Marisol Vera Guerra
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Monterrey
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Escritura creativa, viñetas, videopoemas performáticos.
#equidadDeGénero #TalleresLiterarios Soy escritora, editora y madre de familia feminista.
Quiero un mundo donde nuestras hijas, hermanas, amigas, novias, madres y abuelas caminen libres.
Poesía en atril.
El 7 de diciembre nos vemos en Tampico. 😍
Nos vemos en Tampico el 7 de diciembre en el teatro El Farol, a las 7:00 p.m. ¡Lleven a sus peques!
El 7 de diciembre nos vemos en Tampico. 😍
Algo de lo vivido en el "Diplomado en Poesía Fronteras e identidad", que tuve el privilegio de impartir, de marzo a noviembre de 2023, a través del Departamento de Educación y Cultura de Nuevo Laredo, con asistentes de los dos Laredos.
¿Se acuerdan cuando conté mi crónica sobre la Barbie que nunca tuve? Pues miren qué me regaló hoy Rosa Maria De Llano traída desde el otro Laredo. Y tiene su propia bolsita como la que yo suelo traer colgada. 💜 Imagino todas las cosas que trae allí guardadas... ¡Gracias por esta dulzura!
CRÓNICA INCONCLUSA: Hace unas semanas, caminando por una calle de Tijuana, me llamó la atención una estatua gigante, comencé a tomarle fotos, cuando me dio la impresión de que se trataba de Abraham Lincoln. Por un momento pensé que me había equivocado de país. 😆 Ya saben, les doy a las cosas explicaciones surrealistas antes que con el sentido común. ¿En qué momento me pasé?, ¿o es que siempre estuve de este lado? Y visualicé un mundo distópico-futurista.
Un par de días después, cuando iba a abordar el avión para Chihuahua, estuve varios minutos buscando las escaleras para subir a la sección de Aeroméxico, hasta que razoné que esas están en el aeropuerto de la Ciudad de México y no en el de Monterrey 😱 Ya conozco esta sensación, la he experimentado toda mi vida, pero nunca como en estas últimas semanas mi memoria había colocado tantas secuencias de Imágenes en un mismo plano.
En Chihuahua me la pasé diciendo "aquí en Chiapas" porque, solamente por el fonema inicial, varias veces pensé que estaba en Chiapas, específicamente en San Cristóbal de las Casas, donde estuve en septiembre con mis amigas de FENALEM. O sea, para mi mente tenía más sentido asociar dos sonidos que todas las demás variables. 🤷
Este aeropuerto es chiquito, dijo el chófer que me llevaba, no va a batallar nada... Quise decirle: no subestime mi gran capacidad para perderme y batallar hasta en las cosas más triviales. Respiré, ya había hecho el Check-in un día antes... ¿O había sido de otro vuelo? Sólo tenía que corroborarlo en mi celular, pero había olvidado dónde estaba la página, por qué no aparece la descarga, una vez, dos veces, tres veces... De pronto ese aeropuerto chiquito me parecía tan largo como el de Panamá. Se alargaba y se alargaba como un largo gusano segmentado. Un café a la vista, el número 7 en un cartel, y de nuevo era pequeño.
No podía pasar nada más. Ya estaba a salvo.
Horas de vuelo, horas de sueño intermitente, horas de planes, por fin todo iba en orden, y había llegado el gran día.
Formada para abordar un taxi al zócalo de la CdMx, me di cuenta de que lo que traía en mi mano no era mi maleta. 🧳 Se veía como mi maleta, tenía el color, tamaño y peso de mi maleta. ¡Pero no era mi maleta! ¿Se acuerdan cuando la perdí de vista en la terminal de autobuses de Nuevo laredo?, y que sólo habían pasado unos minutos, y nadie de los guardias la había visto: usted llegó sin maleta; hasta que uno dijo que había una maleta en el mostrador, y era la mía. ¡Pero dijo que llevaba ahí un día entero! Pues si, esa misma maleta.
