Mundo de Morfeo

Reflexión de hoy:
Y la vida, con su enorme sabiduría te enseña que durante sus etapas pasamos por muchos colores. Nos muestra el blanco de la pureza en la infancia, los colores pastel, en la niñez, la paleta infinita de colores en la adolescencia...en ocasiones vivimos el verde, con nuestras esperanzas y proyectos, el rojo pasión con nuestras vivencias amorosas, el azul de la calma de algunos momentos, el rosa cuando todo nos va bien, el morado cuando nos hacemos preguntas existenciales o espirituales, el amarillo cuando la vida nos sonríe con sus ratos de sol, y el negro, cuando no encontramos salidas a nuestros retos o desafíos...Mientras cepillo mi cabello, que se ha tornado gris y con mis cincuenta pasados, la vida me muestra que el gris, es un color perfecto, que combina con todos los demás. Es el color de la experiencia, es el que te hace ver que la las cosas no son blancas, ni negras, es el que te muestra en el momento justo, donde ya has pasado por todas las etapas, que el gris es un camino sabio, de perfecto equilibrio ante la relatividad de la vida. Es el camino del medio. En ocasiones puede ser gris clarito, mezclado con otros colores o gris oscuro, cuando no nos sonríe demasiado... Pero hoy mi pelo me ha enseñado que si mi etapa vital culmina, en la vejez, mi pelo se volverá blanco, que es el color que contiene todos los colores y se habrá creado la magia de la vida, que es pasar por todos ellos y agradecer cada etapa de experiencia en el breve instante de la existencia.

La verdadera enseñanza del sueño está en otra cosa: en el hecho mismo de soñar, de llevar en nosotros mismos todo ese mundo de libertad y de imágenes, en saber que el orden aparente de las cosas no es su único orden. De vuelta al sueño, la mirada humana es capaz de ese asombro que se experimenta cuando de pronto las cosas recuperan por un instante su novedad primera.
"El alma romántica y el sueño". Albert Béguin

No te pierdas la experiencia de compartir tus sueños y extraer la sabiduría que te ofrecen.

El culto de Asclepio se extendió sobre todo en el Peloponeso, donde nació una escuela de medicina que inicialmente se basó en rituales mágicos pero que posteriormente marcó el advenimiento de una medicina más científica. Los practicantes de este arte se llamaban Asclepiadei y uno de ellos era el famoso Hipócrates, cuya familia estaba vinculada a la del dios Asclepio. Los santuarios generalmente consistían en un manantial o pozo rodeado por un bosque sagrado y el Adyon, la clínica sagrada donde los enfermos pasaban una noche en la que, siguiendo un sueño, se producía la curación.
Su culto creció, y varios fueron los santuarios dedicados a él. Cada templo se llamaba Asclepeion, y allí se llevaban a cabo las primitivas prácticas médicas, de fuerte contenido ritual. Las serpientes se movían con libertad y se interpretaban los sueños. Los romanos latinizaron el nombre de Asclepios, que se convirtió en Esculapio, y su culto creció en todo el mundo occidental. Hay ruinas de templos a él dedicados desde España hasta el Asia Menor. En el Asclepeion de Pérgamo inició sus estudios de medicina Galeno. Las estatuas de Esculapio suelen representarlo sentado, una mano sosteniendo una vara de ciprés, en torno a la cual se enredaba una serpiente, expresión de la mutabilidad y la capacidad de rejuvenecer, mientras la otra estaba libre, o apoyada en la cabeza de otra serpiente, o un dragón.

https://www.elconfidencial.com/alma-corazon-vida/2022-05-09/salvador-dali-tecnica-que-realmente-funciona_3338842/

La técnica del sueño de Salvador Dalí que realmente funciona Un poco antes de quedarte profundamente dormido, cuando te encuentras en un estado de semiinconsciencia, podrías ser mucho más creativo que nunca. O eso dice la ciencia

La técnica del sueño de Salvador Dalí que realmente funciona
Un poco antes de quedarte profundamente dormido, cuando te encuentras en un estado de semiinconsciencia, podrías ser mucho más creativo que nunca. O eso dice la ciencia.
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Mundo de Morfeo
La importancia de soñar
Los seres humanos pasamos una tercera parte de nuestra vida en el mundo onírico.
El trabajo con los sueños es igual a conectar profundamente con nuestro interior, con la sabiduría universal, con el inconsciente colectivo, la intuición, la creatividad y con el mundo espiritual.
La atención a los sueños, y elaboración de su contenido, nos hace capaces de llegar a entender gran parte de nuestro proyecto vital y sus bloqueos, obteniendo respuestas que ayudan a continuar el camino afianzando cada paso. Establecer un vínculo entre vigilia y sueño es importante porque nos lleva a poner luz a los mecanismos no conscientes y de este modo resolver limitaciones y conflictos internos.
Las sensaciones y emociones que tenemos al despertar y recordar un sueño son de vital importancia ya que normalmente, tienen que ver con nuestras situaciones reales. Comprendiendo el puente entre lo inconsciente de los sueños y lo consciente, accedemos a una vida más luminosa, completa y feliz, obteniendo respuestas a preguntas existenciales, iluminando nuestra parte oscura e inconsciente, alcanzando la ilusión y el autoconocimiento, visualizando lo que necesitamos mejorar, cambiar o potenciar.

En la mitología griega, Morfeo (en griego antiguo Μορφεύς, de μορφή morphê, ‘forma’) es el dios de los sueños, hijo de la personificación del sueño (Hipnos), y encargado de llevar sueños a reyes y emperadores. Según ciertas teogonías antiguas, es el principal de los Oniros, los mil hijos engendrados Hipnos (el Sueño) y Nix (la Noche, su madre), o por Hipnos con Pasítea.

Era representado con alas que batía rápida y silenciosamente, permitiéndole ir a cualquier rincón de la Tierra. Morfeo se encargaba de inducir los sueños de quienes dormían y de adoptar una apariencia humana para aparecer en ellos, especialmente la de los seres queridos (de ahí su nombre), permitiendo a los mortales huir por un momento de las maquinaciones de los dioses.

Fue castigado por Zeus por haber revelado secretos a los mortales a través de sus sueños. De su nombre procede la expresión «estar en los brazos de Morfeo», que significa ‘soñar’ y por extensión ‘dormir’ o viceversa.

Los médicos griegos rindieron culto a Morfeo especialmente en los santuarios de los grandes oráculos y en los templos de Asclepio, dios de la medicina, donde era invocado por medio de complejos rituales donde se empleaban baños, ayunos, quema de inciensos, música y cantos que inducían al sueño.