Vivêt
Para criar, para vivir y para crecer es imprescindible la experiencia. Para acompañar esa experiencia nace Vivêt.
Hasta el 2024 🌿
Vengo rumiando desde hace tiempo la idea de desconectarme fuerte de la pantalla que llevo en mi mano tantas horas al día.
A veces la crianza se me hace pesada y tiendo a caer en escaparme. El movil está muy accesible y me sumerjo en el bucle de scroll infinito. Contenido fácil, evasión sencilla y, la tecnología más eficaz para que mi tiempo vuele.
Quiero hacer cosas que me gustan y últimamente nunca tengo tiempo. Sin embargo le dedico horas a esta pequeña maquina y todo lo que tiene que contarme.
Un descanso y después veremos. Pero de momento necesito un descanso largo.
Quería anunciar la formación que dará Esther Zarrias en el norte (os dejo un enlace en mi perfil) en la que estoy colaborando en la organización. Esa parte que me encanta: cuidar de todo y de todos, con mimo, con alegría. Estaré unos días más para la difusión desde el ordenador, pero desde ya me desinstalo la app del móvil. Parar el ruido externo y centrarme solo en los ruidos y sonidos de mi alrededor.
Dejo este lugar por una temporada, pero ojalá que, si te apetece, puedas enviarme algún mensaje o algún email contado cómo estás, traspasando la impesonalidad de esta red social y volviendo al tú a tú. ¡Cómo echo de menos eso!
No soporto más el malestar que me genera alejarme de mi misma y de mi alrededor. Quizás vuelvo en un tiempo, pero mientras, puedes apuntarte a la newsletter (tienes el enlace en mi perfil) quiero revivirla, un par de mails al mes, contar las cosas más directas, de otro modo. Vente y nos seguimos encontrando.
Un abrazo inmenso, me retiro a afianzar mi faro. Nos vemos en el 2024 🗓️
El amor incondicional 💕
Y para cerrar esta serie de pequeñas cosas (o no tan pequeñas) que si tengo en mi maternidad, que si me llenan el cuerpo y el alma vengo con la más transversal de todas: el amor incondicional.
Cuando una criatura llega a la vida de una madre o un padre aparece ese amor desconocido hasta entonces, que empapa la vida al completo y que nos hace mejores. Crecemos toda la familia, se ensancha el pecho, se cuela luz por otros rincones y todo tiene un sentido nuevo.
La primera vez que vi a mi hijo me pareció increíble que mi cuerpo hubiese creado a un ser vivo. Ahora, cuando le miro, todavía siento una emoción interna pensando “ostras, esta criatura maravillosa ¡es mi hijo!”.
Con mi hija siento lo mismo. Ese amor que ya nunca va a menguar, que solo crece, se expande y se mantiene intacto por encima de todas las cosas.
Cuando los días son duros, la vida se pone intensa y no sabemos muy bien que hacemos aquí, a mi me gusta callar un ratito a la mente y mirarles. Observar a mi familia con el corazón abierto. Y ese amor que siento, ese amor incondicional, me da fuerza y alegría para afrontar de nuevo lo que sea que tenga delante.
“Si tenemos” el amor, el amor como motor, como belleza, como alegría, como sentido y fin en sí mismo.
Gracias por acompañarme a lo largo de lo que Si tenemos. Y, ¿que es lo que tú si tienes? Me encantaría leerte en comentarios.
Los recuerdos de infancia 🛝
A mi hay una cosa que me reconecta especialmente con mis criaturas: recordarme a mi de niña.
Cuando le pido a mi hijo, por vez 325, que vayamos a lavar los dientes y él insiste, muy fuerte, en seguir haciéndole cosquillas a su hermana, excitándola de manera ideal para que se duerma enseguida (modo ironía súper activado, acaba de ocurrir hace un rato, como casi cada día), si, en ese momento, puedo colocarme en esa escena siendo yo una niña, todo pierde peso, trascendencia y gravedad. Me recuerdo ahí, absorvida por el momento, la emoción, el juego, la energía vital…no era ni capaz de escuchar a mi madre. Si conecto con ese recuerdo puedo respirar y tomármelo con mucha más ligereza.
