Etttereo

Inagotable

En la quietud de un suspiro,
donde la brisa roza el alba,
se alza el eco de una batalla,
una que nunca cesa, una que nunca acaba.

Es la lucha del alma, incansable y tenaz,
que en cada pequeño gesto,
en cada paso fugaz,
encuentra su razón, su sentido más honesto.

Los días pasan como hojas en el viento,
y en cada instante, en cada momento,
se dibuja el rastro de un anhelo,
de un sueño eterno, de un cielo.

Es la nostalgia de un tiempo pasado,
de una batalla que nunca fue en vano,
donde la sonrisa de un niño,
o el calor de una mano,
se vuelven victorias,
en el campo del destino.

Luchar es existir,
es sentir el latido de la vida,
en cada risa, en cada herida,
en la mirada perdida.

Es la fuerza de un susurro,
que entre sombras se desliza,
recordando que en la simpleza,
reside la brisa,
que impulsa la vela,
que guía la barca en la mar incierta,
hacia el horizonte, donde todo despierta.

Y aunque el tiempo se diluya,
como arena entre los dedos,
la lucha persiste,
en los corazones llenos,
de esperanza, de fe,
de una llama que nunca se apaga,
que nunca perece.

En la eternidad del alma,
la lucha es canto y es calma,
es el susurro de la nostalgia,
es el abrazo de la vida,
es la danza infinita,
que nunca deja de girar,
en el compás del universo,
en el latido de lo eterno,
en la simplicidad de lo inmenso.

destacados TG Ortega Grijalva

Inicio.

En el sendero del incierto andar,
donde la duda suele reinar,
el primer paso es un acto de fe,
un latido de esperanza en la piel.

Como el sol al amanecer,
que pinta el cielo de oro y miel,
así es la alegría y el miedo de empezar,
un resplandor, un temor, un soñar.

Es como el niño que, al reír,
descubre el mundo al existir,
con cada paso, un universo,
en su mirada, un poema inverso.

Así, al caminar sin titubeo,
se abre el corazón al deseo,
y en la valentía del primer paso,
se encuentra el valor de un abrazo.

Porque en cada inicio, hay un cantar,
un eco dulce de felicidad,
el primer paso es la clave,
del gozo eterno que nos invade.

destacados TG Ortega Grijalva

Ambición

Hace tiempo rondas por mi mente, desordenas las ideas contenidas, invirtiendo la manera natural en la que me he propuesto caminar, atrofiando mis sentidos, haciendo nublar mi vista.

¿Quién te crees para realizar ese caos que no he pedido? ¿Quién te dio esa autoridad sobre mi ser? ¿Acaso no crees que es violencia innecesaria jugar así con mis pensamientos y emociones?

De manera arbitraria caminas por los pasillos de mis pensamientos, abriendo paso en las cosas que estoy obligado a realizar, impones tu presencia a la distancia, sin una invitación te has adueñado del lugar. Has tomado la posición de dueña, pensando que has comprado todo para ti, apoderando de cada habitación, inclusive creando recuerdos que no sé si existieron, donde había luz, parece haber ideas vagas, o interrogantes que vuelven todo en gris.

Dudas que me mantienen vigilante, dudas que nublan mi razón, ¿Quién te dio ese pase permanente, cuando solo entraste con una invitación?

Vigilante entre las sombras, te mueves en mis ideas, metas, y objetivos, llevándome a vivir en el mundo del revés, donde lejos es contigo, y conmigo no es posible, donde la risa me lleva al llanto y el llanto a la felicidad.

Quisiera poder construirte una habitación, donde siempre te mantenga encerrada, controlada, donde pudiera mantenerte vigilada, para que no desordenes todo lo que soy, pues desde que entraste de mi vida, todo lo que río se consume en un crisol, y aunque dicen que cuando uno encuentra lo que tengo yo contigo, la vida se transforma, se renueva, el pensamiento es invadido y rompe lo que encontramos y consideramos que era o puede llegar a ser real.

destacados TG Ortega Grijalva

Dualidad.

En el rincón del alma, donde habita el corazón,
se libran batallas diarias, en eterna comparación.
Dos voces se enfrentan, en constante refriega,
una con luz radiante, la otra con sombra ciega.

La voz positiva canta, cual ave en la mañana,
susurra esperanzas, como brisa en la ventana.
Ve en cada problema, una oportunidad de crecer,
y en cada tropiezo, una lección para aprender.

La voz negativa murmura, cual viento en tempestad,
invoca temores, con gélida frialdad.
Ve en cada reto, un motivo para ceder,
y en cada caída, una razón para no volver a creer.

Al despertar temprano, la positiva saluda al sol,
aprecia el aroma del café, el calor del arrebol.
La negativa se queja, del ruido y la prisa,
sólo ve el tráfico, la rutina y la ceniza.

En el trabajo diario, la positiva enfrenta el reto,
con una sonrisa amplia, con ánimo completo.
La negativa suspira, ve obstáculos sin fin,
cada tarea es pesada, cada esfuerzo es ruin.

En el amor, la positiva ve el brillo en la mirada,
cada gesto, un tesoro, cada palabra, dorada.
La negativa desconfía, teme la traición,
cada caricia sospecha, cada beso, una ilusión.

Así en la vida, estos sentimientos se entrelazan,
momentos de alegría y sombras que abrazan.
Ser positivo es ver el sol tras la tormenta,
ser negativo es creer que la lluvia nunca cesa.

En el rincón del alma, donde habita el corazón,
dos voces se enfrentan, en eterna canción.
Una con esperanza, la otra con temor,
elige tu guía, elige tu color.

La vida es un poema, de rima y prosa,
un jardín con espinas, pero también con rosas.
Ser positivo o negativo, es cuestión de elección,
ambas voces existen, pero manda tu decisión.

destacados TG Ortega Grijalva

Epilepsia

En la sombra de la mente, donde la lucidez se quiebra,
Se entrelazan los recuerdos, resplandor que aún celebra.
En la danza de los rayos, la verdad se manifiesta,
Y en cada convulsión, la vida, su secreto gesta.

Introspección profunda, en el abismo del ser,
Donde la inseguridad es sombra que suele aparecer.
La fortaleza se erige, como un faro en la tormenta,
Y la valentía surge, en la batalla más cruenta.

La vida, una belleza, en su forma singular,
En los días de lucha, en el constante batallar.
Como un pintor ciego que sus colores intuye,
O el mudo que en sus sueños melodías construye.

La mente, un universo, con galaxias infinitas,
Cada chispa es un destello, cada paso, una conquista.
La belleza de la vida, en su fragilidad reside,
En el quebrar de las olas, donde la esperanza decide.

Como el ave que en su vuelo desafía la tormenta,
O el río que serpentea, con paciencia y sin lamento.
Así el epiléptico, en su lucha diaria y cierta,
Encuentra en cada instante, la fuerza que lo sustenta.

En la sombra y en la luz, se forja su camino,
Con el alma como escudo y la fe como destino.
La vida, en su belleza, se revela y se esconde,
En cada lucha interna, donde el coraje responde.

Y en la oscura marea de sus noches sin aliento,
Se alza con valentía, desafiando el firmamento.
Pues en cada convulsión, en cada batalla intensa,
La vida se descubre, en su forma más inmensa.

destacados TG Ortega Grijalva

Propósito.

En la penumbra densa de las noches sin final,
donde las sombras se enredan en un baile infernal,
como una chispa de atracción a la oscuridad confunde,
el alma se cuestiona y el miedo se funde.

La vida, como una estrella latiendo en la vastedad,
brilla con belleza singular en la adversidad.
El propósito, como un eco en el vacío del ser,
se escapa entre los dedos, un fantasma en el deber.

