HAZINE EDITORES

"Se diga lo que se diga, los libros dan respuestas. Aunque no sean soluciones, aunque no sean definitivas. Respuestas instantáneas, luces que relampaguean en la oscuridad. Una hermosa frase, un pasaje de una novela, un verso: allí está, de pronto, la verdad".

Soledad Puértolas

EN OTROS TIEMPOS CLAROS
Ay! bella dama, en otros tiempos claros tendré tu beso de compañera y amiga, dejaré mi corazón bajos tus suaves dominios y pintaré a mí retorno aquellos tulipanes con cada uno de mis latidos.
Ay! bella dama, nada de estos días llegó con la suerte, me di cuenta que estaba perdido en el laberinto de mis decisiones, que había bajado la luna sin tu permiso, es que a veces un solo beso y un suspiro lo es todo.
Ay! bella dama, esperando que en otros tiempos claros vuelvas a modelar tus delicadas ballerinas en el espejo de mis emociones.
Ay! bella dama, añoro sentir tus cabellos en el muelle de mis hombros, disfrutar de tu fragancia en el imperio de mi memoria y dibujar en mis recuerdos tu angelical sonrisa.
Ay! bella dama, otros tiempos llegarán, esperando que este poema sea olvidado por cada uno de tus prontos besos.
JLA/140671

INTERSECCIÓN DE VIDA

He de agradecerle a la providencia por ese maravilloso regalo,
tu presencia en mi vida.

He de homenajear al atrevimiento,
por permitirme saber de ti, luego de meses de ausencia.

He de rendir pleitesía a la connivencia del destino,
por llevarme hacia tu camino.

He de confesarte finalmente mi esperanza,
que tú corazón albergue la enjundia de mi inspiración y fantasía.

JLA/140671

"Yo no te pregunto adónde me llevas,⁣
Ni para qué⁣
Ni por qué.⁣
¿Tú quieres caminar? Pues yo te sigo".⁣
Carmen Conde⁣

Escultura en papel, que representa la fuerza de una mente construida por la lectura.

Del artista chino: Li Hongbo.

¿Cómo un hombre puede llegar a semejante bestialidad? Marcos Rosenzvaig, escritor del libro "Querido Eichmann", en el que narra en primera persona las vivencias del "arquitecto del Holocausto", explica su perspectiva

Eichmann, "arquitecto del Holocausto", ¿era un monstruo? ¿Cómo un hombre puede llegar a semejante bestialidad? Marcos Rosenzvaig, escritor del libro "Querido Eichmann" —donde narra en primera persona las | Mundo | CNN

TERMINO [TRABAJAR]

Generalmente, no nos ponemos a pensar de donde provienen ciertas palabras que son completamente comunes en nuestro día a día. Aunque no lo creas, el término "trabajar" tiene un origen bastante obscuro.

En la antigüedad se realizaban dolorosos métodos de tortura con los ladrones, reos o condenados a prisión. Entre la extensa variedad de métodos existía uno que estaba compuesto por tres estacas (dos en forma de equis y otra que las cruzaba verticalmente por en medio) clavadas en el suelo y a las que se ataba al ajusticiado. Después de afligirle una serie de dolorosos golpes o latigazos se lo prendía fuego.

Este método de tortura era llamado en latín [tripalium]’ (tri-tres – palium-palos) y con el tiempo el vocablo se convirtió en sinónimo de sufrimiento, penalidad y desgracia. Aunque no se sabe con exactitud la razón, el término tripalium acabó convirtiéndose en el vocablo tripaliāre, hasta convertirse en el término ‘trabajar’.

"Cada palabra tiene consecuencias. Cada silencio, también."

—Jean-Paul Sartre.

LA DAMA DE LOS TULIPANES

Todo comenzó en la biblioteca municipal, año 1991; él, como todos los miércoles asistía aquel lugar; allí absorto en sus lecturas ubicó, un día, en el estante queda al parque interior un tratado, historia de Grecia, una traducción mexicana cuyo autor alemán exponía con erudito conocimiento las costumbres de tal excelsa nación, cuna de egregios pensadores.

Ya estando en la lectura, página 200, el halló una cuartilla, está contenida una reflexión que lo conmovió.

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El notó que el material de esa cuartilla era de papel adhesivo, parecía que aquél extraviado manuscrito cordiforme correspondía a una confesión para hacer regada en un diario personal.

Él, dubitativo, intento escribir algo pero fue su timidez lo que le impidió hacerlo; luego de cavilar las implicancias de su posible proceder, se armó de valor y en una cuartilla escribió lo siguiente:

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El dejó su cuartilla junto a la de ella; el partió con la esperanza de hallar a su retorno, el miércoles próximo, alguna respuesta.

