La Escalinata Baby Fútbol
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Suspendida Copa de Campeones 2014
Se pasa para el miércoles con las mismas condiciones.
La histórica escalinata del Parque Rodó que se salvó de ser demolida: un triunfo en la guerra de décadas por el patrimonio de Montevideo La escalinata ubicada en Juan Manuel Blanes y Luis Piera iba a ser demolida y ya se había publicado la licitación, pero se dio marcha atrás
Muy muy Feliz Cumple primero que nada. Larga Vida a La Escalinata!!!
Como ya había expuesto oralmente por cel, ante la posible destrucción de La Escalinata histórica he decidido elaborar un documento y memoria, extenso muy por cierto, pero las serias consideraciones y el respeto que se merece la historia de esa partecita de la ciudad, bien valía el esfuerzo de poner en antencedentes y aunarnos en la protección razonable de la misma escalera que dio origen a esa Institución que Víctor Varela Troncoso amó hasta el último respiro en el Hospital Italiano.
Este es apenas un gesto de amor por el amor infinito que los dirigentes tienen por los jovencísimos deportistas que visten esos colores, y que tenía mi padre en cada actividad.
Muy respetuosamente solicitamos de su atención y en ese sentido su disposición sumarse a lo que pedimos en esta memoria barrial y esa estrella insignia de 57 años de vida, y ante las autoridades municipales correspondientes.
De mi parte solo agradecimiento y disposición, y saludando muy atte a todos los del Club. Salud!!!
Montevideo, 5 Mayo de 2024.-
Municipio B de la Ciudad de Montevideo
Sra. Alcaldesa/Arq. Isabel Pissano
IMM
Sra. Intendenta/ Ing. Carolina Cosse;
Junta Departamental de Montevideo,
Sra. Presidenta de la Junta Departamental de Montevideo/
Ptlga. Patricia Soria Palacios
Presente.-
De nuestra mayor consideración:
Los abajo exponentes, firmantes y en representación, ciudadanos montevideanos de hoy y otrora del Parque Rodó, respetuosos del ordenamiento territorial, preservación, desarrollo evolutivo y diseño urbano, como así también atentos a la normativa vigente, al noble ejercicio y práctica de transparencia/comunidad (y todo lo tendiente al mejor servicio del bien compartido), abiertos al reconocimiento de posibles aportes, ideas, iniciativas e instancias proyectivas, concursos, -méritos y merecimientos- y en el caso que nos ocupa al trabajo realizado con premiación otorgada, pero también en virtud de una adentrada y justa querencia de entorno y vida transcurrida, un saludable celo íntimo de equilibrios comprensivos y afán sostenido constructivo comunitario de mejorar nuestro hábitat citadino/barrial en forma participativa, ponderada, singular, y de respeto medular y concreto con la belleza de un pasado narrador y atentamente fructífero, queremos hacer llegar unas palabras, un especial pedido profundamente meditado con sus fundamentos de distinto orden, una solicitud a modo de plena convicción ante las autoridades que correspondan, habilitadoras del proyecto sobre la posible modificación radical (destrucción) de La Escalinata ubicada en la intersección de las calles Juan Manuel Blanes y Dr. Luis Piera frente a lo que fuera el Casino Parque Hotel, hoy: Edificio MERCOSUR.
Introducción genérica necesaria
Todos sabemos que los procesos de transformación consistente y cambio sustantivo conllevan pérdidas (algunas pueden ser irreparables) y posibles ganancias (que pueden llegar a ser, no pocas veces, muy relativas), todo esto dicho en líneas muy generales pero con la certidumbre palmaria reconocible desde lo constatado a lo largo –vislumbre muy a vuelo de pájaro- del devenir histórico ciudadano y sus vicisitudes.
Los que hemos caminado, andado y recorremos nuestras calles, avenidas, pasajes, rincones, ramblas, parques, accesos viales, rescoldos, vericuetos o bordes mismos de nuestra Montevideo urbana, suburbana y rural, etc. etc. habiendo ingresado en las brumas del tiempo en forma dialogada, conversacional, de consulta y aprendizajes, hemos tenido que habituarnos a convivir -feliz e infelizmente- con maravillas deslumbrantes, felicidades únicas sorprendentes, interrogantes, dudas y angustias, desgracias naturales y naturalizadas, y a menudo de las muy otras, las perpetradas por la mano de nuestros congéneres... lo que supone, sin más, el complejo tránsito de adaptación y rechazo fundado en el dulce y problemático transcurso de vida, con detención e interés por algunas peculiaridades insertas en los registros vitales de lo socio-histórico-cultural-vivencial, tanto en lo macro como en lo micro de nuestro viaje por este mundo.
Sin ánimo de sobredimensionar tópicos pero tampoco sacándole el bulto a lo intrincado del asunto al que queremos acercarnos, en tal sentido se puede aventurar que ha habido experiencias, hechos y resoluciones institucionales y concreciones a lo largo de la historia: buenas, muy buenas, necesarias, de excelencia e indudable brillo y acierto para su tiempo... pero también, inequívocamente: tristes, dolorosamente tristes y muy tristes disposiciones de pobreza funcional/imaginativa/creativa notoria sin decantantación alguna, muchas veces tendiente a una grisura casi eternizante. Tal vez, y lo que es peor, solamente ajustadas al frío límite de lo financiero, abaratamiento en lo tecnológico y a lo meramente reglamentario.
Decisiones en lo departamental y en lo nacional no felices con precarios marcos de aprovechamiento de la memoria afectiva/histórica indicial, dentro del natural libre ejercicio hacedor, constructor y profesional, otorgándonos un acomodamiento a lo consumado que implicó la pasiva recepción de embates y desidias de la mano del laissez-faire, o abandonados lisa y llanamente a la sola ambición desbordada del particular, y a escaladas del solo negocio inmobiliario descontrolado con el muy dudoso gusto estético, funcional, ambiental, estilístico o, simplemente, sin una adecuada solución de continuidad, o al menos de congruencia o contraste iluminador/potenciador plural identitario de estima colectiva y de verdadero futuro deseable.
Estos llamadores negativos que referimos enfáticamente, son los aspectos distorsionantes que se han dado de bruces, por otra parte, contra un sentido de desarrollo y diferenciación en fuerte diálogo de improntas y armonía, modestia, humildad y estado de bienestar dinamizante, buen gusto, sin ostentación ni gratuidades, extendido en cada barrio montevideano desde una lucidez enraizada en su historia de lugares/oficios, temperaturas, luces y sombras hacia una modernidad veramente compartida y compatible.
En otras palabras, esa llana, cuidadosa, límpida mansedumbre ciudadana de capas medias tan niveladora e integradora para aquel valor supremo y por demás democrático de que nadie es más que nadie en ésta, nuestra tierrita y ciudad, y donde queremos seguir siendo tan ilustrados a la hora de resolver hacia lo nuevo, lo bueno y lo bello, especialmente en aquellas particularidades que pueden estar afectando líneas identitarias de y hacia lo profundo gratificante para generaciones y vivencias presentes, idas y por venir.
En suma: la ciudad, nuestra ciudad y sus múltiples y posibles espejos nacida de la bahía y derramada según la paleta cromática de costumbres, hábitos, labores cotidianos diversos, interacciones, ocurrencias oportunas, goces y deseos con sus cortes, diálogos y quebradas epocales de un damero siempre en recomposición y resignificación.
Y es por ello, entre otras muchas razones que nos asaltan con suma preocupación, que debemos admitir, insistir y remarcar en esta introducción lo que es bien sabido desde un pasado siempre a revisar y a tener en cuenta: cómo se ha visto limitada la belleza de esta bien amada ciudad y amado país por no haber hecho un esfuerzo mayor para proteger a tiempo construcciones de distinción como, por ejemplo (y solo dentro de los límites de nuestro Parque Rodó): la renombrada casona de Br. España y J. Paullier/Art Nouveau, o a muy poquitas cuadras de allí, la residencia del Barrio Jardín próxima al viejo Sporting (Defensor S.) que también fuera derribada, destruída más recientemente. Y por tomar otro claro ejemplo, ya más lejos y por fuera de nuestro barrio pero no por ello menos presente en nuestras retinas de alma ciudadana, sensibilidad y asombro doloroso, la fachada de Assimakos, su perfume Art Decó, Modernidad y exquisito bajorrelieve. (Ha quedado su paralelo ahora su par impar de ideación y tallado en aquel nativo y ser de pueblo originario, ancestro y epopeya en edificio de Leyenda Patria y Ellauri, Villa Biarritz, Parque J. Zorrilla de San Martín. Mismo arquitecto).
En el caso señalado precedentemente y su mención especial es de notoriedad el in suceso por lo que era y representaba en sí mismo, por su ubicación y referencia para varias generaciones de viajeros/viajantes, por su sencillez de estilo y letra como de llama arábiga embrujadora y estrucura racional, arquitectura y estilo magnífico. Logro de exposición en una vía tan directa de ingreso a nuestra capital (y eventualmente llave de acceso –o salida- al país desde el Aeropuerto) como lo es Avda. Italia, avenida donde las referencias visuales edilicias y urbanísticas, joyas de contundencia y orgullo nunca desmesurado que comprometiera el conjunto o contexto, definen toda una forma de evolución, de convivencia y espíritu desde antiguo y muy oriental, de componente y aliento solidario muy uruguayo. Los diferentes grados de patrimonio arquitectónico no pudieron salvar. resguardar e integrar tan siquiera el mantenimiento de su fachada, desapareciendo toda la estructura, literalmente, entre gallos y medias noches en un pestañar de fin de semana. Borrado fue, completamente, ese signo de tiempo y presencia mucho más que buena arquitectura y arte de contundencia visual. Visite por internet las imágenes que de esa construcción hay en su esplendor diurno o nocturno, y podrá sacar sus propias conclusiones, éstas sí demoledoras. Lo que hoy hay en su lugar, con todas las bondades laborales y de comercio que haya podido generar, estamos seguros, no será recordado por su valor de construcción e imagen y mucho menos por el calor y la ternura barrial y metabarrial que varias generaciones guardan por aquella belleza fabril de confección de alfombras, Assimakos.
Y si tuviéramos que hacer con un apenas un mayor esfuerzo para contemplar más históricamente las pérdidas de nuestro primer Montevideo, el colonial, allí el destaque en tanto vacíos e incomprensión, es aún mayor. Baste solo con dar un vistazo por contraste hacia el Oeste, a la patrimonial del Mundo Colonia del Sacramento... y entonces podremos intuir lo no conservado de aquella época fundacional en nuestra hoy, 300 años Ciudad Vieja primigenia y primer Montevideo.
En otros lares de la señora mundo, lo añejado es motivo de pensamiento, estudio, realce, inversión, consulta, cuidado y fuente de motivación, sorpresas emotivas de altura en el tiempo, tanto en capitales como en simples ciudades totalmente perdidas por todo el ya no tan nuevo continente norte, centro y sur(d)americano. En este punto haremos, si se nos permite, alguna otra observación en las anotaciones finales que podría titularse la belleza de las ruinas.
Hacia pendientes corazonas escalinatenses
En el caso de una intervención arquitectónica, urbanística, de carácter barrial, ello toca naturalmente fibras muy sensibles del tejido viviente ciudadano localizado con su historicidad pequeña y sentida, la petite histoire que hace a una identidad afincada que puede venir de y con arraigos insospechados en lo no lejos... y que intenta ir un poco más lejos no por comodidad o costumbre empecinada, no como mueca o mohín ñoño retrógrado, sino que sólo desea y quiere mantener valores concretos anidados por una memoria barrial ante un presente que, como todo presente devorador suele presentarse portentoso, autosuficiente, con aire de desconsideración, obnubilante, avasallador, preñado de posibles modas en superficie, y que por su sola llegada de último momento, sin preanuncio ninguno, abre un pórtico de abismo incierto con corolario de posibles ventanas ciegas y un soterrado lema latino: Vini vidi vinci.
Dos antesalas esquineras riesgosas, equívocas y hasta falsas se anudan en esta enmarañada cuestión, aunque cariturizando un poco los extremos, lo reconocemos:
Ombliguismo y exo-ombliguismo
Euroccidentalocentrismo.
Todo lo que viene de afuera como “progreso” debe ser puesto en práctica sin mediaciones (pues al fin y al cabo somos una nación recién nacida en todo lo que hace a "civilización y evolución" de consistencia y valor). Bajo este catalejo todo debe ser aceptado sin cuestionamiento alguno, o con muy tibias objeciones que quedarán para el olvido, cajón de escritorio, pendrive o computadora, a lo sumo, y que los que vengan después se arreglen como puedan.
