: 10:22).
La tan anhelada libertad buscada por muchos ha sido históricamente fruto de enormes contiendas y enojos entre familias, entre padres e hijos, por supuesto también, de guerras entre países que han tenido como consecuencia millones de muertes y miles de millones de dólares han sido invertidos buscando la tan anhelada libertad. Pareciera, que, aunque acabamos de celebrar la independencia de nuestro país, seguimos siendo esclavos, pues el concepto de la libertad a sido tan manipulado, que, aunque vivimos en un tiempo de real conectividad, donde las fronteras prácticamente no existen, seguimos siendo esclavos, esclavos de nuestro trabajo, esclavos de nuestros celulares y redes sociales, esclavos de nuestras deudas y sin duda esclavos del tiempo y de nuestros deseos pecaminosos. Pareciera que mientras más facilitadores tenemos, más esclavizados estamos. ¿Entonces, donde podemos encontrar la verdadera libertad?
La respuesta a la pregunta anterior, la indicó Jesús en Juan 8:32: “Y conoceréis la verdad, y la verdad os libertará”, entonces, para ser verdaderamente libres necesitamos conocer la verdad, y ¿Dónde está la verdad? la respuesta la indicó Jesús mismo, en Juan 14:6 “…Yo soy el camino, y la verdad, y la vida”. Por lo tanto, la verdadera libertad la encontramos en Cristo, buscándole y conociéndole por medio del estudio de Su palabra, la Biblia (Jn. 17:17), la cual es viva y eficaz y mas cortante que toda espada de dos filos. Mientras que la Palabra de Dios suministra consuelo y alimento espiritual a los que creen en Cristo, también será un instrumento de juicio para aquellos que no creen y desean continuar siendo esclavos del pecado.
Podemos afirmar con toda convicción, que quien busque verdadera libertad en este mundo no la encontrará, la libertad no está en un buen pasar económico o que tengas la última tecnología en tus manos. Todo eso es efímero, tendrás una leve sensación de libertad, pero pasadas unas horas o días, volverás a sentirte esclavo. La verdadera libertad fue pagada por Cristo en la cruz, cada gota de sangre derramada tiene un alto precio, pues nos dio libre acceso al Padre, para que tú y yo podamos ser perdonados de toda nuestra maldad, de todo nuestro pecado. Si deseas ser libre, puedes acercarte con confianza a Cristo en este mismo instante, con tus propias palabras, pues el que a Él se acerca, Él no le hecha fuera (Juan 6:37).
¡A Dios la Gloria!
SATANÁS UN VENDEDOR MENTIROSO
“Entonces Jesús fué llevado del Espíritu al desierto, para ser tentado del diablo. Y habiendo ayunado cuarenta días y cuarenta noches, después tuvo hambre. Y llegándose á él el tentador, dijo: Si eres Hijo de Dios, di que estas piedras se hagan pan. Mas él respondiendo, dijo: Escrito está: No con solo el pan vivirá el hombre, mas con toda palabra que sale de la boca de Dios”…. Mateo 4:1 al 11
La tentación es una condición humana por naturaleza, como tal resulta casi imposible no ser tentado en el diario vivir frente a diferentes circunstancias a las que podemos enfrentarnos. Es así, como vemos en el relato expuesto con anterioridad a Jesús siendo tentado por Satanás en tres áreas, que podrían resumirse como las mismas en que nuestras propias vidas a veces experimentan; hoy veremos una de ellas.
En el primer caso, se muestra a Satanás tentando a Jesús, apelando a una situación necesaria en su vida, el hambre, satisfacer su necesidad después de cuarenta días de ayuno; apelando a nuestras debilidades y nuestras necesidades diarias. Cualquiera podría decir que Satanás hasta estaba siendo amable con Jesús, tratando de ayudar ante tan dura experiencia, sin embargo, existen situaciones difíciles que llevan a confundirnos y no darnos cuenta que la ayuda prestada no tiene una buena intención, Satanás es un experto engañador y solo quería que Jesús aceptara la oferta, ante lo cual Jesús responde “no solo con pan vive el hombre”, apuntando a que más allá de las necesidades materiales, existe una condición espiritual que supera lo terrenal.