Nuestros ojos, faros en la oscuridad del destino,
buscando en el abismo un signo divino.
Nuestra mirada, un susurro, una plegaria sin voz,
pidiendo al cosmos un indicio, una luz feroz.

Nuestro tacto, explorador en la cueva de lo incierto,
busca en la piel la verdad del desierto.
Como un guerrero en la batalla contra la duda,
o en cada caricia, una esperanza desnuda.

Nuestro gusto, es el alquimista de sabores en la sombra,
busca en lo amargo la dulzura que asombra.
Con cada bocado, una búsqueda de esencia,
en el banquete de la vida, una eterna presencia.

Nuestra lucha, valiente o tonta en la tormenta de la mente,
se enfrenta al vacío, al miedo omnipresente.
Con cada paso, la misma danza en el borde del abismo,
un desafío constante, o un renacer de uno mismo.

Así, en la oscuridad, la vida encuentra su canto,
en la adversidad, en el misterio, en el encanto.
El propósito se revela en la lucha continua,
en la singularidad de existir, en la noche sin luna.

destacados TG Ortega Grijalva

Dulzura oscura.

En mi rincón donde la sombra danza,
Dos almas errantes, destino las lanza.
En la penumbra, susurros de atracción,
Un destello fugaz en una oscura estación.

Ella, belleza singular, misterio encarnado,
Con mirada penetrante, un abismo clavado.
Ojos que devoran, profundos y ardientes,
Desvelan secretos, deseos latentes.

Se*******ad tangible, su presencia hechiza,
Cada gesto, un verso, su paso, una brisa.
Labios puntiagudos, tentación que seduce,
Su sonrisa traviesa, mi razón reduce.

Ambos desafían, adversidad y sombra,
Dos almas que osan, donde la luz no nombra.
En la oscuridad hallan, una chispa de fe,
Se entregan al misterio, sin miedo, sin por qué.

Como la noche, donde todo se oculta,
Un corazón late, donde la sombra sepulta.
Belleza singular, ella, faro en la negrura,
Y yo, perdido, encuentro en sus ojos, dulzura.

destacados TG Ortega Grijalva

Danza sin tregua.

En un salón donde la luna
su luz plateada despliega,
dos almas se encuentran, ninguna
se escapa de la trama y la entrega.

Coqueteo, danza sutil,
un juego que pocos entienden,
miradas que vuelan febril,
señales que nunca se pierden.

Su rostro un libro abierto,
pero sus gestos cuentan secretos,
susurros en el aire, ciertos,
reflejan deseos discretos.

Su ceño ap***s se alza,
un guiño que juega y destella,
en la cara la magia se enlaza,
a una chispa que el alma me atropella.

Su voz, un murmullo encantado,
cambiando de tonos y matices,
en el aire, un eco soñado,
donde surgen los felices matices.

Susurros de tonos suaves,
risas que flotan ligeras,
como brisas en tardes suaves,
pintan palabras sinceras.

Su sonrisa, un arma poderosa,
espejo del alma anhelante,
significado que, sin ser prosa,
despierta el latir palpitante.

Sus labios se curvan ap***s,
un destello en la comisura,
sonrisas que ocultan y p***s,
sonrisas de dulce hermosura.

Coqueteo, danza eterna,
corazones que conspiran,
en un juego que siempre retorna,
y dos almas suspiran.

destacados TG Ortega Grijalva

Caminante.

Entre pensamientos, frases y palabras mi mundo se detiene, sumergido en ideas nuevas que contienen mis anhelos y sueños.

Qué difícil es caminar sobre un camino no transitado, persiguiendo ideas que han nacido en los anhelos, en los sueños y pasiones que hacen latir un futuro lleno de esperanza. La idea se suspende, flota, es intangible, y parece inalcanzable, pues cuanto más empujo y lucho, a veces pareciera que se aleja más y más mi meta final.

