Calvary Chapel Tunja Colombia

El que halla esposa halla algo bueno,
Y alcanza el favor del Señor. Tomado de Proverbios 18:22

El 7 de agosto será la convocatoria de Casados , un tiempo especial dónde aprenderemos lo que nuestro Buen Dios desea que sea nuestra vida como esposos y esposas delante de él, ven y acompáñanos a disfrutar las bendiciones que trae cuando nos deleitamos en su palabra.
¡ Te esperamos!

Avenida Norte CRA 7a N. 58-73 Tunja- Boyaca.
Calvary Chapel Tunja Colombia
Cel 3124460122
[email protected]
̃anzabiblica

¡TE ESPERAMOS!

A partir de las 2:00 p.m estaremos en el recinto de Calvary Chapel Tunja, organizando los alimentos que el señor ah proveído para compartir desde las 6:30 p.m con aquellos que carecen de un hogar físico y abrigo ,
Únete a este maravilloso tiempo de servicio a la comunidad , servir repartiendo , orando con ellos .

CINCO PANES DOS PECES .
Ministerio Calvary Chapel Tunja

¡TE ESPERAMOS!

A partir de las 2:00 pm estaremos en el recinto de Calvary Chapel Tunja Colombia organizando los alimentos que el Señor nuestro Buen Dios ha permitido para compartir con aquellos que no tienen un hogar , ni un alimento , luego saldremos a las calles desde las 6 :30 pm

Que el deseo de nuestro corazón sea que el Señor bendiga este tiempo no solo en compartir el pan físico sino también podamos Orar con aquellos que lo necesitan .

Grato es servir al Señor.

Feliz entre los felices el que piensa en el pobre;
en el día del mal el Señor lo librara.
Salmo 41:1 (S.B)

Simplemente la enseñanza de las Sagradas Escrituras Inspiradas, simplemente.

Los esperamos. Av norte 58-73.

Buscando la guía de nuestro Señor. Miércoles 4:30 AM, sitio virtual: https://m.teamlink.co/7554811209

AGENDA 2024

Acepta al Dios de Abraham porque si no¡¡¡

Compartimos toda el folleto para su lectura. Este link lo pueden compartir para que llegue a más personas.

CalvaryChapel_Folleto_Ord

Sin duda el Ser Humano fue creado con la capacidad de comunicarse y TENER AMISTAD con un ser Superior¡.

Todo comenzó con Eva y Adán, La elección y las consecuencias.

Queremos compartir la revista que hemos impreso para su lectura. Compartiremos el contenido semanal con el ánimo que si su lectura genera pregunta e inquietudes nos puede escribir y responderemos para edificación. Dios los Bendiga¡

La Mujer un regalo de ELOIM Díos... te esperamos.

Gran venta de Garaje... Lleva a una persona interesada..

Te esperamos¡.

"15 Y les dijo: Id por todo el mundo y predicad el evangelio a toda criatura."

Efesios 5:15-17 (TLA)

Tengan cuidado de cómo se comportan. Vivan como gente que piensa lo que hace, y no como tontos. Aprovechen cada oportunidad que tengan de hacer el bien, porque estamos viviendo tiempos muy malos. No sean tontos, sino traten de averiguar qué es lo que Dios quiere que hagan.

LO QUE NI POLILLA U ORIN DESTRUIRÁN, NI LADRONES SAQUEARÁN

“No os acumuléis tesoros [del griego: Thesauro] en la tierra, donde la polilla y el orín corrompen, y donde los ladrones entran y hurtan; más bien acumulad para sí tesoros en el cielo, donde ni la polilla ni el orín corrompen, y donde los ladrones no irrumpen ni hurtan; sepa que donde está su tesoro, allí estará también vuestro corazón” (Mateo 6: 19 – 21).

Desde los siglos las ideologías y propuestas humanas sobre el atesoramiento de la riqueza han existido. Ya por la época de los griegos Platón (427 – 347 a C.) y Aristóteles (385 – 323 a.C.), el primero pregonaba que la riqueza debería ser distribuida en forma igualitaria; mientras que el segundo, discípulo de Platón, discrepaba de ello: ligado más a la codicia enseñaba que debería ser proporcional al esfuerzo de cada persona. Pero aún así, cualquiera de las dos que se haga, qué sentido tiene vivir para acumular o repartir si finalmente se sucumbe ante la última realidad humana: “desnudos salimos del vientre de la madre y nada diferente se necesita cuando se muera” (Eclesiastés 5: 15) ¿De qué sirve entonces tanto trabajar y pasar la vida en dichos afanes? Baste preguntar: ¿Dónde están todos los que en la historia humana han sido registrados como los dueños del mundo? Fortunas, tesoros y emporios de faraones, reyes, acaudalados, famosos, etc. se han custodiado hasta por algunos siglos, pero, finalmente ¡desaparecen!

