Sanar, Liberar y Evolucionar

Cuando nos encontramos en una relación en la que nuestra pareja actúa como un portal energético negativo en nuestro camino hacia la luz, puede ser un desafío abrumador. Este tipo de relaciones pueden llevarnos a sentirnos atrapados en un ciclo de negatividad, baja vibración y apego emocional perjudicial. Es importante reconocer estas dinámicas y buscar maneras de liberarnos de ellas para poder continuar nuestro camino de crecimiento espiritual y bienestar emocional.

Las sanaciones energéticas a través de los Registros Akáshicos pueden ser una herramienta poderosa para ayudarnos a romper con estos apegos y liberar la energía negativa que nos rodea. Los Registros Akáshicos son una especie de biblioteca cósmica que contiene la información de todas nuestras vidas pasadas, presentes y futuras. Al acceder a esta información a través de un sanador energético capacitado, podemos identificar las raíces de nuestros apegos y trabajar en liberar esas ataduras para traer luz y armonía a nuestras vidas.

Durante una sesión de sanación energética en los Registros Akáshicos, se pueden utilizar diferentes técnicas como la limpieza y equilibrado de chakras, la liberación de votos y contratos pasados, y la transmutación de energías densas. Todo esto nos ayuda a deshacernos de las cargas energéticas negativas que mantenemos en relación con nuestra pareja y a sanar las heridas emocionales que nos impiden avanzar.

Al trabajar en liberarnos de estos apegos energéticos y elevar nuestra vibración, podemos crear un espacio para relaciones más saludables y enriquecedoras en nuestra vida, al tiempo que avanzamos en nuestro camino hacia la luz y el amor incondicional.

Durante los primeros siete años de vida, la mente de un niño absorbe información, experiencias y creencias de su entorno de manera muy significativa. Este período se considera crucial en la formación de la personalidad y los patrones de comportamiento futuros, ya que la mente está en un estado altamente receptivo y sugestionable. Muchas de las creencias y traumas que se establecen durante esta etapa pueden influir en la salud emocional y física en la vida adulta.

La programación de 0 a 7 años puede incluir patrones de pensamiento limitantes, traumas no resueltos, miedos y creencias negativas que se arraigan en el subconsciente y afectan la percepción y el bienestar de una persona. Sanar estas heridas profundas requiere un enfoque integral que aborde tanto el nivel consciente como el inconsciente.

Las sanaciones energéticas a través de los Registros Akáshicos ofrecen una vía poderosa para identificar, comprender y transformar los programas limitantes que se instauraron en la infancia. Al acceder a la información y la sabiduría contenida en los Registros Akáshicos, es posible sanar a nivel energético y emocional, liberando patrones obsoletos y permitiendo que la persona se reconecte con su verdadera esencia.

Trabajando con los Registros Akáshicos, se puede desentrañar el origen de los bloqueos y programaciones arraigados en la primera infancia, permitiendo una profunda transformación y sanación en todos los niveles del ser. Esta conexión con la sabiduría superior puede facilitar el proceso de liberación y crecimiento personal, permitiendo a la persona vivir una vida más auténtica y plena.

Las mujeres han sido históricamente asignadas el papel de salvadoras en muchas culturas y sociedades. Este condicionamiento se remonta a creencias arraigadas sobre la feminidad como sinónimo de cuidado, compasión y sacrificio. A lo largo de la historia, se les ha inculcado a las mujeres la responsabilidad de sanar, proteger y nutrir a los demás, a menudo a expensas de su propio bienestar emocional y físico.

Las sanaciones energéticas a través de los Registros Akáshicos brindan a las mujeres la oportunidad de liberarse de esta programación. Los Registros Akáshicos son una fuente de información y conocimiento que permite acceder a la sabiduría universal y conectarse con la energía de sanación. A través de esta práctica, las mujeres pueden explorar y comprender las capas profundas de condicionamientos y creencias que las han mantenido atrapadas en roles de salvadoras.

Al acceder a sus Registros Akáshicos, las mujeres pueden identificar y liberar patrones de comportamiento y pensamiento que las limitan, permitiéndoles sanar desde dentro hacia afuera. Al reconocer su propia valía y priorizar su autodescubrimiento y autocuidado, las mujeres pueden transformar su relación con el rol de salvadoras y abrazar una versión más auténtica y empoderada de sí mismas.