¿Cómo mantener el rumbo y la pasión en un mundo de ideas contrarias negativas que se levantan en mí a diario a través de los demás?

Es como si el mundo conspirara para que yo fallara y no me doy cuenta de que, el enemigo al cual debo vencer es el mismo que escribe, con las dudas, los silencios y los miedos.

En cada camino hay obstáculos, limitaciones, que me rompen y me quitan el aliento, haciendo sentir mis piernas pesadas, y cuando veo que llego a la limitación o al final que trunca mi destino, me doy cuenta de que hay veredas que me gritan “soy tu auxilio, por aquí puedes seguir avanzando”, son veredas que me llevan al destino de mi existencia en este mundo pasajero, que abren paso como guías llenas de fuerza, que me dicen que no todo está perdido.

No es necesario construir espejismos, metas irreales, o soñar con castillos en el aire, basta caminar y sentir el sudor de la distancia recorrida para saber que soy un triunfador, pues en esta vida es fácil quedarse sentado, acomodado en el camino, perder el rumbo y conformarse con lo que todos se conforman.

Caminar en el incierto camino, aunque no parezca llevar a ningún lado, es más loable que quedarse varado, conforme y con los sueños y metas truncados. Es mejor sentir el sudor y ser un idealista pensado que con caminar en sí, es un éxito que representa haber llegado, pues intentar extenderme a lo que mi corazón ha soñado en sí, es una gran recompensa.

Prefiero ser un idealista en pensamientos, frases y palabras, el cual se sumerge, buscando alcanzar esa idea intangible de un mañana esperanzador, que ser una persona que busca acomodarse en una sombra en el camino.

La lucha lo vale, el intentarlo, el buscar y no detenerme, hasta que el sudor encuentre su camino, y las llagas dejen marcas en el cuerpo trabajado, que ha buscado de manera incasable su propósito como un viajero que nunca llegará a su destino, pero que a la vez lo vive con cada pisada, dejando huella, abriendo paso, quitando maleza y que vive dignamente, sin conformarse, encontrándose, soñándose, llegando a su destino con cada paso.

TG Ortega Grijalva

A la luz de la oscuridad.

“Cuándo uno dice la verdad no es rebelión, es revolución”.

En un mundo donde ser falso está de modas, cómo se puede marcar una diferencia sin ser considerado un sociopata.

La habitación era oscura, podía sentir mi respiración y la de alguien más a tan solo unos metros de mí.

Por un momento pensé que estaba solo, fue un poco acogedor el saber que no era así, aunque la primera reacción debió haber sido miedo, en realidad fue confort.

Sentado en esa sencilla silla, en medio del cuarto, con una luz que reflejaba debilidad, el sonido del aire acondicionado en mi habitación, un efecto de sonido verde que pudiera mantener dormido a quien sea. Mis pensamientos, intentando obtener claridad se convertían en dudas, no era miedo, en realidad eran preguntas… casi oía a mi corazón confundido y con ganas de salir de mí, rompiendo de forma bruta los tejidos, costillas y la piel que cubre este cansado cuerpo.

Levantando ligeramente la cabeza, dejando de mirar la sábana que cubrían mis piernas. Me permito ver de pronto entre las sombras su silueta, definida, marcada, delgada y consistente a la de una mujer, de postura estilizada, que simulaba seguridad desafiante, estaba de pie, con una pierna ligeramente doblada e inclinada sobre la otra. Parecía estarse preparándose para moverse, y correr hacia mí.

Tratando de obtener claridad, entre pestañeo y pestañeo, apreté mis ojos fuertemente, tratando de ver si al abrirlos podía ver con mayor claridad, pero mientras estos estaban cerrados pude sentir que se movió, seguido del sonido de sus pisadas, las cuales retumbaban con un sonido de tacón con cada movimiento.

