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través de los años, voy observando que no se llega a la raíz de los problemas hasta cuando se descubren vinculaciones inadecuadas y actitudes y pensamientos inadecuados que inciden sobre el funcionamiento de nuestros sistemas físico, emocional, mental y espiritual; no se logra hasta que descubrimos que el respirar es la esencia del estar vivos: respirar aire pero también respirar energía. Aún cuando creemos que sabemos respirar aire, en un porcentaje muy alto realmente no lo hacemos adecuadamente. En cuanto a respirar energía, esto si que poco o nada sabemos. Tenemos un sistema energético que se encarga de funcionamiento de todos los demás sistemas que nos hacen estar vivos: el esquelético, el muscular, el circulatorio, el linfático, el neuronal, para hablar de sistemas físicos, pero también de nuestras emociones y de nuestros pensamientos y hasta de nuestra espiritualidad. Este sistema energético respira energía desde cuando nuestro corazón es autónomo y late por si mismo ya que el sistema energético empieza a funcionar. De una manera u otra, nos aborda una energía que nos va acompañar hasta que decida irse y es cuando el cuerpo físico muere. Nacemos cuando nos aborda esa energía, y nos morimos cuando nos abandona esa energía. Este es un principio que tratan todas las religiones del mundo. Estamos vivos gracias a “un soplo divino”, “el Espíritu Santo”, “la encarnación del alma”, “la posesión de Dios sobre la materia”, “que Dios nos hace a imagen y semejanza suya”, “energía vital encarnada”. Cualquiera que sea la explicación religiosa, moral o razón física que decidamos aceptar, la resultante es la misma: Estamos vivos mientras “esa energía” nos acompañe y nos morimos cuando se va. Filosofías orientales y algunas indígenas nos ganan mucho terreno en el estudio del funcionamiento de esta energía encarnada y del sistema que la respalda mientas nos acompaña. Filosofías y medicinas de mas de 30 siglos, respaldan el Taoismo y la medicina tradicional china (ver libros de mesita de noche para consulta de otras) en donde se puede estudiar perfectamente la anatomía, fisiología, patología y tratamientos para el sistema energético que equilibran, armonizan y sanan en ultimas las patologías del cuerpo, de las emociones, de la psiquis, del alma y del espíritu. La conciencia (qué es la conciencia?) permite que el equilibrio y la armonía se mantengan y de esa manera se mantenga en nosotros no solo la salud a todo nivel, sino la posibilidad de ser cada día mejores en todas nuestras actividades como seres vivos. Nuestro cuerpo está equipado con las herramientas adecuadas para que sane espontáneamente. Es decir, que si nos cortamos podemos esperar a ver como el cuerpo se sana solo sin necesidad de nuestra intervención. Sangramos, se detiene el sangrado, se inicia el proceso de cicatrización y en últimas desaparece la cortada. Todo esto frente a nuestros ojos. Pero por nuestra impaciencia, nuestra curiosidad y en ultimas nuestra razón inconsciente, terminamos abriéndonos la herida, permitiendo que se infecte, arrancándonos los tejidos de cicatrización, o porque seguimos desarrollando tareas con la mano herida. Somos nosotros los responsables que el sistema no actúe espontáneamente, ya que interferimos con sus procesos autónomos de sanación. El ejemplo nos ilustra sobre una pequeña herida. Pero esto es válido para todo lo que nos acontece. Desde dolores de cabeza hasta las peores enfermedades o dolencias a todo nivel. Podría sanarnos el sistema energético autónomo, pero ya lo tenemos deteriorado desde antes y por eso no solo no nos podemos sanar autónomamente, sino que por eso se produce el desequilibrio y desarmonía que nos conducen a la enfermedad como tal. La función básica del sistema energético es pues, respirar energía. Y respirar es inhalar y exhalar. Cuando inhala se vincula con nuestro entorno. Cuando exhala nos proyecta hacia el exterior. Nuestros pensamientos, emociones, sentimientos, gustos y disgustos y en general todo lo que esté dentro de nosotros termina proyectándose en la exhalación energética del sistema. Pero si nos vinculamos inadecuadamente con algo o con alguien, con una situación o emoción o bien proyectamos pensamientos, emociones, sentimientos inadecuados, producimos patologías en nuestro sistema energético. Como de él dependen todos los demás sistemas que hacen que estemos vivos, nuestra existencia se ve comprometida. Esto nos lleva a observar algunas patologías del sistema energético

PATOLOGIAS DEL SISTEMA ENERGÉTICO._
VINCULACIONES INADECUADAS:

Con las personas: con las empresas, con el jefe con los compañeros de trabajo, con los subalternos, con los trabajadores, con los proveedores, los vecinos. Con los animales: alergia el pelo del gato, del caballo o del perro, apego excesivo a ellos. Con las cosas: a la silla del computador, a la almohada, al asiento del carro, al colchón del hotel, a la altura del sillín de la bicicleta, al maletín que alzamos día a día para el colegio o para el trabajo. Estas vinculaciones inadecuadas, nos consumen físicamente, internamente, nos quitan la atención de lo que debemos o queremos hacer, nos ocasionan malestar, nos producen sufrimiento. Nos producen la tendinitis, la escoliosis, el lumbago, la ciática. Con situaciones, con las relaciones con los otros, con el novio, con el amor, con el desamor, con el frió con el calor, con el mal comportamiento de los alumnos, de los hijos. Con nuestras actitudes inadecuadas frente a los hijos, ….en combinaciones complejas como: ….”soy alérgico al pelo de caballo, pero en realidad es una somatización pues estoy obligado a estar entre los caballos por gusto de terceros y quieren que yo esté entre los caballos y figurando con su manejo…. Con las cuentas por pagar: gastamos antes de ganar el dinero para gastar y gastamos más de lo que podemos pagar. Con los alimentos: Se nos inflama el colon, nos da gastritis, tenemos alergias, sufrimos estreñimiento, reflujo, soltura de estomago y todo porque hacemos caso omiso a lo que el organismo nos dice y consumimos lo que nos gusta pero sabemos que nos hace daño. Vinimos a tener nuestra experiencia de vida por medio de las vinculaciones, que existen y son necesarias para nuestra subsistencia. Vinimos a trabajar en equipo así en muchas oportunidades no seamos concientes de ello. Pero en ocasiones, nos vinculamos buscando beneficio mayores que presuponen que debemos soportar unas pequeñas molestias menores: “si quiero ganarme el salario debo hacer el trabajo, así no esté de acuerdo con él; Así tenga que hacer cosas para las que no estoy preparado; Así tenga que sufrir mientras lo hago”. O bien hago algo que no me gusta durante mucho tiempo, por la necesidad. O le doy gusto a todos aun yendo en contra mía. O vivo según los patrones que me impone una sociedad, sin cuestionar en lo más mínimo si estoy o no de acuerdo con lo que estoy viviendo o haciendo. Todo lo anterior y muchas cosas más de esta índole, se convierten en vínculos innecesarios que nos roban energía vital. Energía que debería ser utilizada para el funcionamiento básico de nuestro sistema, para las tareas que estamos realizando y energía hasta para nuestros pensamientos. Cuando vamos a reflexionar o pensar sobre una idea nueva o lo que queremos en realidad, estamos tan cansados, hemos desperdiciado tanta energía, que no podemos hacerlo. PENSAMIENTOS INADECUADOS:
Eso nos lleva a un segundo punto: nuestros pensamientos. En esta sociedad de consumo en la que nos ha tocado vivir, nuestros gustos, ideas, sensaciones, sentimientos, necesidades… en general muchos de nuestros pensamientos son manipulados por nuestros progenitores, los medios masivos de comunicación, por los educadores, por las religiones y en general por todos aquellos que quieren ofrecernos sus propias ideas y nos impiden que tengamos las nuestras. Empezando por el tipo de educación que recibimos, que no nos está formando, sino que nos impone lo que debemos hacer, pensar, sentir o no. Sin permitir que nuestro libre albedrío decida lo que es correcto o no para nosotros. Sin dejar que aceptemos por convicción y no por imposición, reglas, normas, pensamientos y sentimientos que no son propios y que se nos imponen sin permitir que se desarrolle un criterio estructurado, claro y permanente en nosotros. En este tipo de sociedad se nos dice qué pensar, qué querer, qué rechazar, qué aceptar, qué usar, qué necesitar, qué nos gusta y qué no. Qué comemos, qué bebemos, no importa si nos hace daño o no. Se nos dice “que hace daño a niveles tolerantes”. Y si nos hace daño, entonces se nos instruye sobre que debemos tomar para aliviarnos. La sociedad nos enferma, pero también nos da la curación. Se nos dice qué vestimos y estamos “in” o estamos “out”. No importa ir en contra nuestra o de nuestro medio ambiente, si la actividad deja dinero. Dinero para las arcas de unos pocos o de uno solo a costa del perjuicio del entorno, de la contaminación, del deterioro, de la deforestación, de la explotación humana, de la perforación de la capa de ozono, de la contaminación de ríos, de mares, de la lluvia ácida, de la destrucción de nuestro planeta, único hogar que tenemos para vivir.

…..Las ideas impuestas en función de nuestra educación que posee modelos obligados y no de convicción, también resultan en pensamientos negativos para nosotros, cuando las cuestionamos y reflexionamos sobre ellas, ya que no había convicción cuando las aceptamos nos producen con