Contracara también rudimentaria y simplista.
UruegocentrismodeAméricayelMundo.
Aquello que de antiguo o viejo se ha salvado debe, a rajatabla, ser conservado, preservado y valorizado así no resista un examen serio ni mínimamente básico de grado y calificación, con la contrapartida, siiempre explicitada de: lo que venga de afuera acá es un imposible, un impracticable, una quimera, un delirio, un no recomendable y por ello debe ser descartado, negado y anulado irracionalmente. Anteojeras de cierto atrincheramiento de talante separatista y autosuficiente, un nacionalismo a ultranza muy mal entendido y de superficie, o por un puro conservadurismo egoístizante, miopía. miedos e inseguridades... cuando no, ignorancia supina. Ecos de una anquilosada voz siempre en falsete, con y sin intereses.
Para modificar verdaderamente algo y contribuir a la mejor relación armónica de historia, forma y contenido en tiempos y espacio, hay que conocer ese algo más internamente, más íntimamente, más cuidadosamente reza il pensiero... que en nuestro caso, y ya sostenemos firmemente, tiene un alma muy de raíces afinadas múltiple, instalada en muchos lugares de nuestra ciudad y de este globo acuo/terrenal, en este respirante y aún respirable "punto azul pálido". Los muy diversos escalinatenses de por aquí, allá y de muchas partes más lo atestiguan y atesoran.
In situ escalinatensis y antecedentes: Ella, la bella, La Escalinata.
Como historiando un poco sobre ésa, La Escalinata (una de tres y tal vez la más hermosa, dicho muy objetiva y humildemente) del Parque Rodó, tan cara a quienes nos vemos en esta encrucijada removedora, no de una nostalgia retroactiva congelada/congelantore de recuerdos parasitarios y un sinsentido antihorario… sino de una cuerda de tambor vibrante, un puente proclive a una verdadera Nostalgia de Futuro que construya más futuro viviente sobre una base de orígenes y cuerpo colectivo de historias y obras, con lazos visibles e invisibles en dicho lugar.
Ensayaremos algunos focos prendidos como lámparas en nuevo aceite y grasa barrial adoquinada, hervida y cocida en ciudadanía acreditada en odres de ayer y un aire/campanar de tiempo. O como dijera un arquitecto y músico uruguayo, Latido de vereda.
Ese lugar que en cada época ha tenido su color y distinción desde que el Parque Urbano todavía no era Parque Rodó, encierra -en su peculiar desembocadura de la calle Blanes hacia el Parque propiamente dicho y Playa Ramírez, o comienzo, repecho y vertiente hacia algún ramal de cuchilla desde otra óptica- una magia no fácil de alcanzar, atrapar y menos de explicar a la altura de vida de cada escalón, de sus balcones en sus tres disposiciones originarias (central y 2 laterales como nobles alas), y en las perspectivas imaginadas y reales que desde allí cohabitan permitiendo tres visiones, subterfugios de apertura a un más cielo y más cielo. En lo medular central, la cálida y sola estatura del Parque Hotel o mole sólida en forma telón de fondo que se eleva como una insólita puesta en escena y una muy nuestra catedral de cercanía (con todo respeto a credos y creyentes). Todo desde el llano o Luis Piera y hacia las alturas naturales de Blanes ocultando las sorpresas arenosas de Ramírez y su barco desaparecido en encalladura con filo de horizonte (toda una postal si le agregamos una paloma blanca a medio vuelo por sobre el viejo empedrado adoquinero blanero que un atentísimo observador (s/d) supo fotografiar).
Desde los costados laterales balconeantes, izq. y der. con haz de luz y descanso, las vistas logran alcanzar las aguas de nuestro Río de la Plata por un lado, y por el otro un viaje verde de adelanto visual al Parque Ave Rodó y más allá. En ese sentido termina anunciándose la arboleda frondosa que se interna, plazoleta, palmares y fuentes mediante, donde Defensor -al costado del gran Vilamajó- convocará por cercanía farolense los ecos de un bullicio semanal desde el tradicional deporte rioplatense que aún persiste en nuestros oídos como el zumbido de un panal de abejas y miel al primer casi gol.
Esta Escalinata que obviamente podría admitir muy sensatamente y muy apenas alguna modificación en los temas de accesibilidad, no peligrosidad, y una posible nueva puesta a punto en alguna línea específica de muy fino trazo para viejas y nuevas lecturas de embellecimiento y circundariedad ciudadana, mejor se logra si dialogando/conservando su estructura se encuentra con su historia de décadas acumuladas, y si se la autoriza a seguir navegando desde y con su imponente estatura/hechura de origen, lugar y tempo, muy bien dispuesta desde su mocedad y noble gusto visionario. Los maestros de gran parte de nuestro urbanismo arquitectónico muy atinadamente lúcidos a la hora de legarnos esa ofrenda y composición.
Sin esforzar mucho la imagen hacia el pasado, ella, la escalinata, mantiene en todos sus términos una resolución de época que sin necesidad de exagerar en nada, por su natural encuadre, perspectiva y deslumbramiento, como otras escalinatas de la ciudad y del país. Transmite y se afirma como un logro en sí mismo, con su gracia y soltura intactas y una funcionalidad comprobada por décadas, pues quienes la subimos y bajamos, la escalamos infinidad de veces, más quienes diariamente la han cruzado en sus doble dirección -si la memoria objetiva colectiva no nos falla-, jamás nadie tuvo alguna vez accidente alguno, ni de entidad ni menor (no hay exageración ni afirmación gratuita en lo expresado). No se produjo prácticamente nunca caídas o hechos que lamentar sostiene nuestro baúl de recuerdos y consultas.
Dificultosa, sí, puede ser, pero no de peligrosidad ambulante inhibidora de su uso diario responsable. Limitativa para embarazadas, cochecitos maternales y capacidades diferentes, sin duda, pero no tan que no se pueda adaptar aspectos relativos a esas eventualidades manteniendo la grandeza de lo realizado y lo sustantivo de la hermosa concepción y definición primigenia. Y quede claro que no estamos ni estaremos nunca en un bloque de posición de intransigencias, desinteligencias, insensibilidad por un ceguera afectiva de "bolsita de los recuerdos" o del torniamo all'antico.
