Habitarnos

Sábado a la tarde, corrigiendo el próximo libro

Psicopatología
Desde la Mirada de las Escenas Matrices

Que será presentado a fines de noviembre

Una vueltita más

En general, solemos percibir a la mente y el sentir como opuestos.

Pero, ¿cómo se relacionan realmente y cuál es la manera más equilibrada de entender esta conexión?

Al nacer, un niño es puro sentir.

Su mente es como un espacio vacío , que se llena con las influencias y enseñanzas de los padres, quienes tienen el papel crucial de escuchar y apoyar este sentir natural, permitiendo que el niño se exprese libremente.

Sin embargo, si en la infancia los padres imponen sus expectativas, podemos crecer creyendo que nuestro sentir debe ser subordinado a nuestra mente.

Así, en la adultez, permitimos que la mente controle y limite nuestras emociones y deseos.

Una mente saludable, en cambio, empieza por escuchar el sentir profundo y luego trabaja para alinear las acciones con estas emociones.

Para lograrlo, es necesario revisar nuestra infancia y cuestionar nuestras creencias actuales.

La clave es preguntarnos: ¿Estamos tomando decisiones basadas en lo que nuestra mente dictamina o en lo que nuestro sentir nos guía?

Trabajar para que la mente sea una herramienta para el desarrollo paulatino del deseo profundo en nuestra vida cotidiana puede llevarnos a una existencia más saludable y satisfactoria.

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Un fragmento de la bella entrevista que me hicieron recién llegadito a Los Ángeles.

Más que agradecido a Omar y a Argelia por este momento.

Y, por supuesto, a la gran Susana Ballesteros que, además, canta hermosamente.

(Y, como sin querer, se nos mete Doña Juana y el por qué le dediqué uno de mis libros)

Lindo viernes para todos

¡Hoy Mauricio Weintraub! Talleres para superar el miedo escénico No se olviden de suscribirse y síganos en siempreenfamilia.comDe lunes a jueves 10:00 AM EN VIVO.Síguenos en: FACEBOOK: https://www.facebook.com/OmaryArgelia...

Existen dos tipos de soledad: la infantil y la adulta.

La soledad infantil surge cuando un niño no recibe la atención y el reconocimiento emocional que necesita de sus padres.

Esta forma de soledad puede dejar una herida profunda en el desarrollo emocional del niño, haciéndolo sentir solo incluso en presencia de sus padres.

En cambio, la soledad adulta es un estado que no necesariamente conlleva angustia.

Puede tener ventajas, como la oportunidad de reflexionar y organizar el entorno según nuestras necesidades, y también desventajas, como la falta de interacción social.

La clave está en poder dar lugar a ambos estados: El estar solo y el estar acompañado, desarrollando una relación saludable con uno mismo y con los demás.

La angustia que sentimos en la soledad adulta a menudo se relaciona con la soledad infantil no resuelta, reviviendo viejas heridas que aún necesitan ser sanadas.

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Esta semana, en Los Ángeles, tres talleres tres.

Feliz con este primer viaje

Allí nos veremos

A veces, dentro de nosotros, existe una voz interna que obstaculiza nuestros deseos y ambiciones.

Esta voz puede estar formada por argumentos que nos hacen dudar de nuestra capacidad para lograr lo que realmente queremos.

Si miramos las Escenas Matrices de una persona con dificultades para trabajar en lo que estudió o para acercarse a sus aspiraciones académicas, a menudo encontramos que, en su infancia, no recibió el apoyo o permiso necesario de sus padres para seguir sus verdaderos intereses.

En muchos casos, los padres, consciente o inconscientemente, no facilitaron el camino para que el niño o la niña alcanzara sus objetivos, generando una sensación de "no poder" o "no deber".

En la vida adulta, el trabajo debería ocupar un lugar similar al que el juego tiene en la niñez.

Un adulto verdaderamente conectado con su deseo vive su trabajo con la misma seriedad y dedicación con la que un niño se entrega al juego.

Sin embargo, muchas veces esta relación saludable con el trabajo no se da, y esto es así porque la voz de los padres (o de uno de ellos) aparece una y otra vez en nuestra mente, transformada en un Crítico interno.

Este Crítico puede manifestarse en forma de pensamientos limitantes como "nadie me contratará", "¿a quién le interesará?", "otros lo hacen mejor que yo", etc. Y de muchas otras maneras.

Estas creencias, que son ecos de las voces de nuestros padres, pueden frenar nuestro desarrollo y éxito.

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Las emociones juegan un papel fundamental en nuestra vida, ya que cada una de ellas cumple una función específica en nuestro sistema psíquico, independientemente de si las percibimos como placenteras o displacenteras.

Si todas las emociones son esenciales, ¿por qué a veces optamos por ignorar algunas de ellas? ¿Qué experiencias de nuestra infancia han influido en esta decisión?

Desde una edad temprana, los niños necesitan que sus padres respeten y validen sus emociones, independientemente de si coinciden con las expectativas o creencias de los adultos.

Cuando los padres no logran validar una emoción, el niño puede desarrollar estrategias para evitarla.

Puede aprender a suprimirla, es decir, sentir la emoción pero no expresarla.

En situaciones más intensas, puede incluso llegar a bloquear la propia experiencia de la emoción, al punto de no sentirla en absoluto.

Cuando un niño no puede expresar o experimentar una emoción, suele buscar una alternativa que sea más aceptable en su entorno familiar.

Por ejemplo, puede reemplazar el enojo con la risa en situaciones que lo frustran, si la expresión de enojo no es bienvenida en su hogar.

Este reemplazo emocional se convierte en un mecanismo de adaptación que, aunque funcional en su momento, puede limitar el desarrollo emocional completo del niño.

Entender cómo hemos aprendido a manejar nuestras emociones desde la infancia nos permite reconocer y recuperar aquellas emociones que hemos reprimido o reemplazado.

Al hacerlo, podemos integrar todas nuestras emociones de manera más saludable, enriqueciendo nuestra vida emocional.

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Mañana - El Ego

Desde nuestra Mirada, la depresión es una manifestación profunda y extrema de tristeza, que es propia de la infancia.

Aunque una persona sea adulta en términos biológicos, en la depresión refleja sentimientos similares a los de un niño que no ha sido visto ni valorado de manera profunda por sus padres.

Cuando en nuestra infancia somos vistos y comprendidos por nuestros padres de manera saludable y respetuosa, cualquier tristeza que experimentemos tiende a ser transitoria.

Sin embargo, cuando las escenas son más profundas, y falta la mirada respetuosa de los padres, y son desatendidas las necesidades del niño, éste llega a un lugar mucho más profundo que la tristeza: La depresión.

En este lugar, el niño además de triste, se siente solo, desesperanzado y con la percepción de un futuro sombrío.

La depresión, desde la Mirada de las Escenas Matrices, es una señal de un niño herido.

El niño que fui y que aún se encuentra en nuestro interior esperando por nosotros.

Puede verse como un reflejo de necesidades emocionales no satisfechas en la infancia, que continúan afectando al adulto.

Reconocer y trabajar con ese niño que aún se encuentra en nuestro interior puede ser un camino para sanar lentamente la depresión, proporcionando el cuidado y la comprensión que necesitó y no tuvo.

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Ciclo de Seminarios 2024
La Mirada de las Escenas Matrices

Este viernes - El Ego

De 9 a 12 hs. (de Argentina)

Por Zoom - Se envía grabación a los inscriptos.

[email protected]

Te esperamos

Un niño puede llorar ante situaciones cotidianas, como caerse, lastimarse o perder algo que valora.

Este tipo de llanto es una respuesta natural a las experiencias de la vida.