Si el ser humano trabaja con tesón, con ahínco, con desvelos, con determinación y con esfuerzo para lograr tesoros o riquezas, ya sea pocas o muchas, que finalmente perecen o a buen rédito quedan para otros por poco tiempo, ¿por qué no escuchar el maravilloso Consejo del Creador del ser humano: “… atesorad, más bien, en el cielo, donde ni la polilla o el orín corroen ni los ladrones pueden robar…porque donde atesores pondrás tu corazón”?

Para decidir por acumular tesoros celestiales, al ser humano le es imperioso que asuma sensatez sobre dos situaciones ineludibles. Primera, que es un ser mortal; que en cual-quier instante su cuerpo reposará en el fúnebre ataúd para ser destruido y desaparecer por siempre a los ojos de familiares, amigos y de todo aquel que le vio trasegar sobre está tierra (Génesis 3: 19; Job 7: 7-8). Segunda, que Elohim, el Creador de cuanto existe, tuvo por bueno honrar al ser humano dotándole de un alma/espíritu de existencia eterna. Alma/espíritu, que también por el grandioso amor de Dios y su justicia gratuita en Jesús de Nazaret, un día volverá a poseer cuerpo para vivir por siempre (Lucas 20: 37-38).

Esa nueva vida tiene dos situaciones: una, para glorioso vivir en entero descanso y felicidad junto a su Creador; otra, para vivir en desolación y permanente gemir al querer vivir disfrutando de felicidad y no poder lograrla jamás (Lucas 16: 19 – 29).

El ser humano, como le consta en su propia vida, goza del precioso regalo de la razón, de la inteligencia y el de poder de elegir a su entera voluntad; entonces, es de un ser inteligente el elegir la vida de gloria aceptando el consejo de su Creador: “acumulad, más bien, tesoros en el cielo”. El primer gran beneficio de hacer Tesoro en el cielo es que na-da lo destruirá, nada lo carcomerá ¡y no se hace para otros sino para sí mismo y eternamente!

Para que ello así sea, le es menester, a cada ser humano, que opte por tres profundas decisiones. Primera. Arrepentirse. Este vocablo proviene el griego “metanoia”, que simplemente significa cambiar de mentalidad, cambiar de la forma de pensar, cambiar de propósitos con respecto a sus prácticas morales y convertirse o volverse a vivir y pensar como Dios (Elohim) enseña. Cuando esto acontezca, en verdad se ha arrepentido y deja de acomodarse y de pensar como el resto de la humanidad. Entonces, Como regalo de parte de Elohim, el Todopoderoso, recibe el Espíritu Santo, el total perdón de sus pecados e inicia a vivir una hermosa vida de fe, de plena confianza en lo que aún no ve pero que futuramente recibirá. He aquí que inicia la mejor parte de “Tesoros en el cielo”; nunca le será robado, un día, aunque parezca lejano, recibirá nuevo cuerpo para vivir eternamente disfrutando de los inagotables bienes y riquezas que el Creador del universo posee (1 Corintios 15: 4 – 42; 1 Tesalonicenses 4: 13 – 18).

Segunda. Sucedido lo anterior, en ese nuevo vivir, hacerse el propósito de “negarse a sí mismo”, esto es, no vivir para agradarse a si mismo, para complacer su naturaleza pecadora y sus codicias humanas, sino que, llevará una vida para que todo cuanto haga agra-de, exalte, honre, glorifique y santifique a su Creador perfecto e impecable. Por tanto, en su cálido vivir y en forma tranquila y feliz dará fehaciente testimonio de que, en verdad, aún estando sobre esta tierra, hay una vida de realizaciones sanas, de gloria, de bienestar, de esperanza; de pleno entendimiento que el ser humano es enteramente libre, pero, no todo lo que haga es correcto y no todo le es útil para la dignidad del ser creado a “imagen y semejanza” del único Dios existente. Así, cada paso, cada acto humano, es “tesoro acumulable en el cielo”. Cuando Jesucristo regrese, ese tesoro de vida resplandecerá, estará intacto, nadie lo habrá quitado o deteriorado (Mateo 16: 24 – 28; Tesalonicenses 2: 1 – 17; 2 Pedro 3: 12).

Tercera. Comprender la excelsa importancia de contribuir cuantiosamente para que el “Reino de Dios” se extienda sobre la tierra; de que muchos sepan, conozcan y lleguen a querer acumular tesoro celestial.