Los que venimos de allí desde muy críos promediando los 50’, 60’, 70’, 80’ y 90' y nuevo siglo, algunos llegados hasta hoy día, tuvimos la invaluable fortuna, diríamos casi el milagro de coincidir accidentalmente en un lugar y tiempo que dejó más que una huella honda no solo en un nosotros aquí y ahora, sino también en esa otra orilla desperdigada por el mundo (llamada Departamento 20), interconectada con la complicidad de las nuevas tecnologías... pero más y mucho más por la pasión de sabernos de esa rica y precisa calle/Escalinata que comportó valores trascendentes en el derrotero de nuestros devenires, oficios, profesiones, actividades (Argentina, Estados Unidos, España, Francia, Israel y aínda mais).
La familiaridad barrial de La Escalinata y su gente, se forjó al calor del trabajo de nuestros padres, de la conexión y comunicación de nuestros mayores en tanto circularidad e interés recíproco y fines de cuidado individual, familiar y colectivo barrial, de actividades disímiles (como en todo barrio), pero con la particularidad de una chiquilinada sumamente inquieta, activa, y con iniciativas para el cuerpo social reflejadas en actos de inocencia juvenil ciudadana integradora, replicando en nuestros ascendentes formas de interacción, grabados y custodiados en y por la memoria de más de una generación.
Algunos datos y mojones, muy a modo de marcadores de quienes ahondaron esas calles no solamente por residir allí, sino por aportar significativamente en esa interacción y juego de vida comunitaria encumbrada, muy desde esas empinadas veredas, muy desde cada escalón escalinatense. Pues allí se fundó algo que nos continuó a todos y es una de las síntesis hoy a la vista. Pocos renglones más adelante precisaremos en detalle y distingos.
Por el empedrado de Juan Manuel Blanes desde Lauro Müller a Luis Piera, y por las adyacencias y alrededores articulantes, se levantaron sueños, risas, golpes, cruces y abrazos, miradas, afectos y besos imprevistos, parejas que hasta hoy día mantenien su compromiso de amor constante, deseos palpitantes y realidad solidificada multiforme. Se alzó una flama como un alma que nos involucró a todos de una manera y otra signando ulteriores desarrollos y un sentir común de pertenencia cualquiera fueran las circunstancias, las coordenadas vivenciales particulares, o los nubarrones que parecieron eternos, las sombras horrendas de los malos y terribles tiempos que sobrevinieron y que también nos atravesaron duramente a todos de muchas maneras: imborrable.
Club La Escalinata y su devenir arborescente
Como eje directriz concreto y viviente hasta nuestros días, un mito con sabor de adherencias y cerezas para nosotros, el Club de Baby Fútbol: La Escalinata (Historia, Trofeos, Consagraciones y figuras deportivas con lucimiento jerarquizado internacional tuvieron en esa institución su origen. Ver pág. oficial).
La Escalinata se fundó inicialmente en conversaciones que venían siendo concebidas y rumiadas por su fundador, su primer DT y amigos de esa callecita una noche de verano al pie del escalón de Blanes 869, y en cada noche subsiguiente acodados al lado un viejo farol de débil luz y brazo de escalera, culminando su proceso fundacional el 6 de mayo de 1967, día muy especial para tutti, los que ni imaginábamos podíamos hoy congratularnos y agradecer ese puntapié inicial. Hay una recordatoria memoriosa del primer encuentro futbolístico bautismal muy bellamente ilustrativa escrita por uno de los integrantes iniciales y fervorosos del Club y del Barrio (don F. R.) Eventualmente agregaremos instancias alumbradoras muy puntuales.
Pero prosiguiendo y como a salto de matas o entrando y saliendo por historias y apariciones... para volver, o como dice la voz de Pichuco en su recitado Nocturno a mi barrio: "si siempre estoy llegando..."
Debajo del balcón central de esa escalinata y hacia el nivel final una pared muro también central, antes que los grafitis aparecieran con su expresividad de irrreverencia y búsqueda, como así también antes que la figura de Tucho Methol consignara su existencia/homenaje en esa piedra casi tela de cine italiano para proyector, esa vertical esplendorosa era pintada cada año por todos nosotros deseando a los transeúntes y paseantes: "Una muy Feliz Navidad y un muy Próspero Año Nuevo: les desea: La Escalinata". Cada nueva alborada anual desde fines de los sesenta y con detalles diferentes cada vez, debíamos sorprender al prójimo y así lo hacíamos acordes a los mensajes de ocasión. Como cartas casi anónimas al transeúnte o visitante.
Los fondos para el blanqueo previo y acondicionamiento del muro, la pintura y el instrumental operativo, eran donados por los mismos laburantes, por los paseantes que esperaban de nuestro ingenio, activismo y creatividad, pero también se lograba con el refuerzo de alguna rifa barrial espontánea para tal quehacer veraniego cuasi religioso.
En los muros laterales debajo de los brazos a cada lado de la escalinata, se desarrollaron actividades de frontón y paleta con sus pequeñas competencias organizadas para cada estación. La horqueta de asfalto y adoquines que participaba ya de la calle Luís Piera fue nuestra primer canchita/estadio de fútbol, con sus tribunas naturales de escalones y de alquilar balcones donde las voces maternas instaban a finalizar cada encuentro, pues el almuerzo, la merienda, las obligaciones y las oscuras nubes o lluvias repentinas casi siempre nos dejaba rengos hacia el clamado último gol que sería de la victoire (que por cierto no era la de Samotracia). También se sucedían los encuentros de cabeza de a pares en la parte superior de dicha construcción, como asimismo nunca faltó, arcoiris casi celestial, el volleyball y salto a la cuerda que en las chicas lucía por siluetas, delicia, nubilidad y gracia infinita.
Los naturales juegos de esos/estos párvulos pletóricos de aventuras casi horarias, todos (y alguno más y alguno menos, seguramente) los practicamos desde esa escalinata, como en cualquier barrio de Montevideo. Podríamos hablar de las partidas de ajedrez en sus escalones y la importancia de esa actividad y cierto despliegue que conectaba a distintas generaciones de los allí residentes, integración natural y provechosa para los degustadores de fineza, cálculo y movida razonada que proponían aquellos enroques o gambito de caballo, jaque pastor y defensa siciliana. A la par en un otro y a la vez mismo horizonte, a ras del suelo estaban los hoyitos de baldosas salidas con el paso del tiempo y un empedrado favorecedor que permitía esas cuartadas de manopla con ganancia y mucha pérdida de bolitas o canicas. Tapadita, figuritas y el sapito eran casi un arte de perfeccionista. Ladrón y poli, la escondida, la mancha, el quiquiriyá ya está ya está, el pata pata, la queridísima Rayuela, el yoyó, los trompos, salto largo o bajada en un pie cada escalón… triciclo, monopatín, bici y chata confeccionada por nosotros, no nos faltaron. Los solitarios tiros desde un supuesto punto penal al garaje del edificio 870, el balón cesto/básquet bajo las ventanas/tablero de la amorosa gallega que tarde a tarde iba a su fuente andaluza, con sus bolsos a cada lado y aroma de "lejana tierra mía"... y que nunca nos dijo nada de nada por las molestias que seguramente le causábamos, era una nuestra otra forma de buen escape a toda rutina o siesta preconcebida e imposible, y casi nunca obedecida. En realidad las molestias se las causábamos con amor a todos los vecinos que supieron ser extremadamente comprensivos e indulgentes con nuestra infancia, con nuestro libre amor al no descanso y al todo allí se puede para esos locos bajitos como cantara Joan Manuel.
Apéndice incidental: Otro de los juegos raros inventados por nosotros para esa escalinata/realidad se caracterizaba por recorrer las paredes de cada casa, edificio, zaguán, pretil, dando la vuelta manzana, prácticamente sin pisar la vereda, o con la menor cantidad de pasos sobre el suelo. Tal vez porque trepar a los árboles del parque no representaban ya desafío alguno.
No sumamos los juegos de mesa traídos por los contertulios, los que fueron disfrutados todos por igual en forma grupal, en pareja e individualmente en toda la cuadra y a toda hora, a orillas de esa U de Blanes costera. Bella calle de punta a punta y a los cielos.
A mitad de Juan Manuel B. vivió una familia reconocida con su destacado dirigente del Club Nacional de Fútbol a quien llegamos a ver en la puerta de su casa, compartiendo tardes veraniegas con sus piernas extendidas hacia Pablo de María. Toda una paz de los días instalada y jubilosa. Por esa calle algunos otros días de forma regular y siempre ágil, con su bolsito y campera deportiva azul marino yendo hacia Defensor, vimos deslumbrados al "Chiquito" Ladislao Mazurkiewicz ya como entrenador, al que la Araña Negra Lev Yashín le regalara sus guantes por ser el arquero que en un mundial tuvo la menor cantidad de goles en contra, un invicto bajo su valla, y siendo también el más joven guardameta de otrora... El “chiquito" vivió un tiempo en un apartamento de la calle J. Jackson entre L. Müller y G. Ramírez. Y es que allí mismo, frente a nuestra canchita diaria de asfalto (y autos de prestamistas) que ya veíamos como extensión natural del Estadio Centenario, nuestro Parque Hotel nos posibilitaba también el acceso a quienes habían concentrado para uno de los mundiales: la Selección Nacional Mayor de nuestro fútbol con glorias imprescindibles que firmaron nuestros álbumes de entonces.
Ese edificio histórico emblemático, el P. Hotel/Casino, donde trabajaron algunos de los padres de esta gurisada y donde posteriormente también trabajarían algunos de los mismos niños de ese barrio, y algún dirigente de La Escalinata (José "Pepe" Mallo), conservaba todavía la aureola de un hecho que es recordado por su distinción cultural. Un poeta, escritor de profusa obra y embajador cultural mexicano, don Amado Nervo, quien por 1919 se encontraba residiendo allí y representando a su país en un Congreso Panamericano del Niño, había mu**to en sus instalaciones. Poeta mexicano que tal vez ya preanunciara a otras personalidades de nuestra cultura que vivirían a pasos del hotel.
A pocos metros y con doble puerta de acceso destacaba claramente , entrando o saliendo con su bastón: Don Píntín Castellanos, autor de La Puñalada y otras obras musicales, páginas inolvidables, y compositor de un himno en ciernes para el Club La Escalinata. Hace poquito tiempo, en exposición fotográfica ambulatoria, reparé conmovido especialmente en esa imagen en que están juntos y grandísimos: Amelita Baltar, Don Astor Piazzolla y Don Horacio "Pintín" Castellanos.
También estaba don José "Pepe" Núñez, reconocido murguista de honda raigambre popular que supo encantar noches de tablados, clubes y teatros con La Milonga Nacional, Curtidores de Hongos, Patos Cabreros y Asaltante con Patente, dándonos algún secreto profesional para mantener la voz cuidada durante el mes de sobreexigencia carnavalera, ya fuera prima, segunda o tercera voz.
Tucho Methol Ferré al que conociéramos por los Cuadernos de Nuestra Tierra y ya mencionado, habitó ese barrio como otras muy queribles personalidades de otros ámbitos del quehacer nacional. Capítulo aparte.
Un fino poeta aún vivo tuvo su taller literario en apto. de esa calle/cuadra Blanes con una anécdota que nos emocionó por su concreta humanidad inmediata que nos dedine como verdaderamente tales: como humanizándonos siempre... Este bardo, una noche de invierno particularmente cruel, en sus caminatas nocturnas se encontró con un hombre intentando hacer un fuego para pasar esas largas horas gélidas... Pero nada parecía prender ni dar una lumbre siquiera en esa inhóspita jornada... grave diría Vallejo. El vate fue hasta sus aposentos y acopiándose de libros no vendidos de su exquisita obra, se los alcanzó para ese necesario fuego que dio calor (es) permitiendo cruzar ese paso de noche a un alma sin hogar, uno de nuestros homeless que hoy siguen habitando por esos alrededores, por la ciudad y por nuestro país.
Sigamos atravesando tiempos y entreviendo presencias en nuestra calle/barrio/escalinata. Allí había una nuestra "(la) casa abandonada" y también lo que llamamos desde el inicio: El Castillo, que no se parecía en nada al de la Praga kafkiana, pero nos llamaba a un misterio intocable, suculento y a la vez contenido de casi un benigno éxtasis y tenebrosidad (lugar de trabajo a destajo, también). Su aguja puntiaguda hacia los cielos fungía como viejo pararrayos que una tarde de temporal terrible recibió una descarga de rayo y centella buscando su cable a tierra, iluminando y ensordeciendo estruendosamente por un instante toda la calle, y en los corredores ese caer del cielo se convirtiera en una daga blanca enceguecedora que por suerte no revistió carbonización alguna en ninguno de sus extremos visibles. Estruendo que retumbó y que más adelante pudo darnos una vaga idea de lo que sería estar bajo los efectos ya no solo auditivos de un hecho natural sino de lo que podría ser un bombardeo con vidas de niños como nosotros, inocentes de todo, padeciendo horror, soportando las terroríficas maldiciones de alguna guerra (hay otros términos más certeros y ajustados para definir esta tamaña crueldad/desquicio/agresión sin proporciones que nos llega diariamente por los medios y que no naturalizaremos jamás...).