De la misma forma, Satanás tienta a Eva en Edén, presentándose como un vendedor del producto que él quiere ofrecer, hace parecer que existe una necesidad, para luego poner frente a nuestros ojos el producto que él quiere que escojamos. Génesis 3:6 dice: “Y vió la mujer que el árbol era bueno para comer, y que era agradable a los ojos…”. Es de esta forma como Satanás nos presenta sus productos, como buenos y agradable a los ojos…. Cuando un producto es agradable a los ojos cuesta resistir ya que satisface nuestro deseo, toca nuestras emociones, por ello hoy el diseño pasa a ser algo de tanta importancia en el campo comercial…. ¿Quién puede resistirse frente a una tentadora oferta con buen diseño? Es así, que, en ocasiones, aparecen circunstancias que pareciera cubrir nuestras necesidades, pero son puestas por Satanás para engañarnos y hacernos caer.
Mateo 26:41 dice:” Velad y orad, para que no entréis en tentación: el espíritu á la verdad está presto, mas la carne enferma”. En el versículo citado, la Palabra de Dios nos aconseja, tener cuidado, la carne está enferma y busca satisfacer sus necesidades y debilidades de acuerdo con su propia condición y visión, sin embargo, también el versículo nos muestra la forma de derrotar esta tentación, velando y orando. Esto nos habla de mantenernos atentos, leyendo Su Palabra y vigilantes en oración, sin descuidar la comunión con Dios en ningún momento, ya que esta misma comunicación hará que nuestra capacidad de observar la realidad sea desde un punto de vista espiritual y así ser librados de las falsas ofertas que solo son tentaciones disfrazadas.
¡A Dios la Gloria!
EL PODER DE LA PALABRA DE DIOS
“Dícele Jesús: Levántate, toma tu lecho, y anda.” Juan 5:8
Una frase de la Reforma Protestante es “Sola Scriptura”, lo que significa que Solo La Escritura o solo La Biblia es el único fundamento de nuestra salvación y el único estándar infalible e inerrante de fe y práctica. Ella tiene autoridad y supremacía sobres las declaraciones de hombres, concilios, credos y costumbres.
Aquí tenemos a Cristo frente a un paralítico, que tenía llevaba 38 años enfermo, él esperaba que alguien lo llevara a las aguas milagrosas del estanque de Bethesda. Jesús le hace la pregunta más importante de su vida: ¿Quieres ser sano? La pregunta al parecer era absurda, pero el Señor nunca participó de conversaciones vanas y ociosas, había un propósito tras esta pregunta. Es obvio, que para tal pregunta la respuesta iba a ser afirmativa. Sin embargo, el hombre no alcanzó a captar el peso de tal oferta. Ni siquiera pensó que Jesús pudiera sanarle, él tenía puesta su mirada en el agua. “Señor, no tengo hombre que me meta en el estanque” (Juan 5:7). Quizás creyó que Jesús podía ayudar para meterlo en el agua, pero no pensó que Él podía sanarlo. ¡Qué analogía más precisa de la condición humana! Cuando Jesús nos pregunta ¿Quieres ser salvo?, es obvio que todos debieran responder afirmativamente. Pero la respuesta del ser humano son puras evasivas. Así como el paralítico no consideró que Jesús pudiera sanarle, el ser humano actual no considera que Cristo pueda salvarle. Para que eso suceda tiene que reconocer su triste condición de pecador, reconocer su incapacidad para salvarse a sí mismo y mirar a Cristo para ser salvo.
Pero, Jesús le dio al paralitico más de lo que él hubiera esperado. El Señor con autoridad y con el poder de Su Palabra le dice: “Levántate, toma tu lecho y anda”. Por el poder de Su Palabra le sana, lo saca de esa condición inútil, restituye la movilidad del cuerpo, lo regenera completamente, le da fuerzas para cargar con el símbolo de su maldición y lo hace caminar para que avance y deje ese lugar pestilente y viva una nueva vida. Eso es lo que el Señor hace cuando realiza el milagro de la salvación. El hombre al oír estas palabras se puso en pie, cargó su lecho y se fue.
Por el poder de La Palabra de Dios los seres humanos pueden ser salvos. Tal como dice en Romanos 10:17 “Luego la fe es por el oir; y el oír por la Palabra de Dios”, o como dice otra versión, “la fe viene como resultado de oír el mensaje y el mensaje que se oye es la Palabra de Cristo”.
Oramos al Señor para que el Poder de Su Palabra te alcance y recibas el mensaje del evangelio, el cual, es uno sólo: predicamos a Cristo crucificado, el cual se entregó a Sí mismo por nuestros pecados para librarnos de este presente siglo malo, a Cristo que murió y resucitó para darnos vida juntamente con Él.
¡A Dios la Gloria!
¿QUÉ DICE LA BIBLIA DE LA PREOCUPACIÓN?