Corrí al interior del aeropuerto. Preguntando a todos los que me encontraba qué hacer, y algunos me miraban como si acabara de cometer un crimen o una gran estupidez (bueno, yo también lo pensaba). Mi mente se llenó de escenas: y si era la maleta de un sicario, si me equivoqué de universo (otra vez), si me acusan de algo horrible... Me vi llevada a un país lejano, en medio de una celda, en medio de un desierto, rodeada de personas extrañas, llamándoles a mis padres, lo siento, lo siento, no sé cómo me metí en esto.
Finalmente mi maleta volvió conmigo, estaba muy bien portadita, esperándome en el área de objetos olvidados.
Al día siguiente, por supuesto, me perdí un buen rato, trataba de pedir un Uber y la app me ponía todas las ubicaciones del mundo, menos la mía. 😕 Caminé y caminé hasta dar con una parroquia. Y recordé aquella noche, hace muchos años, cuando andaba perdida en un pueblito de la Sierra Gorda y busqué refugio en una misión franciscana, pero nadie me abrió. Siempre me he quedado con la sensación de que pensaron que era un espíritu o una especie de bruja. Estaba rumiando en esos recuerdos cuando apareció un hombre que me pidió que le diera trabajo en mi casa; por más que yo le explicaba que no vivía allí y que estaba perdida, seguía insistiendo, como si en algún momento fuera a cambiar la versión de mi relato. O como si mi realidad fuera a trastocarse y me diera cuenta de que sí tengo una casa en la Ciudad de México, y vivo desde hace años con un trabajo estable, y puedo contratar a ese hombre para que pode el jardín.
Ahora, mientras escribo, vengo en un autobús hacia Monterrey. Varias veces durante el trayecto he pensado que ojalá haya enchiladas y frijoles recién hechos, cuando llegue, hasta que recuerdo que no estoy viajando hacia Veracruz.
PD. La foto es de cuando andaba dando vueltas en Tijuana, y no recordaba cómo volver al hotel.
Sala Poetazos
Aquí deconstruyendo el Canon. 💜
2023
Acompáñame a charlar De espinas y poesía. Hoy 13 de noviembre en Sala Poetazos Feria del Libro de Chihuahua. 6:00 p.m.
Acompáñenme a la Feria del Libro de Chihuahua, donde tendremos varias actividades fabulosas: Este domingo 12, a las 3:00 p.m., Poetazos y Ediciones Morgana México presentaremos novedades editoriales de "Ethel Krauze K y la literatura para las infancias"; ese mismo día, a partir de las cuatro de la tarde, estaré contando y creando cuentos para niños y niñas, me acompaña mi dragón Ulises. El lunes 13 a las 6:00 p.m. estaré hablando "De espinas y poesía", les presentaré además de mi poetazo, otros de mis libros recientes, y el 17, junto con Carmelita Benitez, estaré presentando "LATIKA Literatura para las infancias"😄 Consulta aquí el programa completo:
https://www.culturachihuahua.com/felich?fbclid=IwAR35nj2NUeuasOCzNCedFzpopQ-HcWlfxZQGPrq5If29WCfzKoaKZJ5cL8M
ProgramacionFELICH Para más información sobre los eventos culturales en tu región y para la presentación de proyectos contáctanos aquí 👇🏻
En el jardín botánico del CECUT antes de la presentación de mi libro. Fotos por Elpidia García 🖤
⚓ Norte 32° Encuentro Literario 2023 te invita a la presentación de libro 📖
«Otras mujeres como lobas»
De Marisol Vera Guerra
Participan: Paty Blake y la autora
La obra de la escritora originaria de Tamaulipas, transita entre la poesía, el ensayo, la dramaturgia, el cuento, el dibujo, el videopoema y performance. Ha publicados 10 libros en México, Estados Unidos e Italia y ha participado en distintos foros culturales nacionales e internacionales, como el XV Festival Internacional de Poesía del Caribe Poema Río en Barranquilla, Colombia y la 30 FIL La Habana, Cuba.
