DUAL

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La Gran Muralla China se localiza en el norte de China, delimitando con el desierto de Gobi en Mongolia y con Corea del Norte. Su extensión total, incluyendo el perímetro de todas las murallas existentes y los tramos conectados, alcanzó un recorrido de 21.196 km. Su altura promedio es de alrededor de 7 m, mientras que las torres pueden llegar a una altura de 12 m aproximadamente. Estas dimensiones varían según el segmento de la muralla. La arquitectura de esta maravilla no se limita únicamente a su aspecto físico, sino que también abarca las innovadoras técnicas constructivas empleadas. Dado que algunos tramos se elevan sobre terreno montañoso, fueron construidos con piedras cuidadosamente talladas y dispuestas en formaciones escalonadas para resistir la erosión y el paso del tiempo. En las planicies y valles, se utilizaron técnicas de terrazas y sistemas de drenaje para garantizar la estabilidad de la estructura en suelos más blandos. La construcción de esta obra arquitectónica excepcional no se midió en décadas ni siglos, sino en milenios, abarcando aproximadamente dos mil años, a través de múltiples dinastías y generaciones de constructores. Lamentablemente, la edificación dependió en gran medida de mano de obra esclava, lo que no era popular entre la población común.
En todas las etapas históricas de la muralla, se utilizó como base principal la técnica creada por la dinastía Qin: la tierra apisonada, que consistía en construir capas de tierra compactada utilizando encofrados de madera y agua para compactarla. Sin embargo, a medida que pasaban los siglos, se introdujeron más recursos constructivos para fortalecer la estructura.
Durante la segunda etapa, en la dinastía Han, se comenzó a utilizar grava arenosa, ramas de sauce rojo y agua, lo que resultó en una muralla más resistente y duradera.
La tercera y última etapa, bajo la dinastía Ming, se caracterizó por un significativo perfeccionamiento técnico, porque ya no se limitaba a tierra o grava apisonada, sino que contaba con un sistema de paramentos de roca o ladrillo protegidos por un mortero resistente hecho con harina de arroz, cal y tierra. Esta técnica permitió construir tramos en pendientes montañosas e incluso implementar sistemas de armas de fuego y drenaje de aguas.

LEE ESTE INTERESANTE CUENTO

A los 40 años, Franz Kafka, quien nunca se casó y no tenía hijos, paseaba un día por un parque en Berlín cuando conoció a una niña que lloraba porque había perdido su muñeca favorita. Ella y Kafka buscaron la muñeca sin éxito.

Kafka le dijo que se encontraran allí al día siguiente y volverían a buscarla.

Al día siguiente, cuando aún no habían encontrado la muñeca, Kafka le dio a la niña una carta "escrita" por la muñeca que decía: "por favor, no llores. Me fui de viaje para conocer el mundo. Te escribiré sobre mis aventuras".

Así comenzó una historia que continuó hasta el final de la vida de Kafka.

Durante sus encuentros, Kafka leía las cartas de la muñeca cuidadosamente escritas con aventuras y conversaciones que la niña encontraba adorables.

Finalmente, Kafka trajo de vuelta la muñeca (compró una) que había regresado a Berlín.

"No se parece en nada a mi muñeca", dijo la niña.

Kafka le entregó otra carta en la que la muñeca escribió: "mis viajes me han cambiado". La niña abrazó a la nueva muñeca y se la llevó a su hogar feliz.

Un año después, Kafka murió.

Muchos años después, la niña, ahora adulta, encontró una carta dentro de la muñeca. En la pequeña carta firmada por Kafka, estaba escrito:

"Probablemente todo lo que ames se perderá, pero al final, el amor regresará de otra manera".

Acepta el cambio. Es inevitable para el crecimiento. Juntos podemos transformar el dolor en maravilla y amor, pero depende de nosotros crear esa conexión consciente e intencionalmente.

Via English Literature