“Estad quietos, y conoced que yo soy Dios: Ensalzado he de ser entre las gentes, ensalzado seré en la tierra.” Salmo 46:10
La Biblia enseña claramente a los cristianos que eviten la preocupación. En Filipenses 4:6, se nos ordena, “Por nada estéis afanosos, sino sean conocidas vuestras peticiones delante de Dios en toda oración y ruego, con acción de gracias”. En este versículo, aprendemos que debemos traer todas nuestras necesidades y preocupaciones ante Dios en oración, en vez de preocuparnos por ellas. También Jesús insta a los creyentes a no preocuparse. Él nos anima a evitar preocuparnos acerca de las necesidades físicas, como la ropa y la comida. Jesús nos asegura que nuestro Padre Celestial cuida de todas nuestras necesidades (Mateo 6:25-34). Por tanto, no necesitamos preocuparnos por nada.
Puesto que la preocupación no debe formar parte de la vida del creyente, ¿cómo puede uno vencerla? En 1 Pedro 5:7, se nos instruye a “echar toda nuestra ansiedad sobre Él, porque Él tiene cuidado de nosotros”. Dios no quiere que nos agobiemos llevando el peso de los problemas y las cargas. En este versículo, Dios nos está diciendo que le demos a Él todas nuestras preocupaciones y angustias. ¿Por qué quiere Dios encargarse de nuestros problemas? La Biblia dice que es porque Él se preocupa por nosotros. A Dios le importa todo lo que te sucede. Ninguna preocupación es demasiado grande o pequeña para que no tenga Su atención. Cuando le damos a Dios nuestros problemas, Él promete darnos Su paz, la cual sobrepasa todo entendimiento (Filipenses 4:7).
Desde luego, para aquellos que no conocen al Salvador, la preocupación y la ansiedad serán parte de sus vidas. Pero para aquellos que le han entregado sus vidas a Él, Jesús les promete, “Venid a mí todos los que estéis trabajados y cargados, y yo os haré descansar. Llevad mi yugo sobre vosotros, y aprended de mí que soy manso y humilde de corazón, y hallaréis descanso para vuestras almas; porque mi yugo es fácil y ligera mi carga” (Mateo 11:28-30).
¡A Dios la Gloria!
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EL FRUTO DEL ESPIRITU ES GOZO
Mas el fruto del Espíritu es: caridad, gozo, paz, tolerancia, benignidad, bondad, fe, Mansedumbre, templanza: contra tales cosas no hay ley. Gálatas 5:22-23
Una de las mejores estrategias de marketing jamás empleadas fue posicionar el reino de Satanás como el lugar donde está la diversión y el reino de Dios como el lugar de la tristeza y la miseria. Pero el fruto del Espíritu es gozo.
Podríamos decir que este es el gozo del Espíritu, porque es un gozo más elevado que la emoción de una experiencia emocionante o un conjunto maravilloso de circunstancias. Es una alegría que puede permanecer, incluso cuando las circunstancias parecen terribles. Pablo conocía este gozo personalmente; podía cantar cuando estaba esposado en el oscuro calabozo de una prisión (Hechos 16:25). (Enduringword)
Spurgeon dijo “Los creyentes no dependen de las circunstancias. Su alegría no proviene de lo que tienen, sino de lo que son; no de donde son, sino de quienes son; no por lo que disfrutan, sino por lo que su Señor sufrió por ellos”.
Cuando nos ajustamos a la forma que Dios tiene de pensar y de relacionarse con los demás, comprendemos que, como cristianos, podemos alegrarnos incluso en medio de las pruebas y los sufrimientos gracias al modelo establecido por Cristo Jesús, que "por el gozo puesto delante de él sufrió la cruz, menospreciando el oprobio" (Hebreos 12:2). Jesús nos mostró que el sufrimiento precede a la gloria. Y el sufrimiento y la resurrección de Jesús han asegurado un futuro gozoso para todos los que han sido redimidos. Entonces, en Cristo, podemos regocijarnos siempre.
Podemos gozarnos siempre gracias a la salvación de Dios. Nadie ni nada puede quitarnos la salvación (ver Romanos 8:37-39). Los que creen en Cristo son hijos de Dios, y nada puede cambiar eso. Nuestro regocijo debe estar en lo que el Señor ha hecho, sigue haciendo y hará en el futuro, independientemente de nuestras circunstancias o sentimientos. Nuestra esperanza está en el Señor, porque Él es nuestra roca y nuestra salvación (Salmo 62:6). Esto por sí solo es razón suficiente para estar siempre gozosos.
¡A Dios la Gloria!
REMEDIO CONTRA LA IMPACIENCIA
“NO te impacientes á causa de los malignos, Ni tengas envidia de los que hacen iniquidad…” Salmo 37: 1ª
Este Salmo fue escrito por David en edad avanzada (Sal. 37:25). Se desprende en el fondo de este Salmo, que los justos son preservados en Cristo con una protección especial y un cuidado particular que les garantiza seguridad absoluta en todo. El salmo 37 expone este tema, aportando las pruebas de esa protección y también contestando por el otro las posibles objeciones.
“No te impacientes a causa de los malignos” es un mandato, nada tiene de extraño que atravesemos épocas de aflicción o molestia cuando contemplamos o nos comparamos (erradamente), con personas que no tienen una mínima sombra de fe, o de honradez y que nadan en la abundancia, e incluso, algunos que con soberbia se jactan de su prosperidad. Cuando nos dice “no te impacientes” algunas versiones de la Biblia lo han traducido como “no te pongas furioso”, pues nuestra naturaleza es muy propensa a estallar en un ataque de celos, ya que, a nuestra mente, le cuesta comprender la prosperidad de los que quebrantan la ley, mientras que aquellos obreros fieles, muchas veces deben pasar privaciones o momentos de tremenda humillación. Es probable que nunca lo entendamos, pues esto se aprende, permaneciendo y viviendo en la gracia de aquel que nos amó, sometiéndonos sin contradicción alguna a Su providencia y teniendo la certeza que Dios es un Juez Justo en todas Sus acciones y conoce la razón y el ¿por qué? de cada cosa.
Es un gran enigma la prosperidad de los malos y la aflicción de los justos, que sin duda ha dejado sin palabras a los más grande eruditos en todos los tiempos. Pero si sabemos que el Señor acalla con dulzura los lamentos de Sus hijos y tranquiliza la mente de Sus escogidos, pues Él es omnisciente, todo lo conoce, todo lo sabe, desde la más precaria situación que estemos viviendo, hasta el ataque mas frontal que debamos enfrentar, tal como ovejas indefensas rodeadas de lobos. El diablo saca mucha ventaja de estas banales comparaciones en las que caemos. ¡Por supuesto que no debemos pensar así! Carecemos totalmente de motivo para envidiar a aquellos viven sin Cristo en el corazón, una buena ilustración para esto dice: “¿Qué envidia cabe sentir del buey engordado cuando es llevado al matadero? por muchas sean las cintas y guirnaldas con que lo hayan adornado va directo a su muerte” El paralelo es claro, nuestra ciudadanía no es en esta tierra, aquí somos nada más que forasteros, nosotros somos hijos del rey, ciudadanos del reino de Dios, esta es una esperanza bienaventurada que es muchísimo más que de lo que tiene el infiel ahora en su mano; ni su prosperidad, ni sus riquezas podrán librarle de su destino que es de sufrimiento y tormento eterno si no recibe a Cristo como Señor y Salvador de su vida.
¡No te impacientes! querido hermano(a), aquello que a nosotros nos parece largo e interminable, para Dios no es más que un instante; No seamos necios, la prosperidad de los inicuos es temporal; quienes realmente tenemos una herencia, somos nosotros, los que hemos creído en Cristo. Un buey muy engordado, lo único que hace es apresurar su matanza, nadie debe por lo tanto impacientarse o inquietarse a causa de los obradores de maldad; y menos aún envidiar su prosperidad “porque el malvado no tiene porvenir; ¡la lámpara del impío se apagará!” Prov. 24:20 (NVI)
¡Porque Él vive!
SER FIEL A LAS ESCRITURAS
“Empero persiste tú en lo que has aprendido y te persuadiste, sabiendo de quien has aprendido” (2 Timoteo 3:14)
Esta segunda carta de Pablo a Timoteo fue escrita de Roma, cuando Pablo fue presentado la segunda vez ante Nerón. Es decir, estaba pronto a morir y él lo sabía perfectamente: “Porque yo ya estoy para ser ofrecido, y el tiempo de mi partida está cercano” (2 Tim. 4:6). En este capítulo 3, el apóstol Pablo predice que vendrán tiempos peligrosos, con lo cual le dice a Timoteo, que esté preparado para lo que ha de venir. El apóstol insta al joven pastor a prepararse para arduos y terribles combates que le esperaban. Hermano, debes saber esto, cada vez que estudiemos la Biblia debemos tener conciencia que ella nos advierte de situaciones difíciles, pero no para aterrorizarnos o para volver atrás, sino para que templemos nuestro corazón y con decisión enfrentemos lo que nos toque vivir. No vienen tiempos mejores, como algunos piensan. Para la iglesia vienen persecuciones, apostasías, falsos maestros y tantas otras cosas que nos indican que estamos viviendo en tiempos peligrosos. Agreguemos a esto, la decadencia moral en que han caído los cristianos, que está perjudicando a muchos.