Mas volviendo. La memoria colectiva de ese hecho, la centella sobre Blanes, rueda y rueda hasta interceptarnos, alcanzarnos y dejarnos boquiabiertos cuando hoy, distintas voces relatan la experiencia. Allí quedó como levitando el fogonazo que entró por lo infinito y breve de un corredor y todo fue, definitivamente, de un otro blanco, uno desconocido hasta entonces por nosotros. Alguna tijera voló por los aire al fondo de todo en un apto.
Otros perfiles esquineros/angulantes
Había una vez, hubo, ha habido un gran abuelísimo aragonés en lo hondo de la historia y muy presente (Hoy se está recuperando su solar natal en Cerrito y Colón).
Hubo además de un tatarabuelo y un bisabuelo venidos de otros rumbos, y también estaba el otro abuelo, el que había peleado en la guerra de 1904/Masoller y después... y en su pared, a la cabecera de su cama y al pie de sus luchas y recuerdos, conservaba el sable ponchopatria como testigo de nuestras guerras civiles allá atrás, parte de la historia de nuestro país que como canta Fernando Cabrera en su nivel de precisión, gusto, calidad y calidez deleitabla en preciosidades varias: Continuará.
En el edificio de enfrente, siempre en esa misma cuadra, estaba el profesor de francés con su augusto estilo pulcro, con su esposa e hijos e impronta de todo educación. Estaban los nietos de Pintín como 4 liverpoolenses nacidos en esta baja Liverpool rodoense. Una futura Miss Certamen de Belleza Uruguay por allí también correteaba como criatura pronta a madurar anticipadamente. Y otros y otros y otros, familiares y sobrinos de un ex ministro de trabajo, escritor y hombre de la generación del 45', que supo con su pluma escribir páginas de valentía señera en tiempo difícil (Oración por el alma de... en 1984), con un estilo estilete como manejaba el florete, siendo parte de nuestro cotidiano preguntar, ver, saber y crecer.
Aclaración sumamente necesaria respetando la Corona de la Miss: Todastodastodas las chicas, las niñas, las pibas del barrio, en su modo de natural ofrenda y ser, eran misses muy misses para cada uno de nosotros.
Prosiguiendo. Estaba además la casa del exquisito sastre con su esposa y 2 hijos, sastre de fina estampa que le hacía los trajes a medida a un ex presidente de la república, que no pocas veces veíamos descender de un autito de época para probar el entallado y distingo senatorial.
Un diputado nacional de otra tienda política, llegado desde Rivera con su señora esposa y sus 5 hijos, distinguía también el barrio que oscilaba entre historias de post caudillos, doctores y en la apertura de arco a las nuevas opciones electorales democráticas que iban configurándose en el sistema uruguayo y en su histórico horizonte de vocación irrenunciable democrática reconocida. El diputado de marras aludido, tuvo que hacer un otro periplo familiar, éste ya no deseado cuando se hizo la larga noche de "oscuranía¨ y nefanda realidad.
En los altos de la casona de la familia riverense, en el descanso mismo de los primeros escalones del lado impar (hoy tapiada puerta), allí una familia de intelectuales, escritores, abogados y con actividades de lo que hoy llamaríamos gestoría cultural, habitaba esa otra casona que ha sido fuente de notas periodísticas destacadas y muy curiosas. La familiia Imaz residía allí enalteciendo el barrio.
Hubo un padre aviador que traía los más hermosos aparatos alados para sus hijos y a remontarlos en la plazoleta (hoy Plaza de las ciudades del Mercosur) cada 6 de enero con su ruidito de hélice, dicha y traqueteo, a la medida de reyes siempre buenos y compensadores.
También del suelo al aire trepaban cometas falquianas no compradas sino confeccionadas por nosotros mismos, papel cometa, varillas prensadas, pegamento y cuerdas, más colas de trapo y motivos coloridos dispuestas a los vientos de nuestras fascinaciones y fantasmas, tironeadas por un carretel/hilo resistente y sometido todo a los vientos primaverales.
Y hubo un padre visitador médico alentador escalinatenses, y dos otros padres trabajadores de Ancap, maravillas protectoras de infancias. El chileno que trajo villancicos de su tierra una noche de navidad lluviosa en el zaguán del 869. Y Padres y Madres muy madres por todos lados.
Era habitué por allí y por sus visitas tardecinas al paso y portafolio brumoso, con la calidez periodística y bonachona tras sus lentes de autor, de quien nos dejó su encanto en Desde y Después del fémur, como otra parte de bonhomía de toda una estación en la vida siguiendo su curso.
De las figuras más destacadas por su comportamiento como un niño más, calificado por su edad madura y desde su corpulencia germánica, Oskar Grimm fue un factor determinante de actividades infantiles de primera línea. Hoy tenemos a resguardo documental toda una competencia organizada por Oskar con los puntajes en cada justa deportiva por rubro. Incluyendo observaciones por comportamiento no tan deportivo de alguno de los participantes. El fair play a nuestro alcance y la supuesta garra charrúa seguían tomando cuerpo y haciendo de las suyas. En uno de los viajes a su país natal, a su vuelta trajo a cada integrante de La Escalinata, un banderín del Bayern Munich.
Por esos días y al todo tiempo buena cara, la radio y la televisión acaparaban y eran vehículos privilegiados de lo que sonaba en el mundo musical de muchas partes y es por eso que, como sucedía en muchos barrios de Montevideo y del comúnmente mal llamado interior del país, se fueron conformando en forma de símil conjuntos apuntando a los más difundidos de ese tiempo: The Beatles/algo de Rolling Stones y Los Chalchaleros/Los Fronterizos y en solitario Atahualpa con un Romildo Risso uruguayensis a sus anchas, y la orillada al otro lado del charco. Pero no nos eran desconocidos Osiris, Shakers, Alfredo, Los Olimareños o Carbajal con su Chiquillada, Totem and others. Incluso es muy justo no olvidar que uno de nuestros congéneres ya había ganado una Guitarra de Oro Sentchordi en uno de los programas televisivos que estimulaba nuestra interpretación y creación, Calidad interpretativa despegada, avanzada y solvente de nuestro barrio, don Fer.