¡Te esperamos!
📅 Jueves 9 de noviembre, 2023
📍 Sala Federico Campbell
🕰 16 h 👉
(Duelo por la muerte de María Eusebia)
I
La noche en que te fracturaste la cadera
la Luna inflaba su caja musical de viento
–dijimos– donde ahora es mar / antes hubo abismo
donde crujía el cacao / anida la piedra
Era invierno
y ya habíamos recogido juntas los últimos guijarros
en las arenas azules de la infancia
II
Era fácil volver a ti con el embrujo del trueno
–tus miradas en el cuenco de mi espalda–
y encender la luz de los fanales
verte ahí:
confundida tu sonrisa en orlas blancas
¿Quién zurcirá los pliegues de mis ojos
las alforzas del paisaje a lo lejos
cuando el cielo nos deshoje la memoria?
III
Tú siempre has sido hermosa (también para la Muerte)
tu mejor vestido
tu mejor sonrisa
tus manos mariposas de percal (sobre el regazo)
el pelo limpiamente recortado / las uñas sin barniz
toda tú: Soberbia imantación de los vocablos
IV
Le habría dicho a ese maquillista en la morgue
¿cómo se atreve a colorear la buganvilia?
¿cómo le agrega pigmento al arcoíris?
¡deje así la sobriedad de sus labios!
María Eusebia es perfecta ¿no lo ve?
nunca
tendrá la tierra cepa más dulce que sus besos
V
Quiero abrir la ventana de mi alcoba
que la lluvia envuelva brava este acertijo /
nada tengo
que ocultar a los caballos del tiempo
–implacable lámpara nocturna su ojo desbordado–
corren
hacia el matadero / sin saberlo
cada uno de nosotros va en el lomo de una bestia
yo quiero seguir
hasta zanjar la memoria
hasta que sangren mis tendones
hasta que no haya palabras
en mi tráquea
embozadas
la sed
en tu ataúd
mvg, Tantoyuca, Veracruz, 30 de octubre de 2015
Me disfracé de tus mentiras 😰😭
No se da en mi naturaleza ver a las personas como parte de una gran masa, siempre voy al individuo, a la profundidad. Como maestra busco la voz particular de cada uno, sin anularla con una regla estricta; prefiero que conserven sus asonancias y contradicciones hasta que sean capaces de asimilar el ritmo y la imagen en su organismo como si fueran parte de su carne. Sólo les muestro las opciones, les comparto los hallazgos que he hecho en mi recorrido; y acaso ayudo a formar el verso que brilla, medio escondido, entre las palabras amontonadas como guijarros.
Con mis hijos, no soy "la experta", soy la que acompaña y cuida lo más genuino de ellos; a menudo tienen más que enseñarme a mí que yo a ellos. Dejo que vivan sus miedos y anhelos, ayudándolos a encontrar palabras para nombrarlos antes que ahuyentarlos con mis propios temores o deseos. No les doy la respuesta, les doy el abrazo, el espejo, tal vez incluso una nueva duda.
Cuando estoy en un grupo de personas, empiezo viendo el detalle, una seña particular en alguno y desde allí parto para entender el todo. Es así para mí, parto de las cosas mínimas hacia las más grandes y casi todo me asombra como si fuera nuevo.
Fotografía por Luisa Isabel Villa Meriño en Barranquilla, Colombia, 2022.
Recuerda que hasta este 31 de octubre estará vigente la preventa de Una historia de peluche, de Ethel Krauze. 💜🐨 ¡Mándanos mensaje y pide tu ejemplar!
Mis tres embarazos y mis partos fueron vividos por mí como experiencias terroríficas, y eso no tuvo nada que ver con mi deseo de ser madre. Ese deseo fue lo que me mantuvo avante todas las veces. Me he preguntado hasta que punto esa forma de vivirlo fue producto de mi neurodivergencia, la naturalización de prácticas obstétricas deshumanizadas, la irresponsabilidad de los genitores y la condición natural del organismo.