Después de predecir todo lo que vendría el apóstol dice: “Empero persiste tú en lo que has aprendido y te persuadiste”. En otras palabras, hagan lo que hagan ellos tú permanece firme. Aunque la iniquidad prevalezca y se abra paso, aunque Satanás nos ataque con engaños y persecución, debemos mantenernos firmes, sin apartarnos de La Palabra de Dios ni a diestra ni a siniestra (Josué 1:7). Esta es la muestra y prueba de una fe verdadera, cuando presentamos una infatigable resistencia a todos los ataques del maligno y permanecemos firmes en la verdad de Dios. Persistamos, permanezcamos firmes en lo que hemos aprendido, ¿qué es lo que hemos aprendido? Es obvio, que esto se refiere a las Escrituras. Lo que hemos aprendido de La Palabra de Dios.
Hermanos, es la Palabra de Dios en la cual Dios nos ha revelado su Ser, Dios nos ha revelado su Voluntad y Dios nos ha revelado a su Hijo; por medio del cual tenemos salvación y vida eterna. Jamás podríamos haber sabido esto si no fuera por la Biblia. La Biblia nos enseña que todo comienza y termina con Dios. Fuera de Dios no existe la verdad absoluta, fuera de Dios no tenemos esperanza, fuera de Dios no tenemos vida eterna.
Septiembre es el mes de La Biblia, pero no es un mes para recordar la importancia de la Biblia solamente. Este debiera ser un mes para desafiarnos a leer Las Escrituras, a estudiarla responsablemente, a amarla y a obedecerla. “Toda Escritura es inspirada divinamente y útil para enseñar, para redargüir, para corregir, para instituir en justicia, para que el hombre de Dios sea perfecto, enteramente instruido para toda buena obra” (2 Timoteo 3:16-17)
¡A Dios la Gloria!
NUESTRO REFUGIO ETERNO
“Señor, tú nos has sido refugio en generación y en generación”
(Salmo 90:12)
Este Salmo, escrito por Moisés, comienza contrastando la grandeza y eternidad de Dios con la fragilidad del ser humano. Moisés comienza diciendo: “Señor, tú nos has sido refugio en generación y en generación” (Salmo 90:1). Esta declaración, está llena de un profundo significado. El Señor Soberano, es el refugio y defensa para Su pueblo. Ningún otro como Moisés, pudo hacer tan notable declaración, el pueblo de Israel durante su peregrinaje por el desierto, vivió en constante necesidad de refugio, abrigo y protección y basado en su experiencia nos declara que “Adonai”, el Señor Soberano, durante los cuarenta años en el desierto fue su Refugio.
Del mismo modo, en nuestro peregrinaje, el único refugio confiable es nuestro Señor. Han pasado grandes imperios, han caído grandes castillos y construcciones, hombres fuertes y poderosos han mu**to, sin embargo, nuestro Dios permanece para siempre. “Antes que naciesen los montes, y formases la tierra y el mundo, y desde el siglo y hasta el siglo, tú eres Dios” (Salmo 90:2). Sería una verdadera insensatez poner nuestra confianza en aquellas cosas pasajeras y frágiles de la vida. Las riquezas, una buena salud, un buen trabajo, etc., son pasajeros, por lo tanto, no son dignos de confianza y no podremos encontrar refugio seguro, en algo que es temporal . Todo lo de este mundo no es refugio seguro. Sólo Dios es seguro refugio, Él es eterno y es Fiel y solo en Él podemos encontrar la verdadera felicidad y tranquilidad para nuestra alma.
Tampoco el ser humano puede ser considerado un refugio seguro, porque es inconstante y cambiante (Santiago 1:8) y tan frágil como cualquiera de nosotros. Este Salmo nos enseña, que la vida del hombre es muy frágil y corta. Nuestra vida es “como un sueño; como la hierba que crece en la mañana: en la mañana florece y crece; a la tarde es cortada, y se seca” (Salmo 90:6). Por más fuertes o inteligentes que nos creamos, nuestras vidas tienen sus días contados. Es Dios quien nos hace volver al polvo de la tierra, es Dios el dueño de nuestra vida. Nuestra vida es como la flor del campo, que pasa rápido su belleza, pronto se marchita y se seca. No es que seamos pesimistas, tratamos de ser lo más realistas posible. La vida sin Dios está llena de pesimismo y desencantos y sin tener a qué aferrarse, en cambio, con Cristo tenemos un refugio seguro, que nos da la vida eterna.