Sin embargo, hay otro tipo de llanto, más profundo, que surge cuando el niño se siente incomprendido o desconectado de sus padres.

Este llanto puede dejar cicatrices emocionales que, como adultos, necesitamos sanar.

Al llorar en nuestra adultez, es crucial preguntarnos si lo hacemos desde la soledad o como un adulto que apoya a su niño interior.

Llorar junto a ese niño significa estar en sintonía con él sin quedar atrapados en su mundo.

Si al llorar nos sentimos solos o como víctimas, es probable que estemos reviviendo el dolor de aquel niño que no encontró en nosotros un espacio seguro para expresarse.

Identificar esta diferencia es esencial para empezar a ser el adulto que puede brindar apoyo y contención a ese niño que fuimos y que aún se encuentra en nuestro interior.

Al hacerlo, no solo le damos un lugar seguro para procesar sus emociones, sino que también lo ayudamos a transformar esas experiencias dolorosas en oportunidades de crecimiento y sanación.

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Ser padre es una experiencia profundamente transformadora, una mezcla entre maravilla y abismo.

Educar a nuestros hijos nos confronta con nuestras propias luces y sombras, nuestros dolores y satisfacciones no resueltas.

Ellos son espejos que reflejan nuestras verdades más profundas, desafiándonos a elegir cómo responder: negando nuestras carencias o enfrentándolas con valentía y dolor.

Así, quizá, al dar nosotros un paso en nuestro propio crecimiento, ayudamos a nuestros hijos a crecer como personas.

Esta relación nos cambia constantemente si estamos dispuestos a dejarnos transformar.

Estar verdaderamente presente con nuestros hijos implica intentar estar conscientes, abiertos al intento de aprender(nos) y crecer como personas a su lado.

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En un mes, en Los Ángeles

Taller de Escenas Matrices

Taller de Parejas

Taller para artistas - Cómo ser elegido si yo no me elijo

Los esperamos

En nuestro interior, una voz elabora argumentos que obstaculizan nuestro acceso a lo que realmente deseamos.

Cuando exploramos las raíces de las dificultades laborales o de estudio, a menudo encontramos restricciones impuestas por nuestros padres: un permiso negado, una falta de apoyo consciente o inconsciente hacia nuestros sueños infantiles, una desvalorización de la actividad deseada.

Este patrón persiste en la adultez, donde el trabajo ocupa el espacio que el juego tenía en nuestra niñez.

Un adulto verdaderamente realizado en su aspecto laboral encuentra en el trabajo la misma pasión y seriedad que un niño sano encuentra en el juego.

Se entrega profundamente y desarrolla las habilidades necesarias para que su trabajo no solo lo apasione, sino que también le brinde sustento.

Sin embargo, la voz crítica internalizada, enraizada en las expectativas parentales, a menudo interfiere: 'No seré contratado', 'No seré reconocido' “de esta actividad no se puede vivir”, son ecos de esa voz que aún resuena desde la infancia.

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Ciclo Charlas Humanas

La Tristeza (II)

En Podcast

Mauricio Weintraub - Ciclo Charlas Humanas - La Tristeza (II) - Con Rosa Sánchez y Diana Esteban by Mauricio Weintraub - Temas Humanos desde la Mirada de las Escenas Matrices Ciclo Charlas Humanas Mauricio Weintraub Coordinan: Rosa Sánchez - Diana Esteban [email protected] [email protected]

La soledad adulta es un estado sin carga, con sus propios beneficios y desafíos, al igual que el estar acompañado.

Nos permite explorar nuestro interior más profundo y diseñar nuestro espacio según nuestros deseos, sin necesidad de negociar con otros.

Por otro lado, la compañía nos brinda la oportunidad de construir vínculos significativos, aprender de otros y descubrir aspectos de nosotros mismos que solo se revelan en la relación con los demás.

En la adultez, tanto la soledad como el estar acompañado tienen sus matices.

Es crucial cultivar vínculos saludables tanto externos como internos.

¿Por qué, entonces, la soledad adulta a menudo nos parece tan angustiante?

A veces, cuando nos sentimos solos como adultos, estamos reviviendo esa antigua herida de la infancia que aún no hemos sanado.

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Ciclo Charlas Humanas

La Tristeza (II)

Ahora también en Podcast

Mauricio Weintraub - Ciclo Charlas Humanas - La Tristeza (II) - Con Rosa Sánchez y Diana Esteban by Mauricio Weintraub - Temas Humanos desde la Mirada de las Escenas Matrices Ciclo Charlas Humanas Mauricio Weintraub Coordinan: Rosa Sánchez - Diana Esteban [email protected] [email protected]

Todas las emociones, sean agradables o no, son esenciales para nuestro equilibrio psicológico.

Si me falta alguna emoción, también me falta una función clave, lo que impacta en mi vida diaria profundamente.

¿Por qué, entonces, ignoramos algunas emociones si todas son importantes? ¿Qué vivencias de la infancia nos llevan a esta desconexión?

Es vital que los padres respeten y validen las emociones de sus hijos, independientemente de si están de acuerdo con ellas o no e independientemente de los movimientos que hagan en el vínculo con sus hijos y que determinen cómo estas emociones sean expresadas.

Cuando esto no ocurre, el niño desarrolla mecanismos para suprimir esas emociones.

Puede que sienta la emoción, pero no la exprese, o en casos más profundos, ni siquiera la sienta.

Cuando un niño no puede expresar una emoción, suele sustituirla por otra que sea aceptada en su entorno familiar.

Así, por ejemplo, podría reírse en situaciones que le causan enojo, en lugar de mostrar su verdadera emoción.

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Formación en Escenas Matrices

Comenzamos en agosto

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Te esperamos

Quinto Seminario del Ciclo 2024

El Agradecimiento

Por Zoom

Viernes 26 de julio, de 9 a 12 hs (de Argentina).

[email protected]

Los esperamos

Desde la Mirada de las Escenas Matrices, la depresión es una forma intensa de tristeza.

Esta profunda tristeza se origina en la infancia, aunque la persona que hoy está deprimida sea biológicamente adulta.

En la depresión, el individuo siente lo mismo que un niño cuando no es mirado de manera profunda, saludable y respetuosa por sus padres, aunque no es un niño.

En aquellas zonas de nuestra infancia en las que el niño fue mirado con respeto y atención por los padres, las tristezas superficiales se curan rápidamente.

Sin embargo, en aquellas zonas en las que esa mirada respetuosa no estuvo presente y las necesidades del niño no fueron atendidas de manera profunda y constante, el niño llega a un estado más profundo que la tristeza: la depresión.

En este estado, el niño no solo se siente triste, sino también solo.

Esta sensación de soledad, sin padres y sin esperanzas, es distintiva de la depresión.

Un adulto deprimido, en realidad alberga un niño deprimido en su interior, un niño del cual no se hace cargo ni ayuda a salir de ese estado.

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Hoy

Último encuentro de la "primera temporada" del Ciclo Charlas Humanas

Ciclo Charlas Humanas

La Alegría (II)

Buen fin de semana

Charlas Humanas - La Alegría (II) Ciclo: Charlas HumanasMiércoles 3 de julio de 2024Mauricio WeintraubCon Rosa Sánchez y Diana Esteban

Confiar como adulto no significa hacerlo ciegamente; implica confiar observando. Un niño confía ciegamente porque no puede cuestionar a los adultos.

Esta confianza es inevitable con los padres.

Cuando somos adultos, en terapia, algunos buscan un sustituto de padre, confiando ciegamente sin cuestionar al terapeuta, mientras que otros desconfían de todo lo que el terapeuta dice, lo cual impide el progreso.

