Ce Rodríguez Suárez / Dulce

Barbie es tendencia, ya lo saben. Así que, antes que nada, quiero aclarar que todo: guion, casting, y ni qué decir la estrategia de comunicación, es de un magistral diez sobre diez. Un manual de estudio para la persuasión de la A a la Z. Pero, ¿es justo quedarse con únicamente con eso?

Mattel ha buscado hacer las paces con aquellas mujeres que alguna vez tuvieron muñecas y ahora, un poco más conectadas con algunas ideas feministas, tienen hijas.

Busca limpiar un pasado forjado sobre el ideal de una mujer profesional de curvas inhumanas con la pretensión de su (falso), empoderamiento. Y eso, justamente eso, es lo que más me molestó de la película.

No solo se trata de la banalización absoluta de uno de los conflictos más importantes del planeta tierra, y el funcionamiento corrupto de un sistema que sigue como si nada, incluso de manera más eficaz (nota especial para la película, cuando Ken le dice a un hombre, en el “mundo real”, que si el patriarcado ya no funciona, a lo que el tipo le responde que funciona mejor que nunca, solo que ahora saben disimular mejor), sino que el 90% de la historia transcurre en Barbielandia. Ken, que casi se hace con la presidencia, Barbies que pierden su pensamiento independiente, etc. Cuando el personaje de America Ferrera presenta un alegato grandilocuente, ante un grupo de muñecas desorientadas, donde enumera las penurias de ser una mujer en el mundo real ¿qué pasa? Que se te cae una lagrimita (bueno, a mí no), Ken pierde su poder, y las Barbies, hermosas y de cutis de porcelana, vuelven a tener sus vestidos inmaculados y sus profesiones imposiblemente brillantes, en un mundo sin violencia y feliz. Es Barbieland, claro, porque el mundo real, la cosa sigue exactamente igual que siempre. Nada de allí es cuestionado o modificado en la película.

¿Qué ha conseguido a Mattel? Un furor inusitado por los tratamientos estéticos para tener la piel de Barbie, un ejército de adoradores que ahora les tienen como la última panacea feminista, llevar sus ventas a récords históricos, convertir la brecha de género en una frase de sobre de azúcar, y demostrar, con una ejecución intachable, que es mejor si seguimos siendo muñecas en una caja.

No hay comunicación sin feedback, roce, encuentro. De eso se trata y es muy básico, lo sabes desde la escuela: emisor > receptor.

¿Por qué, entonces, se hace tan poco?
Supongo que es una combinación de velocidad y pasividad. Sin tiempo para digerir, simplemente sigo de largo. Esto interfiere con los procesos tanto de clientes, como de marcas.

- Hay que comunicarlo, antes de que deje de ser noticia.
- Hay que hacer algo, o la competencia nos va a ganar.
- ...

No digo que podamos desacelerar, que tampoco soy una niña inocente que cree en mundos paralelos. Pero al menos pregunta. Por las dudas pregunta. Para tantear el producto, pregunta. Si no funciona, pregunta. Y si funciona, también pregunta.

Se movió algo dentro mio hace unos años. Una sensación que no puedo transmitir, ni transferir, claro. Me di cuenta de que movía la aguja o la movía, que no había cristo que la moviera por mi, que no existía la fecha indicada, ni el camino seguro, ni excusa posible que justificara la desidia de no hacer lo que tenía que hacer.

Hay un ejercicio de la libertad muy grande en ese pequeño paso. La sensación de que, si bien hay colectivo, hay sociedad, hay ayudantes y amigos, amores y colegas, el camino profesional está forjado a base de tenacidad y, sobre todo, valentía.

No tengo mucho más que añadir.

Soy la militante mayor del ocio, el vacío fértil, el tiempo libre y la optimización de la vida en pos de una salud mental bien mantenida, pero... Una cosa es una cosa y otra cosa es otra cosa.

Cuidado 😆

El sábado tuve la inmensa fortuna de escuchar una oratoria del poeta y nombrador (ha puesto nombre a una infinidad de reconocidas marcas), Fernando Beltrán.

Desde que los 6 años vivo en función de las palabras. Creo en la misma como instrumento de construcción masiva, de guía, de puente.

La palabra es edificación y responsabilidad. Brindo por su uso desde el lado luminoso de la existencia.

Si. Esto también es branding. Y va más allá de una estrategia. Va de disfrutar integralmente de lo que haces y ofreces.

Estos días pasados he estado dándole bastante en Telegram al tema de la responsabilidad en la comunicación.

¿En qué se basa/nos basamos?
¿Cómo cumplimos nuestras promesas?
¿Qué tipo de mensajes emitimos?
¿Generamos confianza? ¿Hasta qué punto podemos, debemos, hacerlo?

Estas preguntas son parte fundamental de la revisión que debemos hacer a diario en nuestro accionar como generadores de mensajes, productos y servicios.

¿Qué es branding? Es la experiencia que genera una marca (personal o corporativa) o proyecto, en la mente de la audiencia que toma contacto con la misma. Cuando dejamos esta danza narrativa librada al azar, lo mismo suele suceder con los resultados.

No te duermas.

Ayer comentábamos con amigo que ambos tenemos bloqueados los viernes por la tarde. Y debo confesar que tengo algunas tardes más bloqueadas. Lo que no significa que no trabaje, porque es bastante frecuente encontrarme en el estudio un domingo a las 6 de la tarde.

Trabajar de forma efectiva tiene CERO que ver con lo ocupada/o que estés o las horas que le metas al día. Y no lo digo basada en un best seller norteamericano de 10 pasos para un equipo efectivo y bla, sino porque lo compruebo día a día.

Las mejores ideas llegan cuando no tienes un timer marcándote el paso. Y el placer y la felicidad, también.

¿Qué estás haciendo más allá de las redes sociales? ¿Cómo alimentas los hilos de comunicación con tu audiencia? ¿Escuchas? ¿Te escuchan? ¿Cuánta interferencia hay en estas comunicaciones?

Cuéntame.

Ayer les hice una pregunta muy sencilla (aunque encierra un proceso complejo): ¿Cómo percibes a proyectario?

Auditar una marca o proyecto es el primer proceso para trabajar en los puntos de mejora, proyectar a nuevos escenarios, ajustar estrategias e, incluso, ir tomando la temperatura de cómo van las cosas.

No olvides que una marca no es lo que tu dices que es, sino la forma en la que es percibida por su audiencia.

Si te sirvió el ejercicio, te aconsejo que lo pongas a prueba.

Hay tres problemas principales que se presentan en cada asesoría que hago en comunicación o estrategia:

1- falta de estrategia y visión.
2- falta de estructura y planificación.
3- sentimiento de ineptitud.

Los tres son importantes y totalmente resolubles. Este post va del tercero.
Dime si te ha servido y para cualquier consulta, puedes encontrar mis servicios en www.proyectario.com.

No es fácil, pero podemos empezar por algún sitio. Lo importante es observar, testear, e ir dando pasos. La responsabilidad es de las otras marcas y de la nuestra, en nuestras propias marcas y como consumidores finales.

No consumas m*erda, y no vendas m*erda.

Uno de los momentos más gratificantes de mi mes, es leer las cartas de Nick Cave.

¿por qué publico esto en proyectario? Porque la finitud de la vida encuadra lo que hacemos, somos, comunicamos. Porque en ese marco es donde ponemos la intención, y el laborioso trabajo, de aportar valor al mundo.

Como decía un profesor de muy mal carácter y brillante pensamiento que tuve hace algunos años: "o aportas, o apartas".

La/os expertos, crean. Las/os generalistas, ejecutan. Es un poco duro, pero es verdad. He estado ahí, ejecutando y ejecutando sin derecho a voto.

Sé que es difícil especializarse. Te da la sensación de que el mundo se cierra. Pero no, nada más lejano. Como dice Blair Enns, se trata de cerrar todas las puertas menos una. UNA. Y detrás de esa puerta, hay infinitas puertas más. Pruébalo, es así.

Deja de meterte en líos que no te darán ganancias, sino dispersión, dolores de cabeza y debilidad.

Pst, un recordatorio. ¿Estrategia? Si. ¿Pensar? Oh, si. ¿Buscar ayuda? Claro. ¿Quedarte en el anclaje de la perfección? NO, no y no.

Ojo... No confundamos ruido con sentido.
- -

Estoy trabajando hace un tiempo de la mano de una experta en Responsabilidad Social Corporativa. Estoy estudiando, aprendiendo mucho, observando atentamente y con ganas de hacer, pero sobre todo, siento renovadas esperanzas.

Gracias por tu mirada.

Cosas que estoy pensando en estos días.
No me digan que no avisé.

Desde que tenía 6 años (si, seis), me interesa la narración. Creo que el mundo humano es una construcción narrativa. La misma puede ser destructiva o constructiva, entendible o ininteligible, valiosa o banal, y la construcción es parte fundamental.

Puedes tener la mejor de las intenciones, pero que el mensaje no se entienda.

En este caso, creeme, menos SIEMPRE es más.

Ce Rodríguez Suárez / Dulce updated their info in the about section.

Rápido, dime lo que piensas y hablémoslo.
Les leo. 😎

P.D. No hay estrategia ni plan posibles, si hay una necesidad inhabilitante de cualquiera de estos puntos.

*Producir, que etimológicamente viene de engendrar y de guiar (no le tengan tanta aversión a una palabra tan bella).

Hoy, en una sesión con cliente, me comentan: "me gusta tener tiempo libre" (seguido de cara de velorio). P**a madre, qué maravilla, y que siempre sea así.

No hay momento más productivo que el ocioso. Pero no el ocioso ocupado con pantallas, sino el ocioso ocupado con vivir, dialogar, leer, caminar, observar detenidamente, dibujar.

Uno de mis referentes literarios comentaba, en aquellas noches locas que teníamos de tertulia, que escribía todo lo que escribía gracias a las horas que perdía haciendo nada.

Hoy, una persona con quien estoy teniendo la enorme fortuna de trabajar, me hizo recordar el "Decálogo del buen diseño" del gran Dieter Rams (diseñador industrial alemán de principios del siglo pasado).

Y fue como ¡pam!
Pensé: esto aplica para todo. El diseño, las marcas, el trabajo, el amor... You name it.
Así que lo dejo por aquí, porque nunca viene mal recordarlo. Ponga usted donde dice "marca", el palabro que se le antoje. Pruebe y compruebe. Imprima, ponga con imanes en la nevera, repita y ponga en páctica:)

Feliz fin de semana.

Ce Rodríguez Suárez / Dulce updated their business hours.