En este tiempo de incertidumbres, donde todo el futuro se visualiza muy inseguro, aún no sabemos cómo terminará todo esto. Te invitamos a que vengas a Cristo y podrás encontrar un refugio para tu alma. La seguridad del alma se encuentra en el Señor, sólo Él puede dar vida eterna y verdadera paz y tranquilidad. No podemos ofrecer riquezas, tampoco una vida sin enfermedades y problemas. Lo que sí podemos asegurar que, si crees en Cristo de corazón, podrá tener vida eterna y nada ni nadie te podrá quitar esa seguridad, porque es una promesa del Dios Eterno y Fiel, que nos ha sido refugio de generación en generación.
¡A Dios la gloria!
EL ALIMENTO MAS NUTRITIVO PARA EL ALMA
“Dejando pues toda malicia, y todo engaño, y fingimientos, y envidias, y todas las detracciones, Desead, como niños recién nacidos, la leche espiritual, sin engaño, para que por ella crezcáis en salud:” 1 Pedro 2:1-2
La alimentación durante los primeros seis meses de vida de un bebé son claves para su desarrollo y crecimiento, un gran número de estudios comprueban que la alimentación más saludable en esta etapa es la leche materna, la cual ningún otro alimento puede sustituir, pues en ella están todos los elementos nutritivos y sustancias inmunológicas que protegerán al bebé inicialmente contra infecciones, alergias u otras enfermedades que podrían ser perjudiciales incluso mortales.
El apóstol Pedro, realiza una clara comparación entre el alimento nutritivo para el cristiano y aquellos seudo alimentos, que no hacen nada más que perjudicar el crecimiento espiritual. Hemos escuchado en muchas ocasiones a los nutriólogos que una alimentación desbalanceada, es decir, que incorpora una escasa cantidad de alimentos ricos en vitaminas y minerales y los reemplaza o mezcla con alimentos altos en grasas, colesterol y sodio, al poco tiempo nos llevarán a padecer enfermedades crónicas. De igual forma, el apóstol Pedro, nos aconseja que el hijo de Dios no puede crecer si se alimenta equivocadamente de engaños, fingimientos, envidias. Esto significa, que debemos renunciar completamente a nuestros pecados, dejando atrás nuestra antigua manera de vivir, así lo dijo Pablo a los Efesios “En cuanto a la pasada manera de vivir, despojaos del viejo hombre, que está viciado conforme a los deseos engañosos,” (Ef. 4:22 R. 1960), cuando Pablo dice “despojaos del viejo hombre”, se refiere a que debemos dejar algo por completo, no a medias, tal como lo haría un mendigo que decide deshacerse de sus ropas sucias e inmundas. Sin duda, esta será una gran lucha espiritual para el creyente. Nuestro viejo hombre, esta naturaleza pecaminosa, no encontrará otra alternativa que Cristo, quien es el único camino para la vida eterna, Cristo es el pan de vida, Cristo es el alimento más nutritivo para nuestra alma “…Yo soy el pan de vida: el que á mí viene, nunca tendrá hambre; y el que en mí cree, no tendrá sed jamás.” Jn. 6:35
Quien busca a Cristo, debe hacerlo por medio de Su Palabra, la Biblia, Jesús mismo lo dijo “Escudriñad las Escrituras, porque á vosotros os parece que en ellas tenéis la vida eterna; y ellas son las que dan testimonio de mí.” Jn 5:39. Dios se ha revelado por medio de Su Palabra y en ella encontraremos el único alimento espiritual que tiene poder para cambiar y purificar nuestra alma. El mundo nos ofrecerá como alimento el materialismo, la sicología, las ciencias ocultas, etc. Todas ellas banalidades o trivialidades que no harán nada más que enfermarnos, llenándonos de ansiedades, afanes y enfermedades del alma que impedirán nuestro crecimiento y desarrollo espiritual. Mientras nos alimentemos mal, seguiremos siendo cristianos inmaduros, niños espirituales, llevados de un lugar otro por sentimentalismos o creencias erradas producto de una pésima nutrición (Ef. 4:14).
El Crecimiento espiritual, siempre irá marcado por un deseo intenso y un deleite placentero en La Palabra de Dios, seguramente, con la misma intensidad que el apetito de un bebé por la leche materna. Que Dios nos ayude a buscar Su Palabra como David lo interpreta en el Salmo 19:10 “Deseables son más que el oro, y más que mucho oro afinado; Y dulces más que miel, y que la que destila del panal.”