No se deberían dar explicaciones maniqueas a estas percepciones que he hallado compartidas, en más de un matiz, entre muchas mujeres.
La maternidad, primero en este sentido fisiológico, y luego con sus dimensiones psicológicas e históricas, ha impactado mi vida de una manera tan intensa que desde hace 16 años, cuando comencé a escribir sobre ello, me he venido preguntando cómo es que por tanto tiempo fue menospreciada en la literatura como uno de sus temas centrales.
Pero si bien acabo de asegurar que percibí como terrorífico el proceso, también puedo decir que mi libro más luminoso, el de "Imágenes de la fertilidad", lo empecé a escribir embarazada, cuando lo único que hallé equiparable al amor que sentía por el diminuto ser que estaba en mis entrañas, frágil y huidizo, que amenazaba con desprenderse del útero si me movía, fue la Tierra misma. La tierra se convirtió, entonces, en el único símbolo que podía contener mi amor por mi hijo.
Fotografía: Autorretrato de la serie "Gestación", mvg, 2014.
Mi Gasterópodo sigue su camino. Gracias, querida Linda Gonzalez por invitarlo a tu casa.
Gracias a mis queridas y bellas amigas Yolanda y Nancy, que ya se llevaron a casa su ejemplar de Gasterópodo 💜
Querid@s, el próximo miércoles 25 de octubre a las 7:00 pm. (CdMx) los escritores Elena Villarreal y Mingyar Andrei me acompañarán en esta presentación de una breve dramaturgia poética, "Secundigesta" contenida en mi libro "Gasterópodo", que escribí hace once años, cuando estaba gestando a mi segunda hija, y ahora por primera vez va a tener voz. Transmisión en vivo por Ediciones Morgana México
Ya de regreso. Yo viajo con un oso y un dragón, Itzel Guevara Del Angel con un pollo. 😄 Lo bonito de estos eventos es que hallas a más gente como tú. Gracias Nadia Contreras por hacerlo posible. 🐥🐻❄️🐉
Aquí se ve al guapo Osito editor al frente de la mesa de la presentación de LATIKA. Tuvimos un público muy atento. Nadia Contreras nos leyó parte de su poema "Donde comienza el camino" que cuenta las historias de sus gatos. Además compartimos "Catarina voladora" y "Juancho el cocodrilo".
Pues yo confieso que de niña siempre quise tener una Barbie; las pocas veces, en aquella época, en que pude tocar una, me fascinó la textura de su cuerpo, sentir las articulaciones de las piernas moverse abajo del hule. Nada se parecía a esa sensación, ni siquiera la del papel burbuja o la del unicel que a veces llegaba a la puerta, metido en cajas, protegiendo algún misterioso objeto.
Cada vez que mi mamá abría un regalo, una enciclopedia recién comprada, un perfume, una caja de zapatos, o cuando se ponía a organizar su closet, yo esperaba ansiosa y feliz para apropiarme de esos tesoros que caían al suelo: cajitas, papeles de colores, botellitas con tapa de rosca, tubos de cartón... (mi casa hasta la fecha sigue siendo un almacén de objetos curiosos y vacíos: la bolsa de papel donde venía el sushi; los recipientes de lágrimas artificiales ya sin lágrimas; la botella en la que tomé un jugo de moras comprada en el aeropuerto de Panamá; el frasquito de sake traído de una tiendita japonesa en San Antonio, un guaje comprado por mi mamá en el mercado de Huejutla).
Pero la sensación de tocar y mirar la delicadeza de las extremidades de la muñeca me atraía más que cualquier otra. Cuando llegaba a tener una Barbie en mis manos, pasaba mucho rato observando sus dedos en miniatura y la particular postura de sus pies. Envidiaba a la niña que de pronto aparecía para llevársela.
Cuando iba a cumplir 7 años, mientras mi mamá hacía la lista de compras para el festejo, globos, platos desechables, bolsitas para envoltorios, le dije espontáneamente, no me hagas fiesta, sólo cómprame una Barbie. Pero me hicieron la fiesta con todo y grillo cantor incluido, que no me gustaba. Y por alguna razón nadie, en ese ni en algún otro cumpleaños, me regaló la ansiada muñeca. Veía con ansiedad cómo en las fiestas de cumpleaños de otras niñas abrían una tras otra montones de Barbies que acabarían trepadas en un clóset.
Las muñecas que a mi mamá le encantaba regalarme eran las de tela, con carita de plástico, o las que tenían forma de bebé, porque (decía) eran las muñecas que a ella le hubiera gustado tener de pequeña.
Mi madre nunca tuvo un juguete en su infancia. Desde los 7 años había tenido que trabajar para mantenerse y para comprarse sus útiles escolares, cosa que estaba normalizada entre niños y niñas en condiciones de pobreza extrema. Yo no me imagino a mi hija Latika sobreviviendo sola un día.
Ahora pienso que tal vez no lo dije con suficiente fuerza, tal vez mi mamá ni siquiera me oyó cuando dije que no quería la fiesta, que quería una Barbie.
Pero cuando tuve a mis hijas les llegué a comprar todas las Barbies que me pedían (o al menos las versiones económicas para las que me alcanzaba). Hace dos días pasé con Morgana por el área de juguetería del HEB y me dijo, melancólica, que ya casi no le gustan los juguetes (a diferencia de mí, que creo, no me van a dejar de gustar nunca), pero en ese momento sentía ganas de comprar uno. Pasó mucho tiempo observando unas casitas llenas de muebles en miniatura. Me dijo, tengo que confesarte que nunca me gustaron las Barbies, solamente las pedía porque quería construirles una casa llena de muebles. Desde que era muy chiquita, ha sido una de las pasiones de Morgana construir casas de cartón. A Latika en cambio le encanta hacerles ropa a las muñecas (cosa curiosa que yo me vi orillada a estudiar corte y confección en la secundaria, cuando lo que quería era dibujo técnico "para hacer casitas", pero no me dejaron porque "eso era de hombres", y bueno, fui un desastre como costurera 😆).
Cuando me fui a vivir a Tampico para estudiar la universidad una de las primeras cosas que hice fue comprarme una Barbie. La tuve conmigo hasta que nació mi hijo, entonces mandé todos mis juguetes a casa de mis padres porque no sabía muy bien dónde iba a vivir durante los siguientes años. Nunca volví a verla. Nadie sabe darme razón de ella ni de mi carrusel musical, que también desapareció. Han pasado 15 años y cada vez que voy a la casa de mis papás, repaso con la mirada los rincones, como por descuido, con la esperanza de que la única Barbie que he tenido en mi vida esté allí, sentadita, esperándome.
Encima de mi refrigerador están tres fotografías, en una aparece mi abuela Eusebia, el día en que cumplí mis quince; en la otra estoy yo, una tarde hace 18 años, en Tampico, y en una miniatura estamos juntas, mi abuela y yo, hace 16 años, en la casa de mis padres, en Tantoyuca. Bueno, también un dibujito que hizo Latika y una muñequita de resina que me regaló una amiga poeta.
Como soy propensa, en la vida cotidiana, a inventar relatos protagonizados por mis familiares mu***os, yo misma y algunos personajes históricos, tengo la costumbre de decirles a mis hijos que la de la foto de la derecha es "la tía Anastasia". La referencia es a la hija del último zar de la monarquía rusa, les he contado a mis hijos cómo de niña leí su biografía, cómo me conmocionó y lloré muchísimo por su muerte, como me decepcionó la versión de Disney en los 90, cómo hasta ahora no he podido quitarme de encima las imágenes que mi mente infantil se hizo de ella hace bastante tiempo.
El nombre de Anastasia sale a relucir a cada rato en mis conversaciones, cambia de escenario y de cuerpo, de biografía y de estado vital: muerta-viva.
En el relato del refrigerador, la tía Anastasia vivó a inicios del siglo XX en Tezizapa, una comunidad nahua de Chicontepec, era la hermana mayor de mi madre y tenía un carácter melancólico (contrario al que habría tenido la princesa rusa, según los registros: más bien vivaz, alegre, desobediente y traviesa, lo que me recuerda a mi hija Latika).
Un día dije que la tía Anastasia había mu**to a los 25 años y no sé si lo hice con demasiado realismo o exceso de naturalidad, o es que ya se había vuelto un personaje tan vivo entre nosotros que mis hijos se pusieron serios. Luego de la seriedad vino un ataque de risa. Les digo que este hábito de ficcionar me viene del lado materno: mi mamá era propensa a contarme su vida como un cuento de hadas donde había curanderas, zopilotes, duendes, un demonio cabalgando por las noches con pezuñas ruidosas, y no un paladín sino una heroina que lograba vencer todos los peligros.
En nuestras conversaciones cotidianas se cruzan por igual Benito Juárez, Alejandro Magno, Rasputín, el tío Juan (cuyo fantasma atravesaba el pozo de luz y no me dejaba dormir), Kalimán, Hi**er, Spiderman, Marie Curie, la abuela Eusebia, el gato Misifuz, Batman, Terminator, el gato de Schrödinger, el gato Salem que enloqueció un día y se comenzó a aventar contra las ventanas, la gata Clovis que tenía ojos azules y cuyos arañazos (era un poco brusca jugando) aún son visibles cerca de mi rodilla. En mi mente el universo es una masa dúctil en la que todas las historias son posibles.
Felicidades a todas las seleccionadas en la primera antología del Concurso Nacional de Poesía de 🥰
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Quizá mi mayor debilidad o fortaleza (según se vea) como madre ha sido, hasta ahora, que nunca me he creído preparada para enfrentar el futuro. Hipervigilante, vivo cada día construyendo minuciosamente los andamios de lo que creo será un sustento emocional e intelectual para mis hijos. Seguro me equivocaré, ¿quién no se equivoca?, pero también tendré aciertos.
No saberme perfecta me da la esperanza suficiente para seguir en el camino.
A veces siento que ya he vivido esta misma historia en otras vidas, tengo recuerdos de lo que no ha pasado. ¿Es que somos las madres un oráculo?
Cuando se materializa la imagen anunciada en el cristal del tiempo, no me derrumbo, porque ya me he derrumbado antes en los sueños; la abrazo, la abrazo con todas mis fuerzas. En esa imagen están contenidas todas las posibilidades. En los cuerpos intento escribir otra historia.
Ilustración: mvg, dibujo a pluma coloreado digitalmente, 2023
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El cuerpo y la maternidad: Una escritura del yo En mayo de 2023, la Feria Nacional del Libro de Escritoras Mexicanas (FENALEM) y Ediciones Morgana México nos unimos para impartir el taller de creación literaria "El cuerpo y la Maternidad: Una escritura del yo", en la que mujeres de diversas generaciones y regiones geográficas dialogamos acerca...
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Arte & Psicología
Soy psicóloga, escritora, editora en #EdicionesMorgana y madre de familia feminista. Quiero un mundo donde nuestras hijas, hermanas, novias, amigas, madres y abuelas caminen libres.
He sido tallerista literaria a través de la UNAM, San Antonio, TX; la Universidad del Valle, Colombia; el Consejo para la Cultura y las Artes de Nuevo León, La Universidad Metropolitana de Monterrey, entre otras instituciones. He publicado libros individuales o en coautoría en México, EE. UU. e Italia; además realizo viñetas con perspectiva de género, videopoemas y performance.
Blog personal: http://mujerespejo.blogspot.com/
Página de servicios (talleres literarios, conferencias sobre literatura y psicología, corrección de estilo, diagramación): https://edicionesmorgana.wixsite.com/marisol
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