Esta dicotomía los mantiene en un estado infantil.

Confiar observando significa probar lo que el terapeuta sugiere y sacar conclusiones. Si varias veces no funciona, quizás sea necesario cambiar de terapeuta.

Confiar observando impide probar, mientras que confiar ciegamente deja al paciente a merced de cualquier terapeuta y no confiar deja al paciente sin terapeuta posible.

La confianza mientras observa es una responsabilidad del paciente.

Este debe aceptar que necesita ayuda, pero también evaluar si la ayuda recibida es la adecuada.

Si el paciente no da este paso, el proceso terapéutico se estanca, ya que el terapeuta no puede ayudar a alguien que sólo se resiste.

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Hoy

Como un jardín
La vida

¿Cómo lo siembro? ¿Cuánto? ¿Dónde? ¿Con qué?

Así vamos, transitando nuestro jardín.
Transitándolo y viviéndolo a la vez. Cuidándolo, o no.
Decidiéndolo; o dejando que los vientos y las lluvias lo decidan por nosotros. Dejando que el sol achicharre los brotes o cuidándolos amorosamente hasta que sean fuertes y puedan crecer sin necesitarnos. O, al menos sin necesitarnos siempre.
Y no hablo de los hijos, o no sólo de ellos. Hablo de los vínculos, los proyectos, las casas, el cuerpo...
Hablo de nosotros mismos. Y de lo que amamos.

Porque, es cierto, heredamos un jardín. Una manera de ser, una infancia, fortalezas y heridas. Pero luego, luego de heredarlos ¿no es nuestro? ¿No somos nosotros quienes podemos o no cuidarlo y quererlo? ¿No somos nosotros quienes decidimos?
Y entonces nadie hará lo que nosotros no hagamos.

Es verdad, habrá días de sol y otros de lluvia. Y de vientos y brisas. Y de escarcha.
Pero nadie quitará la maleza si no la quitamos. Y nadie plantará las semillas que no plantemos.

Y es verdad, no hay jardín perfecto, ni total, ni terminado.
No hay, ni hace falta.
Pero no es lo mismo el abandono del barro ante la lluvia que la dulzura de las flores y los árboles queridos y cuidados.
No es lo mismo sólo un trozo de jardín deshabitado que el desierto de mi ausencia en mi propia vida, que el mirar mi propio jardín desde la ventana.

Por eso
¿Qué jardín anhelo que sea mi vida?
¿Cuánto trabajo por él?
¿A qué zonas prefiero no abismarme?
¿Cuántas plantas reemplazo por plantas de plástico? Tan bellas como falsas; sonrisas inertes que esconden el desierto y la herida.
¿Cuánto me embarro para quitar aquello que daña mis plantas y mis flores y cuánto para plantar lo propio?
¿Cuánto me embarro?

Muchos pueden ayudarme. Nadie reemplazarme.
Aquello que me corresponde a mí y que yo no haga, no será hecho.

Finalmente vivimos en nuestro jardín. Embarrado y enmalezado o habitado por el aroma de los frutales.
Es nuestra vida, allí estamos.
¿Qué jardín nos estamos dando?

Pero no sólo eso.
También, la vida termina.
Nuestro jardín queda
Lo heredarán los otros, quizá quienes más queremos.
¿Qué jardín les dejamos?

En 15 minutos empezamos

A fines de agosto

Talleres de Escenas Matrices y demases

por primera vez en

Los Ángeles (EEUU)

Allí nos veremos

Mañana

13.15 hs. Argentina - 18.15 hs. España

Charlas Humanas - La Alegría (II)

Si alguien no pudo ver la primera parte, pueden verla en

https://youtu.be/Q3cgppnlZj8

Los esperamos

Formación en Escenas Matrices

Nuevo Módulo I - Comienza en Agosto

Para ayudadores de Argentina y de cualquier parte del mundo hispanoparlante

[email protected]

Te esperamos