Puedo integrar, poco a poco, solo a ratitos, que este es el caos de ahora, el momento de ahora, que se va, se escapa, no vuelve, no es eterno y que, aunque muchas veces no tenga tiempo ni ganas de verlo, es el mejor caos del mundo.
Me desbordo infinitas veces a lo largo de una semana. Y vuelvo una y otra vez a buscar mi equilibrio y remo con fuerza para alcanzarlo de nuevo. Hay tanto que cuidar, tanto que sostener, tanto que acompañar en la crianza que puede parecerme de una intensidad insoportable. Pero cuando me pongo en mi de niña, todo adquiere una relevancia menor, conecto con la alegría y pienso a menudo, que es así cómo desearía que mis hijos volviesen a su infancia: encontrándose, en momentos complejos, con recuerdos alegres dentro de si mismos.
Lo que sí tenemos para conectar con nuestras criaturas es nuestra propia infancia, no lo olvidemos, no hay mejor herramienta, no hay mejor viaje.
Y tu, ¿conectas con tu yo niña/o y puedes sentir lo que sentías por tus abuelas y abuelos, por ejemplo? ¿Puedes sentir cómo disfrutabas de un helado en la playa? ¿O de una fiesta de cumpleaños? ¿Y la alegría que no te dejaba parar cuando tu madre te decía que dejases de correr por todas partes? Una vez fuimos pequeñas criaturas no lo olvidemos. ✨
La ligereza 🪶
A veces, en la crianza, nos informamos (o nos formamos),leemos y nos hacemos nuestro propio molde: sin gritos, sin pantallas, sin azúcar hasta por lo menos los dos años, sin castigos, sin obligar, con respeto, a demanda de las criaturas, con libertad de elección para casi todo, con escucha activa y comunicación no violenta, sin condicionar nunca con un “muy bien”, buscando el proyecto educativo perfecto, esforzándonos en ofrecer actividades de calidad, comida real, naturaleza, juguetes de madera y postres saludables en los cumpleaños. Esto es solo una lista aleatoria de cosas que se me ocurren, podéis quitar o añadir aquellas que se os vengan a la mente. La lista suele ser muy larga, exigente, agotadora.
No digo que no tengamos que ir haciendo un camino interno de conexión con formas amorosas de criar, eso me parece fundamental para construir una sociedad amable con las personas y el entorno. Digo que, nos encorsetamos en un molde que nos creamos y cada vez que queremos salir de él, o que lo pensamos, o que ocurre algo que nos saca de ahí, o que mil millones de cosas pueden pasar, nos cuestan, nos resultan dolorosas y difíciles, sentimos culpa, sentimos que no somos suficientes, nos exigimos más y mejor, pensamos que todavía nos queda mucho que mejorar, hacer o aprender.
Lo que, por suerte, sí tenemos es la libertad para cambiar de opinión. La ligereza para sentirnos suficientes con lo que si tenemos, si somos, si hacemos. Y para mi, es desde esa ligereza desde la que podemos conectar con nuestro interior, con quienes somos realmente, con nuestras necesidades reales y, de ese modo, disfrutar más de la crianza, de la maternidad, de la vida. Porque…¿hay algo más importante que vivir y criar con gozo y amor? Yo creo que no.
12. Las celebraciones 🎉
Es importante cargar de sentido nuestra vida. Y para ello no hacen falta grandes propósitos sino poner atención en n nuestros días. Más allá de las pequeñas cosas, que nos permiten poder ser conscientes de la fortuna y belleza que nos acompaña (en una sonrisa de nuestro hijo, en el sol cuando amanece e inunda mi salón, el olor de la higuera en verano), están los grandes acontecimientos. ¿Y cuales son esos grandes acontecimientos Aquellos que vivimos como tales y que marcan nuestro calendario vital.
Dice Byung Chul Han, en su libro “La desaparición de los rituales”, que los ritos y rituales sirven para darle consistencia al tiempo, aumentan nuestra experiencia de duración temporal, lo ordenan y lo hacen habitable. Hoy, en un mundo que nos insta constantemente a estar presentes o al “aqui y ahora”, el tiempo nos vuela, se desintegra. El tiempo necesita lugares a los que agarrarnos, los rituales o las celebraciones nos permiten ordenar nuestra existencia, le dan estabilidad, le aportan sentido.
Celebrar cada año, ritualizar algunos momentos del calendario, y repetir, repetir y repetir. Celebrar cumpleaños, ir cada año a la fiesta del pueblo, encender una hoguera cada San Juan en el mismo lugar y con la misma gente, acudir cada verano a ese mismo campamento, repetir lugar de vacaciones y encontrarnos con las mismas amistades. Celebrar la vida, darle sentido a nuestro tiempo.
Lo que si tenemos son las celebraciones, y los rituales que nos llenan de sentido, agradecimiento, pertenencia y generan comunidad.
La naturaleza 🌿
Rachel Carson decía en su libro “Primavera silenciosa”, con el que dio inicio al movimiento ecologista en 1962:«Aquellos que contemplan la belleza de la tierra encuentran reservas de fuerza que perdurarán mientras dure la vida. Hay algo infinitamente curativo en los repetidos estribillos de la naturaleza: la seguridad de que el amanecer llega tras la noche y la primavera tras el invierno».
Ese ritmo de la naturaleza tiene mucho que ver con el ritmo de la infancia, con el ritmo de los días, con el ritmo de la vida. Por ello pasar tiempo en el bosque, en el campo, en la playa, en un río, en un parque…es algo súper necesario y sanador.
Cuando la energía en casa se vuelve densa sé que lo que falta es salir: bajar a la huerta, a dar un paseo, escaparnos media hora a la playa, recoger flores o palos, ir a buscar moras, buscar nidos de pájaro o bichos con la lupa… En definitiva, salir a la naturaleza.
Incluso cuando tenemos bebés, solo bajar a pasear con el foulard o el carrito, por una zona un poco verde y tranquila nos hace cambiar el modo interno, la vibración, el humor, nos recarga y todo se ve un poquito más ligero.
Sí tenemos espacios naturales y verdes a los que acudir para reconectarnos con nosotras mismas, con nuestras criaturas, con nuestro entorno y con la vida. Da igual lo duro que sea el día, plantarnos un rato delante de las olas del mar, mojar los pies y que nuestr@s hij@s entierren sus manos en la arena, transforma, aligera, conecta, da fuerza.
Vayamos a la naturaleza, que no nos de pereza, es lo más barato y sanador que tenemos a nuestro alcance.
Los libros 📚
Siempre tuve claro, por todo lo que estudié alrededor del tema, que iba a tratar de alargar el máximo tiempo posible la vida sin pantallas para mis hij@s. ¿Por qué? Pues porque hoy en día vivimos en un exceso de tecnología y hay mucha falta de contacto con la naturaleza, con lo tangible, con lo real. Y porque los primeros años de vida el cerebro es mucho más sensible a la sobrestimulación, impiden el buen desarrollo del lenguaje, generan dependencia, dificultan una buena calidad de sueño, no es fácil distinguir, aún, entre realidad y ficción… Un día haré un post solo de esto.
Los libros son siempre el mejor recurso para cualquier momento de caos. Cuando hay hambre pero a la comida le faltan unos minutos: “ven, que mientras leemos un libro”; cuando el ambiente está muy estimulado y hace falta calma: “ven que leemos un libro”; cuando llegamos a casa con mucho cansancio, un libro siempre es una buena opción. Cuando viajamos y se hace largo el trayecto: sacamos un libro. Para conectar, para relajarnos, para disfrutar…
Durante el curso, un día cada dos semanas, nos pasamos por la biblioteca del pueblo a coger libros.
Cada noche leemos antes de dormir. Si hay días que vamos peor de tiempo, que hay demasiado cansancio, leemos poesía. Pero intentamos que sea una rutina inamovible y, sin duda, es uno de los mejores momentos de nuestro día.
Cuando viajamos solemos visitar alguna librería y volvemos a casa con algún libro, a veces en otro idioma.
Sí tenemos los libros para acompañarnos en nuestro día a día. Busquemos formas de que estén en nuestra vida, es la mejor fórmula para promover el gusto por la lectura de nuestras criaturas.
La pareja real ❣️
Siempre digo que tener un hij@ trae consigo una crisis de pareja. ¿Es esto malo?
Crisis es cambio y la Mapaternidad es uno de los mayores cambios que se dan en una pareja, ya no podemos vernos igual porque ya no somos iguales. Hay que aprender a desempeñar ese nuevo rol, el de madre o padre. Hay que reajustarse en un nuevo lugar dentro de la familia, hay una persona más, ya no somos sólo dos.
Descubrimos nuevos matices y rasgos en la otra persona. Obvio, nunca antes le habíamos visto siendo mapadre. A veces nos encanta y otras veces nos cuesta aceptar.
A ratos querríamos tener al lado a la pareja perfecta que cubra todas nuestras expectativas, que haga y deshaga como a mi me gustaría. Que siempre esté al 100% en la crianza y en la pareja. Pero, lo cierto, es que esa perfección no existe, ni debemos esperarla, porque solo nos llevará a la frustración y al conflicto. Aceptarnos como somos en cada momento. Que ambos tengamos la mente abierta para aprender uno del otro. Que las diferencias, en realidad, sumen puntos de vista. Que las distintas formas de hacer no nos hacen ser incoherentes en la crianza, sino que nos retan constantemente a trabajar en equipo encontrando pequeños equilibrios.
Si no podemos encontrarnos en las diferencias, ¿qué nos queda? ¿Que le estamos enseñando a nuestr@s hij@s?
Yo siento que, después de muchos años y dos criaturas, mi pareja y yo somos un gran equipo. Lo que si tengo es: una pareja real con todas sus imperfecciones, igual que yo tengo las mías, que amplía mi visión, de la que aprendo mucho, y a la que respeto y admiro por quien es.
Y sobre todo: una pareja que me sostiene y sostiene a nuestra familia cuando yo no puedo hacerlo. A su manera, sin hacerlo perfecto, pero sí con amor, cariño y empatía. Y, ante eso, lo que me sale es, también, sostenerlo cuando lo necesita, y agradecer el gran equipo que formamos.
Sin idealizar: por supuesto también con conflictos y crisis. 😉
El humor y la risa 🤣
Si hay algo que a mi me funciona en la vida es reírme mucho de todo. Ponerle ligereza y humor. Reír, reír y reír.
Las rabietas, las resistencias, los miedos…todo funciona mejor si podemos ponerle humor.
Mis herramientas favoritas para la supervivencia en la crianza son: las cosquillas, las bromas y los chistes.
Me doi cuenta de que cuando hay humor en casa hay una energía de alegría, todo es más fácil y fluye mejor.
Lo que sí tenemos es la capacidad de reírnos en la vida, sacarle el lado divertido incluso a los momentos más complejos, porque si conseguimos hacerlo son muchísimo más fáciles de transitar.
*Recomendación: Si los viajes en coche se os hacen cuesta arriba con las criaturas, poned chistes en alguna plataforma de audio y que la risa os acompañe 😉
Si aceptáis una recomendación políticamente incorrecta, buscad a Luis Pescetti y llenad el coche de carcajadas al ritmo de c**os, p**os, c**as y puercos 🐷
Escuchar mi propio corazón 🫀
A veces hace falta esconderse en una caja de cartón y mirar afuera solo por un agujerito de la tapa. El último mes estuve metída en mi cajita de cartón y miraba el mundo por un agujerito.
Han sido unas semanas duras, difíciles y también tristes. Nada que no supiese que ocurriría, pero el saber no nos exime del dolor.
Mi abuela murió y, aunque ya hace mucho tiempo que sabía que eso iba a ocurrir más pronto que tarde, fue tan triste, y tan doloroso decirle adiós, que sé que me va a costar un tiempo no pensar en ella cada día de mis días.
Mi abuela M era mi madre de repuesto. La mía me parió y sobrevivió y nos sacó adelante con infinito trabajo y todo el esfuerzo del mundo y mucha ausencia. Todo no se puede. Y mi abuela M estuvo siempre y, casi cada día ocupando ese vacío, era mi madre de repuesto.
No sé nada de la muerte, ha sido benévola y no me ha acompañado demasiado de cerca a lo largo de mi vida. Acompañar a morir a mi abuela sin saber nada de la muerte ha sido impactante y a la vez todo un aprendizaje.
Si ya venía de un tiempo nada fácil en el trabajo, en casa, en la maternidad, en la estabilidad emocional…este duelo ha llegado para que ponga mi mano en el pecho, cierre los ojos y escuché mi propio corazón.
Quiero impulsar Vivêt de nuevo con algunos cambios y mucha energía. Estoy en ello, vuelvo muy pronto. Con cosas nuevas y otras no tanto. No se me han acabado las Cosas que sí tenemos, mañana traigo la siguiente.
Gracias por seguir aquí. Un abrazo inmenso ✨
El bañito 🛁
¿Quien no ha preparado algún día la bañera para sus criaturas a media tarde como herramienta de meditación y calma?
Hay días que se hacen tan largos que llenar la bañera, o incluso proponer un ducha rapidita, lo resuelve todo. A veces hay lucha para entrar, como si el agua encogiese sus, ya de por si, pequeños cuerpos, pero la salida se alarga tanto que da tiempo a un descanso, un respiro, un cargar las pilas y darle al último arreón del día.
No tenemos la paciencia infinita, no existe. Ni la energía interminable, se acaba. Pero sí tenemos el agua, ya sea la ducha o la bañera. Un ratito de juego tranquilo y de respiro para las adultas que acompañamos 😉
*Consejo: unas gotitas de aceite esencial de lavanda o mandarina en el agua ayudan a relajar el ambiente y suavizar la energía.
La vulnerabilidad ✨
Querer hacer todo “bien” en la maternidad (y en la vida) es una jaula de autoexigencia. Cuando tenemos por primera vez a ese bebé en brazos parece que ya nos tiene que poseer el espíritu de la perfección para poder cuidarle como se merece.
Y la realidad es que no es así. Ese bebé, lo que más necesita, son personas que acompañen su crecimieno de manera auténtica, personas reales para habitar un mundo real.
A veces me fustigo porque hay algún pollo y no reacciono como me gustaría, porque estoy cansada, preocupada, triste, fuera de mi centro… Y después me doy cuenta de que la reacción importa para saber dónde quiero poner el foco para hacer cambios, pero que lo más más disruptivo, lo que marca realmente la diferencia es lo que hago con eso que ha sucedido. Cuando me siento con mi hijo a pedirle perdón tras la tormenta, donde le nombro que hay acciones que no están bien y que hay que buscar alternativas, pero que no es él quien es incorrecto, que él es imperfecto y perfecto tal y como es, como todos somos. Cuando lo abrazo, le digo que lo quiero y que poco a poco trato de aprender para hacer las cosas como más en calma me dejen y más demuestren el amor que le tengo.
Cuando lloro con él, o lloramos juntos su padre, él y yo y nos abrazamos nombrando lo importantes que somos unos en la vida de otros.
Lo que si tenemos es la vulnerabilidad. Que nos hace más humanas y humanos, da el permiso para sentir todo lo que viene, para equivocarse, para acoger la vida en toda su plenitud, soltar la exigencia y vivir. VIVIR.
La vulnerabilidad
Querer hacer todo “bien” en la maternidad (y en la vida) es una jaula de autoexigencia. Cuando tenemos por primera vez a ese bebé en brazos parece que ya nos tiene que poseer el espíritu de la perfección para poder cuidarle como se merece.
Y la realidad es que no es así. Ese bebé, lo que más necesita, son personas que acompañen su crecimieno de manera auténtica, personas reales para habitar un mundo real.
A veces me fustigo porque hay algún pollo y no reacciono como me gustaría, porque estoy cansada, preocupada, triste, fuera de mi centro… Y después me doy cuenta de que la reacción importa para saber dónde quiero poner el foco para hacer cambios, pero que lo más más disruptivo, lo que marca realmente la diferencia es lo que hago con eso que ha sucedido. Cuando me siento con mi hijo a pedirle perdón tras la tormenta, donde le nombro que hay acciones que no están bien y que hay que buscar alternativas, pero que no es él quien es incorrecto, que él es imperfecto y perfecto tal y como es, como todos somos. Cuando lo abrazo, le digo que lo quiero y que poco a poco trato de aprender para hacer las cosas como más en calma me dejen y más demuestren el amor que le tengo.
Cuando lloro con él, o lloramos juntos su padre, él y yo y nos abrazamos nombrando lo importantes que somos unos en la vida de otros.
Lo que si tenemos es la vulnerabilidad. Que nos hace más humanas y humanos, da el permiso para sentir todo lo que viene, para equivocarse, para acoger la vida en toda su plenitud, soltar la exigencia y vivir. VIVIR.
Las amigas
Los días malos los arreglan, como por arte de magia, las amigas.
Hace poco, una mujer, me contaba que tras la maternidad había perdido su círc**o de amigas. Y especialmente le pesaba haber perdido a su “mejor amiga”. Ayer, en la peluquería con mi hijo, el peluquero le preguntó cómo se llamaba su “mejor amigo” y él, además de mirarle con cara de extrañado, le dijo que no tenia mejor amigo, que tenia muchos amigos y amigas.
Estas dos situaciones me hicieron reflexionar sobre lo impregnada que tenemos la exclusividad de los afectos. Esta necesidad imperiosa, la que nos ha empujado la sociedad, de jerarquizar la importancia de las relaciones.
No es necesario tener una única mejor amiga o amigo, ni que una tenga prioridad sobre otra. Yo digo muchas veces “mi mejor amiga”, tengo muchas mejores amigas. Es como una forma, para mi, de expresar lo importante que son para mi. Pero no tengo solo una, ni una es más importante que otra, ni una está por encima de otra. Tengo muchas amigas a las que cuido con amor infinito, muchas que me cuidan con amor profundo, muchas por las que me siento inmensamente agradecida porque le llega su cariño y amor. Me siento más querida, cuidada y puesta en valor que nunca. La maternidad me ha unido a muchas mujeres (madres pero también otras que no lo son) de un modo que, durante siglos, se le ha otorgado sólo a la familia.
Tengas una, dos o decenas, las amigas son sostén, amor, apoyo, pilar, cuidado, respeto, alegría, disfrute… Las amigas lo son todo.
Algunas las tengo cerca y se vienen a casa a pasar la tarde de charla. Otras las tengo lejos, pero con sus llamadas o sus audios las siento casi sentadas a mi lado. Gracias a todas y cada una. ❤️
Pd: Obvio también amigos hombres complementan la suerte de la amistad. Aunque hoy quería dedicar este “Lo que si tenemos” a las mujeres amigas.
4. El juego
Tal y como está construida nuestra sociedad actual vivimos para producir, nos convertimos en seres perfeccionistas, frustrados, empujados a la prisa y la aprobación externa. Detener esa rueda y permitirnos el disfrute, el juego, el entusiasmo nos conecta de nuevo con la vida en toda su magnitud.
Nuestras criaturas tienen esa conexión activa y plena, por eso viven para jugar o juegan para vivir. Y es así como integran el mundo, como lo aprenden todo, como caminan la vida.
Proporcionar espacios de juego libre, materiales que permitan ese despliegue y dejarles tiempo para jugar es una de esas claves para mi de un hogar sano.
Pero hoy quería reivindicar el juego como forma de atajar las dificultades en el día a día. Cuando llega la noche, por ejemplo, y mi hijo está agotado, casi todo suele ser un problema (acompañado de un pollo😅). No hay nada que funcione mejor que jugar. A veces jugamos a que yo soy un extraterrestre y él es un terrícola que viene a mi planeta. “Ahora voy a enseñarte cómo se hacen las cosas en mi planeta. Nos gusta quitarnos la ropa y ponernos estas pieles de araña gigante para dormir. Es bueno para el descanso extraterrestre!”. Y se parte el c**o mientras ponemos el pijama. Yo me lo paso bien inventándome chorradas como que en mi planeta nos gusta mucho la colonia de olor a p**o (eso es el sumum de las risas de mi hijo, decir p**o, c**a es ya de nivel pro de diversión) o que solemos ponerle al cepillo de dientes un trocito de c**a de dinosaurio porque saca un brillo especial a nuestra dentadura.