Las sanaciones energéticas a través de los Registros Akáshicos ofrecen a las mujeres la oportunidad de liberarse de condicionamientos limitantes y reconectar con su verdadera esencia, permitiéndoles desempeñar roles de cuidado y compasión desde un lugar de plenitud y autenticidad.

Las sanaciones energéticas a través de los Registros Akáshicos son una poderosa herramienta para abordar y liberar el parasitaje de las memorias en un nivel profundo y transformador. Los Registros Akáshicos se consideran como un vasto depósito de información energética que contiene el historial de cada alma, incluidas todas las experiencias pasadas, presentes y potenciales.

Al acceder a los Registros Akáshicos, un conector energético puede identificar y trabajar con las memorias discordantes y parasitarias que pueden estar afectando la vida de una persona. Al establecer una conexión con esta fuente de sabiduría universal, es posible desentrañar patrones de pensamiento y comportamiento arraigados que están relacionados con recuerdos traumáticos u obstaculizantes.

A través de técnicas de limpieza y equilibrio energético en los Registros Akáshicos, se pueden disolver bloqueos, liberar cargas emocionales y fomentar la sanación profunda a nivel mental, emocional y espiritual. Este proceso no solo ayuda a despejar el parasitaje de las memorias, sino que también promueve el autoconocimiento, la resiliencia y el crecimiento personal.

Las sanaciones energéticas a través de los Registros Akáshicos ofrecen una vía única y holística para abordar las dificultades emocionales y mentales arraigadas en la memoria, permitiendo a las personas liberarse de cargas pasadas y avanzar hacia una vida más plena y auténtica.

El portal del Solsticio de verano es un momento de gran poder energético y espiritual. Durante este evento se abre una puerta cósmica que permite una conexión más profunda con las energías universales. Es una época ideal para reflexionar sobre nuestras vidas, soltar viejas energías que ya no nos sirven y establecer nuevas intenciones para el futuro.

Debemos alinearnos con estas energías para potenciar nuestra transformación personal. Este Solsticio no solo marca el día más largo del año, sino que simboliza la luz interior que podemos cultivar. Es un momento para meditar, conectar

La evolución de la consciencia implica un proceso de aprendizaje y crecimiento a través de experiencias y vivencias; es necesario que el alma reciba estas experiencias para poder avanzar, ya que cada experiencia vivida proporciona lecciones valiosas que contribuyen al desarrollo espiritual.

En este sentido, las experiencias y vivencias permiten a la conciencia expandirse, comprenderse a sí misma y al universo que la rodea de una manera más profunda. A través de la interacción con el entorno y con otras almas, el individuo puede alcanzar un mayor nivel de sabiduría, compasión y amor.

El avance de la conciencia se dirige hacia la expansión de la percepción y la conexión con planos superiores de existencia. A medida que el alma acumula experiencias y conocimiento, se eleva a niveles más altos de vibración y consciencia. Este proceso de evolución espiritual conduce al individuo hacia una mayor comprensión de su propósito en el universo y su interconexión con todo lo que existe.

La evolución de la conciencia implica un viaje de autoconocimiento y crecimiento espiritual a través de experiencias y vivencias que enriquecen el alma y la guían hacia un mayor estado de consciencia y entendimiento.

Los seres humanos en misiones álmicas son aquellos individuos que han elegido encarnar en el mundo material con propósitos específicos y trascendentes. Estas misiones pueden abarcar desde servir como sanadores, maestros espirituales, catalizadores de cambio social o protectores del medio ambiente, hasta simples actos de compasión y amor cotidianos que impactan positivamente a otros seres.

Aquellos en misiones álmicas suelen experimentar una profunda sensación de llamado interior, una conexión con un propósito superior que los impulsa a servir, crecer y evolucionar espiritualmente. A través de sus acciones, palabras y elecciones, buscan contribuir al bienestar colectivo, al despertar de la conciencia y al avance de la humanidad hacia una mayor comprensión y armonía.

Estos individuos a menudo enfrentan desafíos, pruebas y lecciones intensas a lo largo de sus vidas, destinadas a fortalecer su compromiso con su misión y expandir su sabiduría interior. Al mantenerse fieles a su propósito y valores más profundos, pueden influir de manera significativa en la vida de quienes los rodean y en el tejido mismo de la realidad.