El ser humano, durante toda su historia, en su plan terrenal y material y aún en procura de obtener sus necesidades básicas, considera desde el aspecto antropológico (desde su contexto cultural y social), sociológico (de la organización humana), económico (de las necesidades), e incluso moral (desde lo bueno o malo) que el poseer bienes, dinero, joyas, objetos de valor, ropa abundante, títulos académicos, reconocimientos, honores, g***r de una buena jubilación por 40 o 50 años de trabajo, etc. Reunidos a su nombre y resguarda-dos por superintendencias, fondos, aseguradoras, cajas fuertes, medidas electrónicas, Etc.: qué es su tesoro, ¡qué es la riqueza de la vida!

Pero, aún con las seguridades excelsas, los tesoros materiales acumulados en esta tierra siempre están expuestos: ¡se pueden perder rápidamente y en forma fácil!: terremotos tempestades, incendios, accidentes, inundaciones, animales destructores, pestes, epidemias, etc., pueden destruir en segundos lo que tomó tantos años e incluso una vida en construir. Y no solo esto, sino que finalmente, quien los acumuló, muere y todo quedará (Lucas 12: 15- 21).

En consecuencia, quien ha tomado la decisión de “acumular tesoros en el cielo” verá con ojo agudo que dedicarse a acumular valores terrenales y continuar participando de la economía del consumo es efímero, fugaz, transitorio y esfuerzo vano; entonces, sin des-cuidar sus necesidades básicas, vitales y dignas; sin cicaterías, sin codicias de hermosa satisfacción: el renglón más importante de su contabilidad financiera será el cómo y cuán-to aportar a la obra del ministerio. Se g***rá de que muchos “pies” y de muchas formas pueda llevarse a otros la gloriosa buena nueva de la gracia y bondad de Dios en Cristo Jesús para los pecadores (Hechos 20: 35; 2 Corintios 9: 6).

Con estas tres decisiones frontales, cualquier ser humano podrá examinar su vida. Y su espíritu y conciencia responderle, donde está puesto su corazón: ¿solo mientras viva en esta tierra perecedera? ¡En forma tibia y mediocre? ¡O con seguridad y entrega, en la esperanza viva futura y eterna!.

José Jaime Sánchez Fonseca/pastor maestro/Calvary Chapel

¡IRREMEDIABLEMENTE, EXTRAÑOS!

La majestuosa creación fue ordenada, a tal, que el ser humano, “a imagen y semejanza de su Creador,” viviera en un equilibrio de abundante belleza, de alegría y de sosiego; y no solo ello, sino con un bienestar material y de descanso; y, es más, en placer y alegría ante la ausencia de necesidades apremiantes y de sufrimientos que lo atormentaran en una responsabilidad social de honra y fina vergüenza. (Génesis cap. 1 y 2).

Sin embargo, a Adán y a Eva se le antojó que desobedeciendo a su Creador adquirían sabiduría y serian como dioses; más dicho apetito llevó a que toda la armonía, toda la vida confortable, todo el disfrute y felicidad se alterara, se perturbara y se modificara: de ilustres huéspedes, ahora, eran extranjeros, peregrinos y extraños al Edén preparado para todo su género (Génesis cap. 3; 4: 12).

La vida equilibrada e imperturbable inició su lento, pero incuestionable, morir. De 977 años (capítulo 5 Génesis) al presente, la vida, ciertamente, declina como un pensamiento. Es como hierva y toda su gloria como flor del campo: ¡se seca y se marchita apresuradamente; por robusto y bien cuidado se llega a ochenta años! Con todo es de molestia, de fatiga, de dolores, de aflicción de espíritu, de vanidad y aborrecimiento. Sin preferencia alguna, pasamos volando, nuestros ojos no volverán a ver este mundo y los ojos de quienes nos ha visto no nos volverán a ver más. (Génesis 6: 3; Salmo 90: 9-10; 144: 4; 102:3; Job 7: 7-8).

Entonces, ¿De qué sirve al ser humano la avaricia y todo el expediente de ciencia adquirido, si nada de las riquezas ni del conocimiento que amontone le asegura la vida? ¿De qué vale tantos trabajos y afanes que ni de noche ni de día pueda reposar? ¿Cuál es la satisfacción duradera, si no se sabe que acontecerá mañana y en un instante ya no se estará y todo lo acaparado quedará? Conviene pues, al ser humano, escuchar el Consejo de quien aceptó morir, sin serlo, como criminal avezado a cambio de garantizar vida eterna para todo el que quiera acogerse a ello: “no os angusties por el día de mañana, porque el día de mañana traerá su propia preocupación ¡Basta a cada día su propio afán! Busca, antes que todo, el Reino de Dios y su justicia gratuita; y las cosas necesarias para una vida significativa os serán añadidas.” (Mateo 6: 33 -34; Lucas 12: 15; Jacobo 4: 14; Eclesiastés 2: 17-25; 11:18).