O en la sala de espera del médico, cuando tardan en llamarnos y él se agobia y se aburre, pues jugamos a caminar por las baldosas, o al veo veo, o a qué se parece esa mancha en el techo.
Jugar a que su hermana es un huevo y no se nos puede romper, a que hay fuego en casa y tenemos que salir rápido para el cole…
Sí tenemos el juego para conectar con nuestras criaturas, con el disfrute, con la ligereza en el día a día. No siempre tenemos la paciencia, las ganas, la energía, eso es así y bien está. Pero no nos olvidemos de este maravilloso recurso de conexión que nos puede salvar en cualquier momento.
El silencio
Así como ayer hacía una oda a la música de una casa viva, a lo que suena cada familia, hoy quiero agradecer el silencio que sí tengo cuando todos duermen.
Después del caos de la última hora del día, cuando el cansancio hace mella y hacer las cuatro cosas necesarias antes de ir a dormir (dientes, p*s, manos y pijama) se convierte en una odisea, yo siempre pienso “falta poco falta poco”. Saber que ese rato de paz absoluta está tan cerca me permite sortear las dificultades de ese momento con un poco más de deportividad.
Bajar las luces, hablar bajito, encender una vela, ponerme una infusión y sentir como todo el cuerpo se va relajando. O a veces simplemente quedarme en cama a leer o escribir en el móvil al lado de alguna criatura. Saber a l@s niñ@s dormidas, en paz, a salvo, tranquilas. Saborear ese rato del día tan merecido para todas.
Hay días en la crianza que son como tormentas de invierno, oscuros, pesados, fríos, eternos. En esos días agarro fuerte del hilo de la luna para animarla a que llegue antes a poner la noche, a traer ese ratito de silencio en el que suspiro y pienso “ya está, mañana es otro día”.
Sí tenemos la noche, sí tenemos el silencio. Creo que nunca ha sido tan importante para mí como ahora que tengo hij@s. Mi helado de chocolate en la crianza es el silencio 🍦
Por muy largo que haya sido el día, por muy infinitos que sean los pollos, por muchas que sean las dificultades siempre llega la noche, el silencio, la pausa.
Son las 10 de la mañana, ya falta menos para la noche 😂 ¡Feliz sábado!
BSO: la música de mi hogar
Una casa con vida tiene su propia música. Suena a las cosas que ocurren en ella, a las voces de quienes viven allí, a los ruidos que hace la vida.
Mi hogar suena a pies pequeños que corren por el pasillo de madera, a cucharillas que se caen al suelo, al ring del horno cuando está listo el pan, a risas de cosquillas, a canciones inventadas al piano, a juegos de piratas, a llantos porque quieren brazos, a pájaros en el jazmín de la ventana, a gritos de enfado o llantos desesperados cuando hay límites o no hay acuerdos, a balbuceos delante del espejo, al grifo del lavabo, al programa corto de la lavadora y el eco del lavavajillas, también a naves espaciales que aterrizan en Marte, o al sacudir de la ropa mojada antes de tenderla. Suena a música de Marcos, a refranes de mi abuela, a “esa canción otra vez?”, a rodillas diminutas que gatean el pasillo de madera, a lluvia en el tejado, lloros, gritos, risas, al roce sutil de las caricias…la vida no se calla nunca.
Sí que tengo mi BSO, la música a la que suena mi hogar. Cada casa, cada familia tiene su propia banda sonora. Me encanta pensar que a medida que pasan los años y van cambiando las melodías, de repente se cae una cucharilla al suelo y mi mente me traslada a otro momento, a esa época en la que en casa mi hija se dedicaba a tirar cucharas al suelo por el simple placer de provocar sonido. O si escucho los balbuceos de otro bebé, viajo automáticamente a cuando mi hijo nos contaba cosas en su idioma moviendo las manos, de pie en la trona, con un pijama de rayas.
