Comunicación Psicocorporal Belén Cobos

MÁS DE 20.000 VECES EN UN DÍA

¿Y qué será eso que nos ocurre tantas veces en un día?

Dime, ¿qué practicamos con tanta frecuencia —y no siempre dominamos— al día?

A ver… Te dejo unos segundos para que pienses. Bueno, más bien cierra los ojos y siéntelo:

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¿Ya?

Pues sí: la respiración. (¿Lo has adivinado?).

Eso que hacemos por miles de veces en un día. Eso de lo que depende el hilo de la vida. Eso que se mueve siempre con nuestras emociones, o que se congela en momentos difíciles (¿o se harán difíciles porque se congela?). Eso que nos permite besar al mismo tiempo (intenta besar sin respirar, ya verás). Eso a lo que llaman respiración es nuestro único y más valioso presente.

«Cada respiración es una oportunidad para encontrarnos con nosotros mismos en el presente» Jessica Wolf.

Pronto te contaré cómo pienso compartir contigo lo que he aprendido sobre respiración en todos estos años. Te aseguro que no te voy a enseñar a respirar, pero sí a dejar de interferir con ese verbo tan vital.

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LA INCREÍBLE HISTORIA DE UN MEÑIQUE

¿Te ha pasado alguna vez descubrir que una parte de tu cuerpo cambia de forma dependiendo de con quien estés?

Bien, parece que los meñiques de mi hijo tienen vida y cambian de forma según esté conmigo o con su padre.

El otro día Julián y yo nos descubrimos los pies. Y sin más, el gran observador de mi hijo suelta: «Mamá, ¿por qué cuando estoy contigo los meñiques de los pies se me curvan hacia dentro y cuando estoy con papá se me ponen rectos?».

[Música de suspense aquí]

[...]

MORALEJA: Elige bien a las personas con las que pasas la mayor parte del tiempo porque, por un lado o por otro, te acabarás pareciendo a ellas.

Si quieres conocer toda la historia, apúntate a mi newsletter. Aquí: www.tecnicaalexander.es

Hace justo 20 años que inauguraba mi primera consulta, en Ámsterdam. Tenía 27 años. Había invertido 3 años de mi vida —y un buen manojo de euros— en una escuela donde me enseñaban a pensar el cuerpo. Llegué jovencísima a la aventura holandesa. Aprendí mucho sobre autonomía (eso me lo enseñaron los holandeses), y a ganarme la vida simultaneando estudios con trabajo... hasta en el Barrio Rojo trabajé (¡de profesora!). Fue un proceso inolvidable el conseguir la concordia entre mi cuerpo y mi mente (el corazón lo he llevado puesto siempre). Gané grandes amigos, sentí amplios espacios, liberé jaulas mentales. Y me aboné a un presente corporal de los más sólidos.

20 años después sigo convencida de que aquella fue la decisión más acertada que he tomado en mi vida: la SALUD es alegría.



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Hace justo 20 años que inauguraba mi primera consulta en Ámsterdam. Tenía 27 años. Había invertido 3 años de mi vida —y un buen manojo de euros— en una escuela donde me enseñaban a pensar el cuerpo. Llegué jovencísima a la aventura holandesa. Aprendí mucho sobre autonomía (eso me lo enseñaron los holandeses), y a ganarme la vida simultaneando estudios con trabajo... hasta en el Barrio Rojo trabajé (¡de profesora!). Fue un proceso inolvidable el conseguir la concordia entre mi cuerpo y mi mente (el corazón lo he llevado siempre puesto). Gané grandes amigos, sentí amplios espacios, liberé mucha jaulas mentales. Y me aboné a un futuro corporal de los más sólidos.

20 años después sigo convencida de que esa fue la decisión más beneficiosa que he tomado en mi vida: la SALUD es alegría.



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UNA PUERTA A ABRIR

Mi trabajo consiste en enseñarle a la gente que tiene interés cómo vivir mejor. Porque ya que estamos, aprender a vivir mejor es, sin duda, una opción inteligente (¿o no?).

Pero el verbo vivir abarca mucho. Es un verbo grande. Más allá de todas sus acepciones, a la que yo me refiero es a vivir en el sentido de andar por la vida, de moverse hacia delante, de sentir que el cuerpo nos acompaña con gracia.

¡Ay, el cuerpo! Ese trozo de carne que sirve para que no se caiga la ropa al suelo, ni la cabeza salga rodando mientras corremos a nuestros trabajos.

Me encuentro a menudo con personas que se quejan de que les duele algo. Hasta ahí bien, que el dolor es vivir también. Pero lo que me extraña es que no abran ninguna puerta para salir de ahí. Es como si alguien que se estuviera golpeando la cabeza con la pared se quejara de que le duele la testa. Y que cuando le dijeras: «Pero deja de darte golpes», te respondiera: «Calla, bastante tengo con el dolor de cabeza».

Cuando sintamos que algo en nuestro cuerpo va mal, preguntémonos qué podríamos hacer —o dejar de hacer, más bien— para recuperar la gracia de vivir en un cuerpo.

Paco es un tío inteligente. Es un alumno de hace años. Y el otro día vino a verme porque sentía que algo iba mal. En el fondo vino a pedirme que le recordara que soltar el cuello es tan necesario como respirar. Y, además, descubrimos que para soltar el cuello hace falta primero soltar la mandíbula.

Y yo te pregunto: ¿tu mandíbula bien?

P. S.: No dejes de vivir bien: abre la puerta y sal.

(Y si no encuentras la puerta, yo te puedo ayudar).
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Foto:

Recibir una carta, de una maravillosa alumna, dándome las gracias por descubrirle la "revolución de parar", es uno de los regalos más preciosos que se me pueden hacer.

Gràcies, Carme.

Parece que tenemos dos modos de estar presentes: la dirigida y la que va en piloto automático.

El 48% de nuestro día la mente va en piloto automático, lo que se conoce por «red neuronal por defecto».

El caballo desbocado. El mono saltarín. El león hambriento.

¿Qué puede aportar la técnica Alexander a esta «red neuronal por defecto»?

Pre-sen-te. Di-rec-ción. Si-len-cio.

El negocio está muy claro: si invertimos en nuestra atención, el presente se nos hace más gozoso (y menos peligroso) porque lo sentimos nuestro: ¿de quién si no?

En las clases de técnica Alexander aprendemos a dirigir el pensamiento hacia el cuerpo, siempre incluyendo el espacio que nos rodea. Eso, digo yo, que es como llevar de paseo con su correa a la bestia indomable.

La escuela para aprender a domar a las bestias es aquí: www.tecnicaalexander.es

Parece que tenemos dos modos de estar presentes: la dirigida y la que va en piloto automático.

El 48% de nuestro día la mente va en piloto automático, lo que se conoce por «red neuronal por defecto».

El caballo desbocado. El mono saltarín. El león hambriento.

¿Qué puede aportar la técnica Alexander a esta «red neuronal por defecto»?

Pre-sen-te. Di-rec-ción. Si-len-cio.

El negocio está muy claro: si invertimos en nuestra atención, el presente se nos hace más gozoso (y menos peligroso) porque lo sentimos nuestro: ¿de quién si no?

En las clases de técnica Alexander aprendemos a dirigir el pensamiento hacia el cuerpo, siempre incluyendo el espacio que nos rodea. Eso, digo yo, que es como llevar de paseo con su correa a la bestia indomable.

La escuela para aprender a domar a las bestias es aquí: www.tecnicaalexander.es

El «espíritu de la libertad» en lo más alto: siempre.

Tienes el mundo en tus manos.

(Léase: Tú eres el mundo).

Habítate.

Te acompaño en tu viaje:
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Foto: Autorretrato, Valencia, 2005.

Todas las cositas importantes que me gusta regalar a mis alumna(o)s cuando inician un proceso conmigo.

Ahora, a Carme y a mí, también nos une lo físico .

odo cuerpo necesita un mantenimiento.

Tiempo, reflexión, revisión...

Si dejas de mirar hacia dentro, un poquito cada día, es probable que una gran reforma te quite las vistas (hacia y desde tu cuerpo).

Mantenimiento de mucho más que cuerpos:
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Todo cuerpo necesita un mantenimiento.

Tiempo, reflexión, revisión,

Si dejas de mirar hacia dentro, un poquito cada día, es probable que una gran reforma te quite las vistas (hacia y desde tu cuerpo).

Mantenimiento de mucho más que cuerpos:
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En la ciudad del amor.

Y no se lee al revés.

El verdadero es siempre de dentro hacia afuera.

Tres encuentros. Tres semanas. Tres ciudades.

Gracias a todas las personas que habéis confiado en esta primera edición de

«21 días de amor: La meditación más duradera».

Enamorarse en 21 días de la meditación.

Y de lo bien que sienta pasar un ratito a solas con una(o) misma(o).

Próxima edición: 7, 14 y 21 de octubre.

Regístrate aquí:

www.tecnicaalexander.es/meditacion/

Estas semanas estamos con la adaptación al primer año de escuela de mi hijo.

Lo estamos pasando mal.

Intento animarle a ver el lado positivo, pero cuando lo dejo en el aula-jaula, me vuelvo a casa llorando.

Me da mucha pena ver cómo limitan su movimiento, tanto físico como cognitivo.

Me explica que se pasan el día sentados y forzando el trazo para que las letras (de momento solo tres vocales) entren en una plantilla. Siempre la misma.

«Mamá, llevamos tres días repasando la i y la o: io, io, io... ¡parecemos burritos (rebuznando)!».

Julián ya lee y escribe desde hace tiempo. Le ha interesado desde siempre la lengua. Uno de nuestros juegos favoritos es descubrir palabras polisémicas.

A pesar de que sus dibujos son dignos de estar en un museo (como los de muchos niños), no les han pedido aún que dibujen nada. Su maestra prefiere que coloree un dibujo ya hecho sin salirse de la raya (¿en serioooo?).

Me pregunto qué sentido tiene sentar a unos niños de 6 años durante cinco horas para pedirles rellenar unas plantillas.

Más que en una escuela, parecería que acabaran de ingresar en una fábrica de botones.

«La clase que más me gusta es la de gimnasia porque al menos nos dejan movernos».

La pena es que solo tienen dos horas de gimnasia a la semana.

El resto son materias que, según parece, se aprenden pegados a una silla y a un lápiz bien apretado por miedo a salirse de la línea.

¿Es la educación obligatoria una especie de adoctrinamiento con que inhibir la creatividad y el potencial de los niños y las niñas?

Y por otro lado, ¿las metodologías "activas", que la nueva ley de educación dice aplicar, tiene en cuenta las horas que pasan postrados(as) en la silla?

Si nos educaran teniendo en cuenta la necesidad de movimiento en la infancia, otro gallo nos cantaría.

A menor libertad, mayor maleabilidad.

Y a la inversa.

UN FAVOR: Si eres maestra(o) de primaria, te lo suplico, libera esos tiernos cuerpecitos de la silla todo lo que puedas.

HAZTE UN FAVOR: Si ya eres mayor y te pasas el día pegado(a) a una silla, libérate tú mismo(a): https://tecnicaalexander.es/cuidate-de-la-silla/

(Recíbeme en tu buzón más a menudo que en las redes: suscríbete a mi newsletter).

Cuando sales de una sesión privada conmigo (dicen mis alumn*s) que te sientes:

• Como si te hubieran echado 3 en 1 en las articulaciones.
• Más ligera, como si flotaras.
• Con la cabeza en su sitio.
• Sin ese crujir de cuello cuando giras la cabeza.
• Con unos kilos de menos (los mismos, pero mejor llevados).

Me tienes el próximo jueves y viernes en Barcelona, cerca de la Plaza Cataluña.

Resérvate un ratito para ti.

Contacta en:
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Este sábado a las 10am tenemos nuestra primera cita con la meditación.

¿Te enamoras?

Es aquí (o en la Bio):
https://tecnicaalexander.es/meditacion/

Este sábado a las 10am tenemos nuestra primera cita con la meditacion.

¿Te enamoras?

Es aquí:
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En mi curso «21 días de amor: La meditación más duradera», además de los 7 audios para acompañarte en la meditación y las 3 sesiones en directo, recibes un vídeo donde te explico cómo sentarte a meditar con la posturita-no-esfuerzo.

Meditar es olvidarte bien de tu cuerpo.

Si te seduce la idea, apúntate aquí:

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Un programa de 4 meses para acompañarte de cerca en la reconquista de tu cuerpo como totalidad: CUERPO (con todas sus partes), MENTE (con todos sus verbos) y CORAZÓN

¿Cómo? Conjugando 8 verbos .que buscan cuerpo. E iluminando 8 zonas del cuerpo que buscan verbo.

Si tu cabeza te pide cuerpo, es aquí:
https://tecnicaalexander.es/programa-4-meses/

«Pensaba que era una bombilla encendida y es el cielo iluminado».

Esta ha sido la frase con la que mi hijo me despertaba el día de hoy.

Una de las maravillas de la técnica que comparto es hacer que lo mismo de siempre parezca recién nacido.

En dos semanas justo te enterarás de todos los detalles de mi nuevo proyecto: un acompañamiento de 4 meses iluminados por un cielo al descubierto.

🙌 Los que están en mi newsletter disfrutarán de un descuento. Apúntate aquí: https://tecnicaalexander.es/

Tenemos un sexto sentido, no para intuir, sino para movernos sabiendo cómo.

El sexto sentido, también conocido como el sentido de la kinestesia, es el que se encarga de enviar información al cerebro de cómo se mueve el cuerpo.

Pero como todos los sentidos, este también puede dejar de funcionar al 100%.

Es entonces cuando sentimos que estamos erguidos en la silla, pero en realidad estamos arqueando la espalda hacia atrás.

O cuando nos acostumbramos a una respiración corta y pobre porque estamos hundidos en nuestro torso, y no sentimos la precariedad de movimiento en el diafragma.

¿Qué necesitamos para que este sentido haga su trabajo lo mejor posible?

Es fácil:

1. Movimiento (para que no se nos duerma).

2. Un espejo (para asegurarnos de que lo que hacemos es eso que sentimos que estamos haciendo).

3. Y un profesional de Técnica Alexander (para que nos ayude a encontrar el camino que lleva allí adonde queremos ir sin dar rodeos, ni perdernos, ni terminar lesionados).

Afina tu sexto sentido:
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Foto: Rodney Smith

Hace tiempo que me ronda por la cabeza tener un espacio de voz para compartir ideas, reflexiones, experiencias, libros, entrevistas, etc. sobre la Técnica Alexander.

Un espacio donde se nos recuerde el cuerpo y su generosa cooperación.

Nuestro cuerpo es la casa desde donde partimos para descubrir el mundo, y en donde nos recogemos para descansar de él.

Inspirándome en un aforismo del poeta malagueño Rafael Pérez Estrada

«Y se amaban porque tenían vocación de cuerpo»

os presento el título de mi primer podcast:

VOCACIÓN DE CUERPO

Próximamente en tu escucha.

Si quieres enterarte de cuándo, cómo y dónde, únete a mi lista:
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No es hacer. Es dejar de hacer.

No es hacer tensión cuando la necesitas. Es dejar de hacer tensión cuando no la necesitas.

No es hacer ejercicios con el cuello en tensión. Es dejar de hacer ejercicios con el cuello en tensión.

Ayer vino por segunda vez a mi consulta una chica de 12 años que llevaba un año entero (o más) con dolores de espalda serios:

- ¿Cómo estás, Gloria? ¿Qué tal te ha ido la primera clase?
- Muy bien. Esta semana no me ha dolido la espalda.
- ¿En serio? ¿Y qué has hecho?
- He hecho el descanso activo. Cada vez que sentía que me iba a doler, me echaba al suelo a descansar.

Su madre piensa que esto es un milagro.
Su padre quiere venir también a mis clases.

Yo creo que el milagro está en darle la vuelta al verbo hacer.

¿Haces o dejas de hacer?

Yo deshago lo que tú haces de más. En Granada, Barcelona y online: www.tecnicaalexander.es

Fotos: Alexander Technique Retreats International, Virginia (USA), 2008.