A tres cuadras de allí otra figura de seriedad artística instrumental aportaba su grano de arena a la guitarra eléctrica: José P. Beledo San Salvadorando. Y como no tener muy presente a Rada, que hoy reside a la vuelta de esa Escalinata y bien podría (aunque no se le puede pedir más a ese gran artista por lo ya entregado) candombear alguna canción para esa barriada, y su Escalinata Hot Club'.
Nombramos la radio y la televisión... pero allí mismo había una antena que sobresalía dentro de un miniparquejardín tan misterioso y atractivo como todo lo que hacía a nuestro barrio y camino a la panadería de Jackson o Parrillada Rovella. Un bosque de perfumes a la medida de un miniparaíso. Allí estaba la voz del tiempo y el radioaficionado con su metier que a veces descubríamos su funcionamiento en las señales hogareñas, y conversas que aparecían por entre nuestra tv, spica u onda corta, muy brevemente.
Dentro del predio de los jardines del Parque Hotel fue criada una perrita traída desde el Prado a paso de niño (mes y algo allí por nosotros cuidada, protegida y alimentada). Acondicionado su refugio hasta que terminó en el apartamento de quien la había encantado casi miméticamente.
A las torretas del mismo Parque Hotel nos llegábamos para ver el horizonte marino, las últimas alturas del barco hundido, y ver también dos hechos de impacto singular, los astronautas históricos lunares y a Juan D. Perón cuando vino a firmar la entrega, la cesión de derechos por parte de Uruguay de la isla Martín García (isla popularmente conocida como YPF, por haber estado recluidos, prisioneros: Yrigoyen, Perón y Frondizi). Autos y comitivas que venían del aeropuerto por la rambla y subían por Jackson eran interceptados por nuestra secreta presencia de investigadores Holmes, acompañamientos e inocencia.
Podríamos escribir sobre las calles linderas, cercanas en la geografía y en el corazón y que nunca nos fueron ajenas. Su arquitectura y distinción como las de Bello y Reboratti por Lauro Müller, las art decó por Pablo de María, las casonas y residencias de excepcional y variada condición que se reconvirtieron en nueva-añeja arquitectura con módulos y usos independientes, manteniendo su epicentro nuclear, casi familiar de 4 y más particiones.
Podríamos detenernos en su gente y sus consideraciones para con el alma vibrante de La Escalinata. Desde las canteras del Parque Rodó hasta el barrio Sur y Palermo, Cordón. Pocitos, Punta de las Carretas y vuelta al Club de Pescadores de las Canteras/Teatro de Verano/Loro Collazo, cachimba y agua no tan bendita. Podemos dar una idea de los nexos vinculantes con Welcome, Sporting, Defensor, Tabaré, Zorrilla, Varela, Erwy, Elbio Fernández, el Latinoamericao, Escuela Sarmiento, Aurelia Viera, Suecia, Grecia y Don Bosco. Sobre Yacumenza y Tacuarí, Ansina y las ligas donde La Escalinata brilló y desbordó corrección y altura como Dryco, Tanque Sisley, Reducto, Prado (River Plate) y el estadio Parque Central del C. N. de F.
Bailes, juegos y encuentros socializadores era parte de nuestro pan de mediodía y a compartir... Pero con sólo nombrar lo que implicaba la reunión anual de padres y dirigentes, la confianza y resuelta entrega para que los niños pudieran cruzar el Río de la Plata, y comenzar a conocer por vez primera Buenos Aires, Mataderos, Liniers y su Sol de Mayo, Vélez y el viejo Gasómetro, o la truncada Ciudad Deportiva de La Boca, la Casa Rosada, Retiro, Once, el Abasto y otros enclaves gardelianos... estar parados frente a la tumba de Carlitos y sus flores y pitillo en Cementerio La Chacarita, todo ello (y mucho más) se debió a nuestro club, La Escalinata que partía desde el puerto de Montevideo a las 21 horas en punto, empresa Mihanovich mediante y sus 4 vapores para llegar a las 07 hs. del día siguiente a BB. AA. (Ciudad de Formosa, Ciudad de Buenos Aires, Treinta y tres Orientales y Ciudad de La Plata, sus nombres conocidos por nosotros y recorridos guiados de Proa a Popa y desde la sala de máquinas a los botes salvavidas.)
Vecinos, abuelos, padres, madres e hijos y el sueño de Víctor Varela (en su juventud también deportista, patinador profesional de uno de los cuadros llamado históricamente grande), un simple hacedor de posibilidades infantiles, juveniles... y también María Esther Laluz, hilvanadora, tejedora, costurera, zurcidora uno a uno del primer escudo en cada camiseta de ese primer equipo que debutó -tren y aventura mediante- en la ciudad de Durazno, y que hoy tiene equipos en todas las categorías de baby fútbol infantil y juvenil masculinas existente, más 2 equipos de fútbol femenino... creemos, habla por sí solo de lo que significa y representa esa partecita de ciudad, escalón por escalón, piedra por piedra, de realidad a ilusión y derrotero presente ciudadano Escalinatense.
Solicitud al pie de esa bella Escalinata
Hoy es a través de sus antiguos residentes, de sus descendientes, amigos del barrio e institución La Escalinata Baby Fútbol, los que queremos hacer una solicitud, encarecidamente esencial: conservar en su carácter de joya de un riquísimo tiempo urbanístico, arquitectónico y de diseño de un Montevideo de época, la maravillosa escalinata de J. M. Blanes y L. Piera (in totum), Y si algo debiera considerarse para ser modificado por alguna razón de orden superior, se tenga la posibilidad de concebir dentro de cualquier re-estructuración un diálogo de tiempos reflejado en la preservación de la misma, con las exigencias de desafío histórico que implica no desfigurar esa obra que ha llenado de orgullo a un Montevideo de centurias.