Los sonidos también son vehíc**o para la memoria. Los sonidos también hacen un hogar. ¿A qué suena el tuyo?
El cuerpo lleno de cuerpos 🙌🏻
La maternidad es cuerpo, es embarazo, es parir,amamantar, abrazar, portear, acariciar, coger en brazos, tocar… Todo, o parte, da igual, la maternidad atraviesa indiscutiblemente el cuerpo y, más allá de la intensidad que a veces desborda, creo que hay pocas situaciones en las que una pueda sentirse tan refugio, tan hogar, tan casa.
Sí tengo un cuerpo, que es alimento y hogar para mis criaturas, un cuerpo que es visto por ellas como el más perfecto de todos porque es donde se sienten siempre a salvo. La maternidad me ha enseñado a honrarlo tal y como es, en toda su imperfección perfecta.
Agradezco a mi cuerpo toda su capacidad de ser refugio, agradezco a toda mi piel la capacidad de transmitirle amor a mis hij@s.
Cuando era un poco más pequeño, mi hijo solía decirme: “hazme un nidito mamá”, y yo, cruzaba las piernas y dejaba el hueco perfecto para su c**o. Se sentaba y nos abrazábamos. ¿Importaba algo más en ese instante? Ser casa, ser refugio, ser hogar, ser nidito.
Lo que si tenemos: un cuerpo lleno de cuerpos ❤️
LO QUE SÍ TENEMOS ✨
En una segunda maternidad la vida aprieta un poquito más: hay más necesidades que atender, más ropa que lavar, más bocas que alimentar, más virus, más mimos que repartir, menos tiempo para la pareja, para una misma, para cada una de las criaturas…
Es por eso que me lanzo un reto a mí misma, el de mirar LAS COSAS QUE SÍ TENEMOS. Para acompañarme en mi deseo de afrontar la vida desde todo aquello que hace que merezca la pena, voy a compartir 15 cosas que sí tenemos como familia, que sí tenemos en mi casa, las cosas que sí somos, a lo que sí llegamos, todo aquello diminuto, grande o gigante que sí está, que sí ocurre, que me saca una sonrisa, que me calienta el alma, que me hace sentir afortunada.
Hace tiempo aprendí que, para poder afrontar todas las dificultades es importante recordar porqué queremos afrontarlas. ¿Qué es lo que nos hace seguir remando a pesar de las tormentas, o de que nos duelan los brazos?
LAS COSAS QUE SÍ TENEMOS :)
Pd: No se trata de edulcorar, soy consciente de las sombras y de la necesidad de mostrar la cara b, y al mismo tiempo, en este momento de mi vida, necesito recordarme porqué merece la pena el camino, poner mi ojo en todo lo que sí tengo y no solo en lo que me falta. Ojalá sirva de inspiración o simplemente saque una sonrisa. ✨
La hoja en blanco 🗒
Se acaba un año y podríamos hacer muchas cosas: rituales de cierre, listas de agradecimientos, una carta de despedida a la que fuimos, escribir lo que ya queremos dejar atrás con ese año…
Y comienza otro y, aquí, podríamos querer llenarlo ya de deseos, de propósitos, de nuevos planes, de logros, de expectativas.
Hoy os invito, y me invito a mi misma también, a vivirlo como una nueva hoja en blanco. La hoja en blanco es todas las posibilidades a la vez, todos los deseos y planes posibles. La hoja en blanco es un refugio en el que confiar y simplemente vivir.
Entremos en 2023 con calma, amor y presente. Y sucederá todo lo que tenga que suceder.
Muchas gracias a todas las personas que seguís ahí a pesar de mi ausencia este año. Ha sido de una intensidad tan grande que lo despido con ganas 😅 He intentado escribir una newsletter estas últimas semanas, pero llevamos más de un mes enlazando virus en casa y la vida me reclamaba demasiado. Habrá news en enero, y más cosas que quiero que se vengan pronto por aquí. Mientras tanto, os deseo amor, mucho amor para todo. Vivir desde el amor cada pequeña cosa, cada gran situación.
Feliz y presente 2023 lleno de amor 💫
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