Ya era miércoles, y sentado en su cubículo cogió aquel tomo y en la página 200 halló una cuartilla; ya no estaba la suya y menos la de aquella dama; la cuartilla contenía la nota siguiente:



El, emocionado, se llevó la cuartilla y dejó otra, con su respuestas:


Entre cuartilla y cuartilla habían transcurrido varios meses - para ellos, un periquete -, hasta que él dejó aquella cuartilla:



Ella en otra cuartilla respondió:


Y él le contestó:



Ella dejó su última cuartilla con el tenor:



Ante ello, él señaló en su cuartilla:



En la mocedad de sus años, ambos tenían una cita, dos desconocidos que se conocían.
El día llegó.

El con su lechuguino proceder, ya a metros del lugar indicado, se percató que en aquella banqueta se ubicaba una dama -de cabellos alazán, ya mayor, de prolija vestimenta-, que en sus delicadas manos cogía un tulipán. Él dijo para sí:



Él se acercó a ella y con tiento extendió su saludo:



La candorosa dama de mirada añil y sonrisa sincera que exponía sus hoyuelos, y bajo la tesitura que dan los años, señaló:



El partió rumbo a la pileta a conocer a la dama de los tulipanes.

JLA/140671

INTERSECCIÓN DE VIDA

He de agradecerle a la providencia por ese maravilloso regalo, tu presencia en mi vida.

He de homenajear al atrevimiento por permitirme saber de ti, luego de meses de ausencia.

He de rendir pleitesía a la connivencia del destino por llevarme hacia tu camino.

He de confesarte finalmente mi esperanza, que tú corazón albergue la enjundia de mi inspiración y fantasía.

JLA/140671

POR EL SENDERO DE MACADAM

La hojarasca tocaba sutilmente sus zapatos de exquisita manufactura; él recorría bajo elegante pergeño aquel pénsil forjado con prurito y esfuerzo.

Allí estaba él en la masía familiar, observando el resultado de logros propios y de progenie. Por el extenso parterre corrían sus bisnietos, aquellos que, despreocupados, disfrutaban de todo aquello que allí se hallaba para su disfrute y recuerdo.

La ocasión que reunía a todos en aquel bucólico lugar tenía varios motivos, entre ellos, celebrar un año más del nacimiento del patriarca.

En la gran mesa oblonga de pieza única de cedro se hallaban su esposa, sus hijos y nietos. Allí dispuesto se observaba jera de la más variadas: italiana, China y tradicional del sur.

La alegría se hallaba a flor de piel, cuando su primogénita, quien pronto viajaría a reencontrarse con su hiperbóreo consorte, suspiró y bajo el rictus de congoja señaló:

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El segundogénito intervino:

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Bajo un sutil apóstrofe la nieta pizpireta recordó las palabras de su nono:

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La segunda de sus nietas, la lisonjera, quien había vivido más cerca de sus virtudes y defectos del nono, señaló:

— He de recordarlo con alegría y no con tristeza, pues a pesar de lo que él trataba de representar ante nosotros fue siempre un romántico, tan es así que una semana previa a su partida, y como era su costumbre, aquel domingo nos deleitó - en la sala de karaoke - con uno de sus boleros rancheros.
Aquel día, con lágrimas en los ojos y la voz trémula, él cantó con el alma mustia, su última canción:
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La tercera de las nietas, la más etérea, intervino y evocó la ocasión en que ella le reclamó al nono por la frialdad de su padre, su hijo. Ella dijo:

— el nono me otorgó sobre lo dicho el siguiente consejo:



El segundogénito intervino:

— mi padre, su nono, al explicarle mis razones de mi inminente separación, ubérrimo en la palabra, advirtió:

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Y la primogénita nuevamente tomó la palabra y señaló:

—Ante mi relación tóxica mi padre, su nono, me extendió el consejo:



La nieta perspicaz recordó aquella oportunidad que ella le expuso , con su desenfado característico, su deseo de poseer riquezas, y él - savoir vivre - le respondió:



Y la nieta primorosa contó que frente a su esplín, el abuelo sabiamente le aconsejo:



Su amada tomó la palabra:



El escuchó todo y concluyó que su permanencia en el mundo de lo factible fue fructífero. En ese preciso instante llegó el maese eón de la esperanza y sosiego y profirió: es hora de partir amigo, debemos recorrer juntos el sendero de Macadam, ya te percataste de cómo están, vamos.

JLA/140671

¿WHAT´S A NICE GIRL LIKE YOU DOING IN A PLACE LIKE THIS?

¿QUÉ HACE UNA CHICA COMO TÚ EN UN LUGAR COMO ESTE?