¡A Dios la Gloria!
ENTREGAR NUESTRA VIDA EN LAS MANOS DE DIOS
“Porque mis pensamientos no son vuestros pensamientos, ni vuestros caminos mis caminos, dijo Jehová.” (Isaías 55:8)
Si comprendemos la soberanía de Dios en todos los aspectos de nuestras vidas, entendemos que los planes de Él son perfectos, tal vez no los comprendemos, pero sabemos que son los mejores.
¿Has entregado realmente tu vida a Dios? Muchas veces, creemos de corazón que sí lo hemos realizado completamente. Sin embargo, cuando vivimos una situación extrema, comprendemos realmente lo que es entregar nuestra vida a Dios. Un punto de inflexión en nuestras vidas en el cual lo único que podemos hacer es entregarnos en las manos de Dios.
Ejemplo de esto es una enfermedad catastrófica en la que existen grandes posibilidades de morir. ¿Qué pasa cuando una enfermedad grave nos es diagnosticada, y creemos que estamos iniciando lo mejor de nuestras vidas, tenemos hijos pequeños que creemos que nos necesitan para llegar a ser buenos cristianos, un matrimonio que está comenzando a adquirir una madurez, una casa, una profesión que comenzamos a disfrutar, cargos y responsabilidades en la iglesia? De un minuto a otro, se presenta la posibilidad de dejar de existir producto de una enfermedad, y lo único que podemos hacer es depositar nuestras vidas en las manos de Dios.
Cuando vivimos este tipo de situaciones, la palabra vulnerabilidad cobra sentido en toda su amplitud. Sin embargo, tenemos una “Puerta de Salida”, y esa nos la da Dios: Es en esos momentos donde entendemos lo mínimo de nuestra existencia y la magnitud de nuestro Dios. ¡Debemos confiar en la perfección de sus planes y también en que Él siempre hace lo mejor para Sus hijos! Especialmente en esos momentos de aflicción cuando estamos cansados y nos es muy difícil dar un sentido lógico a lo que nos está tocando vivir. Mateo 11:28 nos dice “Venid á mí todos los que estáis trabajados y cargados, que yo os haré descansar.”
Siguiendo el ejemplo de esta enfermedad, es común llegar a un pabellón, ese lugar frío al cual arribamos llenos de miedo y con una muy grande sensación de vulnerabilidad, lleno de personas extrañas las que en un instante se convierten en un instrumento de Dios y nos entregan contención y calma a pesar de lo desconocidas que son para nosotros. Es aquí, donde muchas personas logran soltar el gobierno de sus vidas y consiguen abandonar por completo toda su vida ante las manos de Dios, y dejan que Él se manifieste según su voluntad sobre su cuerpo y se convierten en un instrumento para que otros vean concretamente Su gloria a través de su experiencia. Por esto, es de gran importancia el concientizar en nuestros corazones lo que significa entregarnos y poner a libre disposición de Dios nuestras vidas.
Y tú, ¿Has entregado tu vida a Dios para que pueda disponer de ti completamente, manifestar Su gloria y ser de bendición para otros?
¡A Dios la Gloria!
¿QUÉ DICE LA BIBLIA ACERCA DE LA PEREZA?
“Perezoso, ¿hasta cuándo has de dormir? ¿Cuándo te levantarás de tu sueño? Prov. 6:9”
La primera ley de movimiento de Newton establece que un objeto en movimiento tiende a permanecer en movimiento, y que un objeto en reposo, tiende a permanecer en reposo. Esta ley se aplica a la gente. Mientras que algunos son naturalmente impulsados a completar proyectos, otros son apáticos, requiriendo motivación para vencer la inercia. La pereza, siendo un estilo de vida para algunos, es una tentación para todos. Pero la Biblia es clara en que, ya que el Señor ordenó el trabajo para el hombre, la pereza es pecado. “Ve a la hormiga, oh perezoso, mira sus caminos, y sé sabio” (Proverbios 6:6).
La Biblia tiene mucho que decir acerca de la pereza. Los Proverbios especialmente, están llenos de sabiduría concerniente a la pereza y advertencias a la persona perezosa. Ellos nos dicen que una persona perezosa odia el trabajo: “El deseo del perezoso le mata, porque sus manos no quieren trabajar” (21:25); le encanta dormir: “Como la puerta gira sobre sus quicios, así el perezoso se vuelve en su cama” (26:14); da excusas: “Dice el perezoso: El león está en el camino; el león está en las calles” (26:13); desperdicia tiempo y energía: “También el que es negligente en su trabajo, es hermano del hombre disipador” (18:9); él cree que es sabio, pero es un tonto: “En su propia opinión el perezoso es más sabio que siete que sepan aconsejar” (26:16).
Proverbios también nos dice el final que le espera al perezoso: “La mano de los diligentes señoreará; mas la negligencia será tributaria” (12:24); su futuro es sombrío: “El perezoso no ara a causa del invierno; pedirá, pues, en la siega, y no hallará” (20:4); puede llegar a empobrecer: “El alma del perezoso desea, y nada alcanza; mas el alma de los diligentes será prosperada” (13:4).
No hay lugar para la pereza en la vida de un cristiano. A un nuevo creyente verdaderamente se le enseña que “...por gracia sois salvos por medio de la fe; y esto no de vosotros, pues es don de Dios; no por obras, para que nadie se gloríe” (Efesios 2:8-9). Pero un cristiano puede volverse haragán si erróneamente cree que Dios no espera fruto de una vida transformada. “Porque somos hechura suya, creados en Cristo Jesús para buenas obras, las cuales Dios preparó de antemano para que anduviésemos en ellas” (Efesios 2:10). Los cristianos no son salvos por obras, sino que muestran su fe mediante sus obras. “. . . yo te mostraré mi fe por mis obras. . . Porque como el cuerpo sin espíritu está mu**to, así también la fe sin obras está muerta” (Santiago 2:18, 26). La pereza viola un propósito de Dios – las buenas obras. El Señor, sin embargo, da poder a los cristianos para vencer la propensión de la carne a la pereza, al darnos una nueva naturaleza (2 Corintios 5:17).
En nuestra nueva naturaleza, somos motivados a ser diligentes y productivos por amor a nuestro Salvador quien nos redimió. Nuestra antigua propensión hacia la pereza – y todos los demás pecados – ha sido reemplazada por un deseo de vivir una vida santa: “El que hurtaba, no hurte más, sino trabaje, haciendo con sus manos lo que es bueno, para que tenga qué compartir con el que padece necesidad” (Efesios 4:28). Estamos convencidos de nuestra necesidad de proveer para nuestras familias a través de nuestro trabajo. “Porque si alguno no provee para los suyos, y mayormente para los de su casa, ha negado la fe, y es peor que un incrédulo” (1 Timoteo 5:8); y para otros en la familia de Dios: “Antes vosotros sabéis que para lo que me ha sido necesario a mí y a los que están conmigo, estas manos me han servido. En todo os he enseñado que, trabajando así, se debe ayudar a los necesitados, y recordar las palabras del Señor Jesús, que dijo: Más bienaventurado es dar que recibir” (Hechos 20:34-35).
Como cristianos, sabemos que nuestros trabajos serán recompensados por nuestro Señor, si perseveramos en ser diligentes: “No nos cansemos, pues, de hacer el bien; porque a su tiempo segaremos, si no desmayamos. Así que, según tengamos oportunidad, hagamos bien a todos, y mayormente a los de la familia de la fe” (Gálatas 6:9-10); “Y todo lo que hagáis, hacedlo de corazón, como para el Señor y no para los hombres; sabiendo que del Señor recibiréis la recompensa de la herencia, porque a Cristo el Señor servís” (Colosenses 3:23-24); “Porque Dios no es injusto para olvidar vuestra obra y el trabajo de amor que habéis mostrado hacia su nombre, habiendo servido a los santos y sirviéndoles aún” (Hebreos 6:10).
Los cristianos deben trabajar con la fortaleza de Dios para evangelizar y discipular. El apóstol Pablo es nuestro ejemplo: “…que es Cristo en vosotros, la esperanza de gloria, a quien anunciamos, amonestando a todo hombre, y enseñando a todo hombre en toda sabiduría, a fin de presentar perfecto en Cristo Jesús a todo hombre; para lo cual también trabajo, luchando según la potencia de él, la cual actúa poderosamente en mí” (Colosenses 1:27b-29).
Aún en el cielo, continuará el servicio de los cristianos a Dios, aunque ya no abrumados por la maldición (Apocalipsis 22:3). Libres de enfermedad, tristeza y pecado – aún de pereza – los santos glorificarán al Señor por siempre. “Así que, hermanos míos amados, estad firmes y constantes, creciendo en la obra del Señor siempre, sabiendo que vuestro trabajo en el Señor no es en vano” (1 Corintios 15:58).
¡A Dios la Gloria!
*gotquestions.org
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