Psicoterapeuta Germán Rengifo

Vivir es intentarlo, aunque el miedo quiera detenerte.
Vivir es intentarlo, aunque el camino sea incierto.
Vivir es intentarlo, aunque las derrotas parezcan numerosas.
Vivir es intentarlo, aunque las circunstancias sean adversas.
Vivir es intentarlo, aunque las dudas te asalten constantemente.
Vivir es intentarlo, aunque las caídas sean dolorosas.
Vivir es intentarlo, aunque la incertidumbre te rodee.
Vivir es intentarlo, aunque el fracaso sea una posibilidad.
Vivir es intentarlo, aunque las fuerzas flaqueen.
Vivir es intentarlo, aunque parezca imposible

La existencia es una danza constante entre la luz y la oscuridad. La oscuridad es una parte integral de la experiencia humana.
En vez de luchar contra la oscuridad, iluminarla, se convierte en un enfoque activo y constructivo para enfrentar los desafíos y las dificultades de la vida.
A través de la meditación, la introspección y el desarrollo personal, podemos fortalecer nuestra luz interior y expandirla hacia el exterior.
La oscuridad es un espacio de potencialidad, listo para ser llenado de luz.
La oscuridad, como el yin, es necesaria para equilibrar la luz, el yang. Al aceptar y trabajar con ambos aspectos, podemos alcanzar la armonía.
Al reconocer la naturaleza impermanente de todas las cosas, incluyendo la oscuridad, podemos liberarnos del sufrimiento y encontrar la paz interior.
Cuando adoptamos una perspectiva más holística y compasiva hacia nosotros mismos y hacia el mundo, en lugar de luchar contra los aspectos negativos de la vida, podemos trabajar para transformarlos y cultivar la luz interior.

La importancia de tomar decisiones radica en que cada elección que hacemos define el rumbo de nuestras vidas.
Las decisiones son como piedras en un río; cada una de ellas crea un cambio en la corriente, afectando el camino que tomamos.
Cada decisión, grande o pequeña, tiene el potencial de abrir nuevas puertas y ofrecernos oportunidades que nunca imaginamos.
El proceso de decidir nos invita a reflexionar sobre nuestros valores y metas. Cuando se toman decisiones alineadas con nuestros principios, nos sentimos más satisfechos y conectados con nuestra esencia.
Cada decisión nos brinda la oportunidad de reinventarnos y de adaptarnos a las circunstancias cambiantes de la vida.

La neurociencia nos muestra que cada esfuerzo y cada intento tienen un impacto significativo en nuestro cerebro. Cuando enfrentamos desafíos, se activan circuitos neuronales que contribuyen a la resiliencia y al aprendizaje, lo que significa que incluso los fracasos son valiosos para el desarrollo personal.
La perseverancia es clave en este proceso. La repetición de acciones y la superación de dificultades promueven la creación de nuevas conexiones sinápticas. Así, cada error se transforma en una oportunidad para aprender y mejorar. Además, los pequeños logros generan la liberación de dopamina, un neurotransmisor que está relacionado con el placer y la motivación, lo que nos motiva a seguir trabajando hacia nuestras metas.
La comprensión del funcionamiento del cerebro nos permite valorar cada paso del proceso de aprendizaje. Cada error se convierte en una lección y cada éxito, sin importar cuán pequeño sea, se celebra, lo que refuerza nuestro deseo de seguir avanzando. Esta perspectiva basada en la neurociencia resalta la importancia del esfuerzo y la perseverancia en nuestro camino hacia el crecimiento personal.

«Soltar es la alquimia de la transformación. Es esencial dejar ir aquello que nos ata al pasado y nos frena.
A menudo, nos aferramos a personas, situaciones o sentimientos que ya no nos aportan, creyendo que nos definen.
Pero al soltar, creamos espacio para lo nuevo, permitiendo que la transformación personal ocurra.
Es un acto de valentía y sabiduría reconocer que, al dejar ir, no perdemos, sino que ganamos una nueva perspectiva y la oportunidad de crecer.
Al final, soltar es un arte que nos acerca a nuestra esencia auténtica y nos abre las puertas a un futuro lleno de oportunidades inimaginables.».

Hay una rica fuente de felicidad cuando miramos más allá de nuestras aspiraciones materiales y nos enfocamos en el presente, en las pequeñas cosas que a menudo damos por sentadas.
Al centrarnos en la búsqueda incansable de aquello que creemos que nos hará felices, olvidamos la riqueza que ya reside en nuestras vidas cotidianas.
Cada día está lleno de oportunidades para encontrar alegría en las cosas simples: una conversación sincera con un amigo, el aroma de una taza de café recién hecha, un paseo bajo el sol.
Al aprender a valorar estos momentos, cultivamos una perspectiva más positiva y plena.
Reconocer lo que tenemos no significa conformarse, sino celebrar lo que ya está presente en nuestras vidas.
En este reconocimiento, encontramos un manantial inagotable de bienestar y satisfacción. Así, la gratitud se convierte en la clave para abrir la puerta a una vida más feliz y realizada.

Esa pregunta que te obligue a reflexionar profundamente, a considerar todas las perspectivas y a conectar con tus valores más auténticos. Al encontrarla, abrirás caminos de introspección y claridad que te guiarán hacia una elección más consciente y alineada con tu esencia. Recuerda que las preguntas poderosas son aquellas que desafían tus supuestos y te invitan a explorar lo desconocido con valentía y curiosidad.

En un mundo donde las expectativas externas muchas veces intentan moldear quiénes somos, encontrar y abrazar nuestra verdadera esencia es un acto de valentía y amor propio. Al ser auténticos, no solo nos sentimos más conectados con nosotros mismos, sino que también inspiramos a otros a hacer lo mismo. La autenticidad no significa perfección, sino aceptación de nuestras fortalezas y debilidades, celebrando nuestra singularidad. Así, la felicidad se convierte en un reflejo genuino de vivir en armonía con nuestra verdadera identidad, permitiéndonos disfrutar de cada momento con gratitud y plenitud.

“Habla sobre lo que quieres que ocurra en tu vida” Parece muy obvio, pero generalmente hacemos lo contrario, pensar y hablar sobre lo que no queremos, lo que se origina en el instinto de supervivencia que para protegernos se encuentra alerta ante cualquier posible amenaza.
Por eso es importante hacernos conscientes de poner el foco en lo que más anhelamos para nuestro crecimiento.
Anímate a pensar y reflexionar profundamente sobre tus metas y sueños. ¿Qué es lo que realmente deseas lograr o experimentar en tu vida?
Hablar sobre tus deseos puede ayudarte a clarificar lo que realmente quieres. A veces, verbalizar tus pensamientos puede hacer que tus objetivos sean más concretos y alcanzables.
Expresar tus deseos puede ser un primer paso hacia la manifestación. Al hablar de lo que quieres, empiezas a alinear tus acciones y decisiones hacia esos objetivos.
Compartir tus aspiraciones con otros puede abrir puertas a nuevas oportunidades y apoyo. Las personas a tu alrededor pueden ofrecerte consejos, recursos o simplemente motivación.
Al hablar de tus metas, también te haces más responsable de ellas. Es un compromiso contigo mismo/a para trabajar hacia lo que deseas.

«La naturaleza nunca se apresura, sin embargo, todo se lleva a cabo.» Lao-Tse
La naturaleza sigue su propio ritmo sin forzar las cosas. Los árboles crecen, las estaciones cambian y los ríos fluyen sin apresurarse. Esta paciencia y fluidez nos enseñan a aceptar el tiempo necesario para que las cosas se desarrollen.
Aprende a ser paciente y a aceptar el ritmo natural de las cosas. No te apresures ni te frustres cuando las cosas no sucedan inmediatamente. Confía en que, como en la naturaleza, todo tiene su tiempo y lugar.
Confía en el proceso, incluso cuando no veas resultados inmediatos.
Observa los ciclos naturales a tu alrededor. A veces, las dificultades son temporales y dan paso a momentos más brillantes.
Aprender a vivir en armonía con tu entorno y contigo mismo/a.
Fluye con los cambios en lugar de resistirte a ellos. Si enfrentas un obstáculo, busca soluciones creativas en vez de forzar una dirección específica.
Mantén el equilibrio en tu vida. Dedica tiempo a trabajar, descansar, relacionarte y cuidarte. No te exijas más de lo necesario.
Pasa tiempo en la naturaleza, pues formas parte de ella. Observa cómo los árboles simplemente crecen, cómo las flores simplemente florecen y cómo los ríos fluyen.
Sin esfuerzo, sin estrés, ya que no se ausentan pensando. Simplemente permanecen presentes.
Conecta con la belleza y la sabiduría inherente en la naturaleza.
No se trata de apresurarse o de no hacer nada, sino de encontrar un equilibrio y fluir con la vida de manera consciente.
Permítete estar también inconsciente en un sueño reparador, confía en la sabiduría de tu cuerpo.
Recuerda buscar la armonía más que la perfección.

“No se puede ver lo que no se busca y no se busca aquello en lo que no se cree”
Nuestra percepción y búsqueda están influenciadas por nuestras creencias y expectativas.
Nuestras creencias influyen en nuestra percepción y en lo que estamos dispuestos a considerar como verdadero.
Es importante ser conscientes de nuestras creencias y estar dispuestos a considerar diferentes perspectivas para acercarnos a la verdad de manera más objetiva.
Tener apertura mental, nos permite estar dispuestos a considerar diferentes perspectivas y evidencias, incluso si no concuerdan con nuestras creencias preexistentes. Esto nos ayuda a evitar la “ceguera selectiva” y a estar más abiertos al aprendizaje y al cambio.
Al investigar sobre algún tema, debemos buscar tanto la evidencia a favor, como en contra de nuestras ideas o creencias.
También es crucial, al interactuar con otras personas, escuchar atentamente sus puntos de vista, incluso si difieren de los nuestros.
Aplicar este principio implica ser conscientes de nuestras creencias y estar dispuestos a considerar diferentes perspectivas para enriquecer nuestra comprensión del mundo y tomar decisiones adecuadas.

“El coraje no es la ausencia de miedo, sino la capacidad de enfrentarlo”
Superar nuestros miedos, implica tomar decisiones difíciles y actuar con determinación en situaciones límites.
El coraje implica enfrentar nuestras vulnerabilidades y luchar por lo que queremos, incluso cuando el miedo está presente.
Para desarrollar la capacidad de enfrentar el miedo es necesario un proceso gradual de autoconciencia y constante práctica.
Hay que comenzar por reconocer los miedos, identificar lo qué te asusta y por qué.
Conocer su función como mecanismo natural de supervivencia puede ayudar a normalizarlo, desmitificarlo y afrontarlo más fácilmente.
El ensayo mental, visualizando como superas situaciones, como te sientes y respondes, es de gran ayuda para cambiar tu forma de reaccionar a situaciones que te producen temor.
Enfrenta tus miedos gradualmente, comenzando con pequeños pasos y ve aumentando poco a poco la dificultad.
Practicar la respiración consciente, es de gran ayuda, concéntrate en la respiración. Inhala y exhala lentamente. Esto te conecta con el presente reduciendo la actividad mental perturbadora.
Al enfrentar un miedo, toma nota de lo aprendido. Lo que funcionó, lo que no. Haz los cambios pertinentes.
Recuerda que el coraje no significa no sentir miedo, sino poder decidir y actuar a pesar de él.

En la oscuridad, encontrarás una versión de ti inexplorada, llena de joyas esperando ser reveladas. Acepta cada parte sombría de ti, con el mismo amor con que amas tu luz, porque en esa dualidad radica la ampliación de tu consciencia.
Tanto los días nublados como los amaneceres radiantes, tejen las experiencias donde se perfecciona la hermosa tela de la vida.
Después de las tormentas interiores, emerge un arco iris, que como cada desafío lleva implícita una oportunidad de crecimiento y nuevas posibilidades.
Considera cada desafío, como un reto que puede convertirse en una bendición. Descubre la sabiduría que cada experiencia puede ofrecerte.
En los momentos de oscuridad también reside la magia de la transformación.
Atrévete a mirarte en el espejo de tu alma y abraza la totalidad de tu ser con amor incondicional.
Es la danza eterna entre las polaridades, siendo la oscuridad el telón de fondo que resalta la intensidad de tu luz interior.
«En la oscuridad, encontrarás tu luz más brillante».

“Nunca podrás encontrar lo que nunca se ha perdido”
A menudo buscamos fuera de nosotros aquello que creemos que nos falta. Esto puede ser amor, paz, felicidad, satisfacción, etc. Sin embargo, estas cualidades no son algo que se pueda perder y luego encontrar, porque en realidad, siempre han estado dentro de nosotros.
Por ejemplo, a veces centramos la búsqueda de la felicidad en cosas externas, como logros, relaciones o posesiones materiales. Pero, la verdadera felicidad es un estado interno que no depende totalmente de factores externos. No es algo que se pueda perder y luego encontrar, porque siempre ha estado dentro de nosotros. Solo necesitamos mirar hacia adentro y reconocerlo.

Por eso es importante dejar de buscar fuera aquello que creemos que nos falta, y mirar hacia adentro y reconocer que ya tenemos todo lo que necesitamos. El camino es la autoaceptación, al autodescubrimiento y la realización personal.
Comprender que nuestras vivencias externas son un reflejo de nuestro mundo interior, siendo allí donde debe ocurrir el cambio que queremos ver en el mundo.
La meditación es una práctica que puede ayudarte estar más presente y a cultivar la autoconciencia. Puede ayudarte a conectar con tu yo interior y a reconocer que ya posees las cualidades que buscas.
Al tomarte un tiempo cada día para reflexionar sobre ti y tus experiencias puede ayudarte a entender mejor quién eres y qué es lo que realmente quieres.
Leer textos espirituales o filosóficos puede proporcionarte una nueva perspectiva y ayudarte a entender mejor tu propio camino espiritual.
También escribir tus pensamientos y sentimientos puede ser una forma poderosa de autodescubrimiento y autocomprensión.
Recuerda, el camino espiritual es muy personal y lo que funciona para una persona puede no funcionar para otra. Te animo a explorar diferentes prácticas y encontrar las que resuenen contigo.

Esta frase propone una perspectiva filosófica que sugiere que los eventos de la vida no son meramente incidentes aleatorios, sino que tienen un propósito destinado a ayudarte a crecer y aprender. Implica que cada experiencia, ya sea positiva o negativa, es una oportunidad para el desarrollo personal y la automejora.

En lugar de ver los eventos de la vida como obstáculos o problemas, esta perspectiva nos anima a considerarlos como oportunidades para el crecimiento personal. Adoptar esta visión proactiva y positiva hacia la vida nos permite ver cada evento como una oportunidad de aprendizaje.

Para aplicar esta filosofía en tu vida diaria, podrías seguir estos pasos:

1. Reconoce y acepta que cada evento en tu vida, ya sea bueno o malo, es una oportunidad para aprender y crecer. Este reconocimiento puede ser difícil, especialmente en tiempos complicados, pero es un paso crucial.
2. Cuestiona de manera constructiva: Cuando enfrentes un desafío, en lugar de preguntarte “¿Por qué me está pasando esto a mí?”, pregúntate “¿Qué puedo aprender de esto?”, o “¿Cómo puedo usar esto para crecer?”.
3. Mantén una actitud positiva: Incluso en las situaciones más difíciles, trata de encontrar el lado positivo o la lección que se puede aprender.
4. Practica la gratitud diariamente: Agradece las experiencias que te han permitido crecer y convertirte en la persona que eres hoy.
5. Enfócate en el presente y acepta que cada momento es una oportunidad para aprender y crecer.

Recuerda que este es un proceso que puede llevar tiempo. Con práctica y paciencia, puedes comenzar a ver la vida como algo que ocurre para ti, no a ti.