Aunque fueron segundos, la distancia recorrida entre esta figura y yo, parecía haberse convertido en kilómetros. Abrí mis ojos, debo decir que aún no podía verla bien, pero que espléndida y perfecta silueta.

Aun en medio de la soledad, gritaba por saber su nombre, saber quién gobernaba mis sueños, y deseos. Oí su voz, empecé… y de golpe me llegó el olor de su perfume, el cual se fue metiendo en mí, como esas aromas que quisieras que se conviertan en algo que puedas devorar, avanzando por cada poro de mi piel, como si fuera neblina recorriendo, todos mis sentidos, haciéndome abrir mi boca con el objetivo de tratar de poder respirarla con mayor intensidad… oh que falta de saciedad de tan hermosa aroma.

Sentado en esa silla, como si estuviera preso de mí mismo, y de mi necesidad, inmóvil, carente y tratando de extenderme venciéndome a ella, queriendo saber ¿Quién es ella? ¡Quiero saberlo! gritaba mi mente, con una mezcla de anhelos, de dudas, pues sabía que en ella me encontraba a mi mismo, mis deseos, mis sueños, y mis perversiones…. ¿Cómo era posible que alguien me inspirara tanta calma y un deseo desesperación? Poder ver su rostro, era mi locura, pues quería obtener la pieza del infinito rompecabezas que representaba su silueta. ¡Eres tú!

Desesperado, ella se acercó y con sus brazos de mi cuello se abrazó, apretando sus manos sobre mi cabeza, dirigiéndolos hacia su cálido y perfecto pecho.

Confortante, y abrumador… Sin poder subir la mirada, tratando de subir mis brazos, apretados y atrapados. De pronto se escuchó algo parecido a un silbido de tonalidad suave y cautivante, oía su voz, olía su perfume… sentado y ella de pie... y no podía dejarla de sentir… me decía: ¡No te desesperes, ya estoy aquí!

¡Estoy contigo! Aunque no lo dijo con palabras, sus manos me gritaban ¡No te soltaré! Su cintura, su cabello, la habitación, la oscuridad, como fórmula química, cada elemento cumplía su perfecta función.

Su silueta, ahora está en mí.
Mi ser, ahora está en ella.

destacados TG Ortega Grijalva

MIEDO.
Se cimbra la tierra, debajo de mis temerosos pies.

En una noche estrellada, donde el mar calla y la naturaleza murmura,
allí se oculta el miedo, en sombras suaves y luna pura.
Susurra en el viento, su voz como un canto de sirena,
teje hilos de duda, te envuelve en su cadena.

Es el crujir de hojas, el aullido lejano,
un reflejo en el agua, un susurro humano.
Es la sombra en la esquina, el eco en la cueva,
un velo de niebla que al alma se lleva.

Identificar al miedo es un arte, un don,
es ver el tigre en la selva, el lobo en el zafarrón.
Es reconocer su presencia en la quietud de la noche,
ver su silueta en la luna, su rastro en un broche.

Mas enfrentarlo es desafío, una prueba del alma,
es ser el árbol en tormenta, el mar en calma.
Es mirar al abismo con ojos de fuego,
pisar la oscuridad y hallar en ella tu juego.

El sacrificio es la llave, el precio del valor,
es dejar el refugio, abrazar el dolor.
Es la mariposa que emerge del capullo,
es la estrella que brilla en el cielo, su murmullo.

Como el sol que se alza tras la noche cerrada,
como el río que fluye en su danza encantada,
así el miedo se disipa, se vuelve un susurro,
cuando el alma se atreve, a seguir su murmullo.

El miedo es parte del viaje, es sombra y es guía,
es el lobo que acecha, la luna que brilla.
Y en su presencia oscura, en su abrazo temido,
encontramos la fuerza, el camino escondido.

Se cimbra la tierra debajo de mis pies, pero caminé.

destacados TG Ortega Grijalva

Disciplina

En el vasto desierto de Sonora, la Disciplina camina,
Un ser de hierro y fuego, su esencia se destina.
Bajo el sol inclemente, su sombra se alarga,
En cada grano de arena, su esencia se embarga.

Con el esfuerzo como aliado, sus pasos resonantes,
Cruza dunas eternas, suspiro de gigantes.
El viento aúlla fuerte, cual lamento en la noche,
Pero ella sigue firme, sin pausa, sin reproche.

Sacrificio es su nombre, en silencio avanza,
Dejando tras de sí, huellas de esperanza.
Cada cactus espinoso, una prueba de vida,
Resistir al desierto, su meta decidida.

Como el sol que al alba, despide la penumbra,
Disciplina enfrenta todo, y nada la derrumba.
Su espíritu de roca, contra viento y arena,
Transforma la fatiga, en fuerza serena.

En el cactus florecido, que desafía al calor,
Disciplina encuentra, el eco de su labor.
La recompensa aguarda, al final del sendero,
Como agua en el oasis, un tesoro sincero.

El zumbido de insectos, melodía del esfuerzo,
Le canta al caminante, su ritmo, su refuerzo.
En la noche estrellada, bajo el manto del cielo,
La Disciplina descansa, en su premio de hielo.

Porque en el desierto árido, la vida se forja,
Y la Disciplina sabe, que al final, ella se alza.
Con sudor y coraje, bajo el sol abrasador,
La recompensa brilla, como un sueño de amor.

destacados TG Ortega Grijalva

Muerte

Soy el Dolor, vestido de luto,
un espectro sin voz, un eco en el viento,
una sombra que abraza, frío absoluto,
en cada suspiro, en cada momento.

Soy la Muerte, una hermana, que danza en silencio,
belleza etérea, tan pura y oscura,
un viaje sin fin, un sueño suspenso,
un adiós que es un beso, una calma que dura.

Contradicción en mi esencia,
el fin y el principio, el alfa y omega,
una tristeza que brilla, una dulce demencia,
un llanto que ríe, una paz que reniega.

Soy adaptación, cambio eterno,
una puerta que cierra, un portal que se abre,
en su abrazo letal, en su frío invierno,
renacemos de nuevo, en un mundo más suave.

En su oscuro abrazo, hay luz escondida,
en cada lágrima, brota esperanza,
una promesa de vida, en la muerte surgida,
un alma que vuela, una fe que no cansa.

Soy el Dolor, pero también curación,
un maestro severo, lleno de amor,
en mi pérdida, hay transformación,
soy sombra en la luz, la calma al portador.

Soy la muerte, un bello en misterio,
contradictoria y sabia, un ciclo sin fin,
el cierre de un libro, y el abrir de un imperio,
el fin del dolor, un bello y profundo jardín.

destacados TG Ortega Grijalva

Humildad.

Corazón profundo,
donde la naturaleza canta su canción,
vive la humildad, en un mundo
donde cada ser tiene su lección.

Es la hormiga que trabaja en silencio,
sin buscar aplausos, sin llamar atención,
con esfuerzo constante, en eterno sacrificio,
construye su hogar, piedra a piedra, sin ambición.

Como el lobo que, en su manada,
se apoya y aprende en comunión,
no busca el brillo de la gloria dorada,
si no el bienestar de su familia, su razón.

El venado, en su andar sereno,
es la gracia que se adapta al sendero,
con pasos ligeros y corazón lleno,
se abre camino, siempre sincero.

La serpiente, con su piel mudada,
símbolo de cambio y renovación,
aprende del tiempo, en su forma alada,
mejora en silencio, sin ostentación.

En cada rincón de la naturaleza,
la humildad encuentra su forma y camino,
en el sacrificio, la adaptación y destreza,
siempre aprendiendo, siempre divino.

Hombre encuentra anhelo profundo,
pon humildad en el corazón,
abrázala te la ofrece el mundo,
camina en paz, sin buscar admiración.

destacados TG Ortega Grijalva

Éxito y vida.

¿Te alcanzo? ¿Te escondes?

En la selva de la vida, de sombras y de sol,
se oculta un ser dorado, EL ÉXITO, farol.
Esquivo como el zorro, de ojos centellantes,
se mueve entre las sombras, misterioso y galante.

Su piel es de león, fuerte y majestuosa,
rugiendo en cada paso, es una lucha poderosa.
Sus garras son de águila, agudas, penetrantes,
solo lo alcanzas en la cimas, con vuelos deslumbrantes.

Para hallarlo, debes ser tenaz como hormiga,
cargar con los pesares, aunque el alma fatiga.
El camino es serpenteante, como el de una serpiente,
deslizándose sutil, siempre hacia el frente.

El esfuerzo debe ser constante, como el cantar del grillo,
sin pausa ni descanso, ni tregua en el ovillo.
El sudor se vuelve río, serpiente trabajadora,
y el dolor es un tigre, que en silencio devora.

Las noches son de búho, vigilante y callado,
buscando en la penumbra, con vuelo sosegado.
El sacrificio es lobo, en manada o solitario,
aullando a las estrellas, en un grito necesario.

La dedicación, tortuga, con paso firme y lento,
avanza sin descanso, a pesar del tormento.
El éxito se esconde, camaleón en la rama,
cambiando sus colores, en el juego de la trama.

Para hallarlo, amigo, debes ser como el oso,
que enfrenta la tormenta con valor poderoso.
Esfuerzo, sacrificio, en un baile de guerra,
y al final, lo hallarás, en el rincón de la tierra.

El éxito es un cóndor, en las alturas volando,
y seré quien logre, con mi vuelo, alcanzarlo.
Me recuerdo siempre, que al buscar este anhelo,
es el mismo viaje donde encontraré mi cielo.

destacados TG Ortega Grijalva

Lilith

En el desierto, donde el sol despliega su ardor,
Nace un oasis que refresca el corazón,
Así, mi Lilith, en mi vida, es resplandor,
Una brisa suave, en medio de la abrasión.

Como la frescura en el aire de la noche estival,
Tu sonrisa, mi niña, me enseña a amar,
Descubro en cada risa, en cada gesto filial,
Un mundo nuevo, un paraíso sin igual.

Tus ojos, ternura hecha joya, dulzura sin fin,
Son estrellas que en la vastedad brillan,
Belleza que en el árido marfil,
Del desierto, al más triste, alivian.

En cada mirada, esperanza florece,
En cada sueño que ansías alcanzar,
Veo un futuro que en promesas se mece,
Un horizonte que juntos vamos a buscar.

Lilith, mi sol y luna, mi razón de ser,
Como el desierto que guarda vida escondida,
Eres mi razón de seguir y crecer,
En ti veo mis sueños, en ti veo la vida.

A ti, mi estrella, mi luz sin igual, mi hermosa princesa.

Lilith.

destacados TG Ortega Grijalva

Diario de un epiléptico.

No me reconozco…

Hace tan solo unos minutos tuve la osadía de abrir mis ojos y arrastrar mi alma hacia la habitación contigua, en la cual anhelo que el agua que siento tocar mi agrietada piel, pueda despertar lo más profundo de los músculos de mi rostro.

Mientras el agua de la vida recorre mi cuerpo me doy cuenta que sigo dormido, escucho los gritos internos de un dolor inexplicable, mi mente trata de acomodar los fragmentos de memoria que han sido abrazados tan ferozmente en una batalla campal buscando no olvidar la identidad de este individuo fragmentado.

¿Acaso siempre será así?

Frágil ante el espejo, buscado encontrar sentido a las líneas que definen mi rostro… ¿Quién es ese que me muestras ¡oh reflejo!?

Veo que me conozco, pero que una parte de mí, cada día te olvida.