Ojalá que nuevas y futuras generaciones, tal vez dentro de 300 años, tengan maravillas como ésta y puedan preguntar e indagar el porqué de ese lugar que fuera así resguardado... Cómo fue que se encontraron dos momentos de vida distante en conjugación y respeto, logrando mantener (no herir) en combinación exacta, estética, ambiental, funcional y de memoria barrial identitaria, esa jovial piedra escalonada que con niebla y soles, lluvias, pamperos y noches, caricia y brisa de lo abierto al tempo... prosiguió apenas solamente cuidada, remozada, acondicionada en su elegante y radical impronta intacta y gracejo entrelazado. Lo añejo, noble, perdurable y una vez moderno de visión e inteligencia "allá lejos y hace tiempo". No caer en un facilismo de supuesto embellecimiento superficial de nuevo envoltorio, con la creencia de que se está haciendo buena historia, buena letra para el alma barrial ciudadana.
Por lo expuesto, en consideración y respeto al obrar barrial de nuestros mayores, en esa posible conservación de La Escalinata/escalera originatria, solicitamos además pueda labrarse una estela de sencillez que recuerde los nombres, a modo de extensión de otros y todos muy grandes nombres y seres del lugar: Víctor Varela, Oskar Grimm, José "Pepe" Núñez, Ma. Esther Laluz, Tucho Methol F. y Don Pintín Castellanos.
Esta solicitud la queremos hacer muy especialmente en nombre de nuestros hermanos de vida y barrio congeneracionales, los que partieron antes que nosotros, algunos muy tempranamente dejándonos su hermosa luz, y que en nuestros corazones tienen el mejor jardín escalinatense, a la memoria de: Rossana Puppi, Eugenia "Queña" Valdés, Luis "Cabezón" Sequeira, Luisito Amaral, Julio "Pololo" Assereto, Cristina Latorre, Roberto Fagúndez...
A "Mamana", ese chico que vestía libre e irreductiblemente su camiseta de Peñarol con la pasión de un saber de vida y antiguo dolor, alegría y ternura conocedora de lágrimas...
Y dedicamos estas líneas muy muy muy especialmente a quienes han mantenido en alto el Club e hicieron obras como la propia canchita en actividad y en hermoso lugar, Estadio Richart Ruíz.
Al no poder emular un aire siquiera de sombra de pluma (qué más podría pedirse) de un Isidoro de María, o un Isidro Más de Ayala, un Alberto Zum Felde, Domingo González y su Licenciado Peralta, Carlos Real de Azúa, Milton Schinca, un Alejandro Michelena... vaya este remedo torpe muy agradecido a tanta fineza de espíritu, conocimiento y caleidoscopio de verdad andante ciudadana montevideana. Por otro costado Lauro Ayestarán, Vicente Cicalese, Daniel Vidart, Ángel Rama y Coriún Aharonián, débosle certeras pasiones por mundos, gradaciones y miradas cultural/literarias.
A Roberto Arlt por sus Aguafuertes portenhas (no tengo letra correspondiente en esta pc ni forma de copiarla desde este teclado), Raúl González T. y su Juancito Caminador, e Ítalo Calvino por Las ciudades invisibles, revisitados infinidad de veces.
Anotaciones no tan al margen desde guirnaldas de vida, conjeturas y una ciudad siempre posible.
Un día de verano, ya casi carnaval febrero y febril, lluvia aguatera de pomos, serpentinas y de a ratos balón pie, dos personitas con mirada muy deseante de juego y conversación que cada año habitaban el Parque Hotel con motivo de sus vacaciones, atravesaron con velocidad de luz solar nuestra disposición a recibirlos e integrarlos a todos nuestros juegos. Siguen tan en nosotros como las aguas cálidas de verano que siempre se renuevan como nuestro recuerdo constante (Rúben y Adriana).
Llegaban familias al barrio como caídos al lugar exacto del magnetismo, imán y después... abriendo nuevas actividades, nuevas responsabilidades compartidas, sacrificios y más juegos (Parque Rodó anexo). La escalinata también era en esto como un reflejo pequeño de Macondo con sus Melquíades, sus incursiones y rondas coloridas, ensombrecidas y novus colorante con sus puntos de fuga. No faltaba "el loco", el cansino, el not future. el salteador de azoteas, el estudioso "bochenski", el ávido de horizontes justiciero, el rura agrario, los "pecadores no tan pecadores" muy a gusto por doquier. Los alegres y los tristes ni tan alegres ni tan tristes, salvo ocasiones de rigor para redibujar sonrisas y horizonte.
Estaba el otro abuelo, el que venía los domingos a su pasta de almuerzo y que cabalgaba su, para nosotros, Harley-Davison, con guantes y gorra independiente, y un otro abuelo Pepe, con una bondad que era él mismo, ofreciendo su ayuda a los vecinos, necesitaran o no necesitaran.
Estaba Juan Carlos Acosta, gran jugador escalintense que revistó en Central Espanhol y en el Defensor del 76' campeón , vuelta olímpica al revés, y que llevó a toda su familia laboriosa y muy sacrificada, uno por uno y casi todos, a Francia, poniendo una casa de Deportes en tierra bastillense. Por allí también anduvo traído por un familiar, Víctor Púa, que jugó contra La Escalinata en la ciudad de La Paz, defendiendo al Club Social y Deportivo L. P. mostrando, haciendo ya gala de su buen dominio futbolero y goleador. Naturalmente se debe sumar a Paolo Montero y su descendencia, estrellas de nuestro Club que no hay palabras para significar lo que engrandece su trayectoria el historial de La Escalinata.
No consignaremos todo lo relativo al Parque Rodó, parque que algunos temporales en particular provocaron destrozos superlativos. Ahí como grupo de salvataje iban varios a socorrer la fauna aérea, azotada y castigada en sus nidos destruídos. Estas aves pasaban en nuestras casas hasta que todo amainara y pudieran secarse y tener algo de alimento.
Por la Heladería del Parque en G. Ramírez y Paullier nos desandábamos hasta alcanzar el empedrado frente a G. Tell y en las noches, plataforma flotante veraniega, asistir a danza y ballet y espectáculos de la orquesta municipal y la del Sodre, Pabellón de los músicos alemanes. Rabonas para ir a leer, simplemente, y que algún Lewis Carroll o Stevenson o Salgari nos salvara de alguna abulia.
Pesca y natación tuvo sus exponentes, uno formado en la ACJ, salvavidas en la madre patria y en las costas uruguayas y residente eterno de su Escalinata. Fue el deportista como mejor puntaje en todas las competencias que guarda el original elaborado por Oskar G.
De los caballitos pony cansados o la obra en granito de Torres García que estaba detrás del club Sport
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