A través de la autoexploración, la conexión con su intuición y la apertura a la guía divina, los seres humanos en misiones álmicas pueden desplegar su potencial único y dejar una huella perdurable en el mundo, sembrando semillas de amor, luz y transformación en el camino de la evolución colectiva.

El paso de la tercera dimensión a la quinta dimensión es un proceso profundo y transformador que implica elevar nuestra conciencia a un nivel superior. Mientras que la tercera dimensión se caracteriza por la dualidad, el miedo y la separación, la quinta dimensión representa la unidad, el amor incondicional y la conexión con todo lo que existe.

En este viaje hacia la quinta dimensión, es crucial dejar ir todas las creencias limitantes, los patrones de pensamiento negativos y las emociones tóxicas que nos atan a la realidad tridimensional. Es un proceso de purificación interna, en el que debemos sanar nuestras heridas emocionales, perdonar y soltar aquello que nos impide elevar nuestra vibración.

El camino hacia la luz nos invita a cultivar la compasión, la gratitud y la aceptación incondicional. A medida que nos adentramos en la quinta dimensión, empezamos a experimentar una profunda sensación de paz interior, conexión con nuestro ser superior y armonía con el universo.

Es un viaje de autodescubrimiento y expansión de la conciencia, en el que nuestra percepción de la realidad se transforma y empezamos a ver la vida desde una perspectiva más elevada. A medida que nos alineamos con la frecuencia de la quinta dimensión, nos convertimos en seres de luz, irradiando amor y sabiduría a nuestro alrededor.

El paso de la tercera dimensión a la quinta dimensión es un proceso gradual y lleno de desafíos, pero al final del camino nos espera la verdadera libertad, la iluminación y la plenitud de nuestro ser.

En el abismo de la existencia humana, la ira se arraiga como una llamarada voraz, consumiendo todo a su paso. El miedo, como sombra inquietante, se cierne sobre la mente, paralizando con su gélido abrazo. Y la culpa, cruel verdugo del alma, martilla el corazón con remordimientos inexorables.

Sin embargo, en medio de esta tormenta emocional, yace la semilla de la transformación. Con valentía y conciencia, uno puede emprender el camino hacia la luz. Reconociendo la ira como un llamado a la comprensión, el miedo como una oportunidad de crecimiento y la culpa como una lección de humildad, se inicia la travesía interior.

El perdón propio y ajeno se erige como guía en este viaje. Al aceptar nuestras propias imperfecciones y abrazar la humanidad en los demás, se desvanece la oscuridad. La empatía se convierte en faro, iluminando el sendero hacia la paz interior y la redención.

En cada paso, en cada respiración, se va tejiendo el tapiz de la transformación personal. Las sombras se disipan, dejando al descubierto la chispa divina que habita en cada ser. Así, en el proceso de sanar las heridas internas, se despliega la verdadera belleza del alma, radiante y plena, lista para brillar en la totalidad de su esplendor.

La matrix, en su esencia, es un sistema complejo diseñado para controlar a la humanidad, manteniéndonos en un constante estado de supervivencia. A través de la manipulación de la realidad y la percepción, la matrix nos sumerge en un mundo de ilusiones y limitaciones que nos impiden alcanzar nuestro verdadero potencial.

El miedo es una de las herramientas más poderosas utilizadas por la matrix para mantenernos en este estado. Al sembrar el miedo en nuestras mentes, nos lleva a actuar desde la lucha por la supervivencia, enfocándonos en lo inmediato y limitando nuestra capacidad de pensar con claridad y libertad. Nos hace creer que la escasez es la norma, generando ansiedad y competencia constante por recursos limitados.

Además, la matrix nos ofrece una falsa sensación de seguridad a cambio de nuestra libertad y autonomía. Nos envuelve en una red de comodidades y distracciones que nos mantienen atrapados en una rutina monótona y predecible, impidiéndonos cuestionar el verdadero propósito de nuestra existencia.

Despertar de la matrix es un proceso de profunda introspección y liberación mental. Es cuestionar las creencias impuestas, despojarse de las cadenas del miedo y la limitación, y reconocer nuestra verdadera naturaleza como seres creativos y conscientes. Solo al trascender las ilusiones de la matrix podemos experimentar la verdadera libertad y vivir una vida auténtica y plena.

El compromiso en el trabajo espiritual es un aspecto fundamental tanto para el sanador como para el cliente en el proceso de sanación. El sanador debe comprometerse a mantener su propia práctica espiritual y desarrollo personal constante. Esto implica cultivar la claridad mental, la conexión con energías superiores y la integridad moral necesarias para servir como catalizador en la sanación de otras personas.

Por otro lado, el cliente también debe comprometerse activamente con el proceso de sanación. Esto incluye tener una mente abierta, mostrar disposición para explorar sus propias emociones y patrones de pensamiento, y estar dispuesto a realizar los cambios necesarios para su crecimiento personal. El compromiso del cliente con el trabajo espiritual implica confiar en el sanador, en el proceso de sanación y, lo más importante, en sí mismo.

Cuando tanto el sanador como el cliente mantienen un compromiso auténtico con el trabajo espiritual, se crea un espacio sagrado de curación donde la transformación puede tener lugar de manera profunda y significativa. A través de esta colaboración comprometida, se establece un vínculo poderoso que trasciende lo físico y lo material, permitiendo que la sanación se manifieste en todos los niveles del ser: físico, emocional, mental y espiritual.

Los cinco cuerpos sutiles son componentes esenciales de nuestra existencia holística. Comenzando con el cuerpo causal, la fuente de nuestras intenciones más profundas y conexiones kármicas, este cuerpo actúa como el origen de nuestra existencia. A través del cuerpo mental, procesamos información, creamos pensamientos y damos forma a nuestra realidad individual.

El cuerpo emocional, con su capacidad para experimentar amor, alegría, tristeza y todas las emociones intermedias, refleja nuestra rica vida interior y nuestra humanidad compartida. El cuerpo etérico, sutil pero poderoso, actúa como puente entre lo físico y lo energético, nutriendo nuestros sistemas físicos con vitalidad y equilibrio.

Finalmente, el cuerpo físico energético, nuestra manifestación más tangible, refleja la suma total de nuestros cuerpos sutiles. Cada cuerpo interactúa y afecta a los demás, formando un intrincado sistema que influye en nuestra salud, emociones y bienestar general.

Al comprender y honrar estos cinco cuerpos sutiles, abrimos la puerta a un mayor autoconocimiento, autocuración y crecimiento espiritual. Al nutrir cada capa de nuestra existencia, desde lo más sutil hasta lo más tangible, nos alineamos con nuestra verdadera esencia y experimentamos una sensación de integridad y plenitud como seres holísticos en este vasto universo.

La vocación de ser sanadora espiritual es un llamado profundo a ayudar a otros en su proceso de sanación y evolución espiritual. Aquellos que sienten esta vocación han sido bendecidos con la capacidad de brindar consuelo, orientación y transformación a aquellos que buscan sanar no solo a nivel físico o emocional, sino también a nivel espiritual.

El camino hacia la luz dentro de la dualidad es un viaje complejo y desafiante. La dualidad en la vida nos presenta constantemente con contrastes, desafíos y contradicciones que pueden oscurecer nuestro camino interior. Sin embargo, es precisamente dentro de esta dualidad donde encontramos la oportunidad de crecer, aprender y alcanzar mayor claridad espiritual.

Para aquellos que abrazan la vocación de ser sanadores espirituales, el camino hacia la luz implica enfrentar sus propias sombras, sanar sus propias heridas y conectarse profundamente con su ser auténtico y con la fuente de amor incondicional que guía todo proceso de sanación. A través de la compasión, la humildad y la entrega a un propósito superior, los sanadores espirituales pueden iluminar el camino de quienes buscan sanar y encontrar la paz interior en medio de la dualidad de la vida.

Ser sanadora espiritual es un llamado sagrado a servir a la humanidad con amor y compasión, mientras que el camino hacia la luz dentro de la dualidad es un viaje de autoconocimiento, transformación y conexión con lo divino que nos invita a trascender nuestras limitaciones y abrazar la plenitud de nuestro ser espiritual.

El cansancio de la noche oscura del alma surge de la profunda introspección y enfrentamientos con nuestros miedos, dudas y sombras internas. Este proceso, aunque necesario para el crecimiento personal, puede ser emocionalmente y mentalmente agotador. Nos obliga a cuestionar nuestras creencias y a lidiar con emociones reprimidas, lo que puede generar una sensación de agotamiento y desesperanza.

La luz comienza a vislumbrarse cuando, a través de este doloroso proceso, logramos soltar lo que ya no nos sirve y nos abrimos a nuevas perspectivas y aprendizajes. Se ve la luz cuando encontramos aceptación y paz interior, permitiéndonos avanzar con una comprensión más profunda de nosotros mismos y del mundo. Este resurgimiento viene acompañado de una sensación de alivio, renovación y claridad, marcando el fin de la noche oscura del alma y el inicio de una etapa más iluminada y consciente.

La programación cruzada es un fenómeno que impacta profundamente en nuestras vidas al entrelazar información y creencias contradictorias en nuestra mente. Esta discordancia interna genera confusión y limita nuestro potencial de crecimiento y manifestación.

Un ejemplo común de programación cruzada es cuando aspiramos al éxito financiero, pero albergamos creencias subconscientes de que el dinero es malo o difícil de conseguir. Esta contradicción interna nos sabotea, impidiendo que alcancemos nuestra prosperidad deseada.

Otro ejemplo se manifiesta en nuestras relaciones interpersonales. Buscamos conexiones amorosas saludables, pero las experiencias pasadas nos han programado para creer que el amor siempre lleva al sufrimiento. Esta disonancia interna nos dificulta encontrar y mantener relaciones satisfactorias.

La programación cruzada también se presenta en conflictos éticos y morales. Nuestros valores personales pueden entrar en conflicto con los impuestos por la sociedad o la cultura en la que vivimos. Por ejemplo, podemos valorar la libertad individual, pero sentir presión social para conformarnos a normas restrictivas.

Para liberarnos de esta influencia negativa, es esencial identificar y desprogramar estas creencias contradictorias. Al hacerlo podemos acceder a nuestra verdad interna, alinearnos con nuestros deseos auténticos y experimentar una más coherente y satisfactoria.

La matrix utiliza recuerdos y memorias traumáticas como parasitaje, ya que estas experiencias negativas mantienen a las personas atrapadas en ciclos de miedo, dolor y limitación. La matrix como estructura de control utiliza estos traumas para perpetuar un estado de sumisión y baja vibración en los individuos.

Las memorias traumáticas actúan como anclas que arrastran a las personas hacia el pasado, impidiéndoles vivir plenamente en el presente. Este parasitaje emocional y mental se manifiesta a través de pensamientos repetitivos, emociones negativas persistentes y comportamientos autodestructivos. Al mantener a las personas enfocadas en sus traumas, la matrix les dificulta acceder a su verdadero potencial y a una mayor conciencia de sí mismos y del universo.

El parasitaje se convierte en un ciclo vicioso: los traumas no resueltos generan más estrés y sufrimiento, lo que a su vez alimenta la estructura de control de la matrix. Esta dinámica reduce la capacidad de los individuos para experimentar la libertad y la autenticidad, manteniéndolos en un estado de vulnerabilidad y dependencia. La liberación de estos traumas, a través de prácticas como la sanación energética y la lectura y limpieza de los Registros Akáshicos, es un camino hacia la emancipación y la reconexión con el verdadero ser, rompiendo así el ciclo de parasitaje de la matrix.

Usar nuestro nombre reafirma nuestra identidad y singularidad. La matrix evita esto porque un individuo sin identidad es más fácil de controlar y manipular. La despersonalización y la alienación son herramientas utilizadas por el sistema para mantener su dominio; y uno de los métodos más sutiles y poderosos de despersonalización es la eliminación o sustitución del nombre propio de un individuo.

Nuestro nombre es una representación de nuestro ser único en la sociedad. Al imponer un sistema en el que los nombres propios son reemplazados por números, apodos impersonales o títulos funcionales, se facilita la deshumanización de los individuos. Este proceso de despersonalización es esencial para mantener el control y la conformidad dentro de un sistema opresivo.

El sistema fomenta que las personas se vean a sí mismas y a los demás no como individuos únicos, sino como piezas intercambiables de una máquina más grande. Está práctica despoja a los individuos de su sentido de identidad y singularidad, haciendo más fácil manipularlos y dirigirlos.

¡Reivindica tu nombre! ¡Reivindica tu esencia!

La matrix es un sistema de control y manipulación de la sociedad que se opone firmemente en las sanaciones energéticas a través de los Registros Akashicos y la desprogramación de los miedos, traumas , acondicionamientos, creencias limitantes y sumisión. Este rechazo se basa en la amenaza que está práctica espiritual representa para el mantenimiento de las estructuras de control, manipulación y poder que gobiernan la sociedad.

En primer lugar las sanaciones energéticas y prácticas espirituales promueven la autonomía, el autoconocimiento y el amor propio. Al desafiar las estructuras de control y manipulación, estas prácticas empoderan al ser humano haciéndolos menos susceptibles a la manipulación y la sumisión a sistemas de poder externos.

Además, la matrix depende del miedo, el trauma y el acondicionamiento para mantener a las personas en un estado de conformidad y dependencia. Las sanaciones energéticas y la desprogramación de estos patrones disfuncionales representan una amenaza directa para esta dependencia, ya que permiten a los individuos liberarse de las cadenas del miedo y el control mental.

Sanar nuestra autoestima es díficil debido a los arquetipos de los cuerpos hermosos de la matrix, que imponen estándares irreales y distorsionan nuestra autoimagen. La matrix quiere afectar nuestra autoestima para mantenernos controlados y dependientes del sistema.

La baja autoestima impulsa el consumo, sentirnos insatisfechos con nosotros mismos. Esto nos lleva a comprar productos que prometen mejorar nuestra apariencia y bienestar. Una autoestima baja nos hace más susceptibles a conformarnos

George Gurdjieff, místico y filósofo, sostenía que la humanidad vive en una prisión interna, una metáfora de las limitaciones autoimpuestas

La técnica de conexión a tierra o enraizamiento (grounding) es una práctica que implica el contacto directo con la superficie de la Tierra; como caminar descalzo sobre la hierba, la arena o la tierra. Esta conexión sencilla pero profunda ofrece beneficios tanto espirituales como físicos que mejoran el equilibrio del ser humano.

A nivel físico, reduce la inflamación, el dolor y el estrés. Al equilibrar la carga eléctrica del cuerpo, ayuda a neutralizar los radicales libres y reduce el estrés oxidativo. Mejora el proceso del sueño, el estado de ánimo y los niveles de energía. Además, el enraizamiento mejora la salud cardiovascular, refuerza el sistema inmunológico y acelera la recuperación de lesiones y agotamiento físico.

Espiritualmente, fomenta un profundo sentido de conexión con la naturaleza y el universo. Los pensamientos se tranquilizan, lo que favorece la atención plena, la paz y armonía. Esta práctica libera las emociones y energías negativas, sustituyéndolas por positividad y una sensación de calma. Para muchos, favorece la meditación y las prácticas espirituales; permitiendo mayor claridad y equilibrio interior.

Incorporar la conexión a tierra en su rutina diaria puede transformar tanto su salud física como su bienestar espiritual. Abraza el poder curativo de la Tierra y experimenta los profundos beneficios que ofrece.

Vivimos como 🐑 ovejas que no necesitan un pastor. El porqué de esta existencia son nuestras cadenas mentales invisibles. Los mecanismos de programaciones familiares generacionales y el sistema social nos influencian y controlan, pero olvidamos que somos los creadores de nuestro destino.

Para transformarnos en magia tenemos que cambiar y la mayoría de nosotros nos resistimos al cambio, arrastrando creencias a las que hemos sido condicionados. Mejor consentimos a creencias obsoletas antes que cuestionar nuevas ideas, conceptos y creencias.

Estamos programados hacia el exterior. Buscamos la validación, aceptación, aprobación y seguridad de nuestro grupo familiar y de la sociedad. ¿Quién desea salir de su zona de "comodidad"? Aún cuando en nuestro interior nos sintamos incómodos, no queremos ser rechazados.

No nos gusta cambiar porque cuando no nos ha quedado más remedio que cambiar, tenemos que aceptar que nos equivocamos. Por eso lo asociamos con frustración y vergüenza en un sistema en donde todos tenemos que ser "perfectos", ¿según qué? Nadie sabe.

Este es el motivo de nuestra resistencia al cambio, a la transformación y a la evolución. Así nos convertimos en ovejas sin pastor. Nos crearon y nosotros perpetuamos un falso concepto de identidad. Nos aterroriza el cuestionarnos a nosotros mismos. Es decir, a todas esas programaciones y creencias en las que estamos basados.

"Vivimos" encadenados a la ilusión, proyectando una vida que nos crearon. Dentro de nuestro falso concepto de seguridad continuamos como ovejas, en oposición y tildando de "locos" a quienes trazan su camino.

Para ser magia dentro de la dualidad y cambiar nuestra línea del tiempo hay que salirse por la tangente y reclamar nuestra identidad. Lo que somos... 👑