Como un espejismo, puedo darme cuenta de que las batallas han ido dejando una marca imborrable, y aunque la dignidad me mantiene erguido, y no me criaron para ser alguien que tira la toalla, debo reconocer que no soy el más fuerte, ni el más duro, pero sí... tengo tacita una necedad y un hambre por dejar una huella en la vida, similar a la que va dejando la enfermedad en mi piel, ¡Soy un hijo de mi madre, un ca**ón que tiene el carácter de no rendirse ante las circunstancias, y llevo en mi ADN el deseo de dejar un camino que mis hijos puedan transitar con orgullo.


La imagen que mi cerebro construye en el espejo me trastorna, y aunque los ojos de mis memorias le dicen al reflejo -un día más… una batalla más, aunque deje su marca, aunque duela, es diferente a darle la posibilidad de verme derrotado.

El día ha empezado, y tristemente, no como quisiera, pero la voz me dice -al menos no quedé en ese piso que ha sido transitado por desconocidos-.

Estoy de pie, con los afanes de la vida y los problemas de la complicada humanidad y con ese vacío en cabeza que la vida no quiso llenar.

En algún momento siento en mi cuerpo esa constante sensación que tiene ya 14 años haciéndose presente.

Los momentos y las imágenes se ponen en slow motion (cámara lenta), las ideas parecieran pasar con atole, las palabras comienzan a trabarse imponiéndose en un ligero tartamudeo que pocos identifican, las palabras que contienen las oraciones que son expresadas, comienzan a revelarse y a cambiarse de lugar, y como una huelga comienzan a hacer lo que ellas quieren.

Los músculos de pronto comienzan una revolución donde ya no soy yo quien controla mi cuerpo y de pronto siento un dolor inexplicable que va acompañado de rigidez, digno del más duro ejercicio físico… mis ojos me engañan creando varias imágenes que no sé sin reales. Automáticamente, entiendo que debo buscar refugio, a veces lo logro y otras veces no, a veces en la búsqueda de este, mi cerebro pierde la batalla y boicotea a mi cuerpo, al menos es lo que este llega a creer, pero mi cerebro es mucho más inteligente que todo.

- ¡Sin conexión! ¡Hombre caído!
Grita todo mi sistema, la imagen va de blanco a negro, los sonidos disminuyen, escucho los tambores de mi interior, casi el correr de mi sangre por el cuerpo y un golpe seco. -He llegado al límite-. Ese fondo físico sobre el que caminamos.

Lo siguiente, un silencio que me crea la ilusión de flotar de muertito en una oscuridad inexplicable, al parecer el mundo y cada habitante han desaparecido, soy el único ser que existe en mi vacío mental… somos yo y ese monstruo que me mira detenidamente, es el monstruo que me acosa desde hace años, el que me quiere derrotar.

De pronto unas voces comienzan a traer luz a la oscuridad, son las palabras de los que me rodean, al parecer no estoy solo, es solo una ilusión, estoy dentro de mi cabeza y mi cuerpo no lo sabe, comienzo a intentar no olvidar lo que pasó, pero de pronto ya no está, se ha esfumado totalmente.

Lo que mi cuerpo considera un fracaso, una caída más, una descarga eléctrica para matar, un golpe más al sujeto envejecido, mi cerebro lo ve como un triunfo. Como todo un espía se adelanta muchos movimientos y decide reiniciar el sistema para que el daño no sea mayor. El cansancio es real, y quiere matar toda esperanza, pero el cerebro ya está preparado para decir, ya pasó… -¡Te he preparado para ese dolor, te he enseñado a caer y capacitado para volverte a levantar! La voz dentro de mí, es tan real, la cual repite: -Estamos juntos en esto-.

Abro mis ojos y con la luz llega un dolor inexplicable, una confusión y un cansancio para morirse, la siento fuera de los movimientos agitados de los labios; pero saben que… abrí los ojos.

- He ganado otra batalla -
****Ebenezer.

TG Ortega Grijalva