La altivez del ser humano, su orgullo, su apetencia y su confianza en este mundo caduco, no proporcionará ninguna satisfacción eterna. Más, si llega a entender que no solo hay que trabajar e investigar por el bienestar y la comida que perece, y que este mundo y sus deseos acabarán: ¿buscará insaciablemente la gloria y el deleite eterno!
Cada ser humano, desde que sus originales antepasados se hicieron extraños a este mundo, aquí, no tiene casa permanente; a cada segundo le espera una futura. Y solo será, de felicidad absoluta, si oye la voz de Dios, si no endurece su corazón como como ha sucedido y está aconteciendo con muchos fatuos seducidos por la verdad mentida, el deleite del pecado y la impiedad. Mientras haya vida terrena, habrá siempre la oportunidad de colocarla a buen cuidado.

No endurezcáis, por tanto, vuestro corazón: el sosiego eterno, de gozo indescriptible, estará asegurado sí busca entrar en él. ¡Jesucristo está a la espera para entregarle casa perdurable!

El tiempo es corto y los ofrecimientos de este mundo son efímeros. (1 Timoteo 6: 17; Juan 6: 22-27; Hebreros 3: 8-10; 13: 14; Mateo 6: 21; Lucas 12: 34; 1 Juan 2: 11 -17).

José Jaime Sánchez Fonseca/pastor Maestro/Calvary Chapel.

Pues todos hemos pecado; nadie puede alcanzar la meta gloriosa establecida por Dios. Sin embargo, en su gracia, Dios gratuitamente nos hace justos a sus ojos por medio de Cristo Jesús, quien nos liberó del castigo de nuestros pecados.
Romanos 3:23-24 NTV

¡UNA VERDAD, DOLOROSA!

Sabemos que, desde el día de la primera transgresión a la Ley del Creador, toda la creación fue sometida a frustración, a decadencia (Romanos 8: 20): “maldita es la tierra por tu causa. Con dolor comerás de ella… espinos y cardos te producirá… con el sudor de tu frente comerás… hasta que vuelvas a la tierra… polvo eres y al polvo volverás…” (génesis 3: 17 -19).

A la sazón, paralelamente al crecimiento poblacional, la sociedad humana y todo lo creado, a una, sufre p***s y dolores lastimeros. (Romanos 8: 22).

Desigualdad social, imposición de imperios, pesados tributos, perfidias, infidelidades, abominaciones, suicidios, asesinatos, delincuencia sin escrúpulos, infamias, codicias necias, locuras, trastornos mentales, vicios incuantificables, agresiones sexuales y familiares, incomprensiones políticas, accidentes, radiaciones ultravioletas, y como está escrito: tiempo faltaría para seguir relatando. Un mejor resumen de todo esto, fácil es verlo en los sistemas de comunicación mundial: por doquier el mundo sufre desconsoladamente; cuando se termina de llorar aquí, otros muchos están llorando y otros muchos inician a llorar. ¡El gemir es ininterrumpido sobre esta tierra! ¡El mundo entero clama ser liberado de semejante esclavitud! (Romanos 8: 21).

Los seguidores de Jesucristo, aun siendo sellados por el Espíritu Santo como garantía de salvación, de este sollozo universal no estamos inmunes: lloramos esperando que un día llegue la redención de nuestro cuerpo (Romanos 8:23), que la voz triunfante ordene: ¡levantaos de la tumba! O ¡transformado eres! (1 tesalonicenses 4: 13 -18). Este último es el que más se ajusta a nuestros deseos de vivir. Hemos sido salvos en esperanza y como aún no lo vemos, con paciencia esperamos (Romanos 8: 25 -26). Ojalá, orando: ¡“ven pronto Señor Jesús”!

Para quien sigue a Jesucristo, en toda su doctrina, el sufrimiento, las lágrimas y la consternación nunca son un callejón sin salida o sin escapatoria; por el contrario, se torna herramienta para forjar el carácter, para afirmar y manifestar sin tapujos la fe, para aprender obediencia; para entender, en la práctica, que es necesaria la manifestación gloriosa de: “nuevos cielos y nueva tierra”. Para sentir compasión por el prójimo (Romanos 5: 34). El gemir de miles de millones de almas, sin esperanza, nos ha de conmover; y en tanto, agregar a la agenda de primera hora: qué hacer, cómo contribuir para que ellos tengan la misma esperanza que nosotros los estampillados a salvación.

José Jaime Sánchez Fonseca /pastor maestro
Calvary Chapel.