En ciertos ententes corporativos las negociaciones delicadas se tratan exclusivamente en lugares apropiados para tales menesteres.

Horas previas al evento central del «PAWKAR RAYMI» y a propuesta de los ejecutivos de la financiera, Timothée se halla -en el vuelo de la tarde-, camino a la ciudad mística, a la reunión pactada. En sesión del directorio del conglomerado de administración concursal le han encargado cerrar el trato, ya; la firma está ávida de asumir el proceso liquidatorio, la firma ya tiene concretado la venta del único patrimonio importante de aquel bloque económico en liquidación, el HOTEL ANKH.

Con presión se halla Timothée. Ya la noche festiva está apunto de llegar a su clímax en la ciudad mística, cuando el bisoño consultor recibe una llamada; su interlocutor le indica que la reunión se llevará a cabo en la trattoria LA FINESTRA de la Plaza de Armas.

Timothée ya tiene listo el fuste indicado para cerrar el trato. Aquel consultor se ubica en la terraza y frente a la plaza el observa la marabunta que se organiza para disfrutar de las festividades; en su mesa yace un spritz, en instantes en que se propone beber su primer sorbo, se presenta ante él una dama ataviada al estilo inglés, quién - previo saludo -, le indica que sus jefes lo esperan a las afuera de la ciudad. La dama se disculpa por ellos.
Previo a partir, Timothée confirma lo dicho por aquella dama; se comunica él con ellos vía telefónica, aquellos le informan que lo esperaban en breve, le indica uno de ellos que se ubican a 20 minutos de la Plaza de Armas. Allí impacientes están.

La nívea dama le indica que están, los ejecutivos, de allí a pocas cuadras; ella lo invita a partir. Ambos recorren las extensas cuadras empedradas, a bordo de un automóvil jaguar clásico; todo el camino transcurre, entre ellos, en silencio, cada quien observando su teléfono móvil.

Sin articular palabra, la dama indica al chauffer el lugar en que se estacionará el auto. Ella desciende del clásico sin despedirse, se aleja de allí; Timothée, intrigado, sólo atina a preguntar al chauffer quién es ella, pero antes que la respuesta se de, un cañí membrudo que salió del local procede con invitar a Timothée a seguirlo, personaje que con voz castiza señala : «los ejecutivos lo esperan».

Tras un ciclópeo portalón, Timothée vislumbra un ambiente bucólico y observa que incrustado en la montaña yace un teatro de griega arquitectura. Luego de seguir a quien lo invitara a pasar, observa Timotheé, en uno de los ambientes -a pocos metros de él-, a los ejecutivos, al verlos, todo le hace suponer que aquellos, se hallan ya buen rato disfrutando de las bebidas espirituosas que ofrece el local, por los excesos que percibe en ellos.

En un periquete, el trato queda cerrado favorablemente; el mayor de ellos parte raudo, pues aquel será el encargado de conducir la junta de acreedores a primeras horas del día siguiente y elegir a la firma de Timothée como ente liquidador. El más beodo queda con él, no pasa mucho tiempo de la despedida, cuándo llega, sin aviso previo, una dama de complexión menuda; aquella no se presenta y sólo atina a decir: hola, soy la novia.

Aquel que acompaña a Timotheé ya no puede estructurar frases lógicas. Sin preámbulo alguno y con anuencia de quién lo acompaña a Timothée, la pareja se aleja de aquel lugar.
Más tranquilo Timothée observa en la cartelera alcanzada, la presentación del saxofonista Kamasi Washington; ante su deleite por sutil género, se queda allí, con la esperanza de disfrutar la interpretación de los clásicos. Medianoche y aún Timothée permanece embelesado, allí.

Cansado, pero motivado por el logro alcanzado, procede a cancelar la consumisión por los cócteles bebidos a las 2 a.m., es cuando llega a su encuentro, ya en el vestíbulo, quien lo acompañara en su camino a aquel esotérico lugar, la espigada dama.
Segundos pasan y ella recomienda a Timothée que tome el vehículo asignado, aquel que lo trasladará con seguridad a su hotel. Él observa, como pintor a su musa, que la actitud de aquella dama es asertiva; esa mirada lo encandila.

Por giros de lo estocástico, ambos terminan en e mismo lugar en que ello lo ubicó por primera vez, la trattoria de la Plaza de Armas.
Tanto Timothée como la primorosa de eufónica voz se enfocan en una sublime garla matizada con Splitz y bocaditos capreses. El arrebol tiñe el horizonte, él deja caer sus párpados . para Timothée fue un instante-, pero el reloj marcaba ya 15 minutos desde aquel acto de solaz. Despierta de su breve letargo y al pie de su copa se halla una